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Anuncio del castigo a Jerusalén

21 El rey Sedequías envió a Pashur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maaseías, a ver a Jeremías y a decirle: «Por favor, consulta al Señor por nosotros, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando. Tal vez quiera el Señor hacer uno de sus milagros y obligue a Nabucodonosor a retirarse.»

Entonces habló el Señor a Jeremías, y éste respondió a los enviados de Sedequías: «Díganle a Sedequías que el Señor, el Dios de Israel, dice: “Voy a hacer retroceder a las tropas con las que, fuera de las murallas, están ustedes respondiendo al ataque del rey de Babilonia y de los caldeos, y las reuniré en medio de esta ciudad. Yo mismo pelearé contra ustedes, con gran despliegue de poder y con ardiente ira y gran furor. Mataré a todos los habitantes de esta ciudad; hombres y animales morirán de una peste terrible. Después entregaré a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor y de sus otros enemigos mortales, junto con sus oficiales y tropas y la gente que haya quedado con vida en la ciudad después de la peste, la guerra y el hambre. Yo haré que los maten a filo de espada, sin piedad ni compasión. Yo, el Señor, lo afirmo.

»”Anuncia también al pueblo que yo, el Señor, digo: Les doy a escoger entre el camino de la vida y el camino de la muerte. El que se quede en esta ciudad morirá en la guerra, o de hambre o de peste. En cambio, el que salga y se entregue a los caldeos que están ahora atacando la ciudad, no morirá; al menos podrá salvar su vida. 10 Porque yo he decidido traer mal en vez de bien sobre esta ciudad. Voy a entregársela al rey de Babilonia, y él le prenderá fuego. Yo, el Señor, lo afirmo.

Anuncio contra el rey de Judá

11-12 »”A la casa real de Judá, a la casa del rey David, dile de mi parte:

»”‘Escucha el mensaje del Señor:
Haz justicia todos los días;
libra de explotadores a los oprimidos,
no sea que, por tus malas acciones,
mi enojo se encienda como un fuego
y arda sin que nadie pueda apagarlo.

Anuncio de castigo a Jerusalén

13 »”’Ciudad que dominas el valle,
como peñasco en la llanura,
yo, el Señor, me declaro contra ti.
Ustedes dicen: ¿Quién podrá atacarnos?
¿Quién podrá llegar hasta nuestro refugio?
14 Yo los castigaré como merecen sus acciones;
prenderé fuego a sus bosques,
y ese fuego devorará todos los alrededores.
Yo, el Señor, lo afirmo.’”»

Mensaje a la casa real de Judá

22 El Señor me dijo: «Baja al palacio real y proclama este mensaje ante el rey de Judá, que está sentado en el trono de David, y ante sus funcionarios y la gente de la ciudad: “Escuchen la palabra del Señor. Practiquen en este lugar la justicia y la rectitud, libren del explotador al oprimido, no humillen ni maltraten a los extranjeros, los huérfanos y las viudas. No maten gente extranjera en este lugar. Si de veras hacen esto que les mando, seguirá habiendo reyes que ocupen el trono de David, los cuales entrarán en carrozas y a caballo por las puertas de este palacio, acompañados de los funcionarios y del pueblo. Pero si no hacen caso de estas advertencias, este palacio quedará convertido en ruinas. Yo, el Señor, lo afirmo.”»

Porque el Señor dice acerca del palacio del rey de Judá:

«Tú eres para mí como el monte Galaad,
como la cumbre del Líbano,
pero juro que te convertiré en desierto,
en un lugar sin habitantes.
Voy a enviar gente armada contra ti,
con la misión de destruirte.
Cortarán tus hermosas columnas de cedro
y las echarán al fuego.

»Gentes de muchas naciones pasarán después junto a esta ciudad, y se preguntarán unos a otros: “¿Por qué trató así el Señor a esta ciudad tan grande?” Y responderán: “Porque abandonaron la alianza que el Señor, su Dios, había hecho con ellos, y adoraron y dieron culto a otros dioses.”»

Mensaje de Jeremías acerca de Salum (Joacaz)

10-11 No lloren por el rey Josías,
no lloren por su muerte;
lloren más bien por su hijo Salum,
que se va para no volver;
ya no verá más su tierra natal.

Pues el Señor dice acerca de Salum, hijo de Josías, rey de Judá, que ocupó el trono después de su padre, y que salió de este lugar: «No regresará, 12 sino que morirá en el país adonde lo llevaron desterrado, y no volverá a ver este país.

Mensaje acerca de Joaquim

13 »¡Ay de ti, que a base de maldad e injusticias
construyes tu palacio y tus altos edificios,
que haces trabajar a los demás
sin pagarles sus salarios!
14 Que dices: “Voy a construirme un gran palacio,
con amplias salas en el piso superior.”
Y le abres ventanas,
recubres de cedro sus paredes
y lo pintas de rojo.
15 ¿Piensas que ser rey
consiste en vivir rodeado de cedro?
Tu padre gozó de la vida;
pero actuaba con justicia y rectitud,
y por eso le fue bien.
16 Defendía los derechos de pobres y oprimidos,
y por eso le fue bien.
Eso es lo que se llama conocerme.
Yo, el Señor, lo afirmo.

17 »Pero tú sólo te preocupas
por las ganancias mal habidas;
haces morir al inocente,
y oprimes y explotas a tu pueblo.»

18 El Señor dice acerca de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá:

«No habrá nadie que llore su muerte.
No habrá nadie que llore y diga:
“¡Ay, hermano! ¡Ay, hermana!
¡Ay, Señor! ¡Ay, Majestad!”
19 Lo enterrarán como a un asno:
lo arrastrarán y lo echarán
fuera de Jerusalén.»

Mensaje acerca de Jerusalén

20 «¡Judá, sube al monte Líbano y grita!
¡Levanta la voz en las montañas de Basán!
¡Grita desde las colinas de Abarim,
pues todos tus amantes han sido derrotados!
21 Yo te hablé en el tiempo de tu prosperidad,
pero no quisiste oírme.
Así lo has hecho desde tu juventud:
¡no has querido escuchar mi voz!
22 El viento arrastrará a todos tus jefes,
y tus amantes irán al destierro.
Quedarás avergonzada y humillada
por causa de todas tus maldades.
23 Tú estás ahora tranquila en tu nido,
entre los cedros traídos del Líbano,
¡pero ya sufrirás cuando te vengan dolores,
dolores como de parto!»

Mensaje de Dios al rey Jeconías

24 El Señor ha dicho a Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá: «Lo juro por mi vida: Aunque fueras un anillo de sellar puesto en mi mano derecha, te arrancaría de ahí 25 para entregarte a tus enemigos mortales, a los que tú tanto temes. Te entregaré a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a los caldeos. 26 Y te arrojaré a ti y a tu madre a una tierra que no los vio nacer, y allá morirán los dos.» 27 Así que ellos no volverán a la tierra a la que tanto desearán volver.

Exclamación del profeta

28 ¿Es Jeconías una vasija rota e inútil,
un trasto que nadie quiere?
¿Por qué son lanzados él y sus hijos
a una tierra desconocida?
29 ¡Tierra, tierra, tierra;
escucha la palabra del Señor!

30 El Señor dice:
«Anoten a este hombre en los registros
como un hombre sin hijos,
como un hombre que fracasó en la vida.
Porque ninguno de sus descendientes
llegará a ocupar el trono de David
para reinar de nuevo en Judá.»

Jerusalén será destruida

21 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, cuando el rey Sedequías envió a él a Pasur hijo de Malquías y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, para que le dijesen: Consulta ahora acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros;(A) quizá Jehová hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquel se irá de sobre nosotros.

Y Jeremías les dijo: Diréis así a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad. Pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, con furor y enojo e ira grande. Y heriré a los moradores de esta ciudad, y los hombres y las bestias morirán de pestilencia grande. Después, dice Jehová, entregaré a Sedequías rey de Judá, a sus criados, al pueblo y a los que queden de la pestilencia, de la espada y del hambre en la ciudad, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, en mano de sus enemigos y de los que buscan sus vidas, y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni tendrá compasión de ellos, ni tendrá de ellos misericordia.

Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte. El que quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia; mas el que saliere y se pasare a los caldeos que os tienen sitiados, vivirá, y su vida le será por despojo. 10 Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová; en mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.

11 Y a la casa del rey de Judá dirás: Oíd palabra de Jehová: 12 Casa de David, así dijo Jehová: Haced de mañana juicio, y librad al oprimido de mano del opresor, para que mi ira no salga como fuego, y se encienda y no haya quien lo apague, por la maldad de vuestras obras.

13 He aquí yo estoy contra ti, moradora del valle, y de la piedra de la llanura, dice Jehová; los que decís: ¿Quién subirá contra nosotros, y quién entrará en nuestras moradas? 14 Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré encender fuego en su bosque, y consumirá todo lo que está alrededor de él.

Profecías contra los reyes de Judá

22 Así dijo Jehová: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra, y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas. Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar. Porque si efectivamente obedeciereis esta palabra, los reyes que en lugar de David se sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en caballos por las puertas de esta casa; ellos, y sus criados y su pueblo. Mas si no oyereis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice Jehová, que esta casa será desierta.

Porque así ha dicho Jehová acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cima del Líbano; sin embargo, te convertiré en soledad, y como ciudades deshabitadas. Prepararé contra ti destruidores, cada uno con sus armas, y cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego.

Y muchas gentes pasarán junto a esta ciudad, y dirán cada uno a su compañero: ¿Por qué hizo así Jehová con esta gran ciudad? Y se les responderá: Porque dejaron el pacto de Jehová su Dios, y adoraron dioses ajenos y les sirvieron.

10 No lloréis al muerto, ni de él os condoláis; llorad amargamente por el que se va, porque no volverá jamás, ni verá la tierra donde nació.

11 Porque así ha dicho Jehová acerca de Salum(B) hijo de Josías, rey de Judá, el cual reinó en lugar de Josías su padre, y que salió de este lugar: No volverá más aquí, 12 sino que morirá en el lugar adonde lo llevaron cautivo, y no verá más esta tierra.

13 ¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo! 14 Que dice: Edificaré para mí casa espaciosa, y salas airosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta de bermellón. 15 ¿Reinarás, porque te rodeas de cedro? ¿No comió y bebió tu padre, e hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien? 16 Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová. 17 Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio. 18 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim(C) hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza! 19 En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén. 20 Sube al Líbano y clama, y en Basán da tu voz, y grita hacia todas partes; porque todos tus enamorados son destruidos. 21 Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré. Este fue tu camino desde tu juventud, que nunca oíste mi voz. 22 A todos tus pastores pastoreará el viento, y tus enamorados irán en cautiverio; entonces te avergonzarás y te confundirás a causa de toda tu maldad. 23 Habitaste en el Líbano, hiciste tu nido en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vinieren dolores, dolor como de mujer que está de parto!

24 Vivo yo, dice Jehová, que si Conías(D) hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría. 25 Te entregaré en mano de los que buscan tu vida, y en mano de aquellos cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de los caldeos. 26 Te haré llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio a luz, a tierra ajena en que no nacisteis; y allá moriréis. 27 Y a la tierra a la cual ellos con toda el alma anhelan volver, allá no volverán.

28 ¿Es este hombre Conías una vasija despreciada y quebrada? ¿Es un trasto que nadie estima? ¿Por qué fueron arrojados él y su generación, y echados a tierra que no habían conocido? 29 ¡Tierra, tierra, tierra!, oye palabra de Jehová. 30 Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.

Dios rechaza la petición de Sedequías

21 Esta es la palabra del Señor que vino a Jeremías cuando el rey Sedequías envió a Pasur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maseías, a que le dijeran:

«Consulta ahora al Señor por nosotros, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando. Tal vez el Señor haga una de sus maravillas como en tiempos pasados y lo obligue a retirarse».

Jeremías respondió:

«Adviértanle a Sedequías que así dice el Señor, el Dios de Israel: “Yo haré que se vuelvan contra ustedes las armas de guerra que tienen en sus manos, con las cuales pelean contra el rey de Babilonia y contra los babilonios,[a] que desde fuera de los muros los tienen sitiados. Amontonaré sus armas dentro de la ciudad. Yo mismo pelearé contra ustedes. Con gran despliegue de poder, con ira, furor y gran enojo, heriré a hombres y animales; los habitantes de esta ciudad morirán por causa de una plaga terrible. Después de eso, entregaré a Sedequías, rey de Judá, a sus oficiales y a la gente que haya quedado con vida en la ciudad después de la plaga, la espada y el hambre”, afirma el Señor. “Los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los enemigos que buscan matarlos. Sin ninguna piedad, clemencia ni compasión, Nabucodonosor los matará a filo de espada”.

»Y a este pueblo adviértele que así dice el Señor: “Pongo delante de ustedes el camino de la vida y el camino de la muerte. El que se quede en esta ciudad morirá por la espada, la plaga o el hambre. Pero el que salga y se rinda a los babilonios[b] que los tienen sitiados, vivirá. Así salvará su vida. 10 Porque he decidido hacer el mal a esta ciudad y no el bien”, afirma el Señor. “Será entregada en manos del rey de Babilonia, quien le prenderá fuego”.

11 »Di también a la casa real de Judá que escuchen la palabra del Señor. 12 Adviértele a la dinastía de David que así dice el Señor:

»“Hagan justicia cada mañana
    y libren al explotado del poder del opresor.
No sea que mi ira se encienda como un fuego
    y arda sin que nadie pueda extinguirla,
    a causa de la maldad de sus acciones.
13 ¡Yo estoy contra ti, Jerusalén,
    habitante del valle, en la llanura rocosa!”,
    afirma el Señor.
“Ustedes dicen: ‘¿Quién podrá venir contra nosotros?
    ¿Quién podrá entrar en nuestros refugios?’.
14 Yo los castigaré conforme al fruto de sus acciones”,
    afirma el Señor,
“a su bosque le prenderé fuego
    y ese fuego consumirá todos sus alrededores”».

Juicio contra reyes malvados

22 Así dice el Señor: «Baja al palacio del rey de Judá y proclama allí este mensaje: “Escuchen la palabra del Señor, tú, rey de Judá, que estás sentado sobre el trono de David, tus oficiales y tu pueblo, que entran por estas puertas. Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar. Si tienen cuidado de cumplir estos mandamientos, entonces por las puertas de este palacio entrarán reyes que ocuparán el trono de David; entrarán en carros y a caballo, acompañados por sus oficiales y su pueblo. Pero, si no obedecen estas palabras, tan cierto como que yo vivo, que este palacio se convertirá en un montón de ruinas. Yo, el Señor, lo afirmo’ ”».

Porque así dice el Señor acerca de la casa real de Judá:

«Para mí, tú eres como Galaad
    y como la cima del Líbano;
ciertamente te convertiré en un desierto,
    en ciudades deshabitadas.
Enviaré contra ti destructores,
    cada uno con sus armas,
que talarán tus cedros más hermosos
    y los echarán en el fuego.

»Gente de muchas naciones pasará por esta ciudad y se preguntará: “¿Por qué habrá tratado así el Señor a esta gran ciudad?”. Y se le responderá: “Porque abandonaron el pacto del Señor su Dios, adorando y sirviendo a otros dioses”».

10 No lloren por el que está muerto
    ni hagan lamentaciones por él.
Lloren más bien por el exiliado,
    por el que nunca volverá
    ni verá más la tierra en que nació.

11 Así dice el Señor acerca de Salún,[c] hijo de Josías y rey de Judá, que comenzó a reinar después de su padre Josías y que salió de este lugar: «Nunca más volverá, 12 sino que morirá en el lugar donde ha sido desterrado. No volverá a ver más este país.

13 »¡Ay del que edifica su casa y sus habitaciones superiores
    violentando la justicia y el derecho!
¡Ay del que obliga a su prójimo
    a trabajar gratis y no le paga por su trabajo!
14 ¡Ay del que dice: “Me edificaré un gran palacio,
    con habitaciones amplias en el piso superior”!
Y le abre grandes ventanas,
    y la recubre de cedro y la pinta de rojo.

15 »¿Acaso eres rey
    solo por acaparar mucho cedro?
Tu padre no solo comía y bebía,
    sino que practicaba el derecho y la justicia;
    por eso le fue bien.
16 Defendía la causa del pobre y del necesitado;
    por eso le fue bien.
¿Acaso no es esto conocerme?»,
    afirma el Señor.
17 «Pero tus ojos y tu corazón
    solo buscan ganancias deshonestas,
solo buscan derramar sangre inocente
    y practicar la opresión y la violencia».

18 Por eso, así dice el Señor acerca de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá:

«Nadie lamentará su muerte ni gritará:
    “¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”.
Nadie lamentará su muerte ni gritará:
    “¡Ay, señor! ¡Ay, Su Majestad!”.
19 Será enterrado como un asno;
    lo arrastrarán y arrojarán
    fuera de las puertas de Jerusalén».

Juicio contra Jerusalén

20 «¡Sube al Líbano y grita;
    levanta tu voz en Basán!
¡Grita desde Abarín,
    pues todos tus amantes han sido destruidos!
21 Yo te hablé cuando te iba bien,
    pero tú dijiste: “¡No escucharé!”.
Así te has comportado desde tu juventud:
    ¡nunca me has obedecido!
22 El viento arrastrará a todos tus pastores
    y tus amantes irán al cautiverio.
Por culpa de toda tu maldad
    quedarás avergonzada y humillada.
23 Tú, que habitas en el Líbano,[d]
    que has puesto tu nido entre los cedros,
¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores,
    dolores como de parturienta!

Juicio contra Jeconías

24 »¡Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor—, aunque Jeconías[e], hijo de Joacim y rey de Judá, sea un anillo en mi mano derecha, aun de allí lo arrancaré! 25 Yo te entregaré en manos de los que buscan matarte y en manos de los que tú más temes; es decir, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los babilonios.[f] 26 A ti y a la madre que te dio a luz los arrojaré a un país que no los vio nacer y allí morirán. 27 Jamás volverán al país al que tanto anhelan volver».

28 ¿Es Jeconías una vasija despreciable y rota,
    un objeto que nadie desea?
¿Por qué son arrojados él y su descendencia
    y echados a un país que no conocen?
29 ¡Tierra, tierra, tierra!
    ¡Escucha la palabra del Señor!
30 Así dice el Señor: «Anoten a este hombre
    como si fuera un hombre sin hijos;
    como alguien que fracasó en su vida.
Porque ninguno de sus descendientes
    logrará ocupar el trono de David
    ni reinar de nuevo en Judá».

Notas al pie

  1. 21:4 Lit. caldeos.
  2. 21:9 Lit. caldeos.
  3. 22:11 También llamado Joacaz.
  4. 22:23 el Líbano. Es decir, en el palacio en Jerusalén (véase 1R 7:2).
  5. 22:24 Jeconías. Lit. Conías (variante de este nombre); también en v. 28.
  6. 22:25 Lit. caldeos.

La oración de Sedequías

21 1-3 El rey Sedequías envió a Pashur y al sacerdote Sofonías, a que le dijeran al profeta Jeremías:

«Nabucodonosor, el rey de Babilonia, nos está atacando. Por favor, ruégale a Dios que nos ayude. Pídele que haga uno de sus milagros a favor de nosotros, para que ese rey nos deje tranquilos».

Pero Dios tenía otro plan, y se lo comunicó a Jeremías. Entonces Jeremías les respondió a Pashur y a Sofonías:

«Díganle al rey Sedequías que el Dios de Israel dice: “El rey de Babilonia y sus soldados están rodeando y atacando la ciudad de Jerusalén. Frente a sus ataques, tus tropas retrocederán y se refugiarán en la ciudad. Es más, yo mismo voy a pelear contra ustedes, y lo haré con todo mi poder y con toda mi furia. ¡Ya me tienen harto! Voy a mandarles una enfermedad terrible, que matará a todos los que viven en esta ciudad, y hasta los animales. A ti, Sedequías, y a tus oficiales, los pondré en manos de Nabucodonosor y de su ejército. También entregaré a la gente que no haya muerto por la enfermedad, la guerra o el hambre. Les juro que ese rey los matará sin compasión”».

Dios le dijo a Jeremías:

«Dile de mi parte a este pueblo:

“A todos lo que viven en Jerusalén les daré a elegir entre la vida y la muerte. Los que se queden en la ciudad morirán en la guerra, o los matará la enfermedad y el hambre. Sólo se salvarán si salen y se rinden a los babilonios. 10 Ya me cansé de tratar con bondad a esta ciudad. La voy a destruir. Se la entregaré al rey de Babilonia, para que la destruya con fuego. Les juro que así lo haré”.

11-12 »A los descendientes del rey David diles que presten atención a mis palabras. Éste es mi mensaje para ellos:

“No dejen de hacer el bien,
y protejan a los que son maltratados.
Si no lo hacen así,
mi enojo arderá como un fuego
y nadie podrá apagarlo.
Así los castigaré por todas sus maldades.

13 ”Habitantes de Jerusalén,
yo estoy muy enojado con ustedes.
Ustedes creen que Jerusalén,
por estar en la montaña,
es la más fuerte de la región.
Creen que nadie puede conquistarla
ni destruir sus murallas.
14 Pero yo les daré su merecido:
Le prenderé fuego a su bosque,
y ese fuego destruirá
todo lo que hay a su alrededor.
Les juro que así lo haré”».

Dios castigará a los jefes de Judá

22 Dios me dijo:

«Jeremías, ve al palacio del rey de Judá, y anuncia allí este mensaje:

“Rey de Judá, oficiales del palacio y habitantes de Jerusalén, les pido que presten mucha atención a lo que Dios dice. Él les ordena hacer el bien: proteger a los que son maltratados, cuidar al extranjero, al huérfano y a la viuda, y no matar al inocente. Si de veras me obedecen, siempre habrá en Judá un rey de la familia de David. Sus ejércitos entrarán y saldrán por los portones de la ciudad, acompañados por el pueblo y sus gobernantes. De lo contrario, les aseguro que este palacio será totalmente destruido”.

»Yo, el Dios de Israel, les digo a los que están en el palacio de Judá:

“Ustedes son para mí
tan especiales como el monte Galaad
y como las altas montañas del Líbano.
Pero voy a convertirlos en un desierto,
en una ciudad deshabitada.
Yo enviaré contra ustedes
un ejército para que los destruya,
y para que les prenda fuego
a sus bosques más hermosos.

”Mucha gente de otras naciones pasará por aquí, y se preguntará por qué hice esto con esta gran ciudad. Y la respuesta será que ustedes adoraron a otros dioses y no cumplieron con mi pacto.

10-12 ”No lloren ni se pongan tristes
por la muerte del rey Josías.
Lloren más bien por su hijo Salum
que será llevado a otro país.
Allí lo tratarán como esclavo,
y nunca más volverá a ver
la tierra donde nació”.

»Y yo declaro que Salum nunca más volverá a ver este país, pues morirá en el lugar al que será llevado».

Y así sucedió. Tiempo después, tras la muerte de su padre Josías, Salum llegó a ser rey de Judá, pero se lo llevaron a Babilonia.

Advertencia contra el rey Joacín

13-14 Dios continuó diciendo:

«En cuanto al rey Joacín, tengo algo que decirle:

“¡Qué mal te irá, Joacín!
Edificas tu casa con mucho lujo;
piensas ponerle grandes ventanas,
y recubrirlas con finas maderas.
Pero maltratas a los trabajadores,
y para colmo no les pagas.
15 Te crees un gran rey
porque vives en lujosos palacios.

”Tu padre Josías disfrutó de la vida
y celebró grandes fiestas,
pero siempre actuó con justicia.
16 Protegió al pobre y al necesitado,
y por eso le fue bien en todo.
¡A eso le llamo conocerme!

17 ”A ti sólo te interesa el dinero
y no te importa cómo lo ganes.
Con gran violencia robas
y matas a gente inocente.

18 ”Por eso estoy enojado contigo.
Cuando te mueras,
nadie llorará por ti;
ningún israelita se pondrá triste
de que ya no seas su rey.
19 Morirás como los animales:
te arrastrarán por todo Jerusalén
y te arrojarán fuera de la ciudad”».

Advertencia contra Jerusalén

20 Dios también les dijo a los habitantes de Jerusalén:

«¡Vayan por todo el país;
suban a las montañas más altas,
y lloren desconsolados!
Los países que iban a ayudarlos
ya han sido destruidos.

21 »Cuando les iba bien,
les advertí del peligro,
pero no me hicieron caso.
¡Siempre han sido rebeldes!

22-23 »Los que ahora viven en el palacio,
rodeados de finas maderas,
¡pronto sabrán lo que es sufrir!
Cuando les llegue la desgracia,
sabrán lo que es el dolor.
Serán llevados a otro país,
y allí serán tratados como esclavos.
Las naciones en las que ellos confiaron
sufrirán el mismo castigo».

Advertencia contra Joaquín

24 Dios le dio este mensaje a Joaquín:

«Tú eres hijo de Joacín,
y ahora reinas en Judá.
Aunque te quiero mucho,
juro que te expulsaré de aquí.
25 Te entregaré en manos
del rey de Babilonia y de su ejército,
y temblarás de miedo.
26-27 A ti y a tu madre los enviaré
a un país extranjero.
Aunque quieran volver a Israel,
nunca más volverán,
porque morirán en ese país».

28-29 Dios continuó diciendo:

«¡Israelitas,
escuchen mis palabras!
Joaquín no sirve para nada;
es como una vasija rota.
¿Para qué lo quieren expulsar del país,
junto con todos sus familiares?
Por gente como ésa
no vale la pena preocuparse.
30 Yo, el Dios de Israel, les digo:
“Bórrenlo de su memoria,
es un hombre fracasado.
¡Ninguno de sus hijos
llegará a ser rey de Judá!”»

Profecía sobre la destrucción de Jerusalén

21 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor cuando el rey Sedequías(A) lo envió a Pasur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, diciendo(B): Consulta ahora de nuestra parte al Señor(C), porque Nabucodonosor, rey de Babilonia(D), nos hace la guerra; tal vez el Señor haga con nosotros conforme a todas sus maravillas[a], para que el enemigo se retire de nosotros(E).

Entonces Jeremías les dijo: Así diréis a Sedequías: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “He aquí, yo haré volver atrás las armas de guerra que tenéis en vuestras manos, con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os sitian fuera de los muros, y las reuniré en medio de esta ciudad(F). Y yo pelearé contra vosotros(G) con mano extendida y brazo poderoso(H), y con ira, furor y gran enojo(I). Heriré a los habitantes de esta ciudad, y hombres y animales morirán de gran pestilencia(J). Y después” —declara el Señor— “a Sedequías, rey de Judá, a sus siervos, al pueblo y a los que sobrevivan en esta ciudad de la pestilencia, de la espada y del hambre, los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia(K), en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan sus vidas; y él los herirá a filo de espada. No los perdonará ni les tendrá piedad ni compasión(L)”».

Y dirás a este pueblo: «Así dice el Señor: “He aquí, pongo delante de vosotros el camino de la vida y el camino de la muerte(M). El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de pestilencia(N); pero el que salga y se entregue a los caldeos que os sitian, vivirá, y tendrá su propia vida como botín(O). 10 Porque he puesto mi rostro contra esta ciudad para mal, y no para bien” —declara el Señor(P)—. “Será entregada en manos del rey de Babilonia, quien le prenderá fuego(Q)”».

11 Y di a la casa del rey de Judá:

«Oíd la palabra del Señor(R):
12 Casa de David, así dice el Señor(S):
“Haced justicia(T) cada[b] mañana,
y librad al despojado de manos(U) de su opresor,
no sea que salga como fuego mi furor,
y arda y no haya quien lo apague(V),
a causa de la maldad de vuestras obras(W).

13 ”He aquí, yo estoy contra ti, moradora del valle,
roca de la llanura” —declara el Señor(X)
“los que decís: ‘¿Quién descenderá contra nosotros(Y)?
¿Quién entrará en nuestras moradas(Z)?’.
14 Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras”
—declara el Señor(AA)
“y prenderé fuego en su bosque
que consumirá todos sus alrededores(AB)”».

Profecías contra los reyes de Judá

22 Así dice el Señor: Desciende a la casa del rey de Judá y habla allí esta palabra, y di: «Escucha la palabra del Señor, oh rey de Judá, que te sientas sobre el trono de David, tú, tus siervos y tu pueblo, los que entran por estas puertas(AC). Así dice el Señor: “Practicad el derecho y la justicia, y librad al despojado de manos de su opresor(AD). Tampoco maltratéis ni hagáis violencia al extranjero, al huérfano o a la viuda(AE), ni derraméis sangre inocente en este lugar(AF). Porque si en verdad observáis este mandato, entonces entrarán reyes por las puertas de esta casa, y se sentarán en el lugar de David[c], en su trono; entrarán montados en carros y caballos, el rey[d], sus siervos y su pueblo(AG). Pero si no obedecéis estas palabras(AH), juro por mí mismo” —declara el Señor(AI)— “que esta casa vendrá a ser una desolación”». Porque así dice el Señor acerca de la casa del rey de Judá:

Como Galaad(AJ) eres para mí,
como la cumbre del Líbano;
pero ciertamente te convertiré en un desierto,
como ciudades deshabitadas(AK).
Designaré contra ti destructores(AL),
cada uno con sus armas,
y cortarán tus cedros más selectos(AM)
y los echarán al fuego(AN).

Pasarán muchas naciones junto a esta ciudad, y dirá cada cual a su prójimo: «¿Por qué ha hecho así el Señor a esta gran ciudad(AO)?». Entonces responderán[e]: «Porque abandonaron el pacto del Señor su Dios, y se postraron ante otros dioses y les sirvieron(AP)».

10 No lloréis por el muerto ni hagáis duelo por él,
llorad amargamente por el que se va(AQ),
porque jamás volverá
ni verá su tierra natal(AR).

11 Porque así dice el Señor acerca de Salum[f], hijo de Josías, rey de Judá, que reinó en lugar de su padre Josías, y que salió de este lugar: Nunca más volverá aquí(AS); 12 sino que en el lugar adonde lo llevaron cautivo, allí morirá(AT), y no verá más esta tierra.

13 Ay del que edifica su casa sin justicia(AU)
y sus aposentos altos sin derecho,
que a su prójimo hace trabajar de balde
y no le da su salario(AV).
14 El que dice: «Me edificaré una casa espaciosa
con amplios aposentos altos(AW)»;
y le abre[g] ventanas,
la recubre de cedro(AX) y la pinta de rojo[h].
15 ¿Acaso te harás rey porque compites en cedro?
¿No comió y bebió tu padre
y practicó el derecho y la justicia(AY)?
Por eso le fue bien(AZ).
16 Defendió la causa del pobre y del necesitado(BA);
entonces le fue bien.
¿No es esto conocerme?
—declara el Señor(BB).
17 Mas tus ojos y tu corazón
solo están para tu propia ganancia(BC),
para derramar sangre inocente(BD),
y para practicar la opresión y la violencia[i].

18 Por tanto, así dice el Señor acerca de Joacim(BE), hijo de Josías, rey de Judá:

No llorarán por él(BF):
«¡Ay, hermano mío(BG)!» o «¡Ay, hermana!».
No llorarán por él:
«¡Ay, señor!» o «¡Ay, su gloria!».
19 Con entierro de asno, será enterrado(BH):
arrastrado y tirado fuera de las puertas de Jerusalén.
20 Sube al Líbano y clama,
y da voces[j] en Basán;
clama también desde Abarim(BI),
porque han sido destruidos todos tus amantes(BJ).
21 Te hablé en tu prosperidad,
pero dijiste: «No escucharé».
Esta ha sido tu costumbre desde tu juventud,
que nunca has escuchado mi voz(BK).
22 A todos tus pastores(BL) arrasará[k] el viento,
y tus amantes irán al cautiverio(BM);
entonces ciertamente serás avergonzada y humillada(BN)
a causa de toda tu maldad.
23 Tú que moras en el Líbano,
anidada en los cedros,
¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores,
dolor como de mujer de parto(BO)!

24 Vivo yo —declara el Señor— aunque Conías[l], hijo de Joacim, rey de Judá(BP), fuera un anillo[m] en mi mano(BQ) derecha, aun de allí lo[n] arrancaría. 25 Te entregaré en manos de los que buscan tu vida, sí, en manos de los que temes: en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia(BR), y en manos de los caldeos. 26 Te arrojaré(BS) a ti y a la madre(BT) que te dio a luz a otro país donde no nacisteis, y allí moriréis. 27 Pero a la tierra a la cual con toda el alma anhelan volver, a ella no volverán.

28 ¿Es acaso este hombre Conías una vasija despreciada y rota?
¿Es un objeto indeseable(BU)?
¿Por qué han sido arrojados él y sus descendientes(BV)
y echados a una tierra que no conocían(BW)?
29 ¡Oh tierra, tierra, tierra!,
oye la palabra del Señor(BX).

30 Así dice el Señor:

«Inscribid a este hombre como sin hijos(BY),
hombre que no prosperará en sus días;
porque ninguno de sus descendientes logrará[o](BZ)
sentarse sobre el trono de David(CA)
ni gobernar de nuevo en Judá».

Notas al pie

  1. Jeremías 21:2 O, todos sus milagros
  2. Jeremías 21:12 O, por la
  3. Jeremías 22:4 Lit., por David
  4. Jeremías 22:4 Lit., él
  5. Jeremías 22:9 Lit., dirán
  6. Jeremías 22:11 I.e., Joacaz
  7. Jeremías 22:14 Lit., corta
  8. Jeremías 22:14 O, bermellón
  9. Jeremías 22:17 O, extorsión
  10. Jeremías 22:20 Lit., tu voz
  11. Jeremías 22:22 Lit., pastoreará
  12. Jeremías 22:24 I.e., Jeconías
  13. Jeremías 22:24 O, sello
  14. Jeremías 22:24 Lit., te
  15. Jeremías 22:30 O, prosperará en