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Jesús da de comer a una multitud(A)

10 Cuando los apóstoles regresaron, contaron a Jesús lo que habían hecho. Él, tomándolos aparte, los llevó a un pueblo llamado Betsaida. 11 Pero cuando la gente lo supo, lo siguieron; y Jesús los recibió, les habló del reino de Dios y sanó a los enfermos.

12 Cuando ya comenzaba a hacerse tarde, se acercaron a Jesús los doce discípulos y le dijeron:

—Despide a la gente, para que vayan a descansar y a buscar comida por las aldeas y los campos cercanos, porque en este lugar no hay nada.

13 Jesús les dijo:

—Denles ustedes de comer.

Ellos contestaron:

—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente.

14 Pues eran unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus discípulos:

—Háganlos sentarse en grupos como de cincuenta.

15 Ellos obedecieron e hicieron sentar a todos. 16 Luego Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y se los dio a sus discípulos para que los repartieran entre la gente. 17 La gente comió hasta quedar satisfecha, y recogieron en doce canastos los pedazos sobrantes.

Pedro declara que Jesús es el Mesías(B)

18 Un día en que Jesús estaba orando solo, y sus discípulos estaban con él, les preguntó:

—¿Quién dice la gente que soy yo?

19 Ellos contestaron:

—Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros dicen que eres Elías, y otros dicen que eres uno de los antiguos profetas, que ha resucitado.

20 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? —les preguntó.

Y Pedro le respondió:

—Eres el Mesías de Dios.

Jesús anuncia su muerte(C)

21 Pero Jesús les encargó mucho que no dijeran esto a nadie. 22 Y les dijo:

—El Hijo del hombre tendrá que sufrir mucho, y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará.

23 Después les dijo a todos:

—Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. 24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la salvará. 25 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a sí mismo? 26 Pues si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con su gloria y con la gloria de su Padre y de los santos ángeles. 27 Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán sin antes haber visto el reino de Dios.

La transfiguración de Jesús(D)

28 Unos ocho días después de esta conversación, Jesús subió a un cerro a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan. 29 Mientras oraba, el aspecto de su cara cambió, y su ropa se volvió muy blanca y brillante; 30 y aparecieron dos hombres conversando con él. Eran Moisés y Elías, 31 que estaban rodeados de un resplandor glorioso y hablaban de la partida de Jesús de este mundo, que iba a tener lugar en Jerusalén. 32 Aunque Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. 33 Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús, Pedro le dijo:

—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Pero Pedro no sabía lo que decía. 34 Mientras hablaba, una nube se posó sobre ellos, y al verse dentro de la nube tuvieron miedo. 35 Entonces de la nube salió una voz, que dijo: «Éste es mi Hijo, mi elegido: escúchenlo.»

36 Cuando se escuchó esa voz, Jesús quedó solo. Pero ellos mantuvieron esto en secreto y en aquel tiempo a nadie dijeron nada de lo que habían visto.

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Alimentación de los cinco mil

(Mt. 14.13-21; Mr. 6.30-44; Jn. 6.1-14)

10 Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida. 11 Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. 12 Pero el día comenzaba a declinar; y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto. 13 Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta multitud. 14 Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta. 15 Así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos. 16 Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente. 17 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobró, doce cestas de pedazos.

La confesión de Pedro

(Mt. 16.13-20; Mr. 8.27-30)

18 Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? 19 Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.(A) 20 Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios.(B)

Jesús anuncia su muerte

(Mt. 16.21-28; Mr. 8.31—9.1)

21 Pero él les mandó que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, 22 y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día.

23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.(C) 24 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará.(D) 25 Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? 26 Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles. 27 Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios.

La transfiguración

(Mt. 17.1-8; Mr. 9.2-8)

28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.(E) 29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. 30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; 31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. 32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. 33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. 34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. 35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado;(F) a él oíd. 36 Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

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Jesús alimenta a los cinco mil(A)

10 Cuando regresaron los apóstoles, contaron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11 pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban.

12 Al atardecer se acercaron los doce y le dijeron:

—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada.[a]

13 —Denles ustedes mismos de comer —dijo Jesús.

—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14 porque había allí unos cinco mil hombres.

Pero Jesús dijo a sus discípulos:

—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno.

15 Así lo hicieron los discípulos y se sentaron todos. 16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17 Todos comieron hasta quedar satisfechos y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro(B)(C)

18 Un día Jesús estaba orando a solas; cuando llegaron sus discípulos, preguntó:

—¿Quién dice la gente que soy yo?

19 Le respondieron:

—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías y otros que uno de los antiguos profetas ha resucitado.

20 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —preguntó Jesús.

—El Cristo de Dios —afirmó Pedro.

21 Jesús ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. 22 Y les dijo:

—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los líderes religiosos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día.

23 Dirigiéndose a todos, declaró:

—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. 24 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. 25 ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26 Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27 Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios.

La transfiguración(D)

28 Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Santiago, subió a una montaña a orar. 29 Mientras oraba, su rostro se transformó y su ropa se volvió blanca y radiante. 30 Y aparecieron dos personajes —Moisés y Elías—, que conversaban con Jesús. 31 Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él iba a cumplir en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que estaban con él. 33 Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:

—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.

34 Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió y al entrar en la nube se asustaron. 35 Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Este es mi Hijo, mi escogido. ¡Escúchenlo!». 36 Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los discípulos guardaron esto en secreto y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

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Notas al pie

  1. 9:12 donde estamos no hay nada. Lit. aquí estamos en un lugar desierto.

Jesús da de comer a mucha gente

10 Cuando los doce apóstoles regresaron, le contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Luego Jesús los llevó al pueblo de Betsaida, pues quería estar a solas con ellos. 11 Pero tan pronto como la gente se dio cuenta de que Jesús se había ido a Betsaida, lo siguió.

Jesús recibió amablemente a toda la gente, y empezó a hablarles acerca del reino de Dios. También sanó a los enfermos.

12 Cuando ya empezaba a oscurecer, los doce apóstoles fueron a decirle a Jesús:

—Envía a esta gente a los pueblos y caseríos cercanos, a buscar un lugar donde puedan comprar comida y pasar la noche. ¡Aquí no hay nada!

13 Jesús les dijo:

—Denles ustedes de comer.

Pero ellos respondieron:

—Sólo tenemos cinco panes y dos pescados. Si fuéramos a dar de comer a toda esta gente, tendríamos que ir a comprar comida, 14 pues hay más de cinco mil personas.

Pero Jesús les dijo:

—Hagan que la gente se siente en grupos de cincuenta.

15 Los discípulos hicieron lo que Jesús les ordenó.

16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró al cielo y los bendijo. Luego los partió y dio los pedazos a los discípulos, para que ellos los repartieran entre la gente.

17 Todos comieron y quedaron satisfechos. Y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.

¿Quién es Jesús?

18 En una ocasión, Jesús estaba orando solo, y sus discípulos llegaron al lugar donde él estaba. Jesús les preguntó:

—¿Qué dice la gente acerca de mí?

19 Los discípulos contestaron:

—Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros dicen que eres el profeta Elías; otros dicen que eres alguno de los profetas antiguos, que ha resucitado.

20 Después Jesús les preguntó:

—¿Y ustedes qué opinan? ¿Quién soy yo?

Pedro contestó:

—Tú eres el Mesías que Dios envió.

21 Pero Jesús les ordenó a todos que no le contaran a nadie que él era el Mesías.

Jesús habla de su muerte

22 Jesús también les dijo a sus discípulos: «Yo, el Hijo del hombre, voy a sufrir mucho. Los líderes del país, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley me rechazarán y me matarán; pero tres días después resucitaré.»

23 Después Jesús les dijo a todos los que estaban allí:

«Si alguno quiere ser mi discípulo, tiene que olvidarse de hacer lo que quiera. Tiene que estar siempre dispuesto a morir y hacer lo que yo mando. 24 Si alguno piensa que su vida es más importante que seguirme, entonces la perderá para siempre. Pero el que prefiera seguirme y elija morir por mí, ése se salvará. 25 De nada sirve que una persona sea dueña de todo el mundo, si al final se destruye a sí misma y se pierde para siempre.

26 »Si alguno se avergüenza de mí y de mis enseñanzas, entonces yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de esa persona cuando venga con todo mi poder, y con el poder de mi Padre y de los santos ángeles. 27 Les aseguro que algunos de ustedes, que están aquí conmigo, no morirán hasta que vean el reino de Dios.»

Jesús se transforma

28 Ocho días después, Jesús llevó a Pedro, a Juan y a Santiago hasta un cerro alto, para orar. 29 Mientras Jesús oraba, su cara cambió de aspecto y su ropa se puso blanca y brillante. 30 De pronto aparecieron Moisés y el profeta Elías, 31 rodeados de una luz hermosa. Los dos hablaban con Jesús acerca de su muerte en Jerusalén, y de su resurrección y partida al cielo.

32 Pedro y los otros dos discípulos estaban muy cansados, pero lograron vencer el sueño y vieron a Jesús rodeado de su gloria, y Moisés y Elías estaban con él. 33 Cuando Moisés y Elías estaban a punto de irse, Pedro le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno que estamos aquí! Si quieres, voy a construir tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

Pedro estaba hablando sin pensar en lo que decía. 34 Mientras hablaba, una nube bajó y se detuvo encima de todos ellos. Los tres discípulos tuvieron mucho miedo. 35 Luego, desde la nube se oyó una voz que decía: «¡Éste es mi Hijo, el Mesías que yo elegí! Ustedes deben obedecerlo.»

36 Después de oír la voz, los discípulos vieron que Jesús se había quedado solo. Y durante algún tiempo no le contaron a nadie lo que habían visto.

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Alimentación de los cinco mil

10 Y cuando los apóstoles regresaron, dieron cuenta a Jesús[a] de todo lo que habían hecho(A). Y Él, (B)tomándolos consigo, se retiró aparte a una ciudad llamada Betsaida(C). 11 Pero cuando la gente[b] se dio cuenta de esto, le siguió; y Jesús, recibiéndolos, les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad de ser curados. 12 El día comenzaba a declinar, y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la multitud, para que vayan a las aldeas y campos de los alrededores, y hallen alojamiento y consigan alimentos[c]; porque aquí estamos en un lugar desierto. 13 Pero Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos y compremos alimentos para toda esta gente. 14 (Porque había como cinco mil hombres.) Y Jesús dijo a sus discípulos: Haced que se recuesten en grupos(D) como de cincuenta cada uno. 15 Así lo hicieron, haciendo recostar a todos. 16 Y tomando los cinco panes y los dos peces, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los sirvieran a[d] la gente. 17 Todos comieron y se saciaron; y se recogieron de lo que les sobró de los pedazos: doce cestas llenas(E).

La confesión de Pedro

18 (F)Y[e] mientras Jesús[f] oraba a solas(G), estaban con Él los discípulos, y les preguntó, diciendo: ¿Quién dicen las multitudes que soy yo? 19 Entonces ellos respondieron, y dijeron: Unos, Juan el Bautista, otros, Elías, y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. 20 Y Él les dijo: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Y Pedro respondiendo, dijo: El Cristo[g] de Dios(H). 21 Pero Él, advirtiéndoles severamente, les mandó que no dijeran esto a nadie(I), 22 diciendo: (J)El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos(K), los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día. 23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame(L). 24 Porque el que quiera salvar su vida[h], la perderá, pero el que pierda su vida[i] por causa de mí, ese la salvará(M). 25 Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si[j] él mismo se destruye o se pierde(N)? 26 Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y la del Padre, y la de los santos ángeles(O). 27 Pero en verdad os digo que hay algunos de los que están aquí, que no probarán la muerte hasta que vean(P) el reino de Dios.

La transfiguración

28 (Q)Y[k] como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Jacobo[l](R), y subió al monte(S) a orar(T). 29 Mientras oraba(U), la apariencia de su rostro se hizo otra(V), y su ropa se hizo blanca y resplandeciente[m]. 30 Y he aquí, dos hombres hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías, 31 quienes apareciendo en gloria[n], hablaban de la partida de Jesús[o](W), que Él estaba a punto de cumplir en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño(X), pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús[p] y a los dos varones que estaban con Él. 33 Y sucedió que al retirarse ellos de Él, Pedro dijo a Jesús: Maestro(Y), bueno es que estemos aquí; hagamos tres enramadas[q], una para ti, otra para Moisés y otra para Elías(Z); no sabiendo lo que decía(AA). 34 Entonces, mientras él decía esto, se formó una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. 35 Y una voz salió de la nube, que decía: Este es mi Hijo, mi Escogido[r](AB); a Él oíd. 36 Después que la voz se oyó[s], Jesús fue hallado solo. Ellos se lo callaron, y por aquellos días no contaron a nadie nada de lo que habían visto(AC).

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Notas al pie

  1. Lucas 9:10 Lit., El
  2. Lucas 9:11 Lit., las multitudes
  3. Lucas 9:12 Lit., provisiones
  4. Lucas 9:16 Lit., pusieran delante de
  5. Lucas 9:18 Lit., Y sucedió que
  6. Lucas 9:18 Lit., El
  7. Lucas 9:20 I.e., Mesías
  8. Lucas 9:24 O, alma
  9. Lucas 9:24 O, alma
  10. Lucas 9:25 Lit., y
  11. Lucas 9:28 Lit., Y sucedió que
  12. Lucas 9:28 O, Santiago
  13. Lucas 9:29 Lit., centelleando como el rayo
  14. Lucas 9:31 O, relampagueante
  15. Lucas 9:31 Lit., El
  16. Lucas 9:32 Lit., El
  17. Lucas 9:33 O, tiendas sagradas
  18. Lucas 9:35 Algunos mss. dicen: Amado
  19. Lucas 9:36 Lit., ocurrió