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Jeremías se queda con Guedalías

40 El Señor se dirigió a Jeremías, después que Nebuzaradán, comandante de la guardia, dejó libre a Jeremías en Ramá. Nebuzaradán lo había encontrado preso y encadenado entre la gente de Jerusalén y de Judá que era llevada al destierro a Babilonia.

El comandante de la guardia llevó aparte a Jeremías, y le dijo: «El Señor tu Dios amenazó con enviar esta desgracia a esta tierra, y ahora ha cumplido su amenaza. Esto les ha pasado a ustedes porque pecaron contra el Señor y no lo obedecieron. Mira, ahora mismo te quito las cadenas con que estás atado. Si quieres venir conmigo a Babilonia, ven; yo te cuidaré. Pero si no quieres venir, quédate. Tienes todo el país a tu disposición: ve a donde mejor te parezca. Si prefieres regresar, vuélvete a Guedalías, hijo de Ahicam y nieto de Safán, a quien el rey de Babilonia ha nombrado gobernador de las ciudades de Judá, y vive con él y con tu pueblo. Ve a donde te parezca mejor.» Luego el comandante dio a Jeremías un regalo y provisiones, y lo despidió. Jeremías se fue con Guedalías a Mispá, y vivió con él y con la gente que había quedado en el país.

Conspiración contra Guedalías(A)

Cuando los comandantes y los soldados de las tropas judías que aún estaban en los campos se enteraron de que el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país a Guedalías, hijo de Ahicam, y que había puesto bajo su cuidado a los hombres, mujeres y niños de la gente más pobre del país, los cuales no habían sido deportados a Babilonia, fueron con su gente a Mispá, a ver a Guedalías. Entre ellos estaban: Ismael, hijo de Netanías; Johanán y Jonatán, hijos de Caréah; Seraías, hijo de Tanhúmet; los hijos de Efai de Netofá; y Jezanías, hijo de un hombre de Maacat, y sus hombres. Guedalías les aseguró bajo juramento: «No tengan miedo de someterse a los caldeos. Quédense a vivir en el país, sométanse al rey de Babilonia, y les irá bien. 10 Yo me quedaré en Mispá, para representarlos a ustedes ante los caldeos cuando ellos vengan aquí. Ustedes dedíquense a almacenar vino, frutas y aceite, y así podrán quedarse en las ciudades que han tomado.» 11 También los judíos que se encontraban en Moab, Amón, Edom y otros países se enteraron de que el rey de Babilonia había permitido que algunos judíos se quedaran en su tierra, y que había nombrado a Guedalías como gobernador de ellos. 12 Entonces volvieron a Judá de todos los sitios por donde se habían dispersado, y se presentaron ante Guedalías en Mispá. Y también ellos almacenaron vino y frutas en grandes cantidades.

Conspiración de Ismael contra Guedalías

13 Johanán, hijo de Caréah, y todos los demás comandantes de tropas que habían quedado en los campos, fueron a Mispá, a ver a Guedalías, 14 y le dijeron:

—¿No sabes que el rey Baalís de Amón ha enviado a Ismael, el hijo de Netanías, a matarte?

Pero Guedalías no les creyó. 15 Entonces Johanán le dijo en secreto a Guedalías:

—Deja que yo vaya y mate a Ismael. Nadie tiene que saber quién lo hizo. ¿Por qué vamos a dejar que él te mate a ti? Eso traería la dispersión de todos los judíos que se han reunido a tu alrededor, y sería la ruina de lo que aún queda de Judá.

16 Pero Guedalías le respondió:

—¡No lo hagas! Lo que dices de Ismael no es verdad.

Asesinato de Guedalías(B)

41 En el séptimo mes, Ismael, hijo de Netanías y nieto de Elisamá, miembro de la familia real, fue a Mispá para entrevistarse con Guedalías. Iba acompañado de diez hombres. Y allí en Mispá, mientras comían juntos, Ismael y los diez hombres que lo acompañaban se levantaron de pronto y a filo de espada mataron a Guedalías, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador de Judá. Ismael mató también a todos los judíos y soldados caldeos que estaban con Guedalías en Mispá.

Al día siguiente del asesinato de Guedalías, cuando todavía nadie se había enterado de lo sucedido, llegaron de Siquem, Siló y Samaria ochenta hombres, los cuales traían la barba afeitada, la ropa rasgada y el cuerpo lleno de heridas que ellos mismos se habían hecho. Traían además cereales e incienso para ofrecerlos al Señor en el templo. Entonces Ismael salió de Mispá a su encuentro, llorando por el camino. Apenas se encontró con ellos, les dijo:

—Vengan a ver a Guedalías, hijo de Ahicam.

Pero tan pronto como llegaron al centro de la ciudad, Ismael y sus hombres los mataron y los echaron en una cisterna. Sin embargo, diez de los hombres de ese grupo dijeron a Ismael:

—No nos mates; nosotros tenemos trigo, cebada, aceite y miel escondidos en el campo.

Entonces Ismael no los mató como a sus compañeros. La cisterna en que Ismael echó los cadáveres de todos los hombres que había matado era la misma que el rey Asá había mandado hacer cuando se defendía del rey Baasá de Israel. Era una cisterna muy grande, pero quedó llena con los cadáveres de la gente que Ismael mató. 10 Además, Ismael apresó a las hijas del rey y a la gente que quedaba en Mispá, a quienes Nebuzaradán, comandante de la guardia, había puesto bajo el mando de Guedalías. Ismael los apresó, y se puso en camino con intención de pasar al territorio de Amón.

11 Cuando Johanán, hijo de Caréah, y los jefes militares que estaban con él se enteraron del crimen que Ismael había cometido, 12 reunieron a toda su gente y se fueron a luchar contra él. Lo encontraron junto al gran estanque que hay en Gabaón. 13 Cuando los que Ismael llevaba presos vieron a Johanán y a todos los jefes militares que lo acompañaban, se pusieron muy contentos, 14 y se volvieron y fueron a reunirse con Johanán. 15 Pero Ismael y ocho de sus hombres lograron escapar de Johanán y se fueron al país de Amón.

16 Por su parte, Johanán y los jefes militares que lo acompañaban se hicieron cargo de los soldados, las mujeres, los niños y los altos funcionarios que Ismael se había llevado presos de Mispá después de haber matado a Guedalías, y que Johanán había traído de vuelta desde Gabaón. 17 Se pusieron así en camino hasta llegar a Guerut-quimam, junto a Belén, donde hicieron un alto. Su intención era continuar hasta Egipto 18 para escapar de los caldeos, pues les tenían miedo por haber matado Ismael a Guedalías, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país.

El pueblo pide a Jeremías que ore por ellos

42 Todos los jefes militares, incluyendo a Johanán, hijo de Caréah, y a Azarías, hijo de Hosaías, y toda la gente, chicos y grandes, se acercaron al profeta Jeremías y le dijeron:

—Vamos a pedirte una cosa; no nos la niegues: Ruega al Señor tu Dios por nosotros, los pocos que quedamos. Antes éramos muchos, pero ahora quedamos sólo unos pocos, como puedes ver. Ruega al Señor tu Dios que nos enseñe el camino que debemos seguir y lo que debemos hacer.

Jeremías les respondió:

—Está bien. Voy a rogar al Señor su Dios por ustedes, como me lo han pedido, y les daré a conocer todo lo que él me responda, sin ocultarles nada.

Entonces ellos dijeron a Jeremías:

—Que el Señor tu Dios sea testigo fiel y verdadero en contra nuestra, si no hacemos lo que él te encargue decirnos. Nos guste o nos disguste su respuesta, obedeceremos al Señor nuestro Dios, a quien te hemos pedido que recurras, para que así nos vaya bien.

Respuesta del Señor a la oración de Jeremías

Diez días más tarde, el Señor le habló a Jeremías, y éste llamó a Johanán, hijo de Caréah, y a los jefes militares que lo acompañaban, y a toda la gente, desde el más chico hasta el más grande, y les dijo: «El Señor, el Dios de Israel, a quien ustedes me encargaron que fuera a presentar su petición, dice: 10 “Si ustedes están dispuestos a quedarse en esta tierra, yo los haré prosperar; no los destruiré, sino que los plantaré y no los arrancaré, pues me pesa haberles enviado esa calamidad. 11 No tengan miedo del rey de Babilonia, al que tanto temen. No le tengan miedo, porque yo estoy con ustedes para salvarlos y librarlos de su poder. Yo, el Señor, lo afirmo. 12 Tendré compasión de ustedes, y haré que también él les tenga compasión y los deje volver a su tierra.”

13 »Pero si ustedes no quieren quedarse en este país, sino que desobedecen al Señor su Dios 14 y dicen: “Preferimos ir a vivir a Egipto, donde no veremos guerra, ni oiremos el sonido de la trompeta, ni nos moriremos de hambre”, 15 entonces escuchen ustedes, los que quedan de Judá, lo que les dice el Señor todopoderoso, el Dios de Israel: “Si ustedes se empeñan en ir a vivir a Egipto, 16 la guerra y el hambre que ustedes tanto temen los alcanzará allí mismo, y allí morirán. 17 Todos los que están empeñados en irse a vivir a Egipto, morirán allá por la guerra, el hambre o la peste. Nadie quedará con vida; nadie escapará a la calamidad que les voy a enviar.”

18 »El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice: “Así como mi ira y mi furor se encendieron contra los habitantes de Jerusalén, así se encenderán también contra ustedes, si se van a Egipto. Se convertirán en ejemplo de maldición, en algo que causará terror, y no volverán a ver este lugar.” 19 A ustedes, los que aún quedan de Judá, el Señor les ordena que no vayan a Egipto. Sépanlo bien, yo se lo advierto ahora. 20 Ustedes cometen un error fatal, pues ustedes mismos me encargaron que acudiera al Señor su Dios, y me dijeron: “Ruega al Señor nuestro Dios por nosotros, y haznos saber todo lo que él ordene, para que lo hagamos.” 21 Yo les he dado a conocer hoy lo que el Señor su Dios me encargó decirles, pero ustedes no quieren obedecer. 22 Por lo tanto, sepan bien que por causa de la guerra, el hambre y la peste, ustedes morirán en el país a donde quieren ir a vivir.»

Se llevan a Jeremías a Egipto

43 Cuando Jeremías terminó de comunicar al pueblo todo lo que el Señor, el Dios de ellos, le había encargado decirles, Azarías, hijo de Hosaías, Johanán, hijo de Caréah, y otros hombres arrogantes dijeron a Jeremías: «¡Lo que dices es mentira! El Señor nuestro Dios no te ha encargado decirnos que no vayamos a vivir en Egipto. Es Baruc, hijo de Nerías, el que te ha predispuesto contra nosotros, para hacer que caigamos en poder de los caldeos y que nos maten o nos lleven desterrados a Babilonia.»

Así pues, ni Johanán ni los jefes militares ni la gente se quedaron en el territorio de Judá, desobedeciendo así la orden del Señor. Por el contrario, Johanán y todos los jefes militares reunieron a la poca gente de Judá que aún quedaba y que, después de haber sido dispersada por distintos países, había vuelto a Judá para establecerse allí: hombres, mujeres, niños, las hijas del rey y todas las personas que Nebuzaradán, comandante de la guardia, había dejado bajo el cuidado de Guedalías, incluyendo a Jeremías y a Baruc. Sin hacer caso de la orden del Señor, todos ellos se fueron a Egipto y llegaron hasta la ciudad de Tafnes.

En Tafnes, el Señor se dirigió a Jeremías y le dijo: «Toma unas piedras grandes y, a la vista de la gente de Judá, entiérralas en el piso de barro de la terraza, frente a la entrada del palacio real de la ciudad. 10 Y diles: “El Señor todopoderoso, Dios de Israel, dice: Voy a hacer venir a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y voy a poner su trono y su tienda real encima de estas piedras que he enterrado aquí. 11 Él vendrá y destruirá el país de Egipto. Los que están destinados a morir, morirán; los que están destinados a ir al destierro, irán al destierro; y los que están destinados a morir en la guerra, morirán en la guerra. 12 Prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, y a sus dioses les prenderá fuego o se los llevará como si fueran prisioneros. Limpiará el país de Egipto, como un pastor que limpia de piojos su ropa, y luego se irá sin que nadie se lo impida. 13 Destruirá los obeliscos de Heliópolis, en Egipto, y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto.”»

Jeremías y el remanente con Gedalías

40 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que Nabuzaradán capitán de la guardia le envió desde Ramá, cuando le tomó estando atado con cadenas entre todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban deportados a Babilonia. Tomó, pues, el capitán de la guardia a Jeremías y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este lugar; y lo ha traído y hecho Jehová según lo había dicho; porque pecasteis contra Jehová, y no oísteis su voz, por eso os ha venido esto. Y ahora yo te he soltado hoy de las cadenas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo velaré por ti; pero si no te parece bien venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo te parezca ir. Si prefieres quedarte, vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve a donde te parezca más cómodo ir. Y le dio el capitán de la guardia provisiones y un presente, y le despidió. Se fue entonces Jeremías a Gedalías hijo de Ahicam, a Mizpa, y habitó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.

Cuando todos los jefes del ejército que estaban por el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam para gobernar la tierra, y que le había encomendado los hombres y las mujeres y los niños, y los pobres de la tierra que no fueron transportados a Babilonia, vinieron luego a Gedalías en Mizpa; esto es, Ismael hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijos de Carea, Seraías hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanías hijo de un maacateo, ellos y sus hombres. Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.(A) 10 Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros tomad el vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlos en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado. 11 Asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado a algunos en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, 12 todos estos judíos regresaron entonces de todos los lugares adonde habían sido echados, y vinieron a tierra de Judá, a Gedalías en Mizpa; y recogieron vino y abundantes frutos.

Conspiración de Ismael contra Gedalías

13 Y Johanán hijo de Carea y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a Gedalías en Mizpa, 14 y le dijeron: ¿No sabes que Baalis rey de los hijos de Amón ha enviado a Ismael hijo de Netanías para matarte? Mas Gedalías hijo de Ahicam no les creyó. 15 Entonces Johanán hijo de Carea habló a Gedalías en secreto en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora y mataré a Ismael hijo de Netanías, y ningún hombre lo sabrá. ¿Por qué te ha de matar, y todos los judíos que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá el resto de Judá? 16 Pero Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán hijo de Carea: No hagas esto, porque es falso lo que tú dices de Ismael.

41 Aconteció en el mes séptimo que vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la descendencia real, y algunos príncipes del rey y diez hombres con él, a Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y comieron pan juntos allí en Mizpa. Y se levantó Ismael hijo de Netanías y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra. Asimismo mató Ismael a todos los judíos que estaban con Gedalías en Mizpa, y a los soldados caldeos que allí estaban.(B)

Sucedió además, un día después que mató a Gedalías, cuando nadie lo sabía aún, que venían unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba y rotas las ropas, y rasguñados, y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la casa de Jehová. Y de Mizpa les salió al encuentro, llorando, Ismael el hijo de Netanías. Y aconteció que cuando los encontró, les dijo: Venid a Gedalías hijo de Ahicam. Y cuando llegaron dentro de la ciudad, Ismael hijo de Netanías los degolló, y los echó dentro de una cisterna, él y los hombres que con él estaban. Mas entre aquellos fueron hallados diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates; porque tenemos en el campo tesoros de trigos y cebadas y aceites y miel. Y los dejó, y no los mató entre sus hermanos.

Y la cisterna en que echó Ismael todos los cuerpos de los hombres que mató a causa de Gedalías, era la misma que había hecho el rey Asa a causa de Baasa rey de Israel; Ismael hijo de Netanías la llenó de muertos. 10 Después llevó Ismael cautivo a todo el resto del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que en Mizpa había quedado, el cual había encargado Nabuzaradán capitán de la guardia a Gedalías hijo de Ahicam. Los llevó, pues, cautivos Ismael hijo de Netanías, y se fue para pasarse a los hijos de Amón.

11 Y oyeron Johanán hijo de Carea y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, todo el mal que había hecho Ismael hijo de Netanías. 12 Entonces tomaron a todos los hombres y fueron a pelear contra Ismael hijo de Netanías, y lo hallaron junto al gran estanque que está en Gabaón. 13 Y aconteció que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán hijo de Carea y a todos los capitanes de la gente de guerra que estaban con él, se alegraron. 14 Y todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpa se volvió y fue con Johanán hijo de Carea. 15 Pero Ismael hijo de Netanías escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón. 16 Y Johanán hijo de Carea y todos los capitanes de la gente de guerra que con él estaban tomaron a todo el resto del pueblo que había recobrado de Ismael hijo de Netanías, a quienes llevó de Mizpa después que mató a Gedalías hijo de Ahicam; hombres de guerra, mujeres, niños y eunucos, que Johanán había traído de Gabaón; 17 y fueron y habitaron en Gerutquimam, que está cerca de Belén, a fin de ir y meterse en Egipto, 18 a causa de los caldeos; porque los temían, por haber dado muerte Ismael hijo de Netanías a Gedalías hijo de Ahicam, al cual el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra.

Mensaje a Johanán

42 Vinieron todos los oficiales de la gente de guerra, y Johanán hijo de Carea, Jezanías hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor, y dijeron al profeta Jeremías: Acepta ahora nuestro ruego delante de ti, y ruega por nosotros a Jehová tu Dios por todo este resto (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos), para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer. Y el profeta Jeremías les dijo: He oído. He aquí que voy a orar a Jehová vuestro Dios, como habéis dicho, y todo lo que Jehová os respondiere, os enseñaré; no os reservaré palabra. Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros. Sea bueno, sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios al cual te enviamos, obedeceremos, para que obedeciendo a la voz de Jehová nuestro Dios nos vaya bien.

Aconteció que al cabo de diez días vino palabra de Jehová a Jeremías. Y llamó a Johanán hijo de Carea y a todos los oficiales de la gente de guerra que con él estaban, y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor; y les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel, al cual me enviasteis para presentar vuestros ruegos en su presencia: 10 Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré, y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré; porque estoy arrepentido del mal que os he hecho. 11 No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual tenéis temor; no temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros estoy yo para salvaros y libraros de su mano; 12 y tendré de vosotros misericordia, y él tendrá misericordia de vosotros y os hará regresar a vuestra tierra. 13 Mas si dijereis: No moraremos en esta tierra, no obedeciendo así a la voz de Jehová vuestro Dios, 14 diciendo: No, sino que entraremos en la tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni padeceremos hambre, y allá moraremos; 15 ahora por eso, oíd la palabra de Jehová, remanente de Judá: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Si vosotros volviereis vuestros rostros para entrar en Egipto, y entrareis para morar allá, 16 sucederá que la espada que teméis, os alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre de que tenéis temor, allá en Egipto os perseguirá; y allí moriréis. 17 Todos los hombres que volvieren sus rostros para entrar en Egipto para morar allí, morirán a espada, de hambre y de pestilencia; no habrá de ellos quien quede vivo, ni quien escape delante del mal que traeré yo sobre ellos.

18 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi enojo y mi ira sobre los moradores de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre vosotros cuando entrareis en Egipto; y seréis objeto de execración y de espanto, y de maldición y de afrenta; y no veréis más este lugar. 19 Jehová habló sobre vosotros, oh remanente de Judá: No vayáis a Egipto; sabed ciertamente que os lo aviso hoy. 20 ¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Pues vosotros me enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro Dios, y haznos saber todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, y lo haremos. 21 Y os lo he declarado hoy, y no habéis obedecido a la voz de Jehová vuestro Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a vosotros. 22 Ahora, pues, sabed de cierto que a espada, de hambre y de pestilencia moriréis en el lugar donde deseasteis entrar para morar allí.

La emigración a Egipto

43 Aconteció que cuando Jeremías acabó de hablar a todo el pueblo todas las palabras de Jehová Dios de ellos, todas estas palabras por las cuales Jehová Dios de ellos le había enviado a ellos mismos, dijo Azarías hijo de Osaías y Johanán hijo de Carea, y todos los varones soberbios dijeron a Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado Jehová nuestro Dios para decir: No vayáis a Egipto para morar allí, sino que Baruc hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en manos de los caldeos, para matarnos y hacernos transportar a Babilonia. No obedeció, pues, Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de la gente de guerra y todo el pueblo, a la voz de Jehová para quedarse en tierra de Judá, sino que tomó Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de la gente de guerra, a todo el remanente de Judá que se había vuelto de todas las naciones donde había sido echado, para morar en tierra de Judá; a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey y a toda persona que había dejado Nabuzaradán capitán de la guardia con Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, y al profeta Jeremías y a Baruc hijo de Nerías, y entraron en tierra de Egipto,(C) porque no obedecieron a la voz de Jehová; y llegaron hasta Tafnes.

Y vino palabra de Jehová a Jeremías en Tafnes, diciendo: Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro en el enladrillado que está a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de los hombres de Judá; 10 y diles: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y extenderá su pabellón sobre ellas. 11 Y vendrá y asolará la tierra de Egipto; los que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y los que a espada, a espada. 12 Y pondrá fuego a los templos de los dioses de Egipto y los quemará, y a ellos los llevará cautivos; y limpiará la tierra de Egipto, como el pastor limpia su capa, y saldrá de allá en paz. 13 Además quebrará las estatuas de Bet-semes, que está en tierra de Egipto, y los templos de los dioses de Egipto quemará a fuego.

Liberación de Jeremías

40 La palabra del Señor vino a Jeremías después de que Nabuzaradán, el comandante de la guardia, lo había dejado libre en Ramá. Allí lo había encontrado Nabuzaradán preso y encadenado, entre todos los cautivos de Judá y Jerusalén que eran deportados a Babilonia. El comandante de la guardia tomó aparte a Jeremías y le dijo: «El Señor tu Dios, decretó esta calamidad para este lugar; ahora el Señor ha cumplido sus amenazas. Todo esto les ha pasado porque pecaron contra el Señor y desobedecieron su voz. No obstante, hoy te libero de las cadenas que te sujetan las manos. Si quieres venir conmigo a Babilonia, ven, que yo te cuidaré. Pero si no quieres, no lo hagas. Mira, tienes ante tus ojos toda la tierra: ve adonde más te convenga».

Como Jeremías no se decidía, Nabuzaradán añadió: «Vuelve junto a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, a quien el rey de Babilonia ha nombrado gobernador de las ciudades de Judá; vive con él y con tu pueblo o ve adonde más te convenga».

Luego el comandante de la guardia le dio provisiones, un regalo y lo dejó en libertad. Jeremías se fue entonces junto a Guedalías, hijo de Ajicán, en Mizpa, y se quedó con él en medio del pueblo que había permanecido en la tierra.

Asesinato de Guedalías(A)

Cuando todos los oficiales y soldados del ejército que estaban en el campo se enteraron de que el rey de Babilonia había puesto a Guedalías, hijo de Ajicán, como gobernador del país, y de que le había confiado el cuidado de hombres, mujeres y niños, así como de los más pobres del país que no habían sido deportados a Babilonia, fueron a Mizpa para presentarse ante Guedalías. Entre ellos estaban: Ismael, hijo de Netanías, Johanán y Jonatán, hijos de Carea, Seraías, hijo de Tanjumet, los hijos de Efay oriundo de Netofa, y Jazanías, hijo de un hombre de Macá, y sus hombres. Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, hizo este juramento a ellos y a sus tropas: «No teman servir a los babilonios.[a] Si ustedes se quedan en el país y sirven al rey de Babilonia, les aseguro que les irá bien. 10 Yo me quedaré en Mizpa, para representarlos ante los babilonios que vengan a vernos. Pero ustedes, comiencen a almacenar en recipientes vino, frutos de verano y aceite, y vivan en las ciudades que han ocupado».

11 Todos los judíos que estaban en Moab, Amón y Edom, y en todos los otros países, se enteraron también de que el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá, y que había nombrado como gobernador a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán. 12 Entonces todos estos judíos regresaron a la tierra de Judá, de todos los países donde estaban dispersos. Al llegar, se presentaron en Mizpa ante Guedalías. También almacenaron vino y frutos de verano en abundancia.

13 Johanán, hijo de Carea, y todos los demás oficiales del ejército que estaban en el campo, se presentaron ante Guedalías en Mizpa 14 y dijeron:

—¿No sabes que Balís, rey de Amón, ha mandado a Ismael, hijo de Netanías, para matarte?

Pero Guedalías, hijo de Ajicán, no les creyó. 15 Y allí en Mizpa, Johanán, hijo de Carea, propuso en secreto a Guedalías:

—Déjame ir a matar a Ismael, hijo de Netanías. ¡Nadie tiene que enterarse! ¿Por qué vamos a permitir que te asesine? Eso causaría la dispersión de todos los judíos que se han reunido a tu alrededor y acabaría con el remanente de Judá.

16 Pero Guedalías, hijo de Ajicán, respondió a Johanán, hijo de Carea:

—¡Ni lo pienses! ¡Lo que dices acerca de Ismael es mentira!

41 En el mes séptimo, Ismael, hijo de Netanías y nieto de Elisama, de estirpe real y que había sido uno de los oficiales del rey, vino a Mizpa con diez hombres y se presentó ante Guedalías, hijo de Ajicán. Y ahí en Mizpa, mientras comían juntos, Ismael, hijo de Netanías, se levantó con los diez hombres que lo acompañaban e hirió a filo de espada a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, quitándole la vida. Así hicieron con quien había sido nombrado gobernador del país por el rey de Babilonia. Ismael mató también a todos los judíos y soldados babilonios[b] que se encontraban en Mizpa con Guedalías.

Al día siguiente del asesinato de Guedalías, cuando todavía nadie se había enterado, llegaron de Siquén, Siló y Samaria ochenta hombres con la barba afeitada, la ropa rasgada y el cuerpo lleno de cortaduras que ellos mismos se habían hecho. Traían ofrendas de cereales e incienso para presentarlas en el Templo del Señor. Desde Mizpa salió a su encuentro Ismael, hijo de Netanías; iba llorando y, cuando los encontró, dijo:

—Vengan a ver a Guedalías, hijo de Ajicán.

Pero no habían llegado al centro de la ciudad cuando Ismael, hijo de Netanías, y sus secuaces los mataron y los arrojaron en una cisterna. Había entre ellos diez hombres que rogaron a Ismael:

—¡No nos mates; tenemos escondidos en el campo trigo, cebada, aceite y miel!

Ismael accedió y no los mató como a sus compañeros. El rey Asá había hecho una cisterna para defenderse de Basá, rey de Israel, y en esa fosa fue donde Ismael, hijo de Netanías, arrojó los cadáveres de los hombres que había matado, junto con Guedalías, llenándola de cadáveres.

10 Después Ismael se llevó en cautiverio a las hijas del rey y a todo el remanente del pueblo que había quedado en Mizpa, a quienes Nabuzaradán, comandante de la guardia, había puesto bajo el mando de Guedalías, hijo de Ajicán. Ismael, hijo de Netanías, salió con sus cautivos hacia el territorio de los amonitas.

11 Cuando Johanán, hijo de Carea, y todos los oficiales del ejército que estaban con él, se enteraron del crimen que había cometido Ismael, hijo de Netanías, 12 reunieron a todos sus hombres y fueron a pelear contra él. Lo encontraron cerca del gran estanque que está en Gabaón. 13 Y sucedió que toda la gente que estaba con Ismael se alegró al ver a Johanán, hijo de Carea, acompañado de todos los oficiales del ejército. 14 Todo el pueblo que Ismael llevaba cautivo desde Mizpa se dio la vuelta y se fue con Johanán, hijo de Carea. 15 Pero Ismael, hijo de Netanías, y ocho de sus hombres se escaparon de Johanán y huyeron hacia Amón.

Huida a Egipto

16 Entonces Johanán, hijo de Carea, junto con todos los oficiales del ejército que lo acompañaban, tomaron y rescataron al remanente del pueblo que desde Mizpa se había llevado Ismael, hijo de Netanías, luego de haber asesinado a Guedalías, hijo de Ajicán: eran soldados, mujeres, niños y altos funcionarios que Johanán había hecho volver desde Gabaón. 17 Se pusieron en marcha hasta llegar a Guerut Quimán, que está junto a Belén, desde donde pensaban continuar a Egipto 18 para huir de los babilonios. Estaban con temor, ya que Ismael, hijo de Netanías, había matado a Guedalías, hijo de Ajicán, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país.

42 Entonces se acercaron Johanán, hijo de Carea, y Jezanías,[c] hijo de Osaías, junto con todos los oficiales del ejército y todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande, y dijeron al profeta Jeremías:

—Por favor, atiende a nuestra súplica y ruega al Señor tu Dios por todo este remanente. Como podrás darte cuenta, antes éramos muchos, pero ahora quedamos solo unos cuantos. Ruega para que el Señor tu Dios nos indique el camino que debemos seguir, y lo que debemos hacer.

Jeremías respondió:

—Ya los he oído. Voy a rogar al Señor, al Dios de ustedes, tal como me lo han pedido. Les comunicaré todo lo que el Señor me diga y no les ocultaré absolutamente nada.

Ellos dijeron a Jeremías:

—Que el Señor tu Dios, sea un testigo fiel y verdadero contra nosotros si no actuamos conforme a todo lo que él nos ordene por medio de ti. Sea o no de nuestro agrado, obedeceremos la voz del Señor nuestro Dios, a quien te enviamos a consultar. Así, al obedecer la voz del Señor nuestro Dios, nos irá bien.

Diez días después, la palabra del Señor vino a Jeremías. Este llamó a Johanán, hijo de Carea, a todos los oficiales del ejército que lo acompañaban y a todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande y les dijo: «Así dice el Señor, Dios de Israel, a quien ustedes me enviaron para interceder por ustedes: 10 “Si se quedan en este país, yo los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré, porque me duele haberles causado esa calamidad. 11 No teman al rey de Babilonia, al que ahora temen —afirma el Señor—, no le teman, porque yo estoy con ustedes para salvarlos y librarlos de su poder. 12 Yo tendré compasión de ustedes, y él también, y les permitirá volver a su tierra”».

13 Pero si desobedecen la voz del Señor, Dios de ustedes, y dicen: «No nos quedaremos en esta tierra, 14 sino que nos iremos a Egipto donde no veremos la guerra, ni escucharemos el sonido de la trompeta, ni pasaremos hambre y allí viviremos», 15 entonces presten atención a la palabra del Señor, ustedes que son el remanente de Judá. Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: «Si insisten en trasladarse a Egipto para vivir allá, 16 la guerra que tanto temen los alcanzará, el hambre que los aterra los seguirá de cerca hasta Egipto y en ese lugar morirán. 17 Todos los que están empecinados en trasladarse a Egipto para vivir allá morirán por la guerra, el hambre y la plaga. Ninguno sobrevivirá ni escapará a la calamidad que haré caer sobre ellos». 18 Porque así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: «Así como se ha derramado mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi furor sobre ustedes si se van a Egipto. Se convertirán en objeto de maldición, de horror, de condenación y deshonra; nunca más volverán a ver este lugar».

19 Remanente de Judá, el Señor les ha dicho que no vayan a Egipto. Sepan bien que hoy les hago una advertencia seria. 20 Ustedes cometieron un error fatal cuando me enviaron al Señor, Dios de ustedes, y me dijeron: «Ruega por nosotros al Señor nuestro Dios, y comunícanos todo lo que él te diga para que lo cumplamos». 21 Hoy se lo he hecho saber a ustedes, pero no han querido obedecer la voz del Señor su Dios, en nada de lo que él me encargó comunicarles. 22 Por lo tanto, sepan bien que en el lugar donde quieren residir morirán por la guerra, el hambre y la plaga.

43 Cuando Jeremías terminó de comunicar al pueblo todo lo que el Señor su Dios había encomendado decirles, Azarías, hijo de Osaías, Johanán, hijo de Carea, y todos los arrogantes respondieron a Jeremías: «¡Lo que dices es una mentira! El Señor, nuestro Dios, no te mandó a decirnos que no vayamos a vivir a Egipto. Es Baruc, hijo de Nerías, el que te incita contra nosotros, para entregarnos en poder de los babilonios,[d] para que nos maten o nos lleven cautivos a Babilonia».

Así que ni Johanán, hijo de Carea, ni los oficiales del ejército, ni nadie del pueblo obedecieron el mandato del Señor de quedarse a vivir en la tierra de Judá. Por el contrario, Johanán, hijo de Carea, y todos los oficiales del ejército se llevaron a todo el remanente de Judá; es decir, a los que habían vuelto para vivir en Judá luego de haber sido dispersados por todas las naciones: los hombres, las mujeres y los niños, las hijas del rey y todos los que Nabuzaradán, comandante de la guardia, había confiado a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán; también a Jeremías el profeta y a Baruc, hijo de Nerías. Desobedeciendo la orden del Señor, se dirigieron al país de Egipto, llegando hasta la ciudad de Tafnes.

En Tafnes, la palabra del Señor vino a Jeremías: «Toma en tus manos unas piedras grandes y, a la vista de los judíos, entiérralas con argamasa en el pavimento, frente a la entrada del palacio del faraón en Tafnes. 10 Luego comunícales que así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “Voy a mandar a buscar a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia; voy a colocar su trono sobre estas piedras que he enterrado, y él armará sobre ellas su tienda real. 11 Vendrá al país de Egipto y lo atacará: el que esté destinado a la muerte, morirá; el que esté destinado al exilio, será exiliado; el que esté destinado a la espada, morirá por la espada. 12 Prenderá[e] fuego a los templos de los dioses de Egipto; los quemará y los llevará cautivos. Sacudirá a Egipto, como un pastor que se sacude los piojos de la ropa, y luego se irá de allí en paz. 13 Destruirá los obeliscos de Bet Semes[f] y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto”».

Notas al pie

  1. 40:9 Lit. caldeos.
  2. 41:3 Lit. caldeos.
  3. 42:1 Jezanías (TM). Azarías (LXX; véase 43:2).
  4. 43:3 Lit. caldeos.
  5. 43:12 Prenderá (LXX, Siríaca y Vulgata); Prenderé (TM).
  6. 43:13 En hebreo, Bet Semes significa casa del sol; posible alusión al templo del sol o a la ciudad de Heliópolis.

Jeremías sale de la cárcel

40 1-2 Dios volvió a hablarme cuando me llevaban a Babilonia junto con los prisioneros de Judá y Jerusalén. Cuando llegamos a Ramá, el comandante Nebuzaradán me quitó las cadenas y me dijo a solas:

«El Dios de Israel me pidió que te dijera que él mandó este desastre sobre tu país, para cumplir con sus amenazas. Ustedes se rebelaron contra él y fueron muy desobedientes. Por eso les pasó todo esto. Ahora mismo voy a quitarte de las manos esas cadenas. Si quieres, puedes venir conmigo a Babilonia; ahí yo te cuidaré muy bien. Si no quieres, puedes irte a donde quieras. ¡Toda la tierra está a tu disposición!»

Como Nebuzaradán me vio indeciso, me dijo:

«El rey de Babilonia ha nombrado a Guedalías como gobernador de las ciudades de Judá. Creo que te conviene quedarte a vivir en este lugar, con él y con tu pueblo. Pero estás en libertad de ir a donde quieras».

Dicho esto, Nebuzaradán me dio bastante comida y un regalo, y me dejó ir. Fue así como me quedé en Israel, con la gente de Judá que no fue llevada prisionera a Babilonia. Me quedé a vivir en Mispá, cerca de la casa de Guedalías.

Plan para matar a Guedalías

7-8 El rey de Babilonia nombró a Guedalías gobernador de Judá. Lo puso a cargo de los que se habían quedado allí, que eran los más pobres del país. Cuando se supo la noticia, algunos jefes y soldados de Judá todavía estaban en el campo. Entonces fueron a Mispá, junto con los soldados que estaban bajo su mando, y se presentaron ante Guedalías. Entre ellos estaban Ismael, los hermanos Johanán y Jonatán, Seraías, Jezanías y los hijos de Efai.

Guedalías les dio ánimo a todos ellos, y les hizo la siguiente promesa:

«No tengan miedo de los babilonios. Quédense a vivir en Babilonia, y ríndanse al rey. Yo les prometo que les irá bien. 10 Voy a quedarme a vivir en Mispá, y cuando los babilonios vengan acá, yo hablaré a favor de ustedes. Sólo les pido que vuelvan a sus ciudades, y que se encarguen de cosechar los frutos de verano, y de almacenar el vino y el aceite».

11 Los judíos que estaban en Moab, Amón y Edom se enteraron de que el rey de Babilonia había dejado en Judá a unos cuantos judíos, y que había puesto a Guedalías como gobernador de Judá. También lo supieron los judíos que vivían en otros países, 12 así que todos ellos vinieron para volver a establecerse en Judá. En cuanto llegaron, fueron a presentarse ante el gobernador Guedalías, que estaba en Mispá. También ellos se dedicaron a cosechar los frutos de verano y a guardar mucho vino en las bodegas.

13 Un día, Johanán hijo de Caréah fue a Mispá para hablar con Guedalías. Lo acompañaron todos los jefes militares que estaban en el campo. 14 Al llegar, le dijeron:

—Queremos advertirte que Baalís, el rey de Amón, quiere matarte. Para eso ha contratado a Ismael hijo de Netanías.

Como Guedalías no les creyó, 15 Johanán le propuso en secreto:

—Guedalías, no podemos permitir que ese Ismael te mate. Si llega a matarte, se dispersarán todos los judíos que se han puesto a tus órdenes, y con eso Judá acabará de hundirse. ¡Déjame ir a matarlo! ¡Te prometo que nadie sabrá quién lo hizo!

16 Pero Guedalías le advirtió a Johanán:

—¡Ni se te ocurra hacerlo! ¡Eso que me dices de Ismael es pura mentira!

Muerte de Guedalías

41 Ismael era hijo de Netanías y nieto de Elisamá. Había servido como oficial del rey de Judá, pues pertenecía a la familia del rey. En el mes de Etanim,[a] Ismael fue a Mispá y se presentó ante el gobernador Guedalías. Iba acompañado de diez soldados. Guedalías invitó a comer a Ismael y a sus acompañantes. Allí en Mispá, mientras comían, Ismael y sus hombres se levantaron y mataron a Guedalías. Ismael mató también a todos los judíos y soldados babilonios que estaban allí.

Al día siguiente, nadie se había enterado todavía del asesinato de Guedalías. Entonces llegaron ochenta hombres de Siquem, Siló y Samaria. Iban al templo para presentar ofrendas y quemar incienso en honor de Dios. Iban sin barba, con la ropa rota y con el cuerpo lleno de heridas que ellos mismos se habían hecho. Como Ismael todavía estaba en Mispá, salió a su encuentro. Mientras avanzaba, fingía estar tan triste como ellos. Cuando estuvo cerca, les dijo:

—¡Vengan a saludar al gobernador Guedalías!

7-9 Pero antes de que llegaran al centro de la ciudad, Ismael y sus hombres comenzaron a matarlos, y los iban arrojando en un pozo seco. Ese pozo había sido construido por el rey Asá de Judá, para defenderse de los ataques del rey Baasá de Israel. En ese mismo pozo habían arrojado el cadáver de Guedalías. El pozo ya se estaba llenando de cadáveres, cuando diez de los ochenta hombres le rogaron a Ismael:

—¡No nos mates! ¡En el campo tenemos escondido mucho trigo, cebada, aceite y miel!

Ismael los dejó con vida, 10 pero se llevó prisioneras a las hijas del rey, y también a la gente que se había quedado en Mispá, y que Nebuzaradán había puesto bajo el cuidado de Guedalías. Con toda esa gente prisionera, Ismael se dirigió a la región de los amonitas.

11-12 Cuando se supo lo que había hecho Ismael, salieron a perseguirlo Johanán hijo de Caréah y todos los jefes militares que estaban con él. Lo alcanzaron cerca del gran pozo de agua que está en Gabaón. 13 Todos los prisioneros que llevaba Ismael se pusieron muy alegres cuando vieron a Johanán y a todos los jefes militares, 14 y enseguida se dieron vuelta y se fueron con Johanán. 15 Pero Ismael y ocho de sus hombres lograron escapar y huyeron hacia la región de los amonitas.

El pueblo quiere escaparse a Egipto

16 Johanán y los jefes militares que lo acompañaban rescataron a los que Ismael se había llevado desde Mispá, luego de haber asesinado a Guedalías. Entre ellos había mujeres, niños, soldados y oficiales del rey. 17 Luego comenzaron el largo viaje de regreso, y descansaron en Guerut-quimam, un lugar de descanso que está junto a Belén. De allí pensaban seguir hasta Egipto, 18 para escaparse de los babilonios. Tenían mucho miedo de ellos porque Ismael había matado al gobernador Guedalías.

42 1-2 Pero Johanán y Azarías hijo de Hosaías vinieron a hablar conmigo, junto con los jefes militares y el pueblo, desde el más viejo hasta el más joven. Me dijeron:

—Por favor, Jeremías, atiéndenos y pídele a Dios por todos nosotros. Tú bien sabes que antes éramos muchos, pero ahora sólo quedamos muy pocos. Pídele a Dios que nos diga a dónde tenemos que ir, y qué debemos hacer.

Yo les contesté:

—Está bien. Voy a rogarle a Dios por ustedes, tal como me lo han pedido. Todo lo que él me diga, yo se lo diré a ustedes. No les voy a esconder nada.

5-6 Ellos me prometieron:

—Haremos todo lo que Dios nos mande hacer, nos guste o no nos guste. Ponemos a Dios como testigo fiel y verdadero de que cumpliremos nuestra promesa. Si le obedecemos, estamos seguros de que nos irá bien.

Días después, Dios me habló. Entonces yo llamé a Johanán y a todos los que habían venido con él, y les dije:

«El Dios todopoderoso me manda a decirles 10 que se queden a vivir en Babilonia, y les promete que no volverá a destruirlos, sino que los bendecirá. ¡Le duele mucho haber tenido que castigarlos! 11 No tengan miedo del rey de Babilonia. Pueden estar seguros de que el Dios de Israel va a protegerlos y a salvarlos del poder de ese rey. 12 Dios tendrá compasión de ustedes, y hará que también el rey de Babilonia los trate bien y les permita volver a su país.

13-15 »Pero si ustedes lo desobedecen, y en vez de quedarse a vivir aquí deciden irse a vivir a Egipto, entonces deben prestar mucha atención. Ustedes creen que si se van a Egipto, no correrán ningún peligro. 16 Pero yo les aseguro que también allá sufrirán a causa de la guerra y el hambre, y allí morirán. 17 Una vez más les digo: todos los que decidan irse a vivir a Egipto morirán en la guerra, o de hambre, o de alguna enfermedad. ¡Ninguno podrá librarse del terrible castigo que voy a mandarles!

18 »El Dios de Israel les advierte que, así como se enfureció contra los que vivían en Jerusalén, así también se enojará contra los que se vayan a Egipto. La gente se burlará de ustedes y los atacará. ¡Nunca volverán a ver este lugar!

19 »Recuerden que Dios les ha dicho que no vayan a Egipto. Ustedes son los únicos que quedan de Judá, y deben entender bien lo que les estoy diciendo. 20 Ustedes mismos me pidieron que le rogara a Dios por ustedes, y se comprometieron a cumplir todo lo que él les ordenara hacer. 21 Hoy les he dicho lo que Dios quiere que hagan. Sin embargo, ustedes no quieren obedecer. 22 Por eso yo les aseguro que, si insisten en irse a vivir a Egipto, morirán en la guerra, o de hambre o de enfermedad».

Babilonia derrota a Egipto

43 Yo le comuniqué al pueblo todo lo que Dios me había dicho, pero Azarías y Johanán, y otras personas muy creídas, me contestaron:

«Jeremías, tú nos dices que no vayamos a vivir a Egipto, pero Dios no te mandó a decirnos eso. ¡Eres un mentiroso! Seguro que fue Baruc el que te puso en contra nuestra. Lo que él quiere es que caigamos en poder de los babilonios, para que nos lleven prisioneros o nos maten».

Y todos desobedecieron a Dios. Ni Johanán ni los jefes militares ni el resto de la gente se quedaron a vivir en Judá. Al contrario, se llevaron a todos los que habían vuelto de otras naciones. 6-7 Se llevaron a hombres, mujeres y niños, y también a las hijas del rey. A toda esa gente Nebuzaradán la había puesto bajo el cuidado de Guedalías. A todos nos llevaron a Egipto, incluyendo a mi secretario Baruc y a mí, y nos quedamos en la ciudad de Tafnes. 8-11 Allí, el Dios de Israel volvió a hablarme:

«Jeremías, toma unas piedras grandes y llévalas a Tafnes. Entiérralas a la entrada del palacio del rey de Egipto, y asegúrate de que todos te vean hacerlo. Luego diles que yo haré que venga el rey de Babilonia, y pondré su trono sobre las piedras que has enterrado.

»Y así será. El rey de Babilonia conquistará Egipto. A unos se los llevará prisioneros a otro país, y a otros los matará. 12-13 Destruirá los templos de Egipto y los monumentos de Bet-semes, y se llevará los ídolos que haya en esos templos. ¡El rey de Babilonia va a sacudir a Egipto, como cuando los pastores de ovejas sacuden la ropa para quitarle los piojos! Luego se irá de allí, y nadie podrá detenerlo».

Notas al pie

  1. Jeremías 41:1 Etanim. Véase nota en 28.17.

Jeremías y el gobernador Gedalías

40 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, lo había dejado libre en Ramá(A), cuando lo había tomado estando él encadenado(B) entre todos los desterrados de Jerusalén y Judá que iban deportados a Babilonia(C). Tomó, pues, el capitán de la guardia a Jeremías, y le dijo: El Señor tu Dios decretó esta calamidad contra este lugar(D), y el Señor la ha traído y hecho tal como había dicho. Porque vosotros pecasteis contra el Señor y no escuchasteis su voz, por tanto os ha sucedido esto(E). Mas ahora, he aquí, hoy te libro de las cadenas que están en tus manos(F). Si te parece bien[a] venir conmigo a Babilonia, ven, y yo te cuidaré[b]; pero si te parece mal[c] venir conmigo a Babilonia, no te preocupes[d]. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve adonde mejor y más conveniente te parezca ir(G). Como Jeremías aun no se volvía, le dijo: Vuelve a Gedalías(H), hijo de Ahicam, hijo de Safán, a quien el rey de Babilonia ha puesto para gobernar sobre las ciudades de Judá, y quédate con él en medio del pueblo(I); y si no, ve adonde te parezca más conveniente ir. Entonces el capitán de la guardia le dio una ración de alimentos(J) y un regalo, y lo dejó ir(K). Jeremías fue entonces a Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa(L), y se quedó con él en medio del pueblo(M) que había quedado en la tierra. (N)Y todos los capitanes[e] de las tropas que estaban en el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías, hijo de Ahicam, para gobernar la tierra, y que le había encomendado los hombres, mujeres y niños y los más pobres de la tierra(O) que no habían sido deportados a Babilonia. Fueron, pues, a Gedalías en Mizpa, junto con Ismael, hijo de Netanías(P), y Johanán y Jonatán, hijos de Carea(Q), y Seraías, hijo de Tanhumet, y los hijos de Efai netofatita(R), y Jezanías(S), hijo de un maacateo, ellos y sus hombres(T). Entonces Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: No temáis servir a los caldeos; quedaos en la tierra y servid al rey de Babilonia, y os irá bien(U). 10 Y he aquí(V), por mi parte, yo me quedaré en Mizpa para estar en lugar vuestro(W) delante de los caldeos que vengan a nosotros; pero en cuanto a vosotros, recoged vino y frutos(X) de verano y aceite, y guardadlos[f] en vuestras vasijas, y habitad en vuestras ciudades que habéis tomado. 11 Asimismo todos los judíos que estaban en Moab(Y), y entre los hijos de Amón(Z), y en Edom(AA), y los que estaban en todos los demás países, oyeron que el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá y que había puesto para gobernar sobre ellos a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán. 12 Entonces todos los judíos regresaron de todos los lugares adonde habían sido dispersados, y vinieron a la tierra de Judá(AB), a Gedalías en Mizpa, y recogieron vino y frutos de verano en gran abundancia.

13 Y Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de las tropas que estaban en el campo vinieron a Gedalías en Mizpa, 14 y le dijeron: ¿Sabes que Baalis, rey de los hijos de Amón, ha enviado a Ismael, hijo de Netanías, para quitarte la vida? Pero Gedalías, hijo de Ahicam(AC), no les creyó. 15 Entonces Johanán, hijo de Carea, habló en secreto a Gedalías en Mizpa, diciendo: Déjame(AD) ir a matar a Ismael, hijo de Netanías, y nadie lo sabrá. ¿Por qué te ha de quitar la vida(AE) y se dispersen así todos los judíos que se han reunido en torno a ti, y perezca el remanente(AF) de Judá? 16 Pero Gedalías, hijo de Ahicam, dijo a Johanán, hijo de Carea: No hagas eso(AG), porque es mentira lo que dices de Ismael.

Gedalías asesinado

41 Y en[g] el mes séptimo fue Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la familia[h] real, y uno de los oficiales principales del rey, junto con diez hombres, adonde estaba Gedalías(AH), hijo de Ahicam(AI), en Mizpa(AJ). Y mientras comían pan juntos(AK) allí en Mizpa, se levantó Ismael, hijo de Netanías, y los diez hombres que estaban con él, e hirieron a espada a Gedalías(AL), hijo de Ahicam, hijo de Safán, y mataron al que el rey de Babilonia había puesto para gobernar sobre la tierra(AM). Ismael mató también a todos los judíos que estaban con él, es decir, con Gedalías, en Mizpa, y a los hombres de guerra caldeos que se encontraban allí.

Y sucedió que al siguiente[i] día del asesinato de Gedalías, cuando nadie lo sabía aún, ochenta hombres vinieron(AN) de Siquem(AO), de Silo(AP) y de Samaria(AQ), con las barbas rapadas(AR), las vestiduras rasgadas(AS) y cubiertos de incisiones[j], y con ofrendas de cereal e incienso en sus manos, para llevarlos a la casa del Señor(AT). Entonces Ismael, hijo de Netanías, salió a su encuentro desde Mizpa, llorando mientras iba; y[k] cuando los encontró, les dijo: Venid(AU) a Gedalías, hijo de Ahicam. Y sucedió que cuando entraron en[l] la ciudad, Ismael, hijo de Netanías, y los hombres que con él estaban, los degollaron(AV) y los echaron en la cisterna. Pero diez hombres que se encontraban entre ellos, dijeron a Ismael: No nos mates; pues tenemos escondidos(AW) en el campo, depósitos de trigo, cebada, aceite y miel. Y él se contuvo y no los mató como a sus compañeros. Y la cisterna(AX) donde Ismael había echado todos los cadáveres de los hombres que él había matado por causa[m] de Gedalías, era la que el rey Asa había hecho por causa de Baasa, rey de Israel(AY); Ismael, hijo de Netanías, la llenó de muertos. 10 Después Ismael tomó cautivo a todo el resto del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que había quedado en Mizpa, a los cuales Nabuzaradán, capitán de la guardia, había puesto bajo el mando de Gedalías, hijo de Ahicam(AZ). Los tomó, pues, cautivos Ismael, hijo de Netanías(BA), y fue a pasarse a los hijos de Amón.

11 Y oyó Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de las tropas que estaban con él de todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Netanías(BB). 12 Entonces tomaron a todos sus hombres y fueron a pelear(BC) contra Ismael, hijo de Netanías, y lo encontraron junto al gran estanque[n] que está en Gabaón(BD). 13 Y sucedió que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán, hijo de Carea, y a los capitanes de las tropas que estaban con él, se alegraron. 14 Y todo el pueblo al que Ismael llevaba cautivo a Mizpa dio la vuelta y regresó y se fue con Johanán, hijo de Carea. 15 Pero Ismael, hijo de Netanías, escapó(BE) de Johanán con ocho hombres y se fue con los hijos de Amón. 16 Entonces Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de las tropas que estaban con él tomaron de Mizpa a todo el resto del pueblo que él había recobrado[o] de Ismael, hijo de Netanías, después que este había matado a Gedalías, hijo de Ahicam(BF), es decir, a los hombres de guerra, las mujeres, los niños y los eunucos, que había traído de Gabaón. 17 Y fueron y se quedaron en Gerut-quimam[p](BG), que está junto a Belén, a fin de ir y entrar en Egipto(BH), 18 a causa de los caldeos, porque les temían, ya que Ismael, hijo de Netanías, había matado a Gedalías, hijo de Ahicam, a quien el rey de Babilonia(BI) había puesto para gobernar la tierra(BJ).

Jeremías se opone a la huida a Egipto

42 Entonces se acercaron todos los capitanes[q] de las tropas, Johanán, hijo de Carea, Jezanías(BK), hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor(BL), y dijeron al profeta Jeremías: Llegue[r] ahora ante ti nuestra súplica(BM), y ruega al Señor tu Dios por nosotros(BN), por todo este remanente, porque quedamos pocos de muchos que éramos(BO), como pueden ver tus ojos, para que el Señor tu Dios nos indique el camino por donde debemos ir(BP) y lo que debemos hacer. Entonces el profeta Jeremías les dijo: Os he oído. He aquí, voy a orar al Señor vuestro Dios conforme a vuestras palabras(BQ), y[s] todas las palabras que el Señor os responda, yo os las declararé(BR). No os ocultaré palabra alguna(BS). Y ellos dijeron a Jeremías: Que el Señor sea un testigo(BT) veraz y fiel contra nosotros si no obramos conforme a toda palabra que el Señor tu Dios te mande para nosotros. Sea buena o mala, escucharemos la voz del Señor nuestro Dios(BU) a quien te enviamos, para que nos vaya bien cuando escuchemos la voz del Señor nuestro Dios(BV).

Y sucedió que al cabo de diez días, vino la palabra del Señor(BW) a Jeremías. Entonces llamó a Johanán, hijo de Carea, y a todos los capitanes[t] de las tropas que estaban con él, y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor, y les dijo: Así dice el Señor, Dios de Israel, a quien me enviasteis(BX) para presentar delante de Él vuestra súplica: 10 «Si os quedáis en esta tierra, entonces os edificaré y no os derribaré, os plantaré y no os arrancaré(BY), porque estoy arrepentido del[u] mal que os he hecho(BZ). 11 No temáis al rey de Babilonia(CA), a quien teméis; no le temáis» —declara el Señor— «porque yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de su mano(CB). 12 También tendré compasión de vosotros(CC), para que él tenga compasión de vosotros y os restaure a vuestra tierra. 13 Pero si decís: “No nos quedaremos en esta tierra”, no obedeciendo así la voz del Señor vuestro Dios(CD), 14 diciendo: “No, sino que iremos a la tierra de Egipto(CE), donde no veremos guerra, ni oiremos el sonido de la trompeta, ni tendremos hambre de pan(CF), y allí nos quedaremos”; 15 en este caso[v], oíd la palabra del Señor, remanente de Judá. Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Si os obstináis en[w] entrar en Egipto, y entráis para residir allí(CG), 16 entonces sucederá que la espada que vosotros teméis, os alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre que os preocupa(CH), os seguirá de cerca allí en Egipto, y allí moriréis. 17 Así pues, todos los hombres que se obstinen en[x] ir a Egipto para residir allí, morirán a espada, de hambre y de pestilencia(CI); no les quedará sobreviviente(CJ) ni quien escape del mal que voy a traer sobre ellos”».

18 Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Como se derramó mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén(CK), así se derramará mi furor sobre vosotros cuando entréis en Egipto. Y seréis motivo de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio(CL); y no veréis más este lugar(CM). 19 El Señor os ha hablado(CN), remanente de Judá: No entréis en Egipto. Sabedlo bien(CO), que hoy lo he declarado contra vosotros(CP). 20 Porque os engañáis a vosotros mismos[y], pues fuisteis vosotros los que me enviasteis al Señor vuestro Dios, diciendo(CQ): Ruega por nosotros al Señor nuestro Dios, y lo que el Señor nuestro Dios diga, nos lo haces saber y lo haremos. 21 Y hoy os lo he declarado, pero no habéis escuchado la voz del Señor vuestro Dios(CR), ni en cosa alguna de lo que Él me ha enviado a deciros(CS). 22 Ahora pues, sabedlo bien, que moriréis(CT) a espada, de hambre y de pestilencia(CU) en el lugar adonde deseáis ir a residir.

Huida del pueblo a Egipto

43 Pero sucedió que cuando Jeremías terminó de hablar a todo el pueblo todas las palabras del Señor su Dios, es decir, todas estas palabras con las cuales el Señor(CV) su Dios le había enviado, Azarías, hijo de Osaías, y Johanán, hijo de Carea(CW), y todos los hombres arrogantes dijeron a Jeremías: Es mentira lo que dices(CX). El Señor nuestro Dios no te ha enviado a decir: «No debéis entrar en Egipto para residir allí»; sino que Baruc, hijo de Nerías(CY), te incita contra nosotros para entregarnos en mano de los caldeos, a fin de que nos maten o nos deporten a Babilonia. No obedeció, pues, Johanán, hijo de Carea, ni ninguno de los capitanes[z] de las tropas, ni nadie del pueblo(CZ), la voz del Señor(DA), de quedarse en la tierra(DB) de Judá, sino que Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes[aa] de las tropas, tomaron a todo el remanente de Judá(DC) que había vuelto de todas las naciones a las cuales habían sido dispersados, para residir en la tierra de Judá, a hombres, mujeres y niños, a las hijas del rey y a toda persona que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías, hijo de Ahicam(DD) y nieto[ab] de Safán, y también al profeta Jeremías(DE) y a Baruc, hijo de Nerías, y entraron en la tierra de Egipto (pues no escucharon la voz del Señor) y se adentraron hasta Tafnes(DF).

Entonces vino la palabra del Señor a Jeremías en Tafnes, diciendo(DG): Toma en tus manos[ac] piedras grandes y escóndelas en la mezcla en la terraza de ladrillo[ad] que está a la entrada del palacio[ae] de Faraón en Tafnes, a vista de los[af] judíos, 10 y diles: «Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí, enviaré a traer a Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío(DH), y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido(DI), y él extenderá su pabellón sobre ellas. 11 Vendrá y herirá la tierra de Egipto; los que sean para la muerte, a la muerte, los que para el cautiverio, al cautiverio, y los que para la espada(DJ), a la espada(DK). 12 Y prenderá[ag] fuego a los templos[ah] de los dioses de Egipto(DL), los quemará, y se[ai] llevará cautivos a sus ídolos. Y se envolverá de la tierra de Egipto como el pastor se envuelve con su capa(DM), y saldrá de allí en paz. 13 También quebrará los obeliscos[aj] de Heliópolis[ak], que está en la tierra de Egipto, y prenderá fuego a los templos[al] de los dioses de Egipto”».

Notas al pie

  1. Jeremías 40:4 Lit., Si está bien ante tus ojos
  2. Jeremías 40:4 Lit., y pondré en ti mis ojos
  3. Jeremías 40:4 Lit., si está mal ante tus ojos
  4. Jeremías 40:4 Lit., déjalo
  5. Jeremías 40:7 O, príncipes
  6. Jeremías 40:10 Lit., ponedlos
  7. Jeremías 41:1 Lit., Y sucedió que
  8. Jeremías 41:1 Lit., simiente
  9. Jeremías 41:4 Lit., segundo
  10. Jeremías 41:5 Lit., habiéndose sajado
  11. Jeremías 41:6 Lit., y sucedió que
  12. Jeremías 41:7 Lit., en medio de
  13. Jeremías 41:9 O, mano
  14. Jeremías 41:12 Lit., a las grandes aguas
  15. Jeremías 41:16 Lit., hecho volver
  16. Jeremías 41:17 O, la posada de Quimam
  17. Jeremías 42:1 O, príncipes
  18. Jeremías 42:2 Lit., Caiga
  19. Jeremías 42:4 Lit., Y sucederá que
  20. Jeremías 42:8 O, príncipes
  21. Jeremías 42:10 O, porque habré cambiado de opinión sobre el
  22. Jeremías 42:15 Lit., ahora, pues
  23. Jeremías 42:15 Lit., ponéis vuestro rostro para
  24. Jeremías 42:17 Lit., pongan su rostro para
  25. Jeremías 42:20 O, habéis errado en vuestras almas
  26. Jeremías 43:4 O, príncipes
  27. Jeremías 43:5 O, príncipes
  28. Jeremías 43:6 Lit., hijo
  29. Jeremías 43:9 Lit., tu mano
  30. Jeremías 43:9 O, enladrillado
  31. Jeremías 43:9 Lit., de la casa
  32. Jeremías 43:9 Lit., hombres
  33. Jeremías 43:12 Así en algunas versiones antiguas; en el T.M., yo prenderé
  34. Jeremías 43:12 Lit., las casas
  35. Jeremías 43:12 Lit., y los
  36. Jeremías 43:13 O, columnas de piedra
  37. Jeremías 43:13 Heb., Bet-semes, i.e., la casa del dios-sol
  38. Jeremías 43:13 Lit., las casas