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Cuarto discurso de Eliú

36 Todavía añadió Eliú:

«Tenme un poco de paciencia, y te mostraré
que de Dios aún tengo mucho que decir.
Lo que de él sé tiene una larga historia,
y voy a demostrarte que mi Creador es justo.
En mis palabras no hay nada de mentira;
¡tienes ante ti a la sabiduría perfecta!

»Aunque Dios es grande y poderoso,
no desprecia a los de corazón sincero;
no da larga vida a los malvados,
y sí hace justicia a los oprimidos;
está al pendiente de los hombres justos,
para exaltarlos siempre junto con los reyes.
Aunque estén encadenados y en la cárcel,
sujetos a las ataduras de la aflicción,
Dios da a conocer sus malas obras
y la insolencia de sus rebeliones.
10 Les abre los oídos para que se corrijan,
y los exhorta a apartarse del mal.
11 Si obedecen a Dios y le sirven,
Dios les concede días de paz y bienestar;
12 pero si no obedecen, la espada les espera
y mueren sin llegar a tener entendimiento.

13 »Los hipócritas son rencorosos con Dios,
y no piden clemencia aunque sufran su castigo.
14 Pierden la vida en plena juventud,
como la pierden los que se han prostituido.
15 Pero Dios libra al pobre de su pobreza,
y en la aflicción lo enseña a ser obediente;
16 lo libra de vivir siempre angustiado
y lo lleva a lugares espaciosos,
donde le prepara un suculento banquete.

17 »Pero tú no llevaste a juicio al malvado,
ni defendiste al huérfano en los tribunales.
18 Cuídate de no dejarte llevar por las riquezas,
ni te dejes seducir por el soborno.
19 Ante Dios, de nada te sirven todas tus riquezas,
ni todo tu poder y tu fuerza.
20 No esperes que llegue la noche,
momento en que los pueblos desaparecen.
21 Cuídate de no caer en la maldad,
pues por preferirla ahora sufres.
22 Mira que el poder de Dios es sublime;
no hay maestro que se le pueda comparar.
23 ¿Quién le puede señalar el camino a seguir?
¿Quién puede reprenderlo por lo que hace?

24 »No te olvides de exaltar su creación,
la cual admira la humanidad entera.
25 Todo el mundo puede contemplarla,
no importa cuán lejos se encuentre.
26 Dios es grande, pero no lo conocemos;
nadie sabe cuántos años ha existido.
27 Dios reúne las gotas de agua,
y hace que el vapor se convierta en lluvia;
28 esa lluvia la contienen las nubes,
que cae en abundancia sobre la humanidad.

29 »¿Quién conoce la extensión de las nubes,
o entiende el estruendo de los rayos en su seno?
30 Dios derrama su luz sobre la tierra,
y cubre con ella las profundidades del mar.
31 Con la lluvia da vida a los pueblos
y la tierra produce el sustento de muchos.
32 Las densas nubes esconden la luz,
y la tierra se cubren de sombras.
33 El trueno denuncia la ira de Dios;
la tempestad proclama su rechazo a la maldad.

Eliú exalta la grandeza de Dios

36 Añadió Eliú y dijo:

Espérame un poco, y te enseñaré;

Porque todavía tengo razones en defensa de Dios.

Tomaré mi saber desde lejos,

Y atribuiré justicia a mi Hacedor.

Porque de cierto no son mentira mis palabras;

Contigo está el que es íntegro en sus conceptos.

He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie;

Es poderoso en fuerza de sabiduría.

No otorgará vida al impío,

Pero a los afligidos dará su derecho.

No apartará de los justos sus ojos;

Antes bien con los reyes los pondrá en trono para siempre,

Y serán exaltados.

Y si estuvieren prendidos en grillos,

Y aprisionados en las cuerdas de aflicción,

Él les dará a conocer la obra de ellos,

Y que prevalecieron sus rebeliones.

10 Despierta además el oído de ellos para la corrección,

Y les dice que se conviertan de la iniquidad.

11 Si oyeren, y le sirvieren,

Acabarán sus días en bienestar,

Y sus años en dicha.

12 Pero si no oyeren, serán pasados a espada,

Y perecerán sin sabiduría.

13 Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira,

Y no clamarán cuando él los atare.

14 Fallecerá el alma de ellos en su juventud,

Y su vida entre los sodomitas.

15 Al pobre librará de su pobreza,

Y en la aflicción despertará su oído.

16 Asimismo te apartará de la boca de la angustia

A lugar espacioso, libre de todo apuro,

Y te preparará mesa llena de grosura.

17 Mas tú has llenado el juicio del impío,

En vez de sustentar el juicio y la justicia.

18 Por lo cual teme, no sea que en su ira te quite con golpe,

El cual no puedas apartar de ti con gran rescate.

19 ¿Hará él estima de tus riquezas, del oro,

O de todas las fuerzas del poder?

20 No anheles la noche,

En que los pueblos desaparecen de su lugar.

21 Guárdate, no te vuelvas a la iniquidad;

Pues esta escogiste más bien que la aflicción.

22 He aquí que Dios es excelso en su poder;

¿Qué enseñador semejante a él?

23 ¿Quién le ha prescrito su camino?

¿Y quién le dirá: Has hecho mal?

24 Acuérdate de engrandecer su obra,

La cual contemplan los hombres.

25 Los hombres todos la ven;

La mira el hombre de lejos.

26 He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos,

Ni se puede seguir la huella de sus años.

27 Él atrae las gotas de las aguas,

Al transformarse el vapor en lluvia,

28 La cual destilan las nubes,

Goteando en abundancia sobre los hombres.

29 ¿Quién podrá comprender la extensión de las nubes,

Y el sonido estrepitoso de su morada?

30 He aquí que sobre él extiende su luz,

Y cobija con ella las profundidades del mar.

31 Bien que por esos medios castiga a los pueblos,

A la multitud él da sustento.

32 Con las nubes encubre la luz,

Y le manda no brillar, interponiendo aquellas.

33 El trueno declara su indignación,

Y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.