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Advertencia contra Amón

49 Acerca de la nación de Amón, Dios dijo:

«El territorio de Gad era de los israelitas,
pero me desobedecieron,
y por eso ahora los amonitas,
que adoran al dios Milcom,
se han apropiado del país.

»Ya se acerca el día
en que haré que se escuchen
gritos de guerra en la ciudad de Rabá,
que está en el territorio de Amón.
Tanto Rabá como las ciudades vecinas
arderán en llamas y quedarán en ruinas,
y entonces Israel echará de allí
a todos los que le robaron su tierra.

»¡Lloren ustedes, los que viven en Hesbón,
porque su ciudad quedará en ruinas!
¡Griten ustedes, las que viven en Rabá!
¡Vístanse de luto y hagan lamentos!
Corran de un lado para otro,
dentro de los muros de la ciudad,
porque su dios Milcom y sus sacerdotes
serán llevados a otro país,
junto con sus oficiales.
Ustedes los amonitas se sienten orgullosos
de tener un país con valles fértiles;
confían mucho en sus riquezas
y creen que nadie los atacará.
Pero yo soy el Dios de Israel;
soy el Dios todopoderoso,
y haré que las naciones vecinas
los asusten y persigan por todas partes.
Todos ustedes serán expulsados de aquí,
y nadie podrá reunir a los que huyan.
Pero después de todo esto,
yo haré que ustedes, los amonitas,
vuelvan del país adonde hayan sido llevados».

Advertencia contra Edom

Acerca de la nación de Edom, el Dios todopoderoso dijo:

«¡Ya no hay sabios en Temán!
Ya no queda ni uno solo.
Se ha acabado la sabiduría,
no hay nadie que dé consejos.
Ustedes, los que viven en Dedán,
¡Den media vuelta y huyan de aquí!
¡Métanse en las cuevas más profundas!
Voy a enviar una terrible desgracia
contra los habitantes de Edom,
pues ya es hora de que los castigue.

»Los que cosechan uvas
siempre dejan algo para los pobres.
Los ladrones que roban de noche
nunca se llevan todo.
10 Pero a los habitantes de Edom
no voy a dejarles nada;
¡dañaré hasta sus escondites,
para que no tengan dónde esconderse!
Morirán sus hijos y sus familias;
morirán también sus vecinos.
11 Pero sepan que yo cuidaré
de sus huérfanos y de sus viudas;
¡pueden confiar en mí!»

12-13 Dios también dijo:

«Ciudad de Bosrá, no creas que escaparás del castigo. Si he castigado a las naciones que no debían sufrir ningún castigo, ¡con mayor razón te castigaré a ti! Yo soy el Dios de Israel, y te juro que serás destruida y humillada; ¡llegarás a ser el hazmerreír de todos! También tus otras ciudades quedarán en ruinas para siempre.

14 »Ya he mandado un mensajero
para que anuncie entre las naciones:
“¡Prepárense para la guerra!
¡Únanse y ataquen a Edom!”

15 »Edom, voy a convertirte
en la nación más débil del mundo;
voy a hacer que todos te desprecien.
16 Tú te sientes orgullosa
de vivir en los altos montes.
Como si fueras un ave
has puesto tu nido entre las rocas
y por eso te crees a salvo.
Pero de allí te derribaré,
aunque tu nido sea tan alto
como el nido de las águilas.
Te juro que así lo haré.

17 »Tu caída será tan terrible
que se espantarán al verte
los que pasen por tus ruinas.
18 Quedarás como Sodoma y Gomorra,
¡y nadie volverá a vivir en ti!

19 »Edom, yo te atacaré sin aviso,
como lo hace un león con su presa.
Yo elegiré a tu enemigo,
para que en poco tiempo te derrote.
¡No hay otro Dios como yo!
¡No hay quien me pueda desafiar!
¡Ningún pastor de ovejas
es capaz de hacerme frente!

20 »Por lo tanto, presten atención;
escuchen lo que he pensado hacer
con los que viven en Temán.
Ya tengo preparado un plan contra Edom.
Los más jóvenes serán arrastrados
y todo el país quedará destruido.
21 Edom caerá en forma tan violenta
que la tierra temblará,
y los gritos de la gente
se oirán hasta el Mar de los Juncos.
22 El enemigo se lanzará al ataque
con la rapidez de las águilas;
atacará con las alas abiertas,
y cubrirá la ciudad de Bosrá.
Ese día, los soldados edomitas
temblarán como tiemblan las mujeres
cuando van a tener un hijo».

Advertencia contra Damasco

23 Acerca de Damasco, Dios dijo:

«Las ciudades de Hamat y Arpad
ya recibieron la mala noticia
y no hay nada que las consuele;
¡están inquietas y agitadas
como las olas del mar!
24 Los habitantes de Damasco
se han quedado sin fuerzas;
quieren huir, pero les tiemblan las piernas;
se retuercen de angustia y dolor,
como si fueran mujeres
a punto de tener su primer hijo.
25 Damasco fue en otros tiempos
una ciudad importante y alegre,
pero ahora ha quedado abandonada.
26-27 Y cuando llegue el momento,
sus mejores guerreros y sus jóvenes
caerán muertos por las calles.
Con el fuego que prenderé
a los altos muros de Damasco,
arderán los palacios de Ben-adad.
Yo soy el Dios todopoderoso
y les juro que así será».

Advertencia contra Quedar y Hasor

28 El rey de Babilonia había vencido a las tribus de Quedar y de Hasor. Acerca de ellas, Dios dijo:

«¡Soldados de Babilonia,
ataquen a la nación de Quedar!
¡Maten a esa gente del oriente!
29 ¡Atáquenlos! ¡Quítenles todo!
¡Quítenles sus carpas y sus ovejas!
¡Quítenles sus camellos
y sus cosas de valor!
Asústenlos con este grito:
“¡Hay terror por todas partes!”

30 »Ustedes, los que viven en Hasor,
¡escápense ya!,
¡escóndanse bajo tierra!
El rey de Babilonia
ha preparado contra ustedes
un terrible plan de ataque.
Les juro que va a atacarlos.

31-32 »Y ustedes, soldados de Babilonia,
¡ataquen a esta nación orgullosa!
Es una nación egoísta,
y se siente tan segura
que nunca cierra sus portones.
Pero yo voy a dispersarla
por todo el mundo,
y de todos lados le traeré el desastre.
A ustedes, babilonios, les permito
que les quiten sus camellos y sus tesoros.
Les juro que así será.

33 »La ciudad de Hasor quedará en ruinas
y se llenará de perros salvajes;
nunca más volverá a ser habitada,
porque nadie va a querer vivir allí».

Advertencia contra Elam

34 Cuando el rey Sedequías comenzó a reinar en Judá, Dios me habló acerca de la nación de Elam. Me dijo:

35 «Jeremías, yo soy el Dios todopoderoso, y éste es mi mensaje acerca de Elam:

»Voy a acabar con el ejército elamita.
Sus soldados son expertos guerreros,
pero yo los haré pedazos.
36 Desde los cuatro puntos cardinales
enviaré contra Elam grandes ejércitos,
y con la fuerza del viento
los dispersaré por todas partes;
¡no habrá un solo país
donde no haya elamitas refugiados!

37 »Los elamitas temblarán de miedo
cuando se enfrenten a sus enemigos,
y ellos los destruirán por completo.
Yo estoy muy enojado con ellos,
así que les enviaré terribles castigos.
Haré que haya guerra entre ellos,
hasta que nadie quede con vida.
38 Mataré a su rey y a sus oficiales,
y el rey de Elam seré yo.
39 Sin embargo, cuando todo termine,
haré volver a los elamitas
de los países adonde fueron llevados.
Les juro que así lo haré».

Advertencia contra Babilonia

50 Dios me dio este mensaje acerca de Babilonia. Me dijo:

«A ti, Jeremías, te encargo
que se anuncie entre las naciones mi mensaje,
para que todos se enteren.
Que se agite la señal de victoria
y se dé a conocer la noticia:

“¡Babilonia será conquistada!
¡El dios Bel quedará en ridículo!
¡El dios Marduc temblará de miedo!
¡Todos los dioses de Babilonia
se asustarán y quedarán humillados!”

»Del norte vendrá una nación
que atacará y destruirá a Babilonia.
Hombres y animales saldrán corriendo,
y nadie volverá a vivir allí.

»Cuando todo esto suceda,
la gente de Israel y de Judá
vendrá llorando a buscarme,
pues yo soy el Dios de Israel.
Preguntarán cómo llegar a Jerusalén,
y hacia allá se dirigirán.
Al llegar, se reunirán conmigo
para que hagamos un pacto eterno,
del cual nunca más se olvidarán.

»Mi pueblo ha perdido el rumbo;
ha vivido como un rebaño perdido,
pues sus jefes no supieron dirigirlo.
Por eso anduvo por las montañas,
extraviado y sin rumbo fijo;
¡hasta olvidó su lugar de descanso!
Al verlos, sus enemigos se burlaban
y les decían:

“De esto no tenemos la culpa,
pues ustedes pecaron contra Dios;
contra el Dios que todo les daba,
y en quien confiaban sus antepasados”.

»Pueblo mío, ¡salgan ya de Babilonia!
¡Escápense de ese país!
¡Corran al frente de los que huyen!
9-10 Yo enviaré contra Babilonia
grandes naciones del norte
que la atacarán, la conquistarán
y se quedarán con todas sus riquezas.
Sus soldados son de lo mejor;
¡sus flechas siempre dan en el blanco!

11 »Y ustedes, babilonios,
que le han robado a mi pueblo,
¡ríanse si quieren, y hagan fiesta,
12 pero su patria quedará humillada
y al final morirá avergonzada
y hecha un desierto solitario!

13 »Yo haré que Babilonia
nunca más vuelva a ser habitada.
Estoy tan enojado con ella
que voy a destruirla.
Todos los que pasen por allí
se asustarán al ver sus ruinas.

14 »Y ustedes, guerreros,
¡prepárense para atacar a Babilonia!
¡Disparen contra ella sus flechas,
porque ha pecado contra mí!
15 Griten por todas partes:

“¡Babilonia se ha rendido!
¡Sus torres se derrumban!
¡Sus muros caen por los suelos!”

»¡Y ahora ustedes hagan con ella
lo mismo que ella hizo con ustedes!
¡Ésta es mi venganza contra Babilonia!
16 ¡Que no quede en ese país
nadie que siembre ni coseche!

»Cuando Babilonia sea atacada
los que fueron llevados prisioneros
huirán de allá y volverán a su país.

17 »Israel es un pueblo que ha vivido perdido como oveja, y siempre en peligro de que se lo devoren los leones. El primero en devorarlo fue el rey de Asiria, y a él le siguió el rey de Babilonia, que lo devoró hasta los huesos. 18 Pero yo soy el Dios de Israel, y así como antes castigué al rey de Asiria, castigaré al rey de Babilonia y a su nación. 19 Yo haré que Israel regrese a su propia tierra, y yo mismo le daré de comer en el monte Carmelo, en la región de Basán y en las montañas de Efraín y Galaad. 20 Cuando llegue ese día, perdonaré a los que aún queden con vida. A Israel y a Judá les perdonaré su maldad.

21 »Y a ustedes, enemigos de Babilonia,
les mando que ataquen y persigan
a estos despreciables babilonios.

22 »Ya se escuchan los gritos de guerra
y el ruido de una gran destrucción.
23 Tú, Babilonia, eras como un martillo
que golpeaba a todo el mundo,
pero ahora pareces un martillo inútil;
¡Has quedado hecha pedazos,
y todas las naciones están asombradas!
24 Al rebelarte contra mí,
tú misma te pusiste una trampa
y acabaste cayendo en ella.

25 »Yo soy el Dios de Israel;
yo soy el Dios todopoderoso.
Tengo algo pendiente con Babilonia.
Ya he abierto mi depósito de armas,
y sacaré las más destructivas.
Estoy muy enojado,
y haré pedazos a los babilonios.

26 »¡Vengan de todas partes
y ataquen a Babilonia!
¡Abran sus depósitos de trigo
y llévense todo ese grano!
¡Amontonen lo que encuentren
y destrúyanlo todo!
¡Que no le quede nada!
27 ¡Llegó la hora del castigo!
¡Maten a todos sus soldados!
¡Maten a toda su gente!

28 »Ahora escuchen a la gente
que ha escapado de Babilonia;
óiganlos hablar de mi venganza:
“¡Dios acabó con los babilonios
porque ellos destruyeron su templo!”

29 »¡Que vengan los guerreros,
y ataquen a Babilonia!
¡Que la rodeen
para que nadie se escape!
Babilonia se rebeló contra mí.
Por eso, ¡denle su merecido!
¡Trátenla como ella trató a otros!
Yo soy el Dios de Israel,
yo soy un Dios diferente.

30 »Yo les juro que en ese día
sus jóvenes y sus mejores soldados
caerán muertos por las calles.

31-32 »Babilonia, nación orgullosa,
cuando llegue el día de tu castigo,
vendré y te daré tu merecido.
Les prenderé fuego a tus ciudades
y a todos sus alrededores.
Tus habitantes tropezarán y caerán,
y nadie los ayudará a levantarse.
Yo soy el Dios todopoderoso,
yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así lo haré.

33 »Ustedes los babilonios
han tratado muy mal
al pueblo de Israel y de Judá.
Los han hecho prisioneros
y no quieren dejarlos libres.
34 Yo soy el Dios todopoderoso,
y con mi poder les daré libertad
y los haré vivir en paz.
Pero a ustedes, los babilonios,
les voy a enviar un gran castigo.

35 »¡Que mueran los babilonios!
¡Que mueran sus jefes y sus sabios!
36 ¡Que todos sus profetas mentirosos
se vuelvan locos y pierdan la vida!
¡Que tiemblen de miedo sus soldados!
37 ¡Que se mueran sus caballos,
y sean destrozados sus carros de guerra!
¡Que todos sus soldados extranjeros
se acobarden y se mueran!
¡Que les roben todos sus tesoros!
¡Que se sequen sus ríos!

38 »Tantos ídolos hay en Babilonia
que la gente ha perdido la razón.

39-40 »Nunca más Babilonia
volverá a ser habitada.
Será como cuando destruí
a Sodoma y a Gomorra,
y las ciudades vecinas:
allí sólo vivirán chacales,
lechuzas y perros salvajes.
Les juró que así será.

41 »¡Miren lo que viene del norte!
¡Es el ejército de una gran nación!
¡Viene desde muy lejos,
y se le han unido muchos reyes!
42 Son gente cruel y sanguinaria,
armada con arcos y lanzas;
vienen a todo galope
y dispuestos a atacarte,
bella ciudad de Babilonia.
El estruendo de sus gritos
resuena como las olas del mar.
43 El rey de Babilonia lo sabe,
y se muere de miedo;
se retuerce de angustia.

44 »¡No hay otro Dios como yo!
¡No hay quien me pueda desafiar!
¡No hay jefe que se me oponga!
Yo atacaré a Babilonia de repente,
como ataca el león a su presa.
Yo elegiré a su destructor.

45 »Presten atención al plan que tengo;
escuchen lo que voy a hacer
con Babilonia y sus habitantes:
hasta los niños más pequeños
serán llevados a rastras,
y la nación entera será destruida.
46 Babilonia caerá con tanta violencia
que la tierra misma se sacudirá,
y por todas las naciones
se escucharán sus gritos».