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Micaías y los de la tribu de Dan

18 En aquella época aún no había rey en Israel. La tribu de Dan tampoco tenía un territorio propio todavía, así que andaba buscando dónde establecerse. Por eso los de Dan mandaron desde Sorá y Estaol a cinco de sus hombres más valientes, para que sirvieran de espías y exploraran la región. Estos cinco espías fueron a los montes de Efraín, y llegaron a casa de Micaías, donde se quedaron a pasar la noche. Ya cerca de la casa de Micaías, reconocieron el modo de hablar del joven levita, y fueron a preguntarle:

—¿Quién te trajo por acá? ¿Por qué estás en este lugar? ¿Qué buscas aquí?

El levita les contó el trato que Micaías había hecho con él, y cómo lo había contratado para que fuera su sacerdote. Entonces ellos le dijeron:

—Consulta a Dios para saber si nos va a ir bien en este viaje.

Y el sacerdote levita les contestó:

—Vayan tranquilos, que el Señor los protegerá por dondequiera que vayan.

De allí, los cinco espías se fueron a Lais. La gente de esta ciudad vivía confiada, como acostumbraban los sidonios; vivían tranquilos y en paz, sin que nadie los molestara para nada y sin que nada les faltara. Estaban lejos de los sidonios, y no tenían relaciones con nadie. Entonces los cinco espías volvieron a Sorá y Estaol, donde estaban sus compañeros, que les preguntaron:

—¿Cómo les fue?

Y ellos respondieron:

—Hemos recorrido esa región y encontramos que la tierra es magnífica. ¡En marcha! ¡Vamos a atacarlos! ¡No se queden ahí sentados, sin hacer nada! ¡Hay que ir a conquistar esa tierra! 10 Al llegar allá, se van a encontrar con gente confiada y que tiene mucha tierra, a la que no le falta nada. Dios les dará posesión de ella.

11 Seiscientos hombres de la tribu de Dan salieron de Sorá y de Estaol bien armados, 12 y llegaron a Judá y acamparon allí, al oeste de Quiriat-jearim, en el lugar que ahora se llama Campamento de Dan. 13 De allí se fueron a los montes de Efraín, y llegaron a la casa de Micaías. 14 Entonces los cinco espías que habían explorado la región de Lais les dijeron a sus compañeros:

—¿Saben una cosa? En esta casa hay un efod y dioses familiares, y un ídolo tallado y recubierto de plata. ¿Qué piensan hacer?

15 Entonces los espías se apartaron de los demás y fueron a casa del joven levita, es decir, a la casa de Micaías, y lo saludaron. 16 Mientras tanto, los seiscientos soldados danitas bien armados esperaban a la puerta. 17 Los cinco espías entraron antes en la casa y tomaron el ídolo tallado y recubierto de plata, y el efod y los dioses familiares, mientras el sacerdote se quedaba a la puerta con los seiscientos soldados.

18 Al ver el sacerdote que los cinco entraban en casa de Micaías y tomaban el ídolo, el efod y los dioses familiares, les dijo:

—¿Qué están haciendo?

19 Y ellos le contestaron:

—¡Cállate, y ven con nosotros! ¡Queremos que nos sirvas como sacerdote y que seas como un padre para nosotros! ¿No te parece que es mejor ser sacerdote de toda una tribu de Israel, que de la familia de un solo hombre?

20 Esto le gustó al sacerdote, y tomando el ídolo, el efod y los dioses familiares, se fue con los danitas, 21 los cuales se pusieron nuevamente en marcha con los niños, el ganado y sus posesiones al frente. 22 Ya habían caminado bastante cuando Micaías y sus vecinos se juntaron y salieron a perseguirlos. 23 Al oír los gritos de los que los perseguían, los danitas se volvieron y le preguntaron a Micaías:

—¿Qué te pasa? ¿Por qué nos gritas tanto?

24 Y Micaías les respondió:

—Ustedes se llevan mis dioses, que yo había hecho, y se llevan también a mi sacerdote, y me dejan sin nada, ¿y todavía se atreven a preguntarme qué me pasa?

25 Pero los danitas le contestaron:

—No nos alces la voz, no sea que algunos de los nuestros pierdan la paciencia y te ataquen, y acaben perdiendo la vida tanto tú como tus familiares.

26 Al ver Micaías que ellos eran muchos, regresó a su casa; pero los danitas siguieron su camino 27 con las cosas que Micaías había hecho, y con su sacerdote, y llegaron hasta Lais. Allí la gente estaba tranquila y confiada, de modo que los danitas mataron a todos a filo de espada y quemaron la ciudad. 28 Como la ciudad estaba lejos de Sidón, y no tenía relaciones con nadie, no hubo quien la defendiera. Estaba en el valle que pertenece a Bet-rehob. Después los danitas reconstruyeron la ciudad y se quedaron a vivir en ella. 29 Aunque antes se llamaba Lais, ellos la llamaron Dan, en honor de su antepasado del mismo nombre, que era hijo de Israel. 30 Allí los danitas colocaron el ídolo tallado, para adorarlo, y su sacerdote fue Jonatán, hijo de Guersón y nieto de Moisés. Después los descendientes de Jonatán fueron sacerdotes de los danitas, hasta el exilio. 31 Allí estuvo entre ellos el ídolo que Micaías había hecho, todo el tiempo que el santuario del Señor estuvo en Siló.

Micaía y los hombres de Dan

18 En aquellos días no había rey en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde habitar, porque hasta entonces no había tenido posesión entre las tribus de Israel. Y los hijos de Dan enviaron de su tribu cinco hombres de entre ellos, hombres valientes, de Zora y Estaol, para que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron: Id y reconoced la tierra. Estos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa de Micaía, y allí posaron. Cuando estaban cerca de la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y llegando allá, le dijeron: ¿Quién te ha traído acá? ¿y qué haces aquí? ¿y qué tienes tú por aquí? Él les respondió: De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado para que sea su sacerdote. Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que hacemos. Y el sacerdote les respondió: Id en paz; delante de Jehová está vuestro camino en que andáis.

Entonces aquellos cinco hombres salieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón, sin que nadie en aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no tenían negocios con nadie. Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos respondieron: Levantaos, subamos contra ellos; porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena; ¿y vosotros no haréis nada? No seáis perezosos en poneros en marcha para ir a tomar posesión de la tierra. 10 Cuando vayáis, llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa, pues Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna que haya en la tierra.

11 Entonces salieron de allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres de la familia de Dan, armados de armas de guerra. 12 Fueron y acamparon en Quiriat-jearim en Judá, por lo cual llamaron a aquel lugar el campamento de Dan, hasta hoy; está al occidente de Quiriat-jearim. 13 Y de allí pasaron al monte de Efraín, y vinieron hasta la casa de Micaía.

14 Entonces aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron a sus hermanos: ¿No sabéis que en estas casas hay efod y terafines, y una imagen de talla y una de fundición? Mirad, por tanto, lo que habéis de hacer. 15 Cuando llegaron allá, vinieron a la casa del joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba. 16 Y los seiscientos hombres, que eran de los hijos de Dan, estaban armados de sus armas de guerra a la entrada de la puerta. 17 Y subiendo los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados de armas de guerra. 18 Entrando, pues, aquellos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros? 19 Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel? 20 Y se alegró el corazón del sacerdote, el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en medio del pueblo.

21 Y ellos se volvieron y partieron, y pusieron los niños, el ganado y el bagaje por delante. 22 Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa de Micaía se juntaron y siguieron a los hijos de Dan. 23 Y dando voces a los de Dan, estos volvieron sus rostros, y dijeron a Micaía: ¿Qué tienes, que has juntado gente? 24 Él respondió: Tomasteis mis dioses que yo hice y al sacerdote, y os vais; ¿qué más me queda? ¿Por qué, pues, me preguntáis qué me pasa? 25 Y los hijos de Dan le dijeron: No des voces tras nosotros, no sea que los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida y la vida de los tuyos. 26 Y prosiguieron los hijos de Dan su camino, y Micaía, viendo que eran más fuertes que él, volvió y regresó a su casa.

27 Y ellos, llevando las cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais, al pueblo tranquilo y confiado; y los hirieron a filo de espada, y quemaron la ciudad. 28 Y no hubo quien los defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían negocios con nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay junto a Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella. 29 Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais. 30 Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la tierra. 31 Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.

La tribu de Dan se establece en Lais

18 En aquella época no había rey en Israel y la tribu de Dan andaba buscando un territorio propio donde establecerse, porque hasta ese momento no había recibido la parte que le correspondía de entre las tribus de Israel. Desde Zora y Estaol los danitas enviaron a cinco de sus hombres más valientes, para que espiaran la tierra y la exploraran. Les dijeron: «Vayan, exploren la tierra».

Los hombres entraron en la región montañosa de Efraín y llegaron hasta la casa de Micaías, donde pasaron la noche. Cuando estaban cerca de la casa de Micaías, reconocieron la voz del joven levita, así que entraron allí y le preguntaron:

—¿Quién te trajo aquí? ¿Qué haces en este lugar? ¿Qué buscas aquí?

El joven les contó lo que Micaías había hecho por él y dijo:

—Me ha contratado y soy su sacerdote.

Le dijeron:

—Te rogamos que consultes a Dios para que sepamos si vamos a tener éxito en nuestro viaje.

El sacerdote respondió:

—Vayan en paz. Su viaje tiene la aprobación del Señor.

Los cinco hombres se fueron y llegaron a Lais, donde vieron que la gente vivía segura, tranquila y confiada, tal como vivían los sidonios. Gozaban de prosperidad y no les faltaba nada.[a] Además, vivían lejos de los sidonios y no se relacionaban con nadie más. Cuando volvieron a Zora y Estaol, sus hermanos les preguntaron:

—¿Cómo les fue?

Ellos respondieron:

—¡Subamos, ataquémoslos! Hemos visto que la tierra es excelente. ¿Qué pasa? ¿Se van a quedar ahí sin hacer nada? No duden un solo instante en marchar allí y apoderarse de ella. 10 Cuando lleguen allí, encontrarán a un pueblo confiado y una tierra espaciosa que Dios ha entregado en manos de ustedes. Sí, es una tierra donde no hace falta absolutamente nada.

11 Entonces partieron de Zora y Estaol seiscientos danitas armados para la batalla. 12 Subieron y acamparon cerca de Quiriat Yearín en Judá. Por eso hasta el día de hoy el sector oeste de Quiriat Yearín se llama Majané Dan.[b] 13 Desde allí cruzaron hasta la región montañosa de Efraín, y llegaron a la casa de Micaías.

14 Entonces los cinco hombres que habían explorado la tierra de Lais dijeron a sus hermanos:

—¿Saben que una de esas casas tiene un efod, algunos ídolos familiares,[c] una imagen tallada y un ídolo de fundición? Ahora bien, ustedes sabrán qué hacer.

15 Ellos se acercaron hasta allí y entraron en la casa del joven levita, que era la misma de Micaías, y lo saludaron amablemente. 16 Los seiscientos danitas armados para la batalla se quedaron haciendo guardia en la entrada de la puerta. 17 Los cinco hombres que habían explorado la tierra entraron y tomaron la imagen tallada, el efod, los ídolos familiares y el ídolo de fundición. Mientras tanto, el sacerdote y los seiscientos hombres armados para la batalla permanecían a la entrada de la puerta.

18 Cuando aquellos hombres entraron en la casa de Micaías y tomaron la imagen tallada, el efod, los ídolos familiares y el ídolo de fundición, el sacerdote les preguntó:

—¿Qué están haciendo?

19 Ellos respondieron:

—¡Silencio! No digas ni una sola palabra. Ven con nosotros y serás nuestro padre y sacerdote. ¿No crees que es mejor ser sacerdote de toda una tribu y de un clan de Israel que de la familia de un solo hombre?

20 El sacerdote se alegró. Tomó el efod, los ídolos familiares y la imagen tallada, y se fue con esa gente. 21 Ellos, poniendo por delante a sus niños, su ganado y sus bienes, se volvieron y partieron.

22 Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaías, los hombres que vivían cerca de Micaías se reunieron y dieron alcance a los danitas. 23 Como gritaban tras ellos, los danitas se dieron vuelta y preguntaron a Micaías:

—¿Qué te sucede que has convocado a tu gente?

24 Micaías respondió:

—Ustedes se llevaron mis dioses que yo mismo hice, y también se llevaron a mi sacerdote y luego se fueron. ¿Qué más me queda? ¡Y todavía se atreven a preguntarme qué me sucede!

25 Los danitas respondieron:

—No nos levantes la voz, no sea que algunos de los nuestros pierdan la cabeza y los ataquen a ustedes, y tú y tu familia pierdan la vida.

26 Y así los danitas siguieron su camino. Micaías, viendo que eran demasiado fuertes para él, se dio la vuelta y regresó a su casa.

27 Así fue como los danitas se adueñaron de lo que había hecho Micaías y también de su sacerdote; luego marcharon contra Lais, un pueblo tranquilo y confiado, mataron a sus habitantes a filo de espada y quemaron la ciudad. 28 No hubo nadie que los librara, porque vivían lejos de Sidón y no se relacionaban con nadie más. La ciudad estaba situada en un valle cercano a Bet Rejob.

Después los mismos danitas reconstruyeron la ciudad y se establecieron allí. 29 La llamaron Dan en honor a su antepasado del mismo nombre, que fue hijo de Israel, aunque antes la ciudad se llamaba Lais. 30 Allí erigieron para sí la imagen tallada y Jonatán, hijo de Guersón y nieto de Moisés, y sus hijos fueron sacerdotes de la tribu de Dan hasta el tiempo del exilio. 31 Instalaron la imagen tallada que había hecho Micaías, y allí quedó todo el tiempo que el santuario de Dios estuvo en Siló.

Footnotes

  1. 18:7 Gozaban … nada. Frases de difícil traducción.
  2. 18:12 En hebreo, Majané Dan significa Campamento de Dan.
  3. 18:14 ídolos familiares. Lit. terafines.

La tribu de Dan conquista su territorio

18 En ese tiempo en que los israelitas no tenían rey, los de la tribu de Dan estaban buscando un lugar donde vivir. De todas las tribus de Israel, Dan era la única a la que todavía no se le había asignado ningún territorio. Por eso los de Dan eligieron de entre sus familias a cinco valientes de Sorá y Estaol, y en secreto los enviaron a explorar el territorio. Cuando llegaron a la zona montañosa de Efraín, pasaron la noche en la casa de Micaías. Estando allí, se dieron cuenta de que el joven sacerdote era de otro lugar, por su manera de hablar, y le preguntaron:

—¿Quién te trajo acá? ¿Qué estás haciendo? ¿Para qué viniste?

Él les explicó:

—Hice un trato con Micaías, y él me paga para que sea yo su sacerdote.

Entonces ellos le dijeron:

—Por favor, consulta a Dios por nosotros. Queremos saber si nos irá bien en este viaje.

Él les contestó:

—Pueden ir tranquilos, porque Dios los va a proteger.

Los cinco hombres salieron, y cuando llegaron a Lais encontraron que allí la gente vivía confiada y tranquila, pues tenía todo lo que necesitaba. Esa gente era de Sidón, pero como estaba lejos de su patria no se relacionaba con nadie. Cuando los que habían ido a explorar volvieron a Sorá y Estaol, sus compañeros les preguntaron:

—¿Cómo les ha ido?

Ellos les respondieron:

—¡Hay que atacarlos ya! Recorrimos toda la zona y vimos que la tierra es muy fértil. ¡Vamos, no se queden ahí sin hacer nada! ¡Hay que ir enseguida a conquistar esa tierra! 10 Cuando lleguen, verán que la gente no sospecha nada. ¡Dios nos ha dado un territorio grande, donde hay de todo!

11 Entonces seiscientos hombres de la tribu de Dan salieron bien armados de Sorá y Estaol. 12 Subieron y acamparon al oeste de Quiriat-jearim, en Judá, en un lugar que ahora se llama Campamento de Dan. 13 De allí siguieron hasta la zona montañosa de Efraín, y llegaron a la casa de Micaías.

14 Los cinco hombres que habían explorado el territorio de Lais les dijeron a sus compañeros: «¿Sabían que en una de esas casas hay una imagen de madera y plata? También hay otras imágenes y una túnica sacerdotal. ¿Qué les parece?»

15 Todos se dirigieron hasta la casa de Micaías, y saludaron al joven sacerdote. 16-17 Los seiscientos soldados de la tribu de Dan se quedaron a la puerta con el sacerdote, mientras que los cinco exploradores entraron en la casa y se llevaron las imágenes y la túnica. 18 Cuando el sacerdote se dio cuenta de sus intenciones, les preguntó:

—¿Qué están haciendo?

19 Ellos le contestaron:

—¡Cállate! ¡No digas nada! Ven con nosotros y serás nuestro consejero y sacerdote. Es mejor ser sacerdote de toda una tribu israelita, que de la familia de un solo hombre, ¿no te parece?

20 Esto le pareció bien al sacerdote, así que tomó la túnica y las imágenes, y se fue con los de Dan. 21 Al seguir su camino, pusieron al frente a los niños, el ganado y el equipaje. 22 Ya se habían alejado bastante cuando Micaías salió con sus vecinos a perseguirlos. 23 Cuando los de Dan oyeron los gritos, se dieron vuelta y le preguntaron a Micaías:

—¿Qué te pasa? ¿A qué vienen tantos gritos?

24 Micaías les contestó:

—¿Cómo se atreven a preguntarme qué me pasa? ¡Ustedes me han robado las imágenes que hice, se han llevado a mi sacerdote y me han dejado sin nada!

25 Entonces los de Dan le contestaron:

—¡Cuidado con lo que dices! ¡No nos levantes la voz! Algunos de nosotros podríamos perder la paciencia y atacarte, y morirías tú y tu familia.

26 Micaías se dio cuenta de que eran más fuertes que él, y se volvió a su casa. Los de Dan continuaron su camino.

27-28 Los de Dan se fueron a atacar a la ciudad de Lais, llevándose al sacerdote de Micaías y las imágenes que él había hecho. Lais estaba en el valle que pertenecía al pueblo de Bet-rehob, y allí la gente vivía tranquila y confiada, sin sospechar que iban a ser atacados. Sin embargo, los danitas los mataron a todos, y después incendiaron la ciudad. Y como los de Lais no tenían relaciones con nadie, y estaban lejos de su patria, nadie los ayudó. Después los danitas volvieron a edificar la ciudad y se quedaron a vivir allí, 29 aunque le cambiaron el nombre. En vez de Lais, le pusieron por nombre Dan, en honor de su antepasado, que fue hijo de Jacob. 30 Colocaron la imagen de madera y plata para adorarla, y nombraron sacerdote a Jonatán, que era descendiente de Guersón y de Moisés. Después los descendientes de Jonatán fueron sacerdotes de los danitas hasta los días del exilio.[a] 31 La imagen de Micaías estuvo allí todo el tiempo que el santuario de Dios permaneció en Siló.

Footnotes

  1. Jueces 18:30 En este caso, el exilio se refiere probablemente al tiempo en que los israelitas fueron llevados prisioneros a Asiria, luego de ser derrotados por Tiglat-piléser III, rey de ese país.

Los danitas en busca de heredad

18 En aquellos días no había rey en Israel(A). Y por aquel tiempo[a] la tribu de los danitas buscaba para sí una heredad donde habitar, porque hasta entonces esta no se le había asignado[b] como posesión[c] entre las tribus de Israel(B). Y los hijos de Dan enviaron de su tribu[d], de entre todos ellos, a cinco hombres, hombres valientes[e] de Zora y Estaol(C), a reconocer la tierra y explorarla; y les dijeron: Id, explorad la tierra. Y llegaron a la región montañosa de Efraín(D), a la casa de Micaía, y se hospedaron allí. Cuando estaban cerca de la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y llegándose allá, le dijeron: ¿Quién te trajo aquí? ¿Qué estás haciendo en este lugar y qué tienes aquí? Y él les dijo: Así y de esta manera me ha hecho Micaía, me ha tomado a sueldo y ahora soy su sacerdote(E). Y le dijeron: Te rogamos que consultes a Dios para saber si el[f] camino en que vamos será próspero. Y el sacerdote les dijo: Id en paz; el[g] camino en que andáis tiene la aprobación[h] del Señor.

Entonces los cinco hombres salieron y llegaron a Lais(F) y vieron al pueblo que había en ella viviendo en seguridad, tranquilo y confiado, según la costumbre de los sidonios; porque no había gobernante[i] humillándolos en nada en aquella[j] tierra, y estaban lejos de los sidonios, y no tenían relaciones con nadie. Al regresar a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay?[k] Y ellos respondieron: Levantaos, subamos contra ellos; porque hemos visto la tierra, y he aquí, es muy buena. ¿Estaréis, pues, quietos? No os demoréis en ir, para entrar a tomar posesión de la tierra. 10 Cuando entréis, llegaréis a un pueblo confiado, con una tierra espaciosa que Dios la ha entregado en vuestras manos; es un lugar donde no falta nada de lo que hay sobre la tierra(G).

11 Entonces de la familia de los danitas, de Zora y de Estaol, partieron seiscientos hombres con armas de guerra. 12 Subieron y acamparon en Quiriat-jearim en Judá. Por tanto, llamaron aquel lugar Mahané-dan[l](H) hasta hoy; he aquí, está al occidente[m] de Quiriat-jearim. 13 De allí pasaron a la región montañosa de Efraín y llegaron a la casa de Micaía.

14 Y los cinco hombres que fueron a reconocer la región de Lais, respondieron y dijeron a sus parientes: ¿No sabéis que en estas casas hay un efod, ídolos domésticos[n](I), una imagen tallada y una imagen de fundición? Ahora pues, considerad lo que debéis hacer. 15 Allí se desviaron y llegaron a la casa del joven levita, a la casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba. 16 Y los seiscientos hombres armados con sus armas de guerra, que eran de los hijos de Dan, se pusieron a la entrada de la puerta. 17 Y los cinco hombres que fueron a reconocer la tierra subieron y entraron allí, y tomaron la imagen tallada, el efod, los ídolos domésticos y la imagen de fundición(J), mientras el sacerdote estaba junto a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres con armas de guerra. 18 Cuando aquellos entraron a la casa de Micaía y tomaron la imagen tallada, el efod, los ídolos domésticos y la imagen de fundición, el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis? 19 Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca(K) y ven con nosotros, y sé padre y sacerdote para nosotros(L). ¿Te es mejor ser sacerdote para la casa de un hombre, o ser sacerdote para una tribu y una familia de Israel? 20 Y se alegró el corazón del sacerdote, y tomó el efod, los ídolos domésticos y la imagen tallada, y se fue en medio del pueblo.

21 Entonces ellos se volvieron y partieron, y pusieron los niños, el ganado y sus bienes por delante. 22 Cuando se alejaron de la casa de Micaía, los hombres que estaban en las casas cerca de la casa de Micaía, se juntaron y alcanzaron a los hijos de Dan. 23 Y gritaron a los hijos de Dan, y estos se volvieron[o] y dijeron a Micaía: ¿Qué te pasa[p] que has juntado gente? 24 Y él respondió: Os habéis llevado mis dioses que yo hice, y al sacerdote, y os habéis marchado, ¿y qué me queda? ¿Cómo, pues, me decís: «¿Qué pasa[q]?»? 25 Y los hijos de Dan le dijeron: Que no se oiga tu voz entre nosotros, no sea que caigan sobre ti hombres fieros[r] y pierdas[s] tu vida y las vidas de los de tu casa. 26 Y los hijos de Dan prosiguieron su camino; y cuando Micaía vio que eran muy fuertes para él, dio la vuelta y regresó a su casa.

27 Entonces ellos tomaron lo que Micaía había hecho, y al sacerdote que le había pertenecido, y llegaron a Lais(M), a un pueblo tranquilo y confiado; y los hirieron a filo de espada e incendiaron la ciudad. 28 Y no había nadie que la librara, porque estaba lejos de Sidón, en el valle que está cerca de Bet-rehob(N), y ellos no tenían trato con nadie. Y reedificaron la ciudad y habitaron en ella. 29 Le pusieron el nombre de Dan a la ciudad, según el nombre de Dan su padre, que le nació a Israel; pero el nombre de la ciudad anteriormente era Lais(O). 30 Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen tallada(P); y Jonatán, hijo de Gersón(Q), hijo de Manasés[t], y[u] sus hijos fueron sacerdotes(R) para la tribu de los danitas, hasta el día del cautiverio de la tierra. 31 Levantaron, pues, para sí la imagen tallada que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo(S).

Footnotes

  1. Jueces 18:1 Lit., en aquellos días
  2. Jueces 18:1 Lit., le había caído
  3. Jueces 18:1 O, heredad
  4. Jueces 18:2 Lit., familia
  5. Jueces 18:2 Lit., hombres, hijos de valor
  6. Jueces 18:5 Lit., nuestro
  7. Jueces 18:6 Lit., vuestro
  8. Jueces 18:6 Lit., está delante
  9. Jueces 18:7 Lit., uno que posee dominio
  10. Jueces 18:7 Lit., la
  11. Jueces 18:8 Lit., ¿Vosotros qué?
  12. Jueces 18:12 I.e., Campamento de Dan
  13. Jueces 18:12 Lit., detrás
  14. Jueces 18:14 Heb., terafim, y así en el resto del cap.
  15. Jueces 18:23 Lit., y volvieron sus rostros
  16. Jueces 18:23 Lit., ¿Qué a ti
  17. Jueces 18:24 Lit., ¿Qué a ti
  18. Jueces 18:25 Lit., amargados de alma
  19. Jueces 18:25 Lit., recojas
  20. Jueces 18:30 Algunas versiones antiguas dicen: Moisés
  21. Jueces 18:30 Lit., él y