Jeremías 13:1-11
Reina-Valera 1995
La señal del cinto podrido
13 Así me dijo Jehová: «Ve y cómprate un cinto de lino. Cíñelo a tu cintura, pero no lo metas en agua.» 2 Compré el cinto, conforme a la palabra de Jehová, y lo ceñí a mi cintura. 3 Vino a mí por segunda vez palabra de Jehová, diciendo: 4 «Toma el cinto que compraste, el cual ciñe tu cintura, levántate, ve al Éufrates y escóndelo allí, en la hendidura de una peña.» 5 Fui, pues, al Éufrates y lo escondí, como Jehová me había mandado.
6 Después de muchos días me dijo Jehová: «Levántate, ve al Éufrates y toma el cinto que te mandé esconder allí.» 7 Entonces fui al Éufrates, cavé y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido, pero el cinto se había podrido y ya no servía para nada.
8 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 9 «Así ha dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de Judá y la mucha soberbia de Jerusalén. 10 Este pueblo malo, que no quiere escuchar mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón y que va en pos de dioses ajenos para servirlos y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que ya no sirve para nada. 11 Porque como el cinto se ajusta a la cintura del hombre, así hice que se ajustara a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que fueran mi pueblo, y para renombre, para alabanza y para honra; pero no escucharon.
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