Job 30
Reina-Valera 1995
Job lamenta su desdicha presente
30 »Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo,
a cuyos padres yo desdeñaba poner junto a los perros de mi ganado,
2 pues ¿de qué me hubiera servido ni aun la fuerza de sus manos,
si no tienen fuerza alguna?
3 A causa de la pobreza y del hambre andaban solitarios,
huían a la soledad, a lugares tenebrosos, desolados y desiertos.
4 Recogían malvas entre los arbustos
y raíces de enebro para calentarse.
5 Los echaban de en medio de la gente
y todos les gritaban como a ladrones.
6 Vivían en las barrancas de los arroyos,
en las cavernas de la tierra y entre las rocas.
7 Bramaban entre las matas
y se reunían debajo de los espinos.
8 Hijos de gente vil, hombres sin nombre,
más bajos que la misma tierra.
9 »¡Y ahora yo soy objeto de su burla
y les sirvo de refrán!
10 Me abominan, se alejan de mí
y no dejan de escupirme en el rostro.
11 Porque Dios ha desatado la cuerda y me ha afligido,
por eso se han desenfrenado en mi propio rostro.
12 A mi derecha se levanta el populacho,
empujan mis pies
y preparan caminos para mi ruina.
13 Desbaratan mi senda,
se aprovechan de mi quebrantamiento,
y no tengo quien me auxilie contra ellos.
14 Vienen como por un ancho portillo,
revolviéndose sobre mi calamidad.
15 Terrores se han vuelto contra mí;
como viento es arrasado mi honor,
y mi prosperidad ha pasado como una nube.
16 »Ahora mi alma está derramada en mí,
pues se apoderan de mí días de aflicción.
17 La noche taladra mis huesos
y los dolores que me roen no reposan.
18 La violencia deforma mi vestidura:
me oprime como el cuello de mi túnica.
19 Dios me ha derribado en el lodo
y ahora soy semejante al polvo y a la ceniza.
20 ¡Clamo a ti, pero no me escuchas!
¡Me presento, pero no me atiendes!
21 Te has vuelto cruel conmigo;
con el poder de tu mano me persigues.
22 Me has alzado sobre el viento, me haces cabalgar en él
y destruyes mi sustancia.
23 Yo sé que me conduces a la muerte,
y a la casa a donde va todo ser viviente.
24 »Mas él, ¿no extenderá la mano contra el sepulcro?
¿O no clamarán los sepultados cuando él los quebrante?
25 Y yo, ¿no he llorado por el que sufre?
¿No me he entristecido a causa del necesitado?
26 Sin embargo, cuando yo esperaba el bien, entonces vino el mal;
cuando esperaba la luz, vino la oscuridad.
27 Mis entrañas se agitan sin reposo,
por los días de aflicción que me han sobrecogido.
28 Ando ennegrecido, y no por el sol;
me he levantado en la congregación, y he clamado.
29 He venido a ser hermano de chacales
y compañero de avestruces.
30 Mi piel, ennegrecida, se me cae,
mis huesos arden de calor.
31 Mi arpa se ha cambiado por luto,
y mi flauta por voz de lamentadores.
Job 30
Reina-Valera 1960
Job lamenta su desdicha actual
30 Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo,
A cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado.
2 ¿Y de qué me serviría ni aun la fuerza de sus manos?
No tienen fuerza alguna.
3 Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos;
Huían a la soledad, a lugar tenebroso, asolado y desierto.
4 Recogían malvas entre los arbustos,
Y raíces de enebro para calentarse.
5 Eran arrojados de entre las gentes,
Y todos les daban grita como tras el ladrón.
6 Habitaban en las barrancas de los arroyos,
En las cavernas de la tierra, y en las rocas.
7 Bramaban entre las matas,
Y se reunían debajo de los espinos.
8 Hijos de viles, y hombres sin nombre,
Más bajos que la misma tierra.
9 Y ahora yo soy objeto de su burla,
Y les sirvo de refrán.
10 Me abominan, se alejan de mí,
Y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.
11 Porque Dios desató su cuerda, y me afligió,
Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.
12 A la mano derecha se levantó el populacho;
Empujaron mis pies,
Y prepararon contra mí caminos de perdición.
13 Mi senda desbarataron,
Se aprovecharon de mi quebrantamiento,
Y contra ellos no hubo ayudador.
14 Vinieron como por portillo ancho,
Se revolvieron sobre mi calamidad.
15 Se han revuelto turbaciones sobre mí;
Combatieron como viento mi honor,
Y mi prosperidad pasó como nube.
16 Y ahora mi alma está derramada en mí;
Días de aflicción se apoderan de mí.
17 La noche taladra mis huesos,
Y los dolores que me roen no reposan.
18 La violencia deforma mi vestidura; me ciñe como el cuello de mi túnica.
19 Él me derribó en el lodo,
Y soy semejante al polvo y a la ceniza.
20 Clamo a ti, y no me oyes;
Me presento, y no me atiendes.
21 Te has vuelto cruel para mí;
Con el poder de tu mano me persigues.
22 Me alzaste sobre el viento, me hiciste cabalgar en él,
Y disolviste mi sustancia.
23 Porque yo sé que me conduces a la muerte,
Y a la casa determinada a todo viviente.
24 Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro;
¿Clamarán los sepultados cuando él los quebrantare?
25 ¿No lloré yo al afligido?
Y mi alma, ¿no se entristeció sobre el menesteroso?
26 Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal;
Y cuando esperaba luz, vino la oscuridad.
27 Mis entrañas se agitan, y no reposan;
Días de aflicción me han sobrecogido.
28 Ando ennegrecido, y no por el sol;
Me he levantado en la congregación, y clamado.
29 He venido a ser hermano de chacales,
Y compañero de avestruces.
30 Mi piel se ha ennegrecido y se me cae,
Y mis huesos arden de calor.
31 Se ha cambiado mi arpa en luto,
Y mi flauta en voz de lamentadores.
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