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40 Tú, que querías entablarme juicio
a mí, al Todopoderoso,
¿insistes todavía en responder?

Job

3-4 ¿Qué puedo responder yo, que soy tan poca cosa?
Prefiero guardar silencio.
Ya he hablado una y otra vez,
y no tengo nada que añadir.

Dios vuelve a interpelar a Job

Volvió el Señor a hablarle a Job de en medio de la tempestad.

El Señor

Muéstrame ahora tu valentía,
y respóndeme a estas preguntas:
¿Pretendes declararme injusto y culpable,
a fin de que tú aparezcas inocente?
¿Acaso eres tan fuerte como yo?
¿Es tu voz de trueno, como la mía?
10 Revístete entonces de grandeza y majestad,
cúbrete de gloria y esplendor.
11 Mira a todos los orgullosos:
da rienda suelta a tu furor y humíllalos.
12 Sí, derríbalos con tu mirada,
aplasta a los malvados donde se encuentren.
13 Sepúltalos a todos en la tierra,
enciérralos en la prisión de los muertos.
14 Entonces yo mismo reconoceré
que fue tu poder el que te dio la victoria.

15 Fíjate en el monstruo Behemot,
criatura mía igual que tú:
come hierba, como los bueyes;
16 mira qué fuertes son sus lomos,
y qué poderosos sus músculos.
17 Su cola es dura como el cedro,
los tendones de sus patas forman nudos.
18 Sus huesos son como tubos de bronce, como barras de hierro.
19 Es mi obra maestra;
sólo yo, su creador, puedo derrotarlo.
20 De los montes, donde juegan las fieras,
le traen hierba para que coma.
21 Se echa debajo de los lotos,
se esconde entre las cañas del pantano.
22 Los lotos le dan sombra,
los álamos del arroyo lo rodean.
23 Si el río crece, no se asusta;
aunque el agua le llegue al hocico, está tranquilo.
24 ¿Quién es capaz de agarrarlo y sacarle los ojos,
o de pasarle un lazo por la nariz?

41 (40.25) Y a Leviatán, ¿lo pescarás con un anzuelo?
¿Podrás atarle la lengua con una cuerda?
(40.26) ¿Podrás pasarle un cordel por las narices
o atravesarle con un gancho la quijada?
(40.27) ¿Acaso va a rogarte que le tengas compasión,
y a suplicarte con palabras tiernas?
(40.28) ¿Acaso harás que te prometa
ser tu esclavo toda la vida?
(40.29) ¿Jugarás con él como con un pajarito?
¿Lo atarás como juguete de tus hijas?
(40.30) ¿Se pondrán a regatear por él en el mercado?
¿Lo cortarán en pedazos para venderlo?
(40.31) ¿Podrás atravesarle el cuero con flechas,
o la cabeza con arpones?
(40.32) Si llegas a ponerle la mano encima,
te dará tal batalla que no la olvidarás,
y nunca volverás a hacerlo.

(1) Con sólo ver a Leviatán,
cualquiera se desmaya de miedo.
10 (2) Si alguien lo provoca, se pone furioso;
nadie es capaz de hacerle frente.
11 (3) ¿Quién, que se le enfrente, saldrá sano y salvo?
¡Nadie en todo el mundo!
12 (4) No dejaré de mencionar sus patas
y su fuerza sin igual.
13 (5) ¿Quién puede quitarle el cuero que lo cubre,
o atravesar su doble coraza protectora?
14 (6) ¿Quién puede abrirle el hocico,
con su cerco de terribles dientes?
15 (7) Sus lomos son hileras de escudos
cerrados y duros como la piedra.
16 (8) Tan apretados están unos contra otros,
que ni el aire puede pasar entre ellos.
17 (9) Tan unidos y trabados están,
que nadie puede separarlos.
18 (10) Sus estornudos son como relámpagos;
sus ojos brillan como el sol cuando amanece.
19 (11) De su hocico salen llamaradas
y se escapan chispas de fuego.
20 (12) De sus narices sale humo,
como de una caldera que hierve al fuego.
21 (13) Su aliento enciende las brasas,
de su hocico salen llamas.
22 (14) Su cuello es tan fuerte
que ante él todos se llenan de miedo.
23 (15) Aun la parte carnosa de su cuerpo
es dura e impenetrable, como hierro fundido.
24 (16) Tiene el corazón duro como la roca,
duro como piedra de moler.
25 (17) Cuando él se levanta, los dioses se espantan
y huyen llenos de terror.
26 (18) Ni espada ni lanza ni flecha ni dardo
sirven de nada para atacarlo.
27 (19) Para él, el hierro es como paja,
y el bronce como madera podrida.
28 (20) Las flechas no lo hacen huir;
lanzarle piedras es como lanzarle paja.
29 (21) Un golpe de mazo le es como un golpe de caña;
se ríe al oír silbar las jabalinas.
30 (22) Cuando se arrastra, abre surcos en el barro,
como si lo hiciera con afilados trillos.
31 (23) Hace hervir como una olla al mar profundo;
como una caldera para mezclar ungüentos.
32 (24) Va dejando en el agua una estela
blanca y brillante como melena de canas.
33 (25) No hay en la tierra nada que se le parezca;
fue hecho para no sentir miedo jamás.
34 (26) Hace frente aun a los más arrogantes,
y es el rey de todas las fieras.

Job reconoce la sabiduría de Dios

Job

42 Yo sé que tú lo puedes todo
y que no hay nada que no puedas realizar.
¿Quién soy yo para dudar de tu providencia,
mostrando así mi ignorancia?
Yo estaba hablando de cosas que no entiendo,
cosas tan maravillosas que no las puedo comprender.
Tú me dijiste: «Escucha, que quiero hablarte;
respóndeme a estas preguntas.»
Hasta ahora, sólo de oídas te conocía,
pero ahora te veo con mis propios ojos.
Por eso me retracto arrepentido,
sentado en el polvo y la ceniza.

Dios devuelve la prosperidad a Job

Después que el Señor dijo estas cosas a Job, dijo también a Elifaz: «Estoy muy enojado contigo y con tus dos amigos, porque no dijeron la verdad acerca de mí, como lo hizo mi siervo Job. Tomen ahora siete toros y siete carneros y vayan a ver a mi siervo Job, y ofrézcanlos como holocausto por ustedes. Mi siervo Job orará por ustedes, y yo aceptaré su oración y no les haré ningún daño, aunque se lo merecen por no haber dicho la verdad acerca de mí, como lo hizo mi siervo Job.»

Elifaz, Bildad y Sofar fueron e hicieron lo que el Señor les ordenó, y el Señor aceptó la oración de Job.

10 Después que Job oró por sus amigos, Dios le devolvió su prosperidad anterior, y aun le dio dos veces más de lo que antes tenía. 11 Entonces fueron a visitarlo todos sus hermanos, hermanas y amigos, y todos sus antiguos conocidos, y en su compañía celebraron un banquete en su casa. Le ofrecieron sus condolencias y lo consolaron por todas las calamidades que el Señor le había enviado, y cada uno de ellos le dio una cantidad de dinero y un anillo de oro.

12 Dios bendijo a Job en sus últimos años más abundantemente que en los anteriores. Llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. 13 También tuvo catorce hijos y tres hijas. 14 A la mayor la llamó Jemimá, a la segunda, Quesiá y a la tercera, Queren-hapuc. 15 No había en todo el mundo mujeres tan bonitas como las hijas de Job. Su padre las hizo herederas de sus bienes, junto con sus hermanos.

16-17 Después de esto, Job vivió ciento cuarenta años, y murió a una edad muy avanzada, llegando a ver a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos.

40 Además respondió Jehová a Job, y dijo:

¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?

El que disputa con Dios, responda a esto.

Entonces respondió Job a Jehová, y dijo:

He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé?

Mi mano pongo sobre mi boca.

Una vez hablé, mas no responderé;

Aun dos veces, mas no volveré a hablar.

Manifestaciones del poder de Dios

Respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo:

Cíñete ahora como varón tus lomos;

Yo te preguntaré, y tú me responderás.

¿Invalidarás tú también mi juicio?

¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?

¿Tienes tú un brazo como el de Dios?

¿Y truenas con voz como la suya?

10 Adórnate ahora de majestad y de alteza,

Y vístete de honra y de hermosura.

11 Derrama el ardor de tu ira;

Mira a todo altivo, y abátelo.

12 Mira a todo soberbio, y humíllalo,

Y quebranta a los impíos en su sitio.

13 Encúbrelos a todos en el polvo,

Encierra sus rostros en la oscuridad;

14 Y yo también te confesaré

Que podrá salvarte tu diestra.

15 He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti;

Hierba come como buey.

16 He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos,

Y su vigor en los músculos de su vientre.

17 Su cola mueve como un cedro,

Y los nervios de sus muslos están entretejidos.

18 Sus huesos son fuertes como bronce,

Y sus miembros como barras de hierro.

19 Él es el principio de los caminos de Dios;

El que lo hizo, puede hacer que su espada a él se acerque.

20 Ciertamente los montes producen hierba para él;

Y toda bestia del campo retoza allá.

21 Se echará debajo de las sombras,

En lo oculto de las cañas y de los lugares húmedos.

22 Los árboles sombríos lo cubren con su sombra;

Los sauces del arroyo lo rodean.

23 He aquí, sale de madre el río, pero él no se inmuta;

Tranquilo está, aunque todo un Jordán se estrelle contra su boca.

24 ¿Lo tomará alguno cuando está vigilante,

Y horadará su nariz?

41 ¿Sacarás tú al leviatán(A) con anzuelo,

O con cuerda que le eches en su lengua?

¿Pondrás tú soga en sus narices,

Y horadarás con garfio su quijada?

¿Multiplicará él ruegos para contigo?

¿Te hablará él lisonjas?

¿Hará pacto contigo

Para que lo tomes por siervo perpetuo?

¿Jugarás con él como con pájaro,

O lo atarás para tus niñas?

¿Harán de él banquete los compañeros?

¿Lo repartirán entre los mercaderes?

¿Cortarás tú con cuchillo su piel,

O con arpón de pescadores su cabeza?

Pon tu mano sobre él;

Te acordarás de la batalla, y nunca más volverás.

He aquí que la esperanza acerca de él será burlada,

Porque aun a su sola vista se desmayarán.

10 Nadie hay tan osado que lo despierte;

¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?

11 ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya?(B)

Todo lo que hay debajo del cielo es mío.

12 No guardaré silencio sobre sus miembros,

Ni sobre sus fuerzas y la gracia de su disposición.

13 ¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura?

¿Quién se acercará a él con su freno doble?

14 ¿Quién abrirá las puertas de su rostro?

Las hileras de sus dientes espantan.

15 La gloria de su vestido son escudos fuertes,

Cerrados entre sí estrechamente.

16 El uno se junta con el otro,

Que viento no entra entre ellos.

17 Pegado está el uno con el otro;

Están trabados entre sí, que no se pueden apartar.

18 Con sus estornudos enciende lumbre,

Y sus ojos son como los párpados del alba.

19 De su boca salen hachones de fuego;

Centellas de fuego proceden.

20 De sus narices sale humo,

Como de una olla o caldero que hierve.

21 Su aliento enciende los carbones,

Y de su boca sale llama.

22 En su cerviz está la fuerza,

Y delante de él se esparce el desaliento.

23 Las partes más flojas de su carne están endurecidas;

Están en él firmes, y no se mueven.

24 Su corazón es firme como una piedra,

Y fuerte como la muela de abajo.

25 De su grandeza tienen temor los fuertes,

Y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.

26 Cuando alguno lo alcanzare,

Ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.

27 Estima como paja el hierro,

Y el bronce como leño podrido.

28 Saeta no le hace huir;

Las piedras de honda le son como paja.

29 Tiene toda arma por hojarasca,

Y del blandir de la jabalina se burla.

30 Por debajo tiene agudas conchas;

Imprime su agudez en el suelo.

31 Hace hervir como una olla el mar profundo,

Y lo vuelve como una olla de ungüento.

32 En pos de sí hace resplandecer la senda,

Que parece que el abismo es cano.

33 No hay sobre la tierra quien se le parezca;

Animal hecho exento de temor.

34 Menosprecia toda cosa alta;

Es rey sobre todos los soberbios.

Confesión y justificación de Job

42 Respondió Job a Jehová, y dijo:

Yo conozco que todo lo puedes,

Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.

¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?(C)

Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;

Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.

Oye, te ruego, y hablaré;

Te preguntaré, y tú me enseñarás.(D)

De oídas te había oído;

Mas ahora mis ojos te ven.

Por tanto me aborrezco,

Y me arrepiento en polvo y ceniza.

Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job. Fueron, pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, e hicieron como Jehová les dijo; y Jehová aceptó la oración de Job.

Restauración de la prosperidad de Job

10 Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.(E) 11 Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero y un anillo de oro. 12 Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, 13 y tuvo siete hijos y tres hijas. 14 Llamó el nombre de la primera, Jemima, el de la segunda, Cesia, y el de la tercera, Keren-hapuc. 15 Y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. 16 Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. 17 Y murió Job viejo y lleno de días.

40 El Señor dijo también a Job:

«¿Corregirá al Todopoderoso quien contra él contiende?
    ¡Que responda a Dios quien se atreve a acusarlo!».

Entonces Job respondió al Señor:

«¿Qué puedo responderte, si soy tan indigno?
    ¡Me tapo la boca con la mano!
Hablé una vez y no voy a responder;
    hablé otra vez y no voy a insistir».

El Señor respondió a Job desde la tempestad. Le dijo:

«Prepárate a hacerme frente.
    Yo te cuestionaré y tú me responderás.

»¿Vas acaso a invalidar mi justicia?
    ¿Me condenarás para justificarte?
¿Tienes acaso un brazo como el mío?
    ¿Puede tu voz tronar como la mía?
10 Si es así, cúbrete de gloria y esplendor;
    revístete de honra y majestad.
11 Da rienda suelta a la furia de tu ira;
    mira a los orgullosos y humíllalos;
12 mira a los soberbios y somételos;
    aplasta a los malvados donde se hallen.
13 Entiérralos a todos en el polvo;
    amortaja sus rostros en la fosa.
14 Yo, por mi parte, reconoceré
    que en tu mano derecha está la salvación.

15 »Mira a Behemot,[a] criatura mía igual que tú,
    que se alimenta de hierba, como los bueyes.
16 ¡Cuánta fuerza hay en sus lomos!
    ¡Su poder está en los músculos de su vientre!
17 Su rabo se mece como un cedro;
    los tendones de sus muslos se entrelazan.
18 Sus huesos son como barras de bronce;
    sus piernas parecen barrotes de hierro.
19 Entre mis obras ocupa el primer lugar;
    solo yo, su Hacedor, puedo acercármele con la espada.
20 Los montes le brindan sus frutos;
    allí juguetean todos los animales salvajes.
21 Debajo de las plantas de lotos se tiende a descansar;
    se oculta entre los juncos del pantano.
22 Los lotos le brindan su sombra;
    los álamos junto al río lo envuelven.
23 No se alarma si brama el río;
    vive tranquilo, aunque el Jordán le llegue al hocico.
24 ¿Quién ante sus ojos se atreve a capturarlo?
    ¿Quién puede atraparlo y perforarle la nariz?

41 »¿Puedes pescar a Leviatán con un anzuelo
    o atarle la lengua con una cuerda?
¿Puedes ponerle un cordel en la nariz
    o perforarle la quijada con un gancho?
¿Acaso amablemente va a pedirte
    o suplicarte que le tengas compasión?
¿Acaso va a comprometerse
    a ser tu esclavo de por vida?
¿Podrás jugar con él como juegas con los pájaros
    o atarlo para que tus niñas se entretengan?
¿Podrán los mercaderes ofrecerlo como mercancía[b]
    o cortarlo en pedazos para venderlo?
¿Puedes atravesarle la piel con lanzas
    o la cabeza con arpones?
Si llegas a ponerle la mano encima,
    ¡jamás te olvidarás de esa batalla
    y no querrás repetir la experiencia!
Vana es la pretensión de llegar a someterlo;
    basta con verlo para desmayarse.
10 No hay quien se atreva siquiera a provocarlo.
    ¿Quién, pues, podría hacerme frente?
11 ¿Y quién tiene alguna cuenta que cobrarme?
    ¡Mío es todo cuanto hay bajo los cielos!

12 »No puedo dejar de mencionar sus extremidades,
    su fuerza y su elegante apariencia.
13 ¿Quién puede despojarlo de su coraza?
    ¿Quién puede acercarse a él y ponerle un freno?
14 ¿Quién se atreve a abrir el abismo de sus fauces,
    coronadas de terribles colmillos?
15 Tiene el lomo[c] recubierto de hileras de escudos,
    todos ellos unidos en cerrado tejido;
16 tan juntos están uno al otro
    que no dejan pasar ni el aire;
17 tan prendidos están uno del otro,
    tan unidos entre sí, que no pueden separarse.
18 Resopla y lanza deslumbrantes relámpagos;
    sus ojos se parecen a los rayos de la aurora.
19 Ascuas de fuego brotan de su hocico;
    chispas de lumbre salen disparadas.
20 Lanza humo por la nariz,
    como olla hirviendo sobre un fuego de juncos.
21 Con su aliento enciende los carbones
    y lanza fuego por la boca.
22 En su cuello radica su fuerza;
    ante él, todo el mundo pierde el ánimo.
23 Los pliegues de su piel son un tejido apretado;
    firmes son e inconmovibles.
24 Duro es su pecho, como una roca;
    sólido, cual piedra de molino.
25 Cuando se yergue, los poderosos tiemblan;
    cuando se sacude, emprenden la huida.
26 La espada, aunque lo alcance, no lo hiere;
    tampoco lo hieren los dardos
    ni las lanzas y las jabalinas.
27 Al hierro lo trata como a paja
    y al bronce como a madera podrida.
28 No lo hacen huir las flechas;
    ve como paja las piedras de las hondas.
29 Al mazo lo considera paja;
    se burla del silbido de la jabalina.
30 Sus costados son dentados tiestos
    que en el fango van dejando huellas de rastrillos.
31 Hace hervir las profundidades como un caldero;
    agita los mares como un frasco de ungüento.
32 Una estela brillante va dejando tras de sí,
    cual si fuera la blanca cabellera del abismo.
33 Es un monstruo que a nada teme;
    nada hay en el mundo que se le parezca.
34 Mira con desdén a todos los poderosos;
    ¡él es rey de todos los soberbios!».

Respuesta de Job

42 Job respondió entonces al Señor. Le dijo:

«Yo sé bien que tú lo puedes todo,
    que no es posible frustrar ninguno de tus planes.
“¿Quién es este —has preguntado—,
    que sin conocimiento oscurece mi consejo?”.
Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender,
    de cosas demasiado maravillosas
    que me son desconocidas.

»Dijiste:[d] “Ahora escúchame, yo voy a hablar;
    yo te cuestionaré y tú me responderás”.
De oídas había oído hablar de ti,
    pero ahora te veo con mis propios ojos.
Por tanto, me retracto
    y me arrepiento en polvo y ceniza».

Epílogo

Después de haberle dicho todo esto a Job, el Señor se dirigió a Elifaz de Temán y dijo: «Estoy muy enojado contigo y con tus dos amigos porque, a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han hablado de mí no es verdad. Tomen ahora siete novillos y siete carneros, vayan con mi siervo Job y ofrezcan un holocausto por ustedes mismos. Mi siervo Job orará por ustedes, y yo atenderé a su oración y no los haré quedar en vergüenza. Conste que, a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han dicho de mí no es verdad».

Elifaz de Temán, Bildad de Súah y Zofar de Namat fueron y cumplieron con lo que el Señor les había ordenado y el Señor atendió a la oración de Job.

10 Después de haber orado Job por sus amigos, el Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía. 11 Todos sus hermanos y hermanas, y todos los que antes lo habían conocido, fueron a su casa y celebraron con él un banquete. Lo animaron y lo consolaron por todas las calamidades que el Señor había enviado, y cada uno de ellos le dio una pieza de plata[e] y un anillo de oro.

12 El Señor bendijo más los últimos años de Job que los primeros, pues llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. 13 Tuvo también siete hijos y tres hijas. 14 A la primera de ellas le puso por nombre Jemima, a la segunda la llamó Quesia y a la tercera, Keren Hapuc.[f] 15 No había en todo el país mujeres tan bellas como las hijas de Job. Su padre les dejó una herencia, lo mismo que a sus hermanos.

16 Después de estos sucesos Job vivió ciento cuarenta años. Llegó a ver a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. 17 Disfrutó de una larga vida y murió muy anciano.

Notas al pie

  1. 40:15 Behemot. Posiblemente se trata del hipopótamo o del elefante.
  2. 41:6 como mercancía. Alt. en un banquete.
  3. 41:15 lomo (véanse LXX y Vulgata); orgullo (TM).
  4. 42:4 Dijiste. Véase 38:3.
  5. 42:11 pieza de plata. Lit. quesita (término monetario hebreo cuyo peso y valor no se conocen).
  6. 42:14 Jemima, que significa Paloma; Quesia, que significa Canela; Keren Hapuc, que significa Frasquito de maquillaje.

40 1-2 »Yo soy el Dios todopoderoso;
tú me criticaste y desafiaste,
ahora respóndeme».

Y Job le respondió:

4-5 «¿Qué podría responderte
si soy tan poca cosa?
Ya he hablado más de la cuenta,
y no voy a insistir.
Prefiero quedarme callado».

Pero Dios le respondió a Job desde la tempestad, y le dijo:

«¡Vamos a ver qué tan valiente eres!
Ahora yo voy a hablar,
y tú me vas a escuchar.

»¿Tienes que acusarme de injusto
para probar que eres inocente?
¿Acaso tu voz y tu poder
se comparan a los míos?
10 Si así es, ¡demuéstralo!
11 No controles tu enojo;
¡humilla a los orgullosos!
12 Fíjate en esos malvados,
y aplástalos donde se encuentren;
13 ¡envuélvelos y entiérralos
en la tumba más profunda!
14 Entonces tendré que admitir
que eres lo bastante poderoso
para alcanzar la victoria.

15 »Fíjate en el hipopótamo,
animal parecido a los bueyes,
pues se alimenta de hierba.
A él y a ti los he creado.
16 Toda su fuerza se encuentra
en sus poderosos lomos.
17 Su rabo parece un árbol;
sus músculos son muy fuertes.
18 Sus huesos parecen de bronce;
sus piernas parecen de hierro.
19 Entre los animales que he creado,
él ocupa el primer lugar;
pero yo lo he creado y, si quiero,
puedo quitarle la vida.
20 Se alimenta de hierba del campo,
donde juegan los animales salvajes.
21-22 Se esconde entre los juncos,
y a la sombra de los árboles
se tiende a descansar.
23 Puede beberse un río entero;
¡podría tragarse el río Jordán!
24 ¿Quién se le puede enfrentar?
¿Quién se atreve a capturarlo?
¿Quién puede perforarle la nariz?
41 »No puedes pescar un cocodrilo
con un simple anzuelo,
ni atarle la lengua con una cuerda.
No puedes perforarle la quijada
ni atarle el hocico.
¡Un cocodrilo no va a rogarte
que le tengas compasión,
ni va a servirte como esclavo
por el resto de su vida!
Tampoco podrás jugar con él
como juegas con los pájaros,
y atarle una cuerda a una pata
para que jueguen tus hijas.
No se despedaza un cocodrilo
para venderlo en el mercado;
¡las lanzas no le atraviesan
la piel ni la cabeza!
Si quieres sujetarlo,
acabarás peleando con él,
y te arrepentirás de hacerlo.
No tiene caso que pienses
en llegar a dominarlo;
¡con sólo verlo, caerás desmayado!
10 Si nadie puede con él,
¿quién va a poder conmigo,
que soy el Dios todopoderoso?
11 ¡Mío es todo lo que hay
debajo del cielo!
¿Quién me puede pedir cuentas?

12-13 »No olvides que el cocodrilo
tiene patas muy fuertes
una piel impenetrable,
y un cuerpo enorme
que nadie puede dominar.
14 No hay quien se atreva
a abrirle el enorme hocico
para ver sus filosos colmillos.
15-17 Su cuerpo está cubierto
con hileras de pequeños escudos,
que ni el aire dejan pasar.
18 Cuando el cocodrilo resopla,
sus ojos brillan más que el rayo
y que el sol del nuevo día;
19 de su hocico salen
chispas de lumbre y llamas de fuego;
20-21 lanza humo por la nariz
y fuego por la boca;
¡parece una olla puesta al fuego!
¡Un soplo suyo enciende la leña!
22 Es tan fuerte su cuello
que sólo de verlo da miedo;
23 la piel más blanda de su cuerpo
es impenetrable;
24 su pecho es firme como roca
y duro como piedra de molino.
25 Cuando el cocodrilo se sacude,
hasta los más poderosos
tiemblan y echan a correr.
26-29 No hay arma capaz de herirlo,
pues rompe el hierro como paja,
y el bronce como madera podrida;
las flechas no lo penetran,
y las piedras de las hondas
tan sólo le hacen cosquillas;
golpearlo con un martillo
es como golpearlo con una pluma.
30 Cuando se arrastra por el lodo,
abre surcos como el arado;
31 cuando se lanza al fondo del lago,
el agua parece una olla hirviendo,
32 y a su paso va dejando
una estela blanca y brillante.
33 El cocodrilo a nadie le teme,
y no hay animal que se le parezca.
34 Desprecia a los poderosos,
pues es el rey de los monstruos».

Respuesta final de Job

42 Entonces Job le respondió a Dios:

«Reconozco tu gran poder;
nadie puede impedirte
llevar a cabo tus planes.
Tú preguntas quién soy yo,
que siendo un ignorante
he puesto en duda tu sabiduría.
Reconozco que he dicho cosas
que no alcanzo a comprender,
cosas que son maravillosas
y que en realidad no conozco.

»Tú dijiste:

“Ahora yo voy a hablar,
y tú me vas a escuchar”.

»Lo que antes sabía de ti
era lo que me habían contado,
pero ahora mis ojos te han visto,
y he llegado a conocerte.
Así que retiro lo dicho,
y te ruego me perdones».

Un final feliz

Después de haber hablado con Job, Dios se dirigió a Elifaz y le dijo:

«Estoy muy enojado contigo y con tus dos amigos. Lo que han dicho ustedes de mí no es verdad; en cambio, es verdad lo que ha dicho Job. Así que ahora acompañen a Job, y quemen en mi honor siete toros y siete carneros, para que yo los perdone. Job me rogará por ustedes, y en atención a sus ruegos no los haré quedar en vergüenza. Pero reconozcan que, a diferencia de Job, lo que han dicho ustedes de mí no es verdad».

Entonces Elifaz, Bildad y Zofar fueron y cumplieron con lo que Dios les mandó hacer, y Dios atendió a los ruegos de Job.

10 Después de que Job oró por sus amigos, Dios hizo que Job volviera a prosperar, y le devolvió el doble de lo que antes tenía. 11 Todos sus hermanos y hermanas, y todos los que antes lo habían conocido, fueron a visitarlo y celebraron una gran fiesta. Lo animaron y lo consolaron por todas las tragedias que Dios le había enviado, y cada uno de ellos le regaló una moneda de plata y un anillo de oro.

12 En sus últimos años de vida, Job recibió de Dios más bendiciones que en los primeros, pues llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, dos mil bueyes y mil burras; 13 además, tuvo catorce hijos y tres hijas. 14 A la primera de ellas la llamó Paloma, a la segunda la llamó Jazmín, y a la tercera la llamó Azucena. 15 Estas tres hijas de Job eran las mujeres más hermosas del país, y tanto a ellas como a sus hermanos, Job les dejó una herencia.

16 Job vivió todavía ciento cuarenta años, y llegó a ver a sus hijos y nietos, hasta la cuarta generación. 17 Luego de haber disfrutado de una larga vida, murió siendo ya muy anciano.

Reto de Dios a Job

40 Entonces continuó el Señor y dijo a Job:

¿Podrá el que censura contender con el Todopoderoso[a](A)?
El que reprende a Dios, responda(B) a esto.

Entonces Job respondió al Señor y dijo:
He aquí, yo soy insignificante; ¿qué puedo yo responderte?
Mi mano pongo sobre la boca(C).
Una vez he hablado, y no responderé(D);
aun dos veces, y no añadiré más.

Entonces el Señor respondió a Job desde la tormenta y dijo(E):
Ciñe ahora tus lomos como un hombre;
yo te preguntaré, y tú me instruirás(F).
¿Anularás realmente mi juicio(G)?
¿Me condenarás(H) para justificarte tú(I)?
¿Acaso tienes tú un brazo como el de Dios,
y truenas con una voz como la suya(J)?

10 Adórnate ahora de majestad y dignidad,
y vístete de gloria y de esplendor(K).
11 Derrama los torrentes de tu ira(L),
mira a todo soberbio y abátelo(M),
12 mira a todo soberbio y humíllalo(N),
y pisotea a los impíos donde están[b](O).
13 Escóndelos juntos en el polvo(P);
átalos[c] en el lugar oculto.
14 Entonces yo también te confesaré[d]
que tu mano derecha te puede salvar.

15 He aquí ahora, Behemot[e], al cual hice(Q) como a ti[f],
que come hierba como el buey.
16 He aquí ahora, su fuerza está en sus lomos,
y su vigor en los músculos de su vientre.
17 Mueve[g] su cola como un cedro;
entretejidos están los tendones de sus muslos.
18 Sus huesos son tubos de bronce;
sus miembros[h] como barras de hierro.

19 Es la primera de las obras[i] de Dios(R);
que solo su hacedor(S) le acerque su espada.
20 Ciertamente alimento le traen los montes(T),
y todas las bestias del campo retozan allí(U).
21 Bajo los lotos se echa,
en lo oculto de las cañas y del pantano.
22 Lo cubren los lotos con su sombra;
los sauces del arroyo lo rodean.
23 Si el río ruge[j], él no se alarma;
tranquilo está, aunque el Jordán(V) se lance contra su boca.
24 ¿Lo capturará alguien cuando está vigilando[k]?
¿Perforará alguien su nariz con garfios[l]?

41 [m]¿Sacarás tú a Leviatán[n](W) con anzuelo,
o sujetarás con cuerda su lengua?
¿Pondrás una soga[o] en su nariz,
o perforarás su quijada con gancho[p](X)?
¿Acaso te hará muchas súplicas,
o te hablará palabras sumisas?
¿Hará un pacto contigo?
¿Lo tomarás como siervo para siempre?
¿Jugarás con él como con un pájaro,
o lo atarás para tus doncellas?
¿Traficarán con él los comerciantes[q]?
¿Lo repartirán entre los mercaderes?
¿Podrás llenar su piel de arpones,
o de lanzas de pescar su cabeza?
Pon tu mano[r] sobre él;
te acordarás de la batalla y no lo volverás a hacer[s].
[t]He aquí, falsa es tu[u] esperanza;
con solo verlo serás[v] derribado.
10 Nadie hay tan audaz que lo despierte(Y);
¿quién, pues, podrá estar delante de mí?
11 ¿Quién me ha dado[w] algo para que yo se lo restituya(Z)?
Cuanto existe debajo de todo el cielo es mío(AA).

12 No dejaré de hablar de sus miembros,
ni de su gran poder, ni de su agraciada figura.
13 ¿Quién lo desnudará de su armadura exterior[x]?
¿Quién penetrará su doble malla[y]?
14 ¿Quién abrirá las puertas de sus fauces[z]?
Alrededor de sus dientes hay terror.
15 Sus fuertes escamas[aa] son su orgullo,
cerradas como con apretado sello.
16 La una está tan cerca de la otra
que el aire no puede penetrar entre ellas.
17 Unidas están una a la otra;
se traban entre sí y no pueden separarse.
18 Sus estornudos dan destellos de luz,
y sus ojos son como los párpados del alba(AB).
19 De su boca salen antorchas,
chispas de fuego saltan.
20 De sus narices sale humo,
como de una olla que hierve sobre[ab] juncos encendidos.
21 Su aliento enciende carbones,
y una llama sale de su boca.
22 En su cuello reside el poder,
y salta el desaliento delante de él.
23 Unidos están los pliegues de su carne,
firmes están en él e inamovibles.
24 Su corazón es duro como piedra,
duro como piedra de molino.
25 Cuando él se levanta, los poderosos[ac] tiemblan;
a causa del estruendo quedan confundidos.
26 La espada que lo alcance no puede prevalecer,
ni la lanza, el dardo, o la jabalina.
27 Estima el hierro como paja,
el bronce como madera carcomida.
28 No lo hace huir la flecha[ad];
en hojarasca se convierten para él las piedras de la honda.
29 Como hojarasca son estimadas las mazas;
se ríe del blandir de la jabalina.
30 Por debajo[ae] tiene como tiestos puntiagudos;
se extiende[af] como trillo sobre el lodo.
31 Hace hervir las profundidades como olla;
hace el mar como redoma de ungüento.
32 Detrás de sí hace brillar una estela;
se diría que el abismo es canoso.
33 Nada en la tierra[ag] es semejante a él(AC),
que fue hecho sin temor.
34 [ah]Desafía[ai] a todo ser altivo;
él es rey sobre todos los hijos de orgullo(AD).

Confesión y restauración de Job

42 Entonces Job respondió al Señor, y dijo:

Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas(AE),
y que ningún propósito tuyo puede ser estorbado.
«¿Quién es este que oculta el consejo sin entendimiento(AF)?».
Por tanto, he declarado lo que no comprendía,
cosas demasiado maravillosas para mí(AG), que yo no sabía.
«Escucha ahora, y hablaré;
te preguntaré y tú me instruirás(AH)».
He sabido de ti solo de oídas(AI),
pero ahora mis ojos te ven(AJ).
Por eso me retracto,
y me arrepiento en polvo y ceniza.

Y sucedió que después que el Señor habló estas palabras a Job, el Señor dijo a Elifaz temanita: Se ha encendido mi ira contra ti y contra tus dos amigos, porque no habéis hablado de mí lo que es recto, como mi siervo Job(AK). Ahora pues, tomad siete novillos y siete carneros(AL), id a mi siervo Job y ofreced holocausto(AM) por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros(AN). Porque ciertamente a él atenderé[aj] para no hacer con vosotros conforme a vuestra insensatez(AO), porque no habéis hablado de mí lo que es recto, como mi siervo Job. Y Elifaz temanita y Bildad suhita y Zofar naamatita fueron e hicieron tal como el Señor les había dicho; y el Señor aceptó a[ak] Job.

10 Y el Señor restauró el bienestar de Job cuando este oró por sus amigos; y el Señor aumentó al doble todo lo que Job había poseído(AP). 11 Entonces todos sus hermanos y todas sus hermanas y todos los que le habían conocido antes(AQ), vinieron a él y comieron pan con él en su casa; se condolieron de él y lo consolaron(AR) por todo el mal que el Señor había traído sobre él. Cada uno le dio una moneda de plata[al], y cada uno un anillo de oro. 12 El Señor bendijo los últimos días de Job más que los primeros[am](AS); y tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas(AT). 13 Y tuvo siete hijos y tres hijas(AU). 14 Llamó a la primera Jemina, a la segunda Cesia y a la tercera Keren-hapuc. 15 Y en toda la tierra no se encontraban mujeres tan hermosas como las hijas de Job; y su padre les dio herencia entre sus hermanos. 16 Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta cuatro generaciones. 17 Y murió Job, anciano y lleno de días(AV).

Notas al pie

  1. Job 40:2 Heb., Shaddai
  2. Job 40:12 Lit., debajo de ellos
  3. Job 40:13 O, ata sus rostros
  4. Job 40:14 O, alabaré
  5. Job 40:15 O, el hipopótamo
  6. Job 40:15 Lit., contigo
  7. Job 40:17 Lit., Inclina
  8. Job 40:18 Lit., huesos
  9. Job 40:19 Lit., los caminos
  10. Job 40:23 U, oprime
  11. Job 40:24 Lit., en sus ojos
  12. Job 40:24 Lit., lazos
  13. Job 41:1 En el texto heb., cap. 40:25
  14. Job 41:1 O, al monstruo marino o, cocodrilo
  15. Job 41:2 Lit., cuerda de juncos
  16. Job 41:2 O, espina, o, argolla
  17. Job 41:6 Lit., socios
  18. Job 41:8 Lit., palma
  19. Job 41:8 Lit., no añadas
  20. Job 41:9 En el texto heb., cap. 41:1
  21. Job 41:9 Lit., su
  22. Job 41:9 Lit., será él
  23. Job 41:11 Lit., anticipado
  24. Job 41:13 Lit., ¿Quién descubrirá el frente de su vestidura?
  25. Job 41:13 Así en la versión gr. (sept.); en heb., freno
  26. Job 41:14 Lit., su rostro
  27. Job 41:15 Lit., hileras de escudos
  28. Job 41:20 Lit., y
  29. Job 41:25 O, dioses
  30. Job 41:28 Lit., el hijo del arco
  31. Job 41:30 Lit., Sus partes de abajo
  32. Job 41:30 O, atraviesa
  33. Job 41:33 Lit., el polvo
  34. Job 41:34 En el texto heb., cap. 41:26
  35. Job 41:34 Lit., Mira
  36. Job 42:8 Lit., levantaré su rostro
  37. Job 42:9 Lit., levantó el rostro de
  38. Job 42:11 Heb., kesita; moneda muy antigua, de un valor superior a un siclo
  39. Job 42:12 Lit., su principio