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El enemigo rodea a Jerusalén

¡Gentes de la región de Benjamín,
¡busquen refugio, huyan de Jerusalén!
Toquen la trompeta en Tecoa,
levanten una señal en Bet-haquérem,
porque una desgracia, una gran calamidad,
amenaza desde el norte.
La hija de Sión es como una bella pradera que será destruida,
a donde van los pastores con sus rebaños;
acampan a su alrededor
y cada rebaño pasta por su lado.
Sus enemigos dicen:
«¡Prepárense a pelear contra ella!
¡Vengan, ataquémosla a mediodía!
Pero, ¡qué lástima!,
ya es tarde, y las sombras se alargan.
¡Entonces ataquémosla de noche
y destruyamos sus torres!»

El Señor todopoderoso ha dado esta orden:

«¡Corten árboles y construyan una rampa
para atacar a Jerusalén!
La ciudad está condenada al castigo,
porque está llena de opresión.
De Jerusalén brota la maldad
como de un pozo brota el agua.
No se oye en ella más que violencia y atropellos;
no veo en ella más que heridas y dolor.
Escarmienta, Jerusalén,
porque si no, me apartaré de ti disgustado,
te convertiré en un desierto,
te dejaré sin habitantes.»

Anuncio del castigo

El Señor todopoderoso dice:
«A los israelitas que queden
los van a buscar y rebuscar,
como se rebusca entre las ramas de un viñedo
hasta que no queda ninguna uva.»

10 Yo respondí: «¿Quién me va a oír,
si les hablo y les doy este aviso?
Tienen tapados los oídos, Señor,
y no pueden escuchar;
se burlan de tu palabra,
no les agrada.
11 Estoy lleno de tu ira, Señor;
ya no puedo contenerla.»

El Señor me dijo:
«Derrámala sobre los muchachos en la calle,
sobre las pandillas de jóvenes.
Se llevarán presos a los maridos con sus esposas
y a los ancianos cargados de años.
12 Sus casas, sus campos y sus esposas
pasarán a ser de otros.
Porque voy a levantar mi mano
para castigar a los que viven en este país.
Yo, el Señor, lo afirmo.

13 »Todos, grandes y pequeños,
sólo piensan en las ganancias mal habidas;
profetas y sacerdotes,
todos cometen fraudes.
14 Tratan por encima las heridas de mi pueblo;
dicen que todo está bien,
cuando todo está tan mal.
15 ¡Debería darles vergüenza
de hacer esas cosas que no soporto!
Pero no, no sienten vergüenza,
¡ya ni saben lo que es avergonzarse!
Por eso, cuando yo los castigue,
tropezarán y caerán como los otros.
Yo, el Señor, lo digo.»

Rebeldía de Israel

16 El Señor dice a su pueblo:
«Párense en los caminos y miren,
pregunten por los senderos antiguos,
dónde está el mejor camino;
síganlo y encontrarán descanso.»
Pero ellos dicen: «No, no queremos seguirlo.»

17 El Señor puso centinelas, y dijo al pueblo:

«Pongan atención a la señal de alarma.»
Pero el pueblo dijo: «No queremos hacer caso.»

18 Por eso dice el Señor:
«Escuchen, naciones,
sepan lo que va a pasarle a mi pueblo.
19 Escucha, tierra:
Voy a traer a este pueblo una desgracia
que es consecuencia de sus planes malvados;
porque no hicieron caso de mis palabras,
sino que despreciaron mi ley.
20 ¿Para qué me traen ustedes incienso de Sabá
y plantas olorosas de países lejanos?
A mí no me agradan sus holocaustos
ni sus otros sacrificios.»

21 Por eso, el Señor dice:
«Voy a hacer que este pueblo tropiece y caiga.
Padres e hijos, vecinos y amigos,
morirán por igual.»

Invasión desde el norte

22 El Señor dice:
«Desde lejanas tierras del norte
se prepara a venir una nación poderosa.
23 Están armados de arcos y espadas;
son crueles, no tienen compasión;
sus gritos son como el estruendo del mar,
y van montados a caballo.
Están listos para la batalla contra Sión.»

24 En Jerusalén la gente dice:
«Hemos oído la noticia,
y el miedo nos ha dejado sin fuerzas;
sentimos angustia y dolor,
como una mujer de parto.
25 ¡No salgan al campo,
no vayan por los caminos!
¡El enemigo está armado;
hay terror por todas partes!»

26 ¡Hija de mi pueblo, ponte ropas ásperas
en señal de dolor;
revuélcate en la ceniza,
ponte de luto y llora amargamente,
como cuando se muere un hijo único;
porque el que nos va a destruir
vendrá muy pronto contra nosotros!

27 El Señor me dijo: «Te encargo que pongas a prueba a mi pueblo. Examínalo, para ver cuál es su conducta.»

28 Todos ellos, Señor, son muy rebeldes;
son gente chismosa y pervertida;
no son más que bronce y hierro.
29 Cuando el fuelle sopla con fuerza,
hace que el fuego derrita el plomo.
De nada sirve que a ellos se les refine,
pues los malvados no desaparecen.
30 Habrá que llamarlos «plata de desecho»,
porque tú, Señor, los has desechado.

El juicio contra Jerusalén y Judá

¡Huid, hijos de Benjamín,
de en medio de Jerusalén!
¡Tocad bocina en Tecoa!
¡Alzad señales de humo sobre Bet-haquerem!,
porque del norte
asoma el mal, un gran quebrantamiento.
Destruiré a la bella y delicada hija de Sión.
Contra ella vendrán pastores con sus rebaños;
junto a ella y a su alrededor plantarán sus tiendas.
Cada uno apacentará su manada.
«¡Anunciad guerra contra ella!
¡Levantaos! ¡Asaltémosla a mediodía!
¡Ay de nosotros,
que va cayendo el día
y las sombras de la tarde se han extendido!
¡Levantaos! ¡Asaltemos de noche
y destruyamos sus palacios!»

Así dijo Jehová de los ejércitos:

«Cortad árboles y levantad un terraplén
contra Jerusalén.
Ésta es la ciudad que ha de ser castigada,
pues toda ella está llena de violencia.
Como de la fuente nunca cesan de manar las aguas,
así de ella nunca cesa de manar la maldad;
injusticia y robo se oyen en ella;
continuamente en mi presencia hay enfermedad y herida.
¡Corrígete, Jerusalén,
para que no se aparte mi alma de ti,
para que no te convierta en desierto,
en tierra deshabitada!»

Así dijo Jehová de los ejércitos:
«Del todo rebuscarán como a vid
al resto de Israel;
vuelve a pasar tu mano
como vendimiador entre los sarmientos.»

10 «¿A quién hablaré y amonestaré, para que escuchen?
Sus oídos son incircuncisos,
y no pueden escuchar;
y la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa,
¡no la aman!
11 Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová,
estoy cansado de contenerme.

»Derrámala sobre los niños en la calle,
e igualmente sobre la reunión de los jóvenes,
porque será preso tanto el marido como la mujer,
tanto el viejo como el muy anciano.
12 Sus casas serán traspasadas a otros,
sus heredades y también sus mujeres,
porque yo extenderé mi mano
sobre los moradores de la tierra,
dice Jehová.

13 »Desde el más chico de ellos hasta el más grande,
cada uno sigue la avaricia;
y desde el profeta hasta el sacerdote,
todos son engañadores.
14 Curan la herida de mi pueblo con liviandad,
diciendo: “Paz, paz”,
¡pero no hay paz!
15 ¿Se han avergonzado
de haber hecho abominación?
Ciertamente no se han avergonzado,
ni aun saben tener vergüenza;
por tanto, caerán entre los que caigan;
cuando los castigue caerán,
dice Jehová.»

16 Así dijo Jehová:
«Paraos en los caminos, mirad
y preguntad por las sendas antiguas,
cuál sea el buen camino.
Andad por él y hallaréis descanso para vuestra alma.»
Mas dijeron: «¡No andaremos!»

17 «Puse también sobre vosotros atalayas, que dijeran:
“¡Estad atentos al sonido de la trompeta!”
Y ellos dijeron: “¡No lo estaremos!”»

18 Por tanto, oíd, naciones, y entended, congregación, lo que sucederá.

19 «Oye, tierra:
Yo traigo el mal sobre este pueblo,
el fruto de sus pensamientos,
porque no escucharon mis palabras
y aborrecieron mi Ley.
20 ¿Para qué me traéis este incienso de Sabá
y la buena caña olorosa de tierra lejana?
Vuestros holocaustos no son aceptables
ni vuestros sacrificios me agradan.»

21 Por tanto, Jehová dice esto:
«Yo pongo a este pueblo
tropiezos, y caerán en ellos
los padres y los hijos juntamente;
el vecino y su compañero perecerán.»

22 Así ha dicho Jehová:
«Un pueblo viene de la tierra del norte,
una nación grande se levantará de los confines de la tierra.
23 Arco y lanza empuñarán;
crueles son, y no tendrán compasión;
su estruendo brama como el mar,
y montan a caballo
como hombres dispuestos para la guerra,
contra ti, hija de Sión.»

24 Al oír de su fama,
nuestras manos se han descoyuntado.
De nosotros se ha apoderado la angustia,
un dolor como de mujer que está de parto.
25 ¡No salgas al campo
ni andes por el camino,
porque espada de enemigo
y temor hay por todas partes!

26 ¡Hija de mi pueblo, cíñete de ropas ásperas
y revuélcate en ceniza!
¡Ponte de luto como por el hijo único, y llora amargamente,
porque pronto vendrá sobre nosotros el destructor!

27 «Por fortaleza y por torre de vigilancia te he puesto en mi pueblo: conoce, pues, y examina el camino de ellos.»

28 Todos ellos son rebeldes, porfiados y calumniadores.
Son bronce y hierro;
todos ellos son corruptores.
29 Se quemó el fuelle,
por el fuego se ha consumido el plomo;
en vano fundió el fundidor,
pues la escoria no se ha desprendido.
30 Plata desechada los llamarán,
porque Jehová los desechó.