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Alimentación de los cinco mil

(A)Después de esto, Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea(B), el de Tiberias(C). Y una gran multitud lo seguía, pues veían las señales[a](D) que realizaba en los enfermos. Entonces Jesús subió al monte(E) y se sentó allí con Sus discípulos. Estaba cerca la Pascua(F), la fiesta de los judíos.

Cuando Jesús alzó los ojos y vio que una gran multitud venía hacia Él, dijo* a Felipe(G): «¿Dónde compraremos pan para que coman estos?». Pero decía esto para probarlo(H), porque Él sabía lo que iba a hacer. Felipe(I) le respondió: «Doscientos denarios[b] de pan(J) no les bastarán para que cada uno reciba un pedazo[c]».

Uno de Sus discípulos(K), Andrés, hermano de Simón Pedro(L), dijo* a Jesús: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados(M); pero ¿qué es esto para tantos?». 10 «Hagan que la gente se siente», dijo Jesús. Y había mucha hierba(N) en aquel lugar; así que se sentaron. El número de los hombres era de unos cinco mil(O).

11 Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias(P), los repartió a los que estaban sentados[d]; y lo mismo hizo con los pescados(Q), dándoles todo lo que querían. 12 Cuando se saciaron, dijo* a Sus discípulos(R): «Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada». 13 Ellos los recogieron, y llenaron doce cestas(S) con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.

14 La gente, entonces, al ver la señal[e] que Jesús había hecho, decían: «Verdaderamente Este es el Profeta(T) que había de venir[f] al mundo».

15 Por lo que Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y por la fuerza hacerle rey(U), (V)se retiró Él solo otra vez al monte(W).

Jesús anda sobre el mar

16 Al atardecer Sus discípulos(X) bajaron hasta el mar, 17 y subiendo en una barca, se dirigieron al otro lado del mar, hacia Capernaúm(Y). Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido adonde ellos estaban; 18 y el mar estaba agitado porque soplaba un fuerte viento. 19 Cuando habían remado unos 25 o 30 estadios (cuatro o cinco kilómetros), vieron* a Jesús caminando sobre el mar y que se acercaba a la barca, y se asustaron. 20 Pero Él les dijo*: «Soy Yo; no teman(Z)».

21 Entonces ellos querían recibir a Jesús en la barca, pero la barca llegó enseguida a la tierra adonde iban.

Jesús, el pan de la vida

22 Al día siguiente, la multitud(AA) que había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de[g] que allí no había[h] más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella[i] con Sus discípulos, sino que Sus discípulos se habían ido solos(AB). 23 Vinieron otras barcas de Tiberias(AC) cerca del lugar donde habían comido el pan después de que el Señor(AD) había dado gracias(AE). 24 Por tanto, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco Sus discípulos, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm(AF) buscando a Jesús. 25 Cuando lo hallaron al otro lado del mar, le dijeron: «Rabí[j](AG), ¿cuándo llegaste acá?».

26 Jesús les respondió: «En verdad les digo, que me buscan(AH), no porque hayan visto señales[k](AI), sino porque han comido de los panes y se han saciado. 27 Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece(AJ) para vida eterna(AK), el cual el Hijo del Hombre(AL) les dará, porque a Él es a quien el Padre, Dios, ha marcado con Su sello(AM)».

28 Entonces le preguntaron: «¿Qué debemos hacer[l] para poner en práctica las obras de Dios?». 29 Jesús les respondió: «Esta es la obra de Dios: que crean(AN) en el que Él ha enviado(AO)».

30 Le dijeron entonces: «¿Qué, pues, haces Tú como señal[m](AP) para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces? 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto(AQ), como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo(AR)”». 32 Entonces Jesús les dijo: «En verdad les digo, que no es Moisés el que les ha dado el pan del cielo, sino que es Mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es el[n] que baja del cielo(AS), y da vida al mundo». 34 «Señor, danos siempre este pan(AT)», le dijeron.

35 Jesús les dijo: «Yo soy el pan de la vida(AU); el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed(AV). 36 Pero ya les dije que aunque me han visto(AW), no creen. 37 Todo lo que el Padre me da(AX), vendrá a Mí; y al que viene a Mí, de ningún modo lo echaré fuera. 38 Porque he descendido del cielo(AY), no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que me envió(AZ). 39 Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado(BA) Yo no pierda nada(BB), sino que lo resucite en el día final(BC). 40 Porque esta es la voluntad de Mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo(BD) y cree en Él, tenga vida eterna(BE), y Yo mismo lo resucitaré en el día final(BF)».

Murmuración de los judíos

41 Por eso los judíos(BG) murmuraban de Él, porque había dicho: «Yo soy el pan que descendió del cielo(BH)». 42 Y decían: «¿No es este Jesús, el hijo de José(BI), cuyo padre y madre nosotros conocemos(BJ)? ¿Cómo es que ahora dice: “Yo he descendido del cielo(BK)”?».

43 Jesús les dijo: «No murmuren entre sí. 44 Nadie puede venir a Mí si no lo trae[o](BL) el Padre que me envió, y Yo lo resucitaré en el día final(BM). 45 Escrito está en los profetas(BN): “Y todos serán enseñados por Dios(BO)”. Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a Mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre; sino Aquel que viene[p] de Dios, Él ha visto al Padre(BP). 47 En verdad les digo: el que cree[q], tiene vida eterna(BQ).

48 »Yo soy el pan de la vida(BR). 49 Los padres de ustedes comieron el maná en el desierto, y murieron(BS). 50 Este es el pan que desciende del cielo(BT), para que el que coma de él, no muera(BU). 51 Yo soy el pan vivo(BV) que descendió del cielo(BW); si alguien come de este pan, vivirá para siempre(BX); y el pan que Yo también daré por la vida del mundo(BY) es Mi carne(BZ)».

52 Los judíos(CA), por tanto, discutían entre sí(CB), diciendo: «¿Cómo puede Este darnos a comer Su carne?». 53 Entonces Jesús les dijo: «En verdad les digo, que si no comen la carne del Hijo del Hombre(CC) y beben Su sangre, no tienen vida en ustedes. 54 El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final(CD). 55 Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida.

56 »El que come Mi carne y bebe Mi sangre, permanece en Mí y Yo en él(CE). 57 Como el Padre que vive(CF) me envió(CG), y Yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por Mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo(CH); no como el que los[r] padres de ustedes comieron, y murieron(CI); el que come este pan vivirá para siempre(CJ)».

59 Esto dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba(CK) en Capernaúm(CL).

Reacción de los discípulos

60 Por eso muchos de Sus discípulos(CM), cuando oyeron esto, dijeron: «Dura es esta declaración(CN); ¿quién puede escucharla?». 61 Pero Jesús, consciente(CO) de que Sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto los escandaliza[s](CP)? 62 ¿Pues qué si vieran al Hijo del Hombre(CQ) ascender adonde estaba antes(CR)?

63 »El Espíritu es el que da vida(CS); la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo les he hablado son espíritu y son vida(CT). 64 Pero hay algunos de ustedes que no creen(CU)». Porque Jesús sabía(CV) desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que lo iba a traicionar[t](CW). 65 También decía: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a Mí si no se lo ha concedido(CX) el Padre(CY)».

66 Como resultado de esto muchos de Sus discípulos(CZ) se apartaron(DA) y ya no andaban con Él. 67 Entonces Jesús dijo a los doce discípulos(DB): «¿Acaso también ustedes quieren irse?». 68 Simón Pedro(DC) le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna(DD). 69 Y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios(DE)». 70 Jesús les respondió: «¿No los escogí(DF) Yo a ustedes, los doce(DG), y sin embargo uno de ustedes es un diablo(DH)?». 71 Él se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote(DI), porque este, uno de los doce(DJ), lo iba a entregar[u](DK).

Footnotes

  1. Juan 6:2 O los milagros.
  2. Juan 6:7 I.e. salario de 200 días.
  3. Juan 6:7 Lit. un poco.
  4. Juan 6:11 O reclinados.
  5. Juan 6:14 O el milagro.
  6. Juan 6:14 Lit. que viene.
  7. Juan 6:22 Lit. vio.
  8. Juan 6:22 O había habido.
  9. Juan 6:22 Lit. en la barca.
  10. Juan 6:25 O Maestro.
  11. Juan 6:26 O milagros.
  12. Juan 6:28 Lit. ¿Qué haremos.
  13. Juan 6:30 O milagro.
  14. Juan 6:33 O aquel.
  15. Juan 6:44 Lit. arrastra.
  16. Juan 6:46 Lit. es.
  17. Juan 6:47 Algunos mss. dicen: cree en mí.
  18. Juan 6:58 Lit. los.
  19. Juan 6:61 O los hace tropezar.
  20. Juan 6:64 O entregar.
  21. Juan 6:71 O tenía el propósito de entregarle.

Alimentación de los cinco mil

(Mt. 14.13-21; Mr. 6.30-44; Lc. 9.10-17)

Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? 10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. 14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.

15 Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.

Jesús anda sobre el mar

(Mt. 14.22-27; Mr. 6.45-52)

16 Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, 17 y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. 18 Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. 19 Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. 20 Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. 21 Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban.

La gente busca a Jesús

22 El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que estos se habían ido solos. 23 Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor. 24 Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús.

Jesús, el pan de vida

25 Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. 27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre. 28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. 30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto,(A) como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.(B) 32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. 36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. 42 Y decían: ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice este: Del cielo he descendido? 43 Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros. 44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios.(C) Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. 46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; este ha visto al Padre. 47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.

Palabras de vida eterna

60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? 61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? 62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? 63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. 64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.

66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.(D) 70 Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? 71 Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque este era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.

Jesús alimenta a cinco mil personas(A)

Algún tiempo después, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea o de Tiberíades. Y mucha gente lo seguía porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a una colina y se sentó con sus discípulos. Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua.

Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, dijo a Felipe:

—¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?

Esto lo dijo solo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer.

—Ni con el salario de más de seis meses de trabajo[a] podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno —respondió Felipe.

Otro de sus discípulos, Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo:

—Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?

10 —Hagan que se sienten todos —ordenó Jesús.

En ese lugar había mucha hierba, así que se sentaron. Los varones adultos eran como cinco mil. 11 Jesús tomó entonces los panes, dio gracias y distribuyó a los que estaban sentados todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados.

12 Una vez que quedaron satisfechos, dijo a sus discípulos:

—Recojan los pedazos que sobraron, para que no se desperdicie nada.

13 Así que recogieron los pedazos que habían sobrado de los cinco panes de cebada y llenaron doce canastas.

14 Al ver la señal milagrosa que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad este es el profeta que había de venir al mundo». 15 Pero Jesús, dándose cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo.

Jesús camina sobre el agua(B)

16 Cuando ya anochecía, sus discípulos bajaron al lago, 17 subieron a una barca y comenzaron a cruzar el lago en dirección a Capernaúm. Para entonces ya había oscurecido y Jesús todavía no se les había unido. 18 Por causa del fuerte viento que soplaba, el lago estaba agitado. 19 Habrían remado unos cinco o seis kilómetros[b] cuando vieron que Jesús se acercaba a la barca, caminando sobre el agua, y se asustaron. 20 Pero él les dijo: «Soy yo. No tengan miedo». 21 Así que se dispusieron a recibirlo a bordo y enseguida la barca llegó a la playa, lugar al que se dirigían.

22 Al día siguiente, la multitud que estaba aún en el otro lado del lago se dio cuenta de que los discípulos habían embarcado solos. Lo supieron porque allí había estado una sola barca y Jesús no había entrado en ella con sus discípulos. 23 Sin embargo, algunas barcas de Tiberíades se aproximaron al lugar donde la gente había comido el pan después de haber dado gracias el Señor. 24 En cuanto la multitud se dio cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm a buscar a Jesús.

Jesús, el pan de vida

25 Cuando lo encontraron al otro lado del lago, le preguntaron:

—Rabí, ¿cuándo llegaste acá?

26 Jesús respondió con firmeza:

—Les aseguro que ustedes me buscan no porque han visto señales, sino porque comieron pan hasta llenarse. 27 Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Dios el Padre ha puesto sobre él su sello de aprobación.

28 —¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? —le preguntaron.

29 —Esto es lo que Dios quiere que hagan: que crean en aquel a quien él envió —respondió Jesús.

30 —¿Y qué señal milagrosa harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? —insistieron ellos—. 31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”.[c]

32 —Les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo —afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre. 33 El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.

34 —Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan.

35 —Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. 36 Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen. 37 Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y el que a mí viene no lo rechazo. 38 Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. 40 Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que ve al Hijo y crea en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.

41 Entonces los judíos comenzaron a murmurar contra él, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó del cielo». 42 Y se decían: «¿Acaso no es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale diciendo: “Yo bajé del cielo”?».

43 —Dejen de murmurar —respondió Jesús—. 44 Nadie puede venir a mí, si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final. 45 En los Profetas está escrito: “A todos los instruirá Dios”.[d] En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él viene a mí. 46 Al Padre nadie lo ha visto, excepto el que viene de Dios; solo él ha visto al Padre. 47 Les aseguro que el que cree tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto; sin embargo, murieron. 50 Pero este es el pan que baja del cielo; el que come de él no muere. 51 Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne y lo daré para que el mundo viva.

52 Los judíos comenzaron a disputar acaloradamente entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».

53 —Les aseguro —afirmó Jesús— que, si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. 55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. 57 Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí. 58 Este es el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre.

59 Todo esto lo dijo Jesús mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaúm.

Muchos discípulos abandonan a Jesús

60 Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?».

61 Jesús, muy consciente de que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho, les reprochó:

—¿Esto les causa tropiezo? 62 ¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir adonde antes estaba? 63 El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. 64 Sin embargo, hay algunos de ustedes que no creen.

Es que Jesús conocía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que iba a traicionarlo. Así que añadió:

65 —Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.

66 Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él. 67 Así que Jesús preguntó a los doce:

—¿También ustedes quieren marcharse?

68 —Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.[e]

70 —¿No los he escogido yo a ustedes doce? —respondió Jesús—. No obstante, uno de ustedes es un diablo.

71 Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, uno de los doce, quien lo iba a traicionar.

Footnotes

  1. 6:7 el salario … trabajo. Lit. doscientos denarios.
  2. 6:19 cinco o seis kilómetros. Lit. veinticinco o treinta estadios.
  3. 6:31 Éx 16:4; Neh 9:15; Sal 78:24,25.
  4. 6:45 Is 54:13.
  5. 6:69 el Santo de Dios. Var. el Cristo, el hijo del Dios viviente.