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Jeremías predica en el templo

El Señor se dirigió a Jeremías, y le dijo: «Ponte a la entrada del templo del Señor y da a conocer allí este mensaje: Habitantes todos de Judá, que entran por estas puertas a adorar al Señor, escuchen este mensaje del Señor todopoderoso, el Dios de Israel: “Mejoren su vida y sus obras, y yo los dejaré seguir viviendo en esta tierra. No confíen en esos que los engañan diciendo: ¡Aquí está el templo del Señor, aquí está el templo del Señor!

»”Si mejoran su vida y sus obras y son justos los unos con los otros; si no explotan a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas, ni matan a gente inocente en este lugar, ni dan culto a otros dioses, con lo que ustedes mismos se perjudicarían, yo los dejaré seguir viviendo aquí, en la tierra que di para siempre a sus antepasados.

»”Ustedes confían en palabras engañosas que no les sirven de nada. Roban, matan, cometen adulterio, juran en falso, ofrecen incienso a Baal, dan culto a dioses con los que ustedes nada tienen que ver, 10 y después vienen a este templo que me está dedicado, a presentarse ante mí. Se creen que aquí están seguros; creen que pueden seguir haciendo esas cosas que yo no soporto. 11 ¿Acaso piensan que este templo que me está dedicado es una cueva de ladrones? Yo he visto todo eso. Yo, el Señor, lo afirmo. 12 Vayan a mi santuario en Siló, el primer lugar que escogí para residir, y vean lo que hice con él por la maldad de mi pueblo Israel. 13 Y aunque una y otra vez les he advertido acerca de su conducta, ustedes no han querido obedecerme, y ni siquiera me han respondido. Yo, el Señor, lo afirmo. 14 Por eso, lo mismo que hice con el santuario de Siló, lo voy a hacer con este templo dedicado a mí, el cual les di a ustedes y a sus antepasados y en el que ustedes confían. 15 Los arrojaré a ustedes de mi presencia como antes arrojé a sus hermanos, los descendientes de Efraín.”

Infidelidad de Israel

16 »Tú, Jeremías, no ores por este pueblo, no me ruegues ni me supliques por ellos. No me insistas, porque no te escucharé. 17 ¿No ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer tortas y ofrecerlas a la diosa que llaman Reina del Cielo. Me ofenden, además, ofreciendo vino a dioses extraños. 19 Pero más que ofenderme a mí, se ofenden a sí mismos, para su propia vergüenza. Yo, el Señor, lo afirmo. 20 Por eso yo, el Señor, les aseguro que voy a descargar toda mi ira contra este lugar y contra la gente, y aun contra los animales, los árboles del campo y las cosechas. Será como un incendio que no se apagará.»

21 El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice a su pueblo: «Ofrezcan todos los holocaustos y sacrificios que quieran, y coman de esa carne. 22 Pero cuando yo saqué a sus antepasados de Egipto, nada les dije ni ordené acerca de holocaustos y sacrificios. 23 Lo que sí les ordené fue que me obedecieran; pues así yo sería su Dios y ellos serían mi pueblo. Y les dije que se portaran como yo les había ordenado, para que les fuera bien. 24 Pero no me obedecieron ni me hicieron caso, sino que tercamente se dejaron llevar por las malas inclinaciones de su corazón. En vez de volverse a mí, me volvieron la espalda. 25 Desde que sus antepasados salieron de Egipto hasta ahora, yo les he enviado a ustedes, uno tras otro, a todos mis siervos los profetas. 26 Pero ustedes no me obedecieron ni me hicieron caso, sino que se portaron aún más tercamente que sus antepasados.

27 »Tú, Jeremías, diles todas estas cosas, aunque no te hagan caso; grítales, aunque no te respondan. 28 Diles: “Ésta es la nación que no obedece al Señor su Dios ni quiere ser corregida. La sinceridad ha desaparecido por completo de sus labios.”»

Culto pagano en Jerusalén

29 ¡Jerusalén, córtate la cabellera y tírala!
¡Entona un canto triste en las lomas desiertas!
Porque el Señor está enojado con tu gente,
la ha abandonado y rechazado.

30 El Señor afirma: «La gente de Judá ha hecho algo que me disgusta: pusieron sus despreciables ídolos en el templo dedicado a mí, y lo profanaron. 31 En el valle de Ben-hinom construyeron el altar de Tófet para quemar a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les había ordenado y que ni siquiera me pasó por la mente. 32 Por eso yo, el Señor, afirmo que vendrá el día en que a ese lugar ya no lo llamarán Tófet ni Valle de Ben-hinom, sino Valle de la Matanza. Y en Tófet enterrarán a los muertos, por no haber más lugar. 33 Los cadáveres de esta gente servirán de comida a las aves de rapiña y a las fieras, y no habrá quien las espante. 34 Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén los cantos de fiesta y alegría, y los cantos de bodas; todo el país quedará convertido en un desierto.»

El Señor afirma: «En aquel tiempo sacarán de sus tumbas los huesos de los reyes y de los jefes de Judá, de los sacerdotes, de los profetas y de los que vivieron en Jerusalén, y los dejarán tendidos al sol, a la luna y a todas las estrellas a las que habían amado, servido, seguido, consultado y adorado. Nadie los recogerá para enterrarlos. Quedarán en el suelo, como estiércol. Los que queden con vida de esta gente tan mala, en cualquier lugar en que se encuentren después que yo los disperse, preferirán la muerte a la vida. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo.

Traición y castigo de Israel

»Tú, Jeremías, comunícale al pueblo este mensaje de mi parte:

»“Cuando uno se cae, se levanta;
cuando pierde el camino, vuelve a él.
Entonces, Israel, ¿por qué me traicionaste?
¿Por qué, Jerusalén, renegaste de mí para siempre?
¿Por qué te empeñas en ser rebelde
y no quieres volver?
He estado escuchando con atención,
pero no he oído a nadie
que se arrepienta de su maldad
y tenga la franqueza de decir:
¿Qué es lo que he hecho?
Todos siguen veloces su camino,
como caballos desbocados en la batalla.
Aun la cigüeña en el cielo
sabe cuándo debe volver.
La tórtola, la golondrina y la grulla
saben cuándo deben ir a otro lugar.
En cambio tú, pueblo mío,
no conoces mis leyes.
¿Cómo pueden ustedes decir que son sabios
y que tienen la ley del Señor?
¡Si los cronistas, con pluma mentirosa,
la han falsificado!
Pero esos sabios quedarán humillados,
acobardados, como animales caídos en la trampa.
¿Dónde está su sabiduría,
si han rechazado mi palabra?
10 Por eso, voy a entregar sus mujeres a otros hombres,
y sus tierras a otros dueños.
Porque todos, grandes y pequeños,
sólo piensan en las ganancias mal habidas;
profetas y sacerdotes,
todos cometen fraudes.
11 Tratan por encima las heridas de mi pueblo;
dicen que todo está bien,
cuando todo está tan mal.
12 ¡Debería darles vergüenza
de hacer esas cosas que no soporto!
Pero no, no sienten vergüenza,
¡ya ni saben lo que es avergonzarse!
Por eso, cuando yo los castigue,
tropezarán y caerán como los otros.
Yo, el Señor, lo digo.”»

13 El Señor afirma:
«Voy a cortar a mi pueblo como si fuera trigo.
No quedará ni una uva en el viñedo,
ni un higo en la higuera.
Sólo quedarán hojas marchitas.»

14 Y el pueblo dirá:
«¿Para qué nos quedamos aquí?
¡Vámonos todos a las ciudades fortificadas,
a que nos maten de una vez!
El Señor, nuestro Dios, va a hacernos morir;
nos da a beber agua envenenada,
porque pecamos contra él.
15 Esperábamos prosperidad,
pero nada bueno nos ha llegado.
Esperábamos salud,
pero sólo hay espanto.
16 ¡Ya viene el enemigo!
¡Ya se oye desde Dan el resoplar de sus caballos!
Cuando relinchan, tiembla toda la tierra.
Vienen a destruir el país y todos sus bienes,
las ciudades y a los que en ellas viven.»

17 El Señor afirma:
«Voy a enviar contra ustedes serpientes venenosas,
que los van a morder;
contra ellas no hay magia que valga.»

Dolor de Jeremías por su pueblo

18 Mi dolor no tiene remedio,
mi corazón desfallece.
19 Los ayes de mi pueblo
se oyen por todo el país:
«¿Ya no está el Señor en Sión?
¿Ya no está allí su rey?»
Y el Señor responde:
«¿Por qué me ofendieron adorando a los ídolos,
a dioses inútiles y extraños?»
20 Pasó el verano, se acabó la cosecha
y no ha habido salvación para nosotros.
21 Sufro con el sufrimiento de mi pueblo;
la tristeza y el terror se han apoderado de mí.
22 ¿No habrá algún remedio en Galaad?
¿No habrá allí nadie que lo cure?
¿Por qué no puede sanar mi pueblo?

Mejorad vuestros caminos y vuestras obras

Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este.

Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.

He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan. Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis, 10 ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones? 11 ¿Es cueva de ladrones(A) delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová. 12 Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel. 13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis; 14 haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo.(B) 15 Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín.

16 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré. 17 ¿No ves lo que estos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira. 19 ¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová. ¿No obran más bien ellos mismos su propia confusión? 20 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; se encenderán, y no se apagarán.

Castigo de la rebelión de Judá

21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. 22 Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. 23 Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. 24 Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante, 25 desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar; 26 pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.

27 Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, y no te responderán. 28 Les dirás, por tanto: Esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada.

29 Corta tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha aborrecido y dejado la generación objeto de su ira.

30 Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola. 31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom,(C) para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas,(D) cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón. 32 Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar. 33 Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante. 34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa;(E) porque la tierra será desolada.

En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros; y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra. Y escogerá la muerte antes que la vida todo el resto que quede de esta mala generación, en todos los lugares adonde arroje yo a los que queden, dice Jehová de los ejércitos.

Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve al camino? ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, y no han querido volverse. Escuché y oí; no hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla. Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.

¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen? 10 Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño. 11 Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.(F) 12 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.(G) 13 Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.

14 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová. 15 Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación. 16 Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a los moradores de ella. 17 Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, y os morderán, dice Jehová.

Lamento sobre Judá y Jerusalén

18 A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí. 19 He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas? 20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. 21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.

22 ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?

La religión falsa e inútil

Esta es la palabra que vino a Jeremías de parte del Señor: «Párate a la entrada del Templo del Señor y desde allí proclama este mensaje: ¡Escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, habitantes de Judá que entran por estas puertas para adorar al Señor! Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “Corrijan su conducta y sus acciones y yo los dejaré vivir en este lugar. No confíen en esas palabras engañosas que repiten: ‘¡Este es el Templo del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor!’. Si realmente corrigen su conducta y sus acciones, si realmente practican la justicia los unos con los otros, si no oprimen al extranjero ni al huérfano ni a la viuda, si no derraman sangre inocente en este lugar ni siguen a otros dioses para su propio mal, entonces los dejaré vivir en este lugar, en la tierra que di a sus antepasados para siempre. ¡Pero ustedes confían en palabras engañosas, que no tienen validez alguna!

»”Roban, matan, cometen adulterio, juran con falsedad, queman incienso a Baal, siguen a otros dioses que jamás conocieron. 10 ¡Luego, vienen y se presentan ante mí en esta casa que lleva mi Nombre y dicen: ‘Estamos a salvo’, para después seguir cometiendo todas estas abominaciones! 11 ¿Creen acaso que esta casa que lleva mi Nombre es una cueva de ladrones? ¡Pero si yo mismo lo he visto!”, afirma el Señor.

12 »“Vayan ahora a mi santuario en Siló, donde al principio hice habitar mi Nombre, y vean lo que hice con él por culpa de la maldad de mi pueblo Israel. 13 Mientras hacían esas cosas —afirma el Señor—, yo les hablé una y otra vez, pero no me escucharon; los llamé, pero no me respondieron.

14 »”Por lo tanto, lo mismo que hice con Siló haré con esta casa, que lleva mi Nombre y en la que ustedes confían, y con el lugar que di a ustedes y a sus antepasados. 15 Los echaré de mi presencia, así como eché a todos sus hermanos, a toda la descendencia de Efraín”.

16 »Pero en cuanto a ti, Jeremías, no intercedas por este pueblo. No me ruegues ni me supliques por ellos. No me insistas, porque no te escucharé. 17 ¿Acaso no ves lo que hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los niños juntan la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres hacen la masa para cocer tortas y ofrecérselas a la Reina del Cielo. Además, para ofenderme derraman ofrendas líquidas a otros dioses. 19 ¿Pero es a mí al que ofenden? —afirma el Señor—, ¿No se ofenden a sí mismos para su propia vergüenza?

20 »Por eso, así dice el Señor y Dios: “Descargaré mi enojo y mi furor sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra. Entonces, arderá mi enojo y no se apagará”.

21 »Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “¡Junten sus holocaustos con sus sacrificios y cómanse la carne! 22 En verdad, cuando yo saqué de Egipto a sus antepasados, no les dije ni ordené nada acerca de holocaustos y sacrificios. 23 Lo que sí ordené fue lo siguiente: ‘Obedézcanme. Así yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Condúzcanse conforme a todo lo que yo ordene, a fin de que les vaya bien’. 24 Pero ellos no me obedecieron ni me prestaron atención, sino que siguieron los consejos de su terco y malvado corazón. Fue así como, en vez de avanzar, retrocedieron. 25 Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta ahora, les he enviado día tras día y sin descanso a mis siervos los profetas. 26 Con todo, no me obedecieron ni me prestaron atención, sino que se obstinaron y fueron peores que sus antepasados”.

27 »Tú les dirás todas estas cosas, pero no te escucharán. Los llamarás, pero no te responderán. 28 Entonces dirás: “Esta es la nación que no ha obedecido la voz del Señor su Dios ni ha aceptado su corrección. La verdad ha muerto, ha sido arrancada de su boca.

29 »”Córtate la cabellera y tírala; eleva tu lamento en las lomas desoladas, porque el Señor ha rechazado y abandonado a la generación que provocó su ira.

El valle de la Matanza

30 »”La gente de Judá ha hecho el mal que yo detesto —afirma el Señor. Han profanado la casa que lleva mi Nombre al colocar allí sus ídolos abominables. 31 Además, construyeron los altares paganos de Tofet, en el valle de Ben Hinón, para quemar a sus hijos y a sus hijas en el fuego, cosa que jamás ordené ni me pasó siquiera por la mente. 32 Por eso llegarán días —afirma el Señor—, cuando ya no lo llamarán más Tofet ni valle de Ben Hinón, sino valle de la Matanza y, a falta de otro lugar, en Tofet enterrarán a sus muertos. 33 Los cadáveres de este pueblo servirán de comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra, y no habrá quien los espante. 34 Haré que en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén se apaguen los gritos de alegría, las voces de júbilo y los cánticos del novio y de la novia, porque esta tierra quedará desolada.

»”En aquel tiempo —afirma el Señor—, se exhumarán de sus sepulcros los huesos de los reyes y de los oficiales de Judá, de los sacerdotes, de los profetas y de los habitantes de Jerusalén. Quedarán expuestos al sol, a la luna y a todas las estrellas del cielo, a los que ellos amaron, sirvieron, consultaron y adoraron. No los recogerán ni los enterrarán; ¡como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra! En todos los lugares por donde yo disperse a los sobrevivientes de esta nación malvada, los que hayan quedado preferirán la muerte a la vida”, afirma el Señor de los Ejércitos.

Pecado y castigo

»Pero tú les advertirás que así dice el Señor:

»“Cuando los hombres caen,
    ¿acaso no se levantan?
Cuando uno se desvía,
    ¿acaso no vuelve al camino?
¿Por qué entonces este pueblo se ha desviado?
    ¿Por qué persiste Jerusalén en su apostasía?
Se aferran al engaño
    y no quieren volver a mí.
He escuchado con suma atención,
    para ver si alguien habla con rectitud,
pero nadie se arrepiente de su maldad;
    nadie reconoce el mal que ha hecho.
Todos siguen su loca carrera,
    como caballos desbocados en combate.
Aun la cigüeña en el cielo
    conoce sus estaciones;
la tórtola, la golondrina y la grulla
    saben cuándo deben emigrar.
Pero mi pueblo no conoce
    las exigencias del Señor.

»”¿Cómo se atreven a decir:
    ‘Somos sabios; la Ley del Señor nos apoya’,
si la pluma engañosa de los escribas
    la ha falsificado?
Los sabios serán avergonzados,
    serán atrapados y abatidos.
Si han rechazado la palabra del Señor,
    ¿qué sabiduría pueden tener?
10 Por eso entregaré sus mujeres a otros hombres
    y sus campos a otros dueños.
Porque desde el más pequeño hasta el más grande,
    todos codician ganancias injustas;
desde el profeta hasta el sacerdote,
    todos practican el engaño.
11 Curan por encima la herida de mi pueblo
    y les desean: ‘¡Paz, paz!’,
    cuando en realidad no hay paz.
12 ¿Acaso se han avergonzado de la abominación que han cometido?
    ¡No, no se han avergonzado de nada
    y ni siquiera saben lo que es la vergüenza!
Por eso, caerán con los que caigan;
    cuando los castigue, serán derribados”,
    dice el Señor.

13 »“Voy a arrancarlos por completo”,
    afirma el Señor,
“no encuentro uvas en la viña
    ni hay higos en la higuera;
    sus hojas están marchitas.
¡Voy, pues, a quitarles
    lo que les he dado!”».[a]

14 ¿Qué hacemos aquí sentados?
    ¡Vengan, y vámonos juntos a las ciudades fortificadas
    para morir allí!
El Señor nuestro Dios nos está destruyendo.
    Nos ha dado a beber agua envenenada,
    porque hemos pecado contra él.
15 Esperábamos paz,
    pero no llegó nada bueno.
Esperábamos un tiempo de salud,
    pero solo nos llegó el terror.
16 Desde Dan se escucha
    el resoplar de sus caballos;
cuando relinchan sus corceles,
    tiembla toda la tierra.
Vienen a devorarse el país
    y todo lo que hay en él,
    la ciudad y todos sus habitantes.

17 «¡Miren! Estoy lanzando contra ustedes
    serpientes venenosas que los morderán,
    y contra ellas no hay encantamiento»,
    afirma el Señor.

18 La aflicción me abruma;[b]
    mi corazón desfallece.
19 El clamor de mi pueblo se levanta
    y viene de una tierra lejana:
«¿Acaso no está el Señor en Sión?
    ¿No está allí su Rey?».

«¿Por qué me provocan con sus ídolos,
    con sus dioses inútiles y extraños?».

20 «Pasó la cosecha,
    se acabó el verano
    y nosotros no hemos sido salvados».

21 Por la herida de mi pueblo estoy herido;
    estoy de luto, el terror se apoderó de mí.
22 ¿No queda bálsamo en Galaad?
    ¿No queda allí médico alguno?
¿Por qué no se ha restaurado
    la salud de mi pueblo?

Notas al pie

  1. 8:13 ¡Voy, … dado! Texto de difícil traducción.
  2. 8:18 La aflicción me abruma. Frase de difícil traducción.

La religión que no sirve

Dios me dijo: «Jeremías, ve a la puerta del templo, y desde allí anuncia este mensaje: “¡Escúchenme, todos ustedes, que viven en Judá y que pasan por estas puertas para adorar a nuestro Dios! 3-7 Así dice el todopoderoso Dios de Israel:

‘No les presten atención a esos que andan asegurando que no voy a destruir esta ciudad porque aquí está mi templo. Al contrario, hagan lo siguiente:

’Mejoren su conducta,
sean justos los unos con los otros,
traten bien a los refugiados,
a las viudas y a los huérfanos;
hagan justicia al inocente
y adórenme sólo a mí.
Si no lo hacen, les irá mal;
pero si lo hacen,
vivirán por siempre en este país,
el cual di a sus antepasados.

’¡Pero ustedes creen en las mentiras que les dicen, y que no les sirven para nada! Ustedes roban, matan, tienen relaciones sexuales con la esposa de otro hombre, no cumplen lo que prometen, adoran al dios Baal, y a otros dioses que ni conocen. 10 Aun así, vienen a este templo, que es mi casa, y piensan que por estar aquí están a salvo. Después salen y siguen haciendo todas estas porquerías. 11 Este templo es mi casa, pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones. ¡Yo mismo lo he visto! Les juro que así es.

12 ’Israelitas, vayan ahora al santuario de Siló, donde me adoraron al principio, y vean cómo destruí ese santuario por culpa de ustedes. 13 Yo les he hablado muchas veces, pero no han querido escucharme; en vez de tomar en cuenta mis advertencias, han seguido haciendo lo malo. Les juro que así es. 14 Por eso, aunque este templo es mi casa, y ustedes han puesto en él su confianza, yo lo destruiré como destruí el santuario de Siló. Yo les di este templo a ustedes y a sus antepasados, 15 pero los voy a expulsar de mi presencia, así como expulsé a todos sus hermanos, los descendientes de Efraín.’”

16 »Y ahora, Jeremías, escúchame bien: no me ruegues ni me supliques por este pueblo. No me insistas, porque no voy a escucharte. 17 ¡Mira lo que pasa en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén! 18 Los niños juntan la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres preparan la masa, ¡y hacen panes para adorar a la que llaman Reina del cielo! Además, las ofrendas que presentan a otros dioses son un insulto para mí. 19 Lo más vergonzoso es que, en realidad, no me insultan a mí; ¡se insultan ellos mismos! Les juro que así es.

20 »Por eso, castigaré con furia a este lugar, y a los hombres y a los animales, a los árboles del campo y a los frutos de la tierra. ¡Mi enojo será como un fuego difícil de apagar! Les juro que así será. 21 Si quieren, sigan juntando las ofrendas y los animales que presentan en mi honor, y empáchense con la carne. 22 Pero lo cierto es que, cuando yo saqué de Egipto a sus antepasados, no les mandé presentarme ofrendas ni animales. 23 Lo que sí les mandé fue que me obedecieran. Sólo así yo sería su Dios, y ellos serían mi pueblo. También les mandé obedecer mis mandamientos, para que siempre les fuera bien. 24 Pero sus antepasados no me obedecieron ni me prestaron atención; al contrario, fueron tercos y actuaron con maldad. Fue así como, en vez de mejorar, empeoraron. 25 Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto y hasta ahora, yo no he dejado de enviarles a mis servidores, los profetas. Lo he hecho una y otra vez, 26 y a pesar de todo eso, ellos no me obedecen ni me prestan atención, sino que son peores que sus antepasados.

27 »Jeremías, diles todo esto, aunque yo sé que no te van a contestar, y ni siquiera te harán caso. 28 Diles que son una nación mentirosa, que no ha querido obedecerme ni ha aceptado ser corregida».

Dios advierte a Jerusalén

29 «Habitantes de Jerusalén,
vístanse de luto;
vayan a las montañas desiertas
y canten una canción fúnebre.
Ustedes me hicieron enojar,
y por eso los he rechazado;
¡los he abandonado por completo!

30 »Ustedes, que son descendientes de Judá, han cometido el peor de los males: Han llenado de pecado este templo, que es mi casa, al poner allí sus ídolos asquerosos. Les juro que así es. 31 Para colmo, en el valle de Ben-hinom construyeron el santuario de Tófet, y sobre el altar quemaron a sus hijos y a sus hijas. Pero eso es algo que jamás les ordené y ni siquiera se me ocurrió. 32 Por eso, vienen días en que ese lugar no se llamará más santuario de Tófet ni valle de Ben-hinom, sino Valle de la Matanza. ¡Allí enterrarán a sus muertos, porque no habrá otro lugar! 33 Las aves del cielo y los animales de la tierra se comerán los cadáveres de esta gente, y nadie lo podrá evitar. 34 Haré que en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén dejen de escucharse los gritos de alegría y de entusiasmo, y las canciones de los novios y las novias, porque el país quedará convertido en un horrible desierto.

1-2 »Cuando llegue ese día, sacarán de las tumbas los huesos de todas las autoridades y de todos los habitantes de Judá. Los tenderán en el suelo, a la luz del sol, la luna y las estrellas, pues ellos no solamente adoraron a estos astros del cielo, sino que los amaron y los consultaron. Esos huesos no volverán a ser enterrados, sino que se quedarán sobre la tierra, tirados como basura. Les juro que así será. Dispersaré por todo el mundo a esta gente tan malvada, y los que queden con vida preferirán morir antes que seguir viviendo. Les juro que así será.

Pecado y castigo

»Cuando alguien se equivoca, se corrige;
cuando pierde el camino, vuelve a buscarlo.
Pero este pueblo me abandonó
y no quiere volver a mí.
La gente de Jerusalén insiste en rechazarme;
prefiere a los dioses falsos,
y no quiere volver a mí,
que soy el Dios verdadero.
Los he escuchado con mucha atención,
pero no hay quien diga la verdad,
ni quien se arrepienta de su maldad.
¡Nadie admite que ha hecho mal!
Todos hacen lo que les da la gana,
¡parecen caballos fuera de control!
Hasta la cigüeña y la grulla
conocen las estaciones del año;
también la tórtola y la golondrina
saben cuándo ir a un lugar más cálido.
En cambio, este pueblo no me conoce
ni quiere obedecer mis leyes.

»¿Cómo se atreven ustedes a decir
que son un pueblo inteligente
y que me obedecen?
¡Hasta los maestros enseñan mentiras,
y luego andan diciendo
que así dice la Biblia!
Esos sabios quedarán avergonzados,
pues su derrota será completa.
De sabios no tienen nada,
pues han rechazado mis enseñanzas.
10 Castigaré a todos los de Judá;
sus casas, campos y mujeres
pasarán a manos de otros.
Les juro que así será.

»Todos desean lo que no es suyo,
desde el más chico hasta el más grande.
Ya no se puede confiar
ni en el profeta ni en el sacerdote.
11 Con pañitos de agua tibia
pretenden curar las heridas del pueblo.
Insisten en que todo está bien,
cuando en realidad todo está mal.
12 Han cometido los pecados más asquerosos,
pero ni vergüenza les da,
pues ya ni saben lo que es tener vergüenza.
Por eso, voy a castigarlos,
y todos serán destruidos.
Les juro que así será.

13 »Una viña me daría uvas,
una higuera me daría higos,
pero ustedes no me dan nada.
¡Por eso voy a quitarles
todo lo que les había dado!»

14 El pueblo respondió:

«¿Qué hacemos aquí sentados?
¡Vayamos a las ciudades fortificadas,
y murámonos de una vez!
Nuestro Dios nos está matando;
nos ha dado agua envenenada
porque hemos pecado contra él.
15 Esperábamos que nos fuera bien,
pero nada bueno hemos recibido;
esperábamos ser sanados,
pero estamos llenos de miedo.

16 »Desde la ciudad de Dan se escucha
cómo relinchan y resoplan los caballos,
y cómo hacen temblar toda la tierra.
¡Viene el ejército enemigo
a destruir a Jerusalén
y a todos sus habitantes!
¡Se acerca el enemigo,
para destruir el país
y todo lo que hay en él!»

17 Dios volvió a decirles a los israelitas:

«¡Voy a enviarles serpientes venenosas!
Cuando los muerdan,
ni la magia podrá salvarlos».

Jeremías sufre por su pueblo

Entonces yo, Jeremías, dije:

18 «Estoy tan triste
que no me quedan ganas de vivir.
19 Por todos los rincones del país
mi pueblo llora y exclama:
“Nuestro Dios nos ha abandonado;
ya no está en Jerusalén”».

Dios respondió:

«¿Por qué me hacen enojar los israelitas
con sus dioses inútiles y extraños?»

20 El pueblo dijo:

«Ya el verano terminó,
y la cosecha llegó a su fin,
pero nosotros seguimos sufriendo».

Y yo respondí:

21 «Veo sufrir a mi pueblo,
y eso me duele,
me entristece y me asusta.
22 ¿Cómo es posible que no hallemos
consuelo para nuestro sufrimiento?
¿Cómo es posible
que nadie pueda ayudarnos?
¿Cómo es posible que mi pueblo
siga estando enfermo?

La adoración verdadera

Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Párate a la puerta de la casa del Señor y proclama allí esta palabra, y di: «Oíd la palabra del Señor, todos los de Judá, los que entráis por estas puertas para adorar al Señor(A)». Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmendad vuestros caminos y vuestras obras(B), y os haré morar en este lugar. No confiéis en palabras engañosas(C), diciendo: «Este es[a] el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor». Porque si en verdad enmendáis vuestros caminos y vuestras obras(D), si en verdad hacéis justicia entre el hombre y su prójimo(E), y no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda(F), ni derramáis sangre inocente en este lugar(G), ni andáis en pos de otros dioses para vuestra propia ruina(H), entonces os haré morar en este lugar(I), en la tierra que di a vuestros padres para siempre(J).

He aquí, vosotros confiáis en palabras engañosas(K) que no aprovechan, para robar, matar, cometer adulterio, jurar falsamente, ofrecer sacrificios[b] a Baal(L) y andar en pos de otros dioses que no habíais conocido(M). 10 ¿Vendréis luego y os pondréis delante de mí(N) en esta casa, que es llamada por mi nombre, y diréis: «Ya estamos salvos»; para luego seguir haciendo todas estas abominaciones(O)? 11 ¿Se ha convertido esta casa(P), que es llamada por mi nombre, en cueva de ladrones delante de vuestros ojos(Q)? He aquí, yo mismo lo he visto(R) —declara el Señor.

12 Ahora pues, id a mi lugar en Silo(S), donde al principio hice morar mi nombre(T), y ved lo que hice con él a causa de la maldad de mi pueblo Israel(U). 13 Y ahora, por cuanto habéis hecho todas estas obras —declara el Señor— y a pesar de que os hablé desde temprano y hablando sin cesar(V), no oísteis; os llamé, pero no respondisteis(W), 14 haré con la casa que es llamada por mi nombre(X), en la cual confiáis(Y), y al lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice con Silo(Z). 15 Y os echaré de mi presencia(AA), como eché a todos vuestros hermanos, a toda la descendencia[c] de Efraín(AB).

Abominación y castigo

16 En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni intercedas ante mí, porque no te oiré(AC). 17 ¿No ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, las mujeres preparan[d] la masa para hacer tortas a la reina del cielo, y derraman[e] libaciones a otros dioses(AD) para ofenderme(AE). 19 ¿Me ofenden a mí(AF)? —declara el Señor— ¿No es a sí mismos que se ofenden para su propia vergüenza[f](AG)? 20 Por tanto, así dice el Señor Dios[g]: He aquí, mi ira y mi furor serán derramados sobre este lugar(AH), sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre el fruto de la tierra; arderá(AI) y no se apagará.

21 Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos a vuestros sacrificios(AJ) y comed la carne(AK). 22 Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios(AL), el día que los saqué de la tierra de Egipto. 23 Sino que esto es lo[h] que les mandé, diciendo: «Escuchad mi voz(AM) y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo(AN), y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien(AO)». 24 Mas ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que anduvieron en sus propias deliberaciones y en la terquedad de su malvado corazón(AP), y fueron[i] hacia atrás(AQ) y no hacia adelante. 25 Desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy, os he enviado a todos mis siervos los profetas, madrugando cada día y enviándolos(AR). 26 Pero no me escucharon ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz(AS) e hicieron peor que sus padres(AT).

27 Les dirás, pues, todas estas palabras(AU), mas no te escucharán; los llamarás, y no te responderán(AV). 28 Entonces les dirás: «Esta es la nación que no escuchó la voz del Señor su Dios(AW), ni aceptó corrección; ha perecido la verdad[j](AX), ha sido cortada de su boca.

29 Córtate el cabello[k](AY) y tíralo,
y entona una endecha en las alturas(AZ) desoladas;
porque el Señor ha desechado(BA) y abandonado
a la generación objeto de su furor».

30 Porque los hijos de Judá han hecho lo que es malo ante mis ojos —declara el Señor—, han puesto sus abominaciones en la casa que es llamada por mi nombre, profanándola(BB). 31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle de Ben-hinom(BC), para quemar a sus hijos y a sus hijas en el fuego(BD), lo cual yo no mandé(BE), ni me pasó por la mente[l]. 32 Por tanto, he aquí vienen días —declara el Señor— cuando no se dirá más Tofet, ni valle de Ben-hinom, sino el valle de la Matanza(BF); porque enterrarán en Tofet(BG) por no haber otro[m] lugar. 33 Y los cadáveres de este pueblo servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra, sin que nadie las espante(BH). 34 Entonces haré cesar de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia(BI); porque la tierra quedará desolada(BJ).

En aquel tiempo —declara el Señor— sacarán de sus tumbas los huesos de los reyes de Judá, los huesos de sus príncipes, los huesos de los sacerdotes, los huesos de los profetas y los huesos de los habitantes de Jerusalén(BK); y los esparcirán al sol, a la luna y a todo el ejército del cielo(BL), a quienes amaron y[n] sirvieron, y a quienes siguieron, a quienes buscaron y[o] adoraron. No serán recogidos ni enterrados(BM); serán como estiércol sobre la faz de la tierra(BN). Y escogerá la muerte en lugar de la vida(BO) todo el remanente que quede de este linaje malvado, los que queden en todos los lugares adonde los he arrojado(BP) —declara el Señor de los ejércitos. Y les dirás: «Así dice el Señor:

“Los que caen ¿no se levantan(BQ)?
Él que se desvía ¿no se arrepiente[p]?
¿Por qué entonces este pueblo, Jerusalén,
se ha desviado en continua apostasía(BR)?
Se aferran al engaño(BS),
rehúsan volver(BT).
He escuchado y oído,
han hablado(BU) lo que no es recto;
ninguno se arrepiente de su maldad(BV),
diciendo: ‘¿Qué he hecho?’.
Cada cual vuelve a su carrera,
como caballo que arremete en la batalla(BW).
Aun la cigüeña en el cielo
conoce sus estaciones(BX),
y la tórtola(BY), la golondrina y la grulla
guardan la época de sus migraciones[q];
pero mi pueblo no conoce
la ordenanza del Señor(BZ).

”¿Cómo decís: ‘Somos sabios(CA),
y la ley del Señor está con nosotros’?,
cuando he aquí, la ha cambiado en mentira
la pluma mentirosa de los escribas.
Los sabios son avergonzados(CB),
están abatidos y atrapados;
he aquí, ellos han desechado la palabra del Señor(CC),
¿y qué clase de sabiduría tienen?
10 (CD)Por tanto, daré sus mujeres a otros,
y sus campos a nuevos dueños[r](CE);
porque desde el menor hasta el mayor
todos ellos codician ganancias;
desde el profeta hasta el sacerdote
todos practican el engaño(CF).
11 Y curan a la ligera el quebranto de la hija de mi pueblo,
diciendo: ‘Paz, paz’,
pero no hay paz(CG).
12 ¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido?
Ciertamente no se han avergonzado,
tampoco han sabido ruborizarse(CH);
por tanto caerán(CI) entre los que caigan,
en la hora de su castigo serán derribados(CJ)” —dice el Señor.

13 “Ciertamente los destruiré[s](CK)” —declara el Señor—;
“no habrá uvas en la vid(CL),
ni higos en la higuera(CM),
y la hoja se marchitará;
lo que les he dado, pasará de ellos”».
14 ¿Por qué estamos aún sentados?
Congregaos(CN), y entremos en las ciudades fortificadas(CO),
y perezcamos[t] allí,
pues el Señor nuestro Dios nos hace perecer[u]
y nos ha dado a beber agua envenenada(CP),
porque hemos pecado contra el Señor(CQ).
15 Esperábamos[v] paz, y no hubo bien alguno(CR);
tiempo de curación, y he aquí, terror.
16 Desde Dan(CS) se oye el resoplido de sus caballos;
al sonido de los relinchos de sus corceles[w](CT),
tiembla toda la tierra;
vienen y devoran la tierra y cuanto hay en ella,
la ciudad y los que en ella habitan(CU).
17 Porque he aquí, yo envío contra vosotros(CV) serpientes,
áspides contra los cuales no hay encantamiento(CW),
y os morderán —declara el Señor.

Lamento sobre Sión

18 Mi tristeza no tiene remedio[x](CX),
mi corazón desfallece en mí(CY).
19 He aquí la voz del clamor de la hija de mi pueblo desde una tierra lejana(CZ):
¿No está el Señor en Sión? ¿No está su rey en ella?
¿Por qué me han provocado con sus imágenes talladas(DA), con ídolos(DB) extranjeros[y]?
20 Pasó la siega, terminó el verano,
y nosotros no hemos sido salvados.
21 Por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo estoy quebrantado(DC);
ando enlutado(DD), el espanto se ha apoderado de mí.
22 ¿No hay bálsamo en Galaad(DE)?
¿No hay allí médico?
¿Por qué, pues, no se ha restablecido[z] la salud[aa] de la hija de mi pueblo(DF)?

Notas al pie

  1. Jeremías 7:4 Lit., Ellos son
  2. Jeremías 7:9 O, quemar incienso
  3. Jeremías 7:15 Lit., simiente
  4. Jeremías 7:18 Lit., amasan
  5. Jeremías 7:18 Lit., derramar
  6. Jeremías 7:19 Lit., para vergüenza de sus rostros
  7. Jeremías 7:20 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  8. Jeremías 7:23 Lit., esta es la palabra
  9. Jeremías 7:24 Lit., estaban
  10. Jeremías 7:28 Lit., fidelidad
  11. Jeremías 7:29 Lit., tu coronilla
  12. Jeremías 7:31 Lit., ni subió en mi corazón
  13. Jeremías 7:32 O, hasta que no quede
  14. Jeremías 8:2 Lit., y a quienes
  15. Jeremías 8:2 Lit., y a quienes
  16. Jeremías 8:4 Lit., no vuelve
  17. Jeremías 8:7 Lit., su venida
  18. Jeremías 8:10 Lit., a los poseedores
  19. Jeremías 8:13 Lit., recogeré
  20. Jeremías 8:14 Lit., y seamos silenciados
  21. Jeremías 8:14 Lit., silenciar
  22. Jeremías 8:15 Lit., Se esperaba
  23. Jeremías 8:16 Lit., fuertes
  24. Jeremías 8:18 Así dicen algunas versiones antiguas
  25. Jeremías 8:19 Lit., vanidades extranjeras
  26. Jeremías 8:22 Lit., subido
  27. Jeremías 8:22 O, curación