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Violación de la alianza

11 El Señor se dirigió a mí, Jeremías, y me dijo: «Que los israelitas pongan atención a los términos de esta alianza. Habla a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén, y diles que yo, el Señor, el Dios de Israel, declaro maldito al que no obedezca los términos de esta alianza. Es la alianza que hice con sus antepasados cuando los saqué de Egipto, país que era para ellos como un horno de fundir hierro. Les dije: Obedézcanme, hagan todo lo que yo les ordene y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Si ustedes me hacen caso, yo cumpliré el juramento que hice a sus antepasados, de darles una tierra, la tierra que ahora tienen, donde la leche y la miel corren como el agua.»

Y yo respondí: «Sí, Señor.»

Entonces el Señor me dijo: «Proclama este mensaje en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Di a la gente: “Escuchen cuáles son los términos de esta alianza, y cúmplanlos. Cuando yo saqué de Egipto a los antepasados de ustedes, les advertí solemnemente que me hicieran caso, y desde entonces hasta ahora se lo he seguido advirtiendo. Pero no me hicieron caso ni me obedecieron, sino que tercamente se dejaron llevar por las malas inclinaciones de su corazón. No quisieron cumplir los términos que yo les había ordenado, y entonces hice que les vinieran los castigos anunciados en la alianza.”»

El Señor siguió diciéndome: «La gente de Judá y los habitantes de Jerusalén conspiran contra mí. 10 Han vuelto a los mismos pecados que antes cometieron sus antepasados, los cuales se negaron a obedecerme y se fueron tras otros dioses y los adoraron. Tanto Israel como Judá han violado la alianza que yo hice con sus antepasados. 11 Por lo tanto, voy a enviarles una calamidad de la que no podrán escapar. Por más que griten pidiéndome auxilio, no los escucharé. Yo, el Señor, lo afirmo. 12 Entonces la gente de Judá y los habitantes de Jerusalén irán a pedir ayuda a los dioses a los que ofrecen incienso, pero ellos no podrán salvarlos cuando llegue la calamidad. 13 Judá tiene tantos dioses como ciudades, y los habitantes de Jerusalén han levantado tantos altares para ofrecer incienso a Baal como calles hay en la ciudad. 14 Así que tú, Jeremías, no ores en favor de este pueblo; no me ofrezcas oraciones ni súplicas por ellos, porque no voy a escucharlos cuando me pidan ayuda en medio de la calamidad.

15 »¿Qué busca Israel, mi amada, en mi templo,
después de haber hecho tantas cosas malas?
¿Acaso la grasa y la carne de los sacrificios
alejarán de ti la desgracia,
y podrás así escapar?»
16 El Señor te había llamado «olivo frondoso,
cargado de hermosos frutos.»
Pero en medio de fuertes truenos
él prendió fuego a tus hojas
y arden tus ramas.

17 El Señor todopoderoso, que te plantó, ha ordenado la calamidad contra ti por causa de las maldades que Israel y Judá han cometido, pues lo han ofendido ofreciendo incienso a Baal.

Los enemigos de Jeremías pretenden darle muerte

18 El Señor me hizo saber que mis enemigos estaban tramando algo malo. Él me abrió los ojos, para que me diera cuenta. 19 Yo estaba tranquilo, como un cordero que llevan al matadero, sin saber que estaban haciendo planes contra mí. Decían: «Cortemos el árbol ahora que está en todo su vigor; arranquémoslo de este mundo de los vivientes, para que nadie vuelva a acordarse de él.»

20 Pero tú, Señor todopoderoso,
eres un juez justo;
tú conoces hasta lo más íntimo del hombre.
Hazme ver cómo castigas a esa gente,
pues he puesto mi causa en tus manos.

21 Y a los hombres de Anatot, que buscaban mi muerte y que me ordenaban no hablar en nombre del Señor, si no quería que me mataran, 22 el Señor todopoderoso les dice: «Voy a ajustar cuentas con ustedes: los jóvenes morirán en la guerra, y sus hijos y sus hijas morirán de hambre. 23 No quedará ni uno solo de ellos, porque viene el día en que yo ajustaré cuentas con ustedes, hombres de Anatot, y traeré sobre ustedes la calamidad.»

El profeta se dirige a Dios

12 Señor, si me pongo a discutir contigo,
tú siempre tienes la razón;
y sin embargo quisiera preguntarte
el porqué de algunas cosas.
¿Por qué les va bien a los malvados?
¿Por qué viven tranquilos los traidores?
Tú los plantas,
y ellos echan raíces, y crecen y dan fruto.
De labios para afuera, te tienen cerca,
pero en su interior están lejos de ti.
Tú, en cambio, Señor, me conoces;
tú me ves y sabes
cuáles son mis sentimientos hacia ti.
¡Llévate a esa gente como ovejas al matadero;
márcalos para el día de la matanza!
¿Hasta cuándo va a estar seca la tierra
y marchita la hierba de los campos?
Los animales y las aves se están muriendo
por la maldad de los habitantes del país,
que piensan que no ves lo que ellos hacen.

Respuesta de Dios

«Si tanto te cansas corriendo contra gente de a pie,
¿cómo podrás competir con gente de a caballo?
En terreno seguro te sientes tranquilo,
¿pero qué harás en la espesura del Jordán?
Aun tus hermanos, los de tu propia familia,
te han traicionado,
y a gritos te insultan a tus espaldas.
No confíes en ellos,
ni aunque te hablen con buenas palabras.

Tristeza del Señor por la suerte de su pueblo

»He abandonado a mi pueblo,
he rechazado a la que fue mi posesión.
He puesto en manos de sus enemigos
a la nación que yo tanto amaba.
Este pueblo, que fue mi posesión,
es ahora para mí como un león en la selva;
ruge contra mí, por eso lo aborrezco.
Mi pueblo es como un ave de bello plumaje,
a la que otras aves atacan.
¡Vengan, todos los animales salvajes;
júntense a darse su banquete!
10 Muchos jefes enemigos han destruido mi viñedo,
han pisoteado mi campo.
Han convertido en desolado desierto
el terreno que yo más quiero.
11 Lo dejaron desierto y desolado,
y yo lo veo lamentarse.
Todo el país está desierto,
pero a nadie le preocupa.
12 Por todas las lomas del desierto
vinieron hombres violentos,
porque yo, el Señor, tengo una espada
que destruirá el país de extremo a extremo,
y no habrá paz para ninguno.
13 Sembraron trigo y cosecharon espinos;
todos sus trabajos fueron vanos.
La cosecha fue un fracaso
por causa de mi ardiente ira.»

Promesas del Señor a los pueblos vecinos de Israel

14 Así dice el Señor acerca de los pueblos malvados, vecinos de Israel, que han destruido la tierra que él dio como herencia a su pueblo Israel: «Yo los arrancaré de sus tierras, y sacaré a Judá de en medio de ellos. 15 Pero después de arrancarlos volveré a tener compasión de ellos, y los haré regresar a su propia tierra y a su propio país. 16 Ciertamente ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, pero ahora podrán establecerse en medio de mi pueblo, si de veras aceptan la religión de mi pueblo y juran por mi nombre diciendo: “Por la vida del Señor.” 17 Pero a la nación que no me obedezca, la arrancaré de raíz y la destruiré. Yo, el Señor, lo afirmo.»

El pacto violado

11 Palabra que vino de Jehová a Jeremías, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén. Y les dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto, el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios; para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que fluye leche y miel, como en este día. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.

Y Jehová me dijo: Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, y ponedlas por obra. Porque solemnemente protesté a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo: Oíd mi voz. Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.

Y me dijo Jehová: Conspiración se ha hallado entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén. 10 Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres. 11 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los oiré. 12 E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su mal. 13 Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal.

14 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en el día que en su aflicción clamen a mí. 15 ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes gloriarte de eso? 16 Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas. 17 Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal.

Complot contra Jeremías

18 Y Jehová me lo hizo saber, y lo conocí; entonces me hiciste ver sus obras. 19 Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre. 20 Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.

21 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos; 22 así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre, 23 y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo.

Queja de Jeremías y respuesta de Dios

12 Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones. Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza. ¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.

Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán? Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron grito en pos de ti. No los creas cuando bien te hablen.

He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos. Mi heredad fue para mí como león en la selva; contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí. ¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿No están contra ella aves de rapiña en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del campo, venid a devorarla. 10 Muchos pastores han destruido mi viña, hollaron mi heredad, convirtieron en desierto y soledad mi heredad preciosa. 11 Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí desolada; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre que reflexionase. 12 Sobre todas las alturas del desierto vinieron destruidores; porque la espada de Jehová devorará desde un extremo de la tierra hasta el otro; no habrá paz para ninguna carne. 13 Sembraron trigo, y segaron espinos; tuvieron la heredad, mas no aprovecharon nada; se avergonzarán de sus frutos, a causa de la ardiente ira de Jehová.

14 Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá. 15 Y después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra. 16 Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo. 17 Mas si no oyeren, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola, dice Jehová.

Violación del pacto

11 Esta es la palabra que vino a Jeremías de parte del Señor: «Escucha los términos de este pacto y comunícaselos a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén. Diles que así ha dicho el Señor, Dios de Israel: “Maldito aquel que no obedezca los términos de este pacto, que yo mismo ordené a los antepasados de ustedes el día que los hice salir de Egipto, de ese horno donde se funde el hierro”. Les dije: “Obedézcanme y cumplan con todos mis mandamientos; entonces ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Así cumpliré el juramento que hice a sus antepasados de darles una tierra donde abundan la leche y la miel, la cual ustedes tienen hoy”».

Yo respondí: «Amén, Señor».

El Señor me dijo: «Proclama todo esto en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: “Escuchen los términos de este pacto y cúmplanlos. Desde el día en que hice salir a sus antepasados de la tierra de Egipto hasta el día de hoy, una y otra vez he advertido: ‘Obedézcanme’. Pero no obedecieron ni prestaron atención, sino que siguieron la terquedad de su malvado corazón. Por eso hice caer sobre ellos todas las maldiciones de este pacto, que yo había ordenado cumplir, pero que no cumplieron”».

El Señor también me dijo: «Se está fraguando una conspiración entre los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. 10 Han vuelto a los mismos pecados de sus antepasados, quienes se negaron a obedecerme. Se han ido tras otros dioses para servirles. Tanto Israel como Judá han quebrantado el pacto que hice con sus antepasados. 11 Por eso, así dice el Señor: “Les enviaré una calamidad de la cual no podrán escapar. Aunque clamen a mí, no los escucharé. 12 Entonces las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán a clamar a los dioses a los que quemaron incienso, pero ellos no podrán salvarlos cuando llegue el tiempo de su calamidad. 13 Tú, Judá, tienes tantos dioses como ciudades. Erigiste tantos altares como calles hay en Jerusalén, altares para quemar incienso a Baal, para vergüenza tuya”.

14 »En cuanto a ti, Jeremías, no ores por este pueblo. No me ruegues ni me supliques por ellos, porque yo no escucharé cuando clamen a mí por causa de su calamidad.

15 »¿Qué hace mi amada en mi casa,
    después de haber cometido tantas vilezas?
¿Acaso la carne consagrada alejará de ti la calamidad?
    ¿Podrás así regocijarte?».

16 El Señor te puso por nombre:
    «Olivo frondoso, lleno de hermosos frutos».
Pero, en medio de grandes estruendos,
    te ha prendido fuego
    y tus ramas serán quebradas.

17 El Señor de los Ejércitos, el que te plantó, ha decretado una calamidad contra ti, por causa de la maldad que cometieron el pueblo de Israel y la tribu de Judá. Dice el Señor: «Me han ofendido al quemar incienso a Baal».

18 El Señor me lo hizo saber y lo comprendí. Me mostró las maldades que habían cometido. 19 Pero yo era como un manso cordero que es llevado al matadero; no sabía lo que estaban maquinando contra mí y que decían:

«Destruyamos el árbol con su fruto,
    arranquémoslo de la tierra de los vivientes,
    para que nadie recuerde más su nombre».
20 Pero tú, Señor de los Ejércitos, que juzgas con justicia,
    que pruebas la mente y el corazón,
¡déjame ver cómo te vengas de ellos,
    porque en tus manos he puesto mi causa!

21 «Por eso, así dice el Señor en contra de los hombres de Anatot, que buscan quitarte la vida y afirman: “¡No profetices en nombre del Señor, si no quieres morir a manos nuestras!”. 22 Por eso, así dice el Señor de los Ejércitos: “Voy a castigarlos. Los jóvenes morirán a filo de espada; sus hijos y sus hijas se morirán de hambre. 23 No quedará ni uno solo de ellos. En el año de su castigo haré venir una calamidad sobre los hombres de Anatot”».

Queja de Jeremías

12 Tú, Señor, eres justo
    cuando argumento contigo.
Sin embargo, quisiera exponerte algunas cuestiones de justicia.
    ¿Por qué prosperan los malvados?
    ¿Por qué viven tranquilos los traidores?
Tú los plantas, ellos echan raíces,
    crecen y dan fruto.
Te tienen a flor de labio,
    pero estás lejos de su corazón.
A mí, Señor, tú me conoces;
    tú me ves y has examinado mi corazón para contigo.
Arrástralos, como ovejas al matadero;
    apártalos para el día de la matanza.
¿Hasta cuándo estará seca la tierra,
    y marchita la hierba de todos los campos?
Los animales y las aves se mueren
    por la maldad de los que habitan el país,
quienes se atreven a decir:
    «Dios no verá nuestro fin».

Respuesta de Dios

«Si corriste con los de a pie
    e hicieron que te cansaras,
    ¿cómo competirás con los caballos?
Si tropiezas en una tierra tranquila,
    ¿qué harás en la espesura del Jordán?
Aun tus hermanos, los de tu propia familia,
    te han traicionado
    y gritan contra ti.
Por más que te digan cosas agradables,
    no confíes en ellos.

»He abandonado mi casa,
    he rechazado mi herencia,
he entregado al amor de mi vida
    en poder de sus enemigos.
Mi heredad se ha comportado conmigo
    como león en la selva.
Lanza rugidos contra mí;
    por eso la aborrezco.
Mi heredad es para mí
    como un ave de muchos colores
    acosada por las aves de rapiña.
¡Vayan y reúnan a todos los animales salvajes!
    ¡Tráiganlos para que la devoren!
10 Muchos pastores han destruido mi viña,
    han pisoteado mi terreno;
han hecho de mi hermosa parcela
    un desierto desolado.
11 La han dejado en ruinas,
    seca y desolada ante mis ojos;
todo el país ha sido arrasado
    porque a nadie le importa.
12 Sobre todas las lomas desoladas
    vinieron depredadores.
La espada del Señor destruirá el país
    de un extremo al otro
    y nadie estará seguro.
13 Sembraron trigo y cosecharon espinos;
    ¡de nada valió su esfuerzo!
Por causa de la ardiente ira del Señor
    se avergonzarán de sus cosechas».

14 Así dice el Señor: «En cuanto a todos los vecinos malvados que tocaron la heredad que di a mi pueblo Israel, los arrancaré de sus tierras y a la tribu de Judá la quitaré de en medio de ellos. 15 Después que los haya desarraigado, volveré a tener compasión de ellos; los haré regresar, cada uno a su heredad y a su propia tierra. 16 Y, si aprenden bien los caminos de mi pueblo y, si así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, aprenden a jurar por mi nombre y dicen: “Tan cierto como el Señor vive”, entonces serán establecidos en medio de mi pueblo. 17 Pero a la nación que no obedezca, la desarraigaré por completo y la destruiré», afirma el Señor.

Judá no respeta el pacto

11 Dios me dijo:

«Jeremías, presta atención a las obligaciones de este pacto, y comunícaselas a todos los habitantes de Judá. Diles que yo soy el Dios de Israel, y que maldeciré a quien no obedezca las obligaciones del pacto. Este pacto es el mismo que hice con los antepasados de ellos, cuando los saqué de Egipto, país que parecía un horno para fundir hierro. Yo les pedí que obedecieran todos mis mandamientos, así ellos serían mi pueblo y yo sería su Dios. Entonces yo cumpliría el juramento que les hice a sus antepasados: les daría un país muy fértil, donde siempre habría abundancia de alimentos. ¡Y ése es el país que hoy tienen ustedes!»

Yo respondí: «Que así sea, Dios mío».

Dios me dijo:

«Anuncia todo esto en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Diles que presten atención a las obligaciones de este pacto y que las obedezcan. Desde que los saqué de Egipto y hasta ahora, les he estado advirtiendo que me obedezcan. Pero ellos no me obedecen ni me prestan atención. Al contrario, siguen haciendo lo que les dicta su malvado corazón. Por eso les he enviado los castigos anunciados en este pacto.

»La gente de Judá y de Jerusalén se ha rebelado contra mí. 10 Sus antepasados se negaron a obedecerme, y ellos hacen lo mismo, pues adoran a otros dioses. ¡Ni el pueblo de Israel ni el de Judá han cumplido el pacto que hice con sus antepasados!

11 »Por eso, les advierto que voy a mandarles una desgracia de la que nadie podrá escapar. Aunque me rueguen de rodillas que no los castigue, no los escucharé. 12 Les pedirán ayuda a los dioses que adoraron, pero ellos no podrán salvarlos de su desgracia. 13 Porque tú, Judá, tienes tantos dioses como ciudades, y tantos altares como calles tiene Jerusalén; en esos altares quemaste incienso a Baal, lo cual es una vergüenza.

14 »Y tú, Jeremías, no me ruegues por este pueblo. Cuando les llegue la desgracia, yo no escucharé sus oraciones.

15 »Éste es mi pueblo querido,
pero ya ha pecado demasiado;
¿para qué viene ahora a mi templo,
a presentarme sus ofrendas?
Ni con ofrendas ni con fiestas
evitarán el castigo.

16 »Yo le decía con cariño:
“Bello árbol de olivo,
¡qué deliciosos son tus frutos!”
Pero ahora voy a prenderle fuego,
¡y sus ramas arderán
en medio de grandes gritos!

17 »Yo soy el todopoderoso Dios de Israel. Yo planté a Israel y a Judá en esta tierra, como quien planta un árbol. Pero les he mandado esta desgracia por causa de su maldad, pues adoraron a Baal y con eso me hicieron enojar».

Planes contra Jeremías

18 Dios me dijo: «Jeremías, tus enemigos están tramando hacerte daño». 19 Pero yo parecía un manso cordero que es llevado al matadero, pues ni idea tenía de sus planes. Mis enemigos decían:

«Vamos a matarlo.
Vamos a derribarlo como a un árbol,
y a destruir todos sus frutos,
¡para que nadie vuelva a recordarlo!»

20 Pero tú, Dios todopoderoso,
eres un juez justo;
tú conoces todo lo que sentimos
y todo lo que pensamos.
¡Yo confío en ti,
déjame ver cómo los castigas!

21-22 Los habitantes de Anatot querían matarme. Entre gritos y amenazas me decían: «¡Ya no hables en nombre de Dios! De lo contrario, te mataremos». Pero el todopoderoso Dios de Israel me aseguró: «Yo castigaré a los de Anatot. Sus mejores soldados morirán a filo de espada, y sus hijos y sus hijas morirán de hambre. 23 Cuando llegue el momento de castigarlos, les mandaré una terrible desgracia, ¡y ninguno de ellos quedará con vida!»

Jeremías se queja

12 Jeremías le dijo a Dios:

«Dios mío,
en todos mis pleitos contigo,
tú siempre sales ganando;
pero de todas maneras,
insisto en mis demandas.
¿Por qué prosperan los malvados?
¿Por qué viven tranquilos los traidores?
Tú los plantas como a los árboles,
y ellos echan raíces,
crecen y dan fruto.
Te alaban con los labios,
pero te niegan con sus hechos.
3-4 Llévalos al matadero, como a las ovejas;
márcalos para el día de la matanza.

»La tierra y el pasto están secos;
¿cuándo vas a hacer que llueva?
Los animales y las aves se mueren
por culpa de los que habitan el país.
¡Son tan atrevidos que hasta dicen
que tú no puedes verlos!

»Tú me conoces, Dios mío;
tú sabes lo que siento por ti».

Dios le responde a Jeremías

Dios le respondió a Jeremías:

«Tú no estás preparado
para discutir conmigo;
¡ni siquiera puedes ganarle
un pleito a tus semejantes!
Si tienes problemas
para ganar un caso fácil,
¿qué te hace pensar
que puedes enfrentarte a mí?

»Todos te han traicionado,
hasta tu propia familia te maldice.
Tal vez te hablen con dulzura,
pero no debes confiar en ellos.

»He abandonado a mi pueblo;
lo he dejado en manos del enemigo,
porque se rebeló contra mí.
Se portó conmigo como león salvaje.
9-13 ¡Y yo que lo consideraba
un ave de muchos colores
amenazada por los buitres!

»Son muchos los reyes enemigos
que vendrán a atacarlo;
¡vendrán como animales salvajes,
y devorarán a mi pueblo!
Alguna vez fue un hermoso viñedo,
pero yo mismo lo destruiré,
y todo quedará hecho un desierto.

»Mi pueblo trabajará en vano;
sembrará trigo, pero cosechará espinos.
¡Por causa de mi intenso enojo
se dañarán todas sus cosechas!
Los enemigos se reunirán
en las lomas del desierto.
Todo el país quedará arruinado,
pero eso a nadie le importará.
¡No habrá paz para nadie!

Restauración futura de Judá

14-15 »Todas las naciones vecinas han atacado y arruinado esta tierra, la cual yo le di a mi pueblo. Pero les advierto que voy a arrancarlas de sus tierras, y lo mismo haré con mi pueblo Judá. Sin embargo, volveré a tener compasión de mi pueblo, y lo sacaré de en medio de las naciones. Una vez que lo haya sacado de allí, haré que vuelva a su tierra. 16 Y si estas naciones enemigas dejan de enseñarle a mi pueblo a jurar por Baal, llegarán a formar parte de mi pueblo. Pero deben aceptar mis enseñanzas y aprender a jurar por mi nombre, y decir: “Que viva el Dios de Israel”. 17 A la nación que no obedezca, la expulsaré de su país y la destruiré por completo. Les juro que así será».

Consecuencias por violar el pacto

11 La palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Oíd las palabras de este pacto(A), y decidlas a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén(B). Les diréis: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Maldito el hombre que no obedezca las palabras de este pacto(C) que mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto(D), del horno de hierro(E), diciéndoles: ‘Escuchad mi voz, y haced[a] conforme a todo lo que yo os mando(F); y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios(G)’, para confirmar el juramento que juré a vuestros padres, de darles una tierra que mana leche y miel(H), como lo es hoy”». Entonces respondí y dije: Amén, Señor(I).

Y el Señor me dijo: Proclama todas estas palabras(J) en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén(K), diciendo: «Oíd las palabras de este pacto y cumplidlas(L). Porque bien advertí(M) a vuestros padres el día que los hice subir de la tierra de Egipto(N), y hasta hoy los he amonestado con insistencia[b], diciéndoles: “Escuchad mi voz(O)”. Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que cada cual anduvo en la terquedad de su malvado corazón(P). Por tanto, hice caer sobre ellos todas las palabras de este pacto, que yo les mandé cumplir y no lo cumplieron(Q)».

Entonces el Señor me dijo: Se ha descubierto una conspiración(R) entre los hombres de Judá y entre los habitantes de Jerusalén. 10 Se han vuelto a las iniquidades de sus antepasados[c], los cuales rehusaron escuchar mis palabras(S), y se han ido tras otros dioses para servirlos(T). La casa de Israel y la casa de Judá han violado mi pacto(U), el cual hice con sus padres. 11 Por tanto, así dice el Señor: He aquí, traigo sobre ellos una calamidad(V) de la que no podrán escapar(W); aunque clamen a mí, no los escucharé(X). 12 Entonces irán las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman incienso(Y), pero ellos ciertamente no podrán salvarlos en la hora de su aflicción. 13 Porque según el número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá, y según el número de las calles de Jerusalén(Z), son los altares que has levantado a lo vergonzoso(AA), altares para quemar incienso a Baal(AB).

14 Pero tú no ruegues por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque no escucharé(AC) cuando clamen a mí a causa de su aflicción(AD).

15 ¿Qué derecho tiene[d] mi amada en mi casa
cuando ha hecho tantas vilezas(AE)?
¿Puede la carne consagrada quitar de ti tu calamidad(AF)
para[e] que puedas regocijarte?
16 Olivo frondoso(AG), hermoso en fruto y forma,
te puso por nombre el Señor.
Con ruido de un gran estrépito(AH)
ha prendido fuego en él,
y sus ramas son inservibles(AI).

17 El Señor de los ejércitos, que te plantó(AJ), ha decretado una calamidad contra ti a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá(AK) han hecho[f], provocándome al ofrecer sacrificios[g] a Baal(AL).

Intrigas contra Jeremías

18 El Señor me lo hizo saber y lo comprendí(AM). Entonces me hiciste ver sus obras. 19 Pero yo era como un cordero manso llevado al matadero(AN), y no sabía que tramaban intrigas contra mí(AO), diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto[h], y cortémoslo(AP) de la tierra de los vivientes(AQ), para que no se recuerde más su nombre(AR).

20 Mas, oh Señor de los ejércitos, que juzgas rectamente(AS),
que examinas los sentimientos[i] y el corazón(AT),
vea yo tu venganza contra ellos,
porque a ti he expuesto[j] mi causa.

21 Por tanto, así dice el Señor en cuanto a los hombres de Anatot(AU) que buscan tu vida(AV), diciendo: No profetices(AW) en el nombre del Señor, para que no mueras a manos nuestras(AX); 22 así, pues, dice el Señor de los ejércitos: He aquí, voy a castigarlos(AY). Los jóvenes morirán a espada, sus hijos e hijas morirán de hambre(AZ), 23 y no quedará de ellos remanente(BA), porque traeré una calamidad sobre los hombres de Anatot, el año de su castigo(BB).

Queja de Jeremías

12 Justo eres tú, oh Señor, cuando a ti presento mi causa(BC);
en verdad asuntos de justicia voy a discutir contigo(BD).
¿Por qué prospera el camino de los impíos(BE)
y viven en paz todos los que obran con perfidia(BF)?
Tú los plantas, y[k] echan raíces;
crecen, dan fruto(BG).
Cerca estás tú de sus labios[l],
pero lejos de su corazón[m](BH).
Pero tú me conoces(BI), oh Señor,
tú me ves,
y compruebas la actitud de mi corazón para contigo(BJ).
Arrástralos como ovejas para el matadero
y sepáralos[n] para el día de la matanza(BK).
¿Hasta cuándo estará de luto la tierra(BL)
y marchita la vegetación de todo el campo(BM)?
Por la maldad de los que moran en ella(BN)
han sido destruidos los animales y las aves(BO),
porque han dicho: Dios no verá nuestro fin(BP).

Respuesta de Dios

Si corriste con los de a pie y te cansaron,
¿cómo, pues, vas a competir con los caballos?
Si caes en tierra de paz,
¿cómo te irá[o] en la espesura[p] del Jordán(BQ)?
Porque también tus hermanos y la casa de tu padre,
también ellos te han traicionado(BR),
también ellos han dado gritos en pos de ti;
no les creas aunque te digan cosas agradables(BS).

He dejado mi casa(BT),
he abandonado mi heredad,
he entregado a la amada(BU) de mi alma
en manos[q] de sus enemigos.
Mi heredad vino a ser para mí
como león en la selva;
rugió[r] contra mí(BV);
por tanto, la aborrecí(BW).
¿Es acaso mi heredad para mí como ave de rapiña de varios colores?
¿Están las aves de rapiña por todos lados contra ella(BX)?
Id, reunid a todas las bestias del campo,
traedlas para que la devoren(BY).
10 Muchos pastores han arruinado(BZ) mi viña(CA),
han hollado(CB) mi heredad[s];
han hecho de mi hermosa heredad[t](CC)
un desierto desolado.
11 Fue hecha una desolación,
llora sobre mí desolada(CD);
todo el país ha sido desolado(CE),
porque no hubo nadie a quien le importara(CF).
12 Sobre todas las alturas desoladas(CG) del desierto
han venido destructores,
porque la espada del Señor(CH) devora
de un extremo de la tierra al otro[u];
no hay paz(CI) para nadie[v].
13 Han sembrado trigo y han segado espinos(CJ),
se han esforzado sin provecho alguno(CK).
Avergonzaos, pues, de vuestras cosechas(CL)
a causa de la ardiente ira del Señor(CM).

14 Así dice el Señor en cuanto a todos mis malvados vecinos(CN) que atacan la heredad que he dado en posesión a mi pueblo Israel(CO): He aquí los arrancaré de su tierra, y a la casa de Judá la arrancaré de en medio de ellos(CP). 15 Y sucederá que después que los haya arrancado, volveré y les tendré compasión, y los haré regresar(CQ) cada uno a su heredad y cada cual a su tierra(CR). 16 Y sucederá que si ellos de verdad aprenden los caminos de mi pueblo(CS), jurando en mi nombre: «Vive el Señor(CT)», así como ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal(CU), serán restablecidos en medio de mi pueblo(CV). 17 Pero si no escuchan, entonces arrancaré esa nación, la arrancaré y la destruiré(CW) —declara el Señor.

Notas al pie

  1. Jeremías 11:4 Lit., hacedles
  2. Jeremías 11:7 Lit., madrugando y amonestando
  3. Jeremías 11:10 Lit., primeros padres
  4. Jeremías 11:15 Lit., ¿Qué hace
  5. Jeremías 11:15 Lit., entonces
  6. Jeremías 11:17 O, hecho para sí mismos
  7. Jeremías 11:17 O, quemar incienso
  8. Jeremías 11:19 Lit., pan
  9. Jeremías 11:20 Lit., riñones
  10. Jeremías 11:20 Lit., revelado
  11. Jeremías 12:2 Lit., también
  12. Jeremías 12:2 Lit., en sus bocas
  13. Jeremías 12:2 Lit., sus riñones
  14. Jeremías 12:3 Lit., conságralos
  15. Jeremías 12:5 Lit., harás
  16. Jeremías 12:5 Lit., el orgullo
  17. Jeremías 12:7 Lit., palmas
  18. Jeremías 12:8 Lit., levantó su voz
  19. Jeremías 12:10 O, campo
  20. Jeremías 12:10 O, campo
  21. Jeremías 12:12 Lit., al otro extremo de la tierra
  22. Jeremías 12:12 Lit., toda carne