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Advertencia contra los egipcios

46 1-2 Cuando Joacín llevaba cuatro años de reinar en Judá, el Dios de Israel me habló acerca de las otras naciones, y del ejército de Necao, rey de Egipto. Por esos días el rey de Babilonia había derrotado a Necao en la ciudad de Carquemis, junto al río Éufrates. El mensaje que me dio fue el siguiente:

«¡Egipcios, tomen sus armas
y prepárense para el combate!
¡Ensillen y monten los caballos!
¡Afilen las lanzas y pónganse las corazas!
¡Cúbranse con los cascos!

»¿Pero qué es lo que veo?
¡Los soldados egipcios retroceden!
Derrotados y llenos de miedo,
huyen sin mirar atrás.
¡Hay terror por todas partes!

»¡Los más veloces no pueden huir!
¡Los más fuertes no logran escapar!
¡Allá en el norte,
a la orilla del río Éufrates,
tropiezan y ruedan por el suelo!

»Una nación se acerca con violencia.
¡Hasta se parece al río Nilo
cuando sus aguas se desbordan!
¿Qué nación puede ser?
¡Es Egipto, que se ha enfurecido,
que ha crecido como el Nilo!
Viene decidido a inundar la tierra,
a destruir ciudades y a matar gente.

»¡Que ataquen los caballos!
¡Que avancen los carros de guerra!
¡Que marchen los soldados!
¡Que tomen sus armas los soldados
de los países africanos!

10 »El día de la victoria pertenece
al poderoso Dios de Israel.
Él ganará la batalla;
se vengará de sus enemigos.
La espada se empapará de sangre
y acabará por matar a todos.
Allá en el país del norte,
a la orilla del río Éufrates,
el Dios de Israel matará a mucha gente.

11 »Soldados de Egipto:
de nada les servirá que vayan a Galaad
y consigan alguna crema curativa;
aunque consigan medicinas,
no les servirán de nada.
12 Todo el mundo está enterado
de que han sido derrotados;
por todas partes se escuchan
sus gritos de dolor;
chocan los guerreros unos contra otros,
y ruedan por el suelo».

13 Cuando el rey de Babilonia vino para atacar a los egipcios, Dios me dio este mensaje:

14 «Esto debe saberse en Egipto;
debe anunciarse en sus ciudades:
“¡Soldados, prepárense para la batalla!
¡Ya viene su destrucción!”

15-17 »Los soldados se tropiezan;
caen uno encima del otro, y dicen:
“¡Huyamos!
¡Volvamos a nuestro país
antes que nos mate el enemigo!
¡Nuestro rey es un charlatán!
¡Habla mucho y no hace nada!”

»Pero los soldados han caído,
y ya no podrán levantarse,
porque yo los derribé.
¡Yo soy el Dios de Israel!

18-19 »Ustedes, los que viven en Egipto,
vayan empacando lo que tienen,
porque serán llevados prisioneros;
la capital será destruida
y quedará en ruinas y sin gente.

»Les juro por mí mismo
que el enemigo que viene
se parece al monte Tabor,
que sobresale entre los montes;
se parece al monte Carmelo,
que está por encima del mar.
¡Yo soy el Dios todopoderoso!
¡Yo soy el único Rey!

20 »La hermosura de Egipto será destruida;
Babilonia vendrá del norte y la atacará.
21 Egipto contrató soldados extranjeros,
todos muy fuertes y valientes,
¡pero hasta ellos saldrán huyendo!;
¡saldrán corriendo a toda prisa!
Ya llegó el día de su derrota;
¡ya llegó el día de su castigo!

22 »El ejército babilonio es muy numeroso;
tanto que nadie lo puede contar.
Por eso los soldados egipcios
huirán como serpientes desprotegidas.

23 »Egipto parece un bosque tupido,
pero sus enemigos lo rodearán
y lo atacarán con sus hachas,
dispuestos a derribar todos los árboles.

24 »¡Egipto quedará humillado!
¡Caerá bajo el poder de Babilonia!»

Esperanza para el pueblo de Dios

25 El Dios de Israel dice:

«Voy a castigar al rey de Egipto, a sus dioses y a todos los que confían en ellos. 26 Dejaré que caigan en poder del rey de Babilonia y de su ejército, para que los maten. Sin embargo, en el futuro Egipto volverá a ser habitado como antes. Les juro que así lo haré.

27-28 »Y ustedes, pueblo de Israel,
no tengan miedo ni se asusten;
yo haré que vuelvan de Babilonia,
adonde fueron llevados como esclavos.
No tengan miedo, israelitas.
Ustedes son mi pueblo;
son descendientes de Jacob.
Yo les prometo
que volverán a vivir tranquilos
porque yo estoy con ustedes.

»Destruiré a todas las naciones
por las que los dispersé,
pero a ustedes no los destruiré;
sólo los castigaré por su bien,
pues merecen que los corrija.
Les juro que así lo haré».

Advertencia contra los filisteos

47 Dios me habló poco antes de que el rey de Egipto atacara la ciudad de Gaza, y me dio este mensaje para los filisteos:

«Yo soy el Dios de Israel,
y quiero que sepan esto:
Desde el norte vienen los babilonios;
son un ejército que destruye
ciudades enteras con sus habitantes.
¡Parecen un río desbordado!
¡Todos los habitantes de la tierra
lloran y piden auxilio!
Tan pronto como escuchan
el galope de los caballos
los padres pierden el ánimo;
abandonan a sus hijos
al escuchar el chirrido
de los carros de guerra.

»¡Ha llegado el día
en que acabaré con los filisteos!
¡Ha llegado el día
en que acabaré con los que ayudan
a las ciudades de Tiro y Sidón!
¡Destruiré a todos los filisteos
que vinieron de las costas de Creta!
Los que viven en la ciudad de Gaza
se raparán avergonzados la cabeza;
los que viven en la ciudad de Ascalón
se quedarán mudos de miedo.
Y ustedes que aún viven en las llanuras,
no dejarán de herirse el cuerpo
ni cesarán de gritar:
“Ay, terrible espada de Dios,
¿hasta cuándo nos seguirás atacando?
¡Regresa ya a tu funda
y deja de matarnos!”

»Pero yo soy el Dios de Israel.
Ya he decidido matar
a todos los filisteos
en Ascalón y en toda la costa.
¡No haré descansar mi espada!»

Advertencia contra Moab

48 El Dios todopoderoso me dio este mensaje para los habitantes de las ciudades de Moab:

«¡Pobrecita de la ciudad de Nebo!
¡Estoy a punto de destruirla!
¡Humillaré a la ciudad de Quiriataim,
y dejaré en ruinas su fortaleza!
Moab ha perdido su importancia,
y en Hesbón están pensando destruirla.
Babilonia invita a otras naciones
a venir y borrar del mapa a Moab.
También a la ciudad de Madmén
la perseguiré espada en mano.
Los de Horonaim lloran a gritos;
toda la ciudad ha quedado destruida.
Moab se volverá un montón de ruinas,
y los niños gritarán desesperados.
Por la cuesta de Luhit,
los que suben no dejan de llorar.

»Por la pendiente de Horonaim,
los que bajan no dejan de gritar:

“¡Qué desastre hemos sufrido!
¡Sálvese quien pueda!
¡Huyamos como burros salvajes!”

»A los de Moab los tomarán presos,
junto con su dios Quemós,
sus sacerdotes y sus oficiales,
por confiar en su ejército
y en sus muchas riquezas.
8-9 Valles y llanos serán destruidos.
La destrucción llegará a toda ciudad,
y ninguna de ellas se salvará.

»¡Prepárenle a Moab su tumba,
porque ha dejado de existir!
¡Sus ciudades están vacías
y ya nadie vive en ellas!
Les juro que así es.

10 »¡Maldito sea el que no quiera
tomar la espada para matar!
¡Maldito sea el que de mala gana
haga lo que yo le ordene!

11 »Desde un principio,
Moab siempre ha disfrutado de paz;
ni uno solo de sus habitantes
ha sido llevado prisionero.
Moab se parece al buen vino:
siempre ha estado en reposo
y en el mismo lugar.
Por eso le ha ido bien
y no ha perdido sus tradiciones.

12 »Pero ya se acerca el día
en que lo atacará el enemigo
y se lo llevará prisionero.
Les juro que así será.

13 »Los moabitas se avergonzarán
de su dios Quemós,
como antes los israelitas
se avergonzaron del dios Baal,
en quien pusieron toda su confianza.

14 »Pobrecitos soldados moabitas,
ustedes se creen muy valientes,
15 pero su país será destruido
y el enemigo conquistará sus ciudades.
¡Hasta sus mejores soldados
morirán en el campo de batalla!
Yo soy el Dios de Israel;
yo soy el Dios todopoderoso,
y les juró que así será.

16 »Ya no falta mucho tiempo;
muy pronto Moab será destruida.
17 Todos sus vecinos y conocidos
llorarán por esta famosa nación,
y dirán: “¡Pobrecita de Moab!
¡Miren cómo se vino abajo
una nación tan grande y poderosa!”

18 »Ustedes, los que viven en Dibón,
¡bajen ya de su alto trono
y siéntense en el duro suelo!
¡El enemigo ha comenzado a destruir!,
¡y caerán las murallas de Moab!

19 »Y ustedes, los que viven en Aroer,
deténganse a la orilla del camino
y fíjense cómo huye la gente.
¡Pregunten qué fue lo que pasó!
20 Seguramente les dirán
que Moab ha sido derrotada;
les dirán también que lloren,
y que anuncien por el río Arnón
que Moab ha quedado en ruinas.
21 Y es que voy a castigar
a las ciudades de la llanura;
castigaré a Holón, a Jahas y a Mefáat;
22 a Dibón, a Nebo y a Bet-diblataim;
23 a Quiriataim, a Bet-gamul y a Bet-megón,
24 a Queriot y a Bosrá,
y a todas las ciudades de Moab,
cercanas y lejanas.
25 Moab ha perdido su poder;
¡se le han acabado las fuerzas!
Les juro que así es.

26 »Tú, Moab, me ofendiste;
¡ahora dejaré que tus enemigos
te dejen en vergüenza y se burlen de ti!
27 Tú, Moab, te burlabas de mi pueblo;
siempre hablabas de ellos con desprecio,
como si fueran unos ladrones.
28 Pero ahora les toca a ustedes
dejar abandonadas sus ciudades
y quedarse a vivir entre las rocas;
les toca vivir como las palomas,
que anidan al borde de los precipicios.

29-30 »Mi pueblo y yo te conocemos.
Bien sabemos que tú, Moab,
eres un pueblo muy orgulloso
que se cree superior a todos.
¡Pero de nada te servirá ese orgullo!

31 »Por eso lloro y me angustio
por la gente de Moab y de Quir-heres.
32 Lloro también por ustedes,
los que viven en Sibmá,
pues se extendieron como un viñedo;
sus ramas llegaban hasta Jazer
y se extendían más allá del mar.
Pero llegó la destrucción
y acabó con tu cosecha.
33 Ya no hay fiesta ni alegría
en los fértiles campos de Moab;
ya no hay quien exprima uvas
ni quien prepare vino;
¡yo puse fin a esa alegría!

34 »¡Los pozos de Nimrim se han secado!
El llanto de la gente de Hesbón
se oye por todo el país de Moab.

35 »Yo acabaré con los moabitas
que adoran a otros dioses
en los pequeños santuarios
que han construido en los cerros.
Les juro que así lo haré.

36 »Mi corazón parece una flauta triste:
llora por la gente de Moab
y por los que viven en Quir-heres,
porque amontonaron grandes riquezas
y todo eso lo han perdido.
37 No hay un solo hombre en Moab
que no se haya rapado la cabeza
ni se haya afeitado la barba
en señal de dolor y tristeza.
Todos se visten de luto
y se hacen heridas en las manos.
38 En todas las casas de Moab
se oyen gritos de dolor;
por todas sus calles
se oye llorar a la gente,
porque hice pedazos a Moab
como si fuera un frasco inútil.
39 ¡Todos en Moab lloran a gritos
porque su nación ha quedado destrozada!
Sus ruinas producen espanto;
¡causan risa entre todos sus vecinos!

40 »¡Miren a los soldados de Babilonia!
¡Ya vienen los enemigos de Moab!
¡Parecen águilas dispuestas a atacar!
41 Cuando llegue el momento,
se apoderarán de sus ciudades,
y entonces sus guerreros, asustados,
temblarán como tiemblan las mujeres
cuando van a tener un hijo.
42-44 Ustedes, los que viven en Moab,
tratarán de escapar, pero sin éxito,
pues caerán de trampa en trampa;
y aun si lograran escapar,
acabarán por caer en la tumba.
Ya está muy cerca el día
en que castigaré a Moab;
y dejará de ser una nación
porque se rebeló contra mí.
Les juro que así será.

45 »Los que alcancen a escapar
llegarán a Hesbón casi muertos;
pero aun a esa orgullosa ciudad,
donde gobernaba el rey Sihón,
le prenderé fuego.

46 »¡Pobres de ustedes, los moabitas,
que adoran al dios Quemós!
Van a ser destruidos,
y a sus hijos y a sus hijas
los llevarán como esclavos a otra nación.
47 Pero cuando todo haya terminado,
haré que vuelvan de ese país.
Les juro que así lo haré.
Éste es mi castigo contra Moab».