⁹ El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de pestilencia^(A); pero el que salga y se entregue a los caldeos que os sitian, vivirá, y tendrá su propia vida como botín^(B).

² Así dice el Señor: «El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia^(A), pero el que se pase a los caldeos, vivirá y tendrá su vida por botín y seguirá viviendo^(B)».

⁹ Entonces Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: No temáis servir a los caldeos; quedaos en la tierra y servid al rey de Babilonia, y os irá bien^(A). ¹⁰ Y he aquí^(B), por mi parte, yo me quedaré en Mizpa para estar en lugar vuestro^(C) delante de los caldeos que vengan a nosotros; pero en cuanto a vosotros, recoged vino y frutos^(D) de verano y aceite, y guardadlos^[a] en vuestras vasijas, y habitad en vuestras ciudades que habéis tomado. ¹¹ Asimismo todos los judíos que estaban en Moab^(E), y entre los hijos de Amón^(F), y en Edom^(G), y los que estaban en todos los demás países, oyeron que el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá y que había puesto para gobernar sobre ellos a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán. ¹² Entonces todos los judíos regresaron de todos los lugares adonde habían sido dispersados, y vinieron a la tierra de Judá^(H), a Gedalías en Mizpa, y recogieron vino y frutos de verano en gran abundancia.

¹⁰ «Si os quedáis en esta tierra, entonces os edificaré y no os derribaré, os plantaré y no os arrancaré^(A), porque estoy arrepentido del^[a] mal que os he hecho^(B).

¹¹ No temáis al rey de Babilonia^(A), a quien teméis; no le temáis» —declara el Señor— «porque yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de su mano^(B).