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18 Dalila se dio cuenta de que esta vez Sansón le había hablado con el corazón en la mano, así que mandó llamar a los jefes de los filisteos, y les dijo:

«Esta vez Sansón me ha abierto su corazón.»

Los jefes de los filisteos le llevaron el dinero prometido, 19 y ella hizo que Sansón se durmiera sobre sus rodillas; luego, llamó a un hombre para que le cortara las siete trenzas de su cabeza, y ella comenzó a maltratarlo, pues su fuerza ya lo había abandonado. 20 Entonces le gritó:

«¡Sansón, los filisteos te van a atacar!»

Y cuando Sansón despertó, creyó que podría escapar como en otras ocasiones, pero no sabía que el Señor ya se había apartado de él.

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