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Desde Mizpa salió a su encuentro Ismael hijo de Netanías; iba llorando y, cuando los encontró, les dijo:

―Venid a ver a Guedalías hijo de Ajicán.

Pero no habían llegado al centro de la ciudad cuando Ismael hijo de Netanías y sus secuaces los mataron y los arrojaron en una cisterna. Había entre ellos diez hombres que le rogaron a Ismael:

―¡No nos mates; tenemos escondidos en el campo trigo, cebada, aceite y miel!

Ismael accedió, y no los mató como a sus compañeros.

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