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En Sorá, de la tribu de Dan, había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril. Pero el ángel del Señor se le apareció a ella y le dijo: «Tú nunca has podido tener hijos, pero ahora vas a quedar embarazada y tendrás un niño. Pero no tomes vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni comas nada impuro,

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