Juan 18:28-19:16
Reina-Valera 1995
Jesús ante Pilato(A)
28 Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la Pascua. 29 Entonces salió Pilato a donde ellos estaban, y les dijo:
—¿Qué acusación traéis contra este hombre?
30 Respondieron y le dijeron:
—Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.
31 Entonces les dijo Pilato:
—Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.
Los judíos le dijeron:
—A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie.
32 Dijeron esto para que se cumpliera la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.
33 Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
—¿Eres tú el Rey de los judíos?
34 Jesús le respondió:
—¿Dices tú esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?
35 Pilato le respondió:
—¿Soy yo acaso judío? Tu nación y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
36 Respondió Jesús:
—Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.
37 Le dijo entonces Pilato:
—Luego, ¿eres tú rey?
Respondió Jesús:
—Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
38 Le dijo Pilato:
—¿Qué es la verdad?
Y dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos, y les dijo:
—Yo no hallo en él ningún delito. 39 Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte a un preso en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?
40 Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo:
—¡A éste no! ¡A Barrabás! —y Barrabás era ladrón—.
19 Así que tomó entonces Pilato a Jesús y lo azotó. 2 Los soldados entretejieron una corona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y lo vistieron con un manto de púrpura, 3 y le decían:
—¡Salve, Rey de los judíos! —y le daban bofetadas.
4 Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo:
—Mirad, os lo traigo fuera para que entendáis que ningún delito hallo en él.
5 Y salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dijo:
—¡Éste es el hombre!
6 Cuando lo vieron los principales sacerdotes y los guardias, dieron voces diciendo:
—¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo:
—Tomadlo vosotros y crucificadlo, porque yo no hallo delito en él.
7 Los judíos le respondieron:
—Nosotros tenemos una ley y, según nuestra ley, debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.
8 Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. 9 Entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús:
—¿De dónde eres tú?
Pero Jesús no le respondió. 10 Entonces le dijo Pilato:
—¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte y autoridad para soltarte?
11 Respondió Jesús:
—Ninguna autoridad tendrías contra mí si no te fuera dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
12 Desde entonces procuraba Pilato soltarlo, pero los judíos daban voces diciendo:
—Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.
13 Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado El Enlosado, en hebreo, Gábata. 14 Era la preparación de la Pascua y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos:
—¡Aquí tenéis a vuestro Rey!
15 Pero ellos gritaron:
—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo:
—¿A vuestro Rey he de crucificar?
Respondieron los principales sacerdotes:
—¡No tenemos más rey que César!
16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús y se lo llevaron.
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