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Restauración de Israel

30 Dios me dijo:

«Jeremías, yo soy el Dios de Israel y te ordeno que pongas por escrito todo lo que te he dicho hasta ahora. Viene el día en que haré volver de la esclavitud a Israel y a Judá. Los dos son mi pueblo, y los traeré a la tierra que les di a sus antepasados. Te juro que así lo haré».

4-5 En cuanto a Israel y a Judá, Dios me dijo:

«Se oyen gritos de espanto,
de terror y de preocupación.
¿Por qué están pálidos los hombres?
¡Los veo retorcerse de dolor,
como si fueran a tener un hijo!
¡Pregunten, y todos les dirán
que los hombres no dan a luz!
7-8 Viene un día terrible,
como nunca ha habido otro.
Cuando llegue ese día,
mi pueblo sufrirá muchísimo,
pero al final lo salvaré;
romperé las cadenas de su esclavitud,
lo libraré del poder que lo domina,
y nunca más volverá a ser
esclavo de extranjeros.
¡Les juro que así lo haré!

9-10 »Mi amado pueblo de Israel,
no tengas miedo ni te asustes,
porque a ti y a tus hijos
los libraré de la esclavitud
que sufren en Babilonia.
Podrán vivir seguros y tranquilos;
no volverán a tener miedo de nadie.

»Yo soy tu Dios,
y sólo a mí me adorarás.
Servirás al rey,
porque el rey que te daré
reinará como David.

11 »Yo soy tu Dios;
yo estoy contigo para salvarte.
Destruiré a todas las naciones
por las que te he dispersado.
A ti no te voy a destruir,
pero te daré el castigo que mereces.
Te juro que así lo haré».

12 Dios también le dijo a Jerusalén:

«Tu herida es una llaga
que ya no tiene remedio.
13 No hay nadie que te defienda;
no hay medicina que te sirva;
jamás volverás a estar sano.
14-15 Los países en que confiabas
te han olvidado;
¡ya no les importas!
Yo te he causado dolor,
como si fuera tu enemigo.
Pero no tiene caso que te quejes;
¡para tu dolor ya no hay remedio!
Te he castigado y corregido,
porque has cometido muchos pecados.

16 »Por esa misma razón,
los que te roben serán robados,
los que te ataquen serán atacados,
y los que te destruyan serán destruidos.
Castigaré a todos tus enemigos
y los mandaré como esclavos
a las naciones más lejanas.
17 Pero a ti te curaré las heridas.
No importa que todos te desprecien
y te llamen “Ciudad abandonada”».

18 Dios también les dijo a los israelitas:

«Haré volver a los prisioneros,
y los trataré con amor y compasión.
Jerusalén será reconstruida,
y el palacio volverá a edificarse.
19 En las calles volverán a oírse
alabanzas y gritos de alegría.
Yo les daré muchos hijos,
y volverán a ser un pueblo numeroso;
volverán a ser un pueblo respetado.

20 »Ustedes, pueblo de Israel,
volverán a ser importantes,
pues yo les devolveré su fuerza.
¡Castigaré a todos sus enemigos!
21 Del mismo pueblo saldrá su rey,
a quien permitiré estar en mi presencia,
aunque no a todos se lo permito.
22 Ustedes serán mi pueblo,
y yo seré su Dios.
Les juro que así será.

23 »Mi enojo es como una tormenta
que azotará a los malvados.
24 Sólo me calmaré
cuando mis planes se hayan cumplido.
Esto ahora no lo entienden,
pero un día lo entenderán».

Israel volverá de Babilonia

31 El Dios de Israel declara:

«El día que vuelvan de Babilonia, yo seré el Dios de todos los israelitas, y ellos serán mi pueblo.

»Cuando andaban por el desierto,
yo les demostré mi gran amor.
A los que no murieron en la guerra,
los hice descansar.
3-4 Hace mucho, mucho tiempo
me aparecí ante ellos y les dije:

“Pueblo de Israel,
siempre te he amado,
siempre te he sido fiel.
Por eso nunca dejaré
de tratarte con bondad.
Volveré a reconstruirte,
y volverás a danzar alegremente,
a ritmo de panderetas.
En las colinas de Samaria
volverás a plantar viñedos,
y disfrutarás de las uvas.
Muy pronto los guardias gritarán
por las colinas de Efraín:
‘¡Vengan, vayamos a Jerusalén,
y adoremos a nuestro Dios!’”»

El Dios de Israel dice:

«¡Canten alegres, israelitas!
¡Ustedes son los más importantes
entre todas las naciones!
En sus alabanzas canten:
“¡Tú, Dios nuestro, nos salvaste!
¡Salvaste a los pocos israelitas
que aún quedábamos con vida!”

»Yo los haré volver de Babilonia;
los haré volver
de todos los rincones del mundo,
y los llevaré a su tierra.
Serán muchos los que vuelvan.
Volverán los ciegos y los cojos,
las que estén embarazadas,
y las que llevan bebés en brazos.
Vendrán arrepentidos,
con lágrimas en los ojos,
y yo los llevaré por un camino seguro.
Israel, yo soy tu padre,
y tú eres mi hijo mayor».

10 Dios les dice a las naciones:

«Escuchen mi mensaje.
Digan a las islas lejanas
que yo dispersé a Israel,
pero que volveré a reunirlo.
Ahora voy a cuidarlos,
como cuida el pastor a sus ovejas.
11 Rescataré a los israelitas;
los libraré del poder de ustedes,
pues son más fuertes que ellos.
12 Cuando ellos lleguen a Jerusalén
disfrutarán de mis bendiciones.
Yo les daré trigo, vino y aceite,
y también vacas y ovejas,
para que hagan fiesta.
Serán como un jardín bien regado,
y nunca más perderán su fuerza.
13 Yo les daré consuelo;
cambiaré su dolor en danza
y su tristeza en alegría.
Bailarán alegres jóvenes y viejos.
14 Los sacerdotes y mi pueblo
disfrutarán de mis bendiciones,
y tendrán más de lo que necesitan.
Les juro que así lo haré».

15 El Dios de Israel dice:

«Grandes llantos y lamentos
oyó la gente de Ramá.
Es Raquel, que llora
por la muerte de sus hijos,
y no quiere ser consolada».

16-17 Pero Dios le dice:

«Sécate las lágrimas, Raquel;
ya no sigas llorando
ni pierdas la esperanza.
Tus hijos volverán a su patria;
volverán de ese país enemigo,
y tu sufrimiento se verá recompensado.
Te juro que así será.

18 »Ya he escuchado a mi pueblo
llorar amargamente.
Los he oído reclamarme:

“Dios de Israel,
¡tú eres nuestro Dios!
Éramos como un toro salvaje,
pero tú pudiste domarnos
y ahora sabemos obedecer.
¡Acéptanos de nuevo!

19 ”Cuando jóvenes, te abandonamos;
pero ahora estamos arrepentidos.
¡Estamos tan avergonzados
que nosotros mismos nos herimos!”

20 »Pero yo les he dicho:

“Ustedes son mi pueblo preferido;
¡y los quiero más que a nadie!
Es verdad que los reprendo,
pero siempre pienso en ustedes.
¡Los amo de todo corazón!
¡Les tengo un gran cariño!

21 ”Amado pueblo de Israel,
¡regresa ya a tus ciudades!
¡Pon señales en el camino
para que puedas encontrarlo!
22 ¡Deja ya de andar perdido!
¡Deja ya de serme infiel!
Yo soy el Dios de Israel,
y he creado algo nuevo y sorprendente,
tanto que nadie podría imaginárselo”».

El sueño de Jeremías

23 En un sueño, el Dios todopoderoso me dijo:

«Cuando yo haga volver a los israelitas del país donde ahora son esclavos, los que viven en las ciudades de Judá volverán a decir:

“¡Dios te bendiga, Jerusalén!
¡Ciudad elegida por Dios!
¡Dios te bendiga, templo de Dios,
pues en ti habita la justicia!”

24 »Allí vivirán todos los que ahora viven en las ciudades de Judá, junto con los campesinos y los pastores de ovejas. 25 A los que tengan hambre les daré de comer, y a los que tengan sed les daré de beber».

26 Cuando me desperté y abrí los ojos, me di cuenta de que había tenido un sueño muy hermoso.

Responsabilidad personal

27 El Dios de Israel dice:

«Viene el día en que haré que Israel y Judá vuelvan a poblarse de gente y de animales. 28 Así como antes me dediqué a derribarlos, arrancarlos y destruirlos, ahora me dedicaré a plantarlos, reconstruirlos y ayudarlos a crecer. 29 Cuando llegue ese día, nadie volverá a decir: “Los padres la hacen, y los hijos la pagan”, 30 porque cada quien será responsable de sus propios actos. En otras palabras, cada uno de ustedes morirá por su propio pecado».

El nuevo pacto

31 El Dios de Israel dice:

«Viene el día en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con el pueblo de Judá. 32-33 En el pasado, tomé de la mano a sus antepasados y los saqué de Egipto, y luego hice un pacto con ellos. Pero no lo cumplieron, a pesar de que yo era su Dios. Por eso, mi nuevo pacto con el pueblo de Israel será éste:

»Haré que mis enseñanzas
las aprendan de memoria,
y que sean la guía de su vida.
Yo seré su Dios,
y ellos serán mi pueblo.
Les juro que así será.

34 »Ya no hará falta que unos sean maestros de otros, y que les enseñen a conocerme, porque todos me conocerán, desde el más joven hasta el más viejo. Yo les perdonaré todas sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados. Les juro que así será».

El gran poder de Dios

35 El Dios todopoderoso dice:

«Yo hago que el sol alumbre de día,
y que la luna y las estrellas
alumbren de noche.
Yo hago que ruja el mar
y que se agiten las olas.
¡Yo soy el Dios de Israel!

36-37 »El día que estas leyes naturales
lleguen a faltar,
ese día el pueblo de Israel
dejará de ser mi nación preferida.
El día que alguien pueda
medir la altura del cielo
o explorar lo profundo de la tierra,
ese día yo rechazaré a mi pueblo
por todo el mal que ha hecho.
¡Pero eso nunca sucederá!
¡Les doy mi palabra!»

Jerusalén será reconstruida

38 El Dios de Israel dice:

«Viene el día en que Jerusalén, mi ciudad, será reconstruida desde la torre de Hananel hasta el portón de la Esquina, 39 y de allí hasta la colina de Gareb y el barrio de Goá. 40 Y serán dedicados a mí el valle donde se arrojan los cadáveres y las cenizas, y también los campos que llegan hasta el arroyo de Cedrón y hasta la entrada de los Caballos, en la esquina del este. ¡Nunca más la ciudad de Jerusalén volverá a ser arrancada ni destruida!»

Dios promete que los cautivos volverán

30 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado. Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán.

Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día!, tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.

En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré.

10 Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante. 11 Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.(A)

12 Porque así ha dicho Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y dolorosa tu llaga. 13 No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicamentos eficaces. 14 Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados. 15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto. 16 Pero serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; hollados serán los que te hollaron, y a todos los que hicieron presa de ti daré en presa. 17 Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.

18 Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago volver los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia, y la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será asentado según su forma. 19 Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán menoscabados. 20 Y serán sus hijos como antes, y su congregación delante de mí será confirmada; y castigaré a todos sus opresores. 21 De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová. 22 Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios.

23 He aquí, la tempestad de Jehová sale con furor; la tempestad que se prepara, sobre la cabeza de los impíos reposará. 24 No se calmará el ardor de la ira de Jehová, hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón; en el fin de los días entenderéis esto.

31 En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo.

Así ha dicho Jehová: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo. Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Aún te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas. Aún plantarás viñas en los montes de Samaria; plantarán los que plantan, y disfrutarán de ellas. Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová nuestro Dios.

Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel. He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá. Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito.

10 Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño. 11 Porque Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. 12 Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. 13 Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor. 14 Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová.

15 Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos,(B) y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.(C)

16 Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. 17 Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra. 18 Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios. 19 Porque después que me aparté tuve arrepentimiento, y después que reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud. 20 ¿No es Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me deleito? pues desde que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová.

21 Establécete señales, ponte majanos altos, nota atentamente la calzada; vuélvete por el camino por donde fuiste, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades. 22 ¿Hasta cuándo andarás errante, oh hija contumaz? Porque Jehová creará una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón.

23 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún dirán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver sus cautivos: Jehová te bendiga, oh morada de justicia, oh monte santo. 24 Y habitará allí Judá, y también en todas sus ciudades labradores, y los que van con rebaño. 25 Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida.

26 En esto me desperté, y vi, y mi sueño me fue agradable.

El nuevo pacto

27 He aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal. 28 Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová. 29 En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera,(D) 30 sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera.

31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto(E) con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;(F) y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.(G)(H)

35 Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: 36 Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente.

37 Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová.

38 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo. 39 Y saldrá más allá el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará a Goa. 40 Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.