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Y RESPONDIO Eliphaz el Temanita, y dijo:

Si probáremos á hablarte, serte ha molesto; Mas ¿quién podrá detener las palabras?

He aquí, tú enseñabas á muchos, Y las manos flacas corroborabas;

Al que vacilaba, enderezaban tus palabras, Y esforzabas las rodillas que decaían.

Mas ahora que el mal sobre ti ha venido, te es duro; Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.

¿Es este tu temor, tu confianza, Tu esperanza, y la perfección de tus caminos?

Recapacita ahora, ¿quién que fuera inocente se perdiera? Y ¿en dónde los rectos fueron cortados?

Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.

Perecen por el aliento de Dios, Y por el espíritu de su furor son consumidos.

10 El bramido del león, y la voz del león, Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.

11 El león viejo perece por falta de presa, Y los hijos del león son esparcidos.

12 El negocio también me era á mí oculto; Mas mi oído ha percibido algo de ello.

13 En imaginaciones de visiones nocturnas, Cuando el sueño cae sobre los hombres,

14 Sobrevínome un espanto y un temblor, Que estremeció todos mis huesos:

15 Y un espíritu pasó por delante de mí, Que hizo se erizara el pelo de mi carne.

16 Paróse un fantasma delante de mis ojos, Cuyo rostro yo no conocí, Y quedo, oí que decía:

17 ¿Si será el hombre más justo que Dios? ¿Si será el varón más limpio que el que lo hizo?

18 He aquí que en sus siervos no confía, Y notó necedad en sus ángeles

19 Cuánto más en los que habitan en casas de lodo, Cuyo fundamento está en el polvo, Y que serán quebrantados de la polilla!

20 De la mañana á la tarde son quebrantados, Y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.

21 ¿Su hermosura, no se pierde con ellos mismos? Mueren, y sin sabiduría.

Elifaz reprende a Job

Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo:

Si probáremos a hablarte, te será molesto;

Pero ¿quién podrá detener las palabras?

He aquí, tú enseñabas a muchos,

Y fortalecías las manos débiles;

Al que tropezaba enderezaban tus palabras,

Y esforzabas las rodillas que decaían.

Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas;

Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.

¿No es tu temor a Dios tu confianza?

¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?

Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido?

Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos?

Como yo he visto, los que aran iniquidad

Y siembran injuria, la siegan.

Perecen por el aliento de Dios,

Y por el soplo de su ira son consumidos.

10 Los rugidos del león, y los bramidos del rugiente,

Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.

11 El león viejo perece por falta de presa,

Y los hijos de la leona se dispersan.

12 El asunto también me era a mí oculto;

Mas mi oído ha percibido algo de ello.

13 En imaginaciones de visiones nocturnas,

Cuando el sueño cae sobre los hombres,

14 Me sobrevino un espanto y un temblor,

Que estremeció todos mis huesos;

15 Y al pasar un espíritu por delante de mí,

Hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo.

16 Paróse delante de mis ojos un fantasma,

Cuyo rostro yo no conocí,

Y quedo, oí que decía:

17 ¿Será el hombre más justo que Dios?

¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?

18 He aquí, en sus siervos no confía,

Y notó necedad en sus ángeles;

19 ¡Cuánto más en los que habitan en casas de barro,

Cuyos cimientos están en el polvo,

Y que serán quebrantados por la polilla!

20 De la mañana a la tarde son destruidos,

Y se pierden para siempre, sin haber quien repare en ello.

21 Su hermosura, ¿no se pierde con ellos mismos?

Y mueren sin haber adquirido sabiduría.