Visión que recibió Isaías, hijo de Amoz, acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.

Judá, nación rebelde

¡Oigan, cielos! ¡Escucha, tierra!
    Porque el Señor ha hablado:
«Yo crie hijos y los hice crecer,
    pero ellos se rebelaron contra mí.
El buey conoce a su dueño
    y el asno el pesebre de su amo;
¡pero Israel no conoce,
    mi pueblo no comprende!».

¡Ay, nación pecadora,
    pueblo cargado de culpa,
generación de malhechores,
    hijos corruptos!
¡Han abandonado al Señor!
    ¡Han despreciado al Santo de Israel!
    ¡Le han dado la espalda!

¿Por qué recibir más golpes?
    ¿Por qué insistir en la rebelión?
Toda su cabeza está herida,
    todo su corazón está enfermo.
Desde la planta del pie hasta la coronilla
    no les queda nada sano:
todo en ellos es heridas, moretones
    y llagas abiertas,
que no les han sido curadas, ni vendadas,
    ni aliviadas con aceite.

Su país está desolado,
    sus ciudades son presa del fuego;
ante sus propios ojos
    los extraños devoran sus campos;
    su país está desolado, como si hubiera sido destruido por extranjeros.
La hija Sión ha quedado
    como cobertizo en un viñedo,
como choza en un huerto de pepinos,
    como ciudad sitiada.
Si el Señor de los Ejércitos
    no nos hubiera dejado un remanente de sobrevivientes,
seríamos ya como Sodoma,
    nos pareceríamos a Gomorra.

10 ¡Oigan la palabra del Señor,
    gobernantes de Sodoma!
¡Escuchen la instrucción de nuestro Dios,
    pueblo de Gomorra!
11 «¿De qué me sirven sus muchos sacrificios?»,
    dice el Señor.
«Harto estoy de holocaustos de carneros
    y de la grasa de animales engordados;
la sangre de novillos, corderos y machos cabríos
    no me complace.
12 ¿Por qué vienen a presentarse ante mí?
    ¿Quién les mandó traer animales
    para que pisotearan mis atrios?
13 No me sigan trayendo vanas ofrendas;
    el incienso es para mí una abominación.
Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas;
    ¡no soporto sus asambleas que me ofenden!
14 Yo aborrezco sus lunas nuevas y festividades;
    se me han vuelto una carga
    que estoy cansado de soportar.
15 Cuando levantan sus manos,
    yo aparto de ustedes mis ojos;
aunque multipliquen sus oraciones,
    no las escucharé.

»¡Tienen las manos llenas de sangre!

16 »¡Lávense, límpiense!
    ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas!
    ¡Dejen de hacer el mal!
17 ¡Aprendan a hacer el bien!
    ¡Busquen la justicia y restituyan al oprimido!
¡Aboguen por el huérfano
    y defiendan a la viuda!».

18 «Vengan, pongamos las cosas en claro»,
    dice el Señor.
«Aunque sus pecados sean como escarlata,
    quedarán blancos como la nieve.
Aunque sean rojos como la púrpura,
    quedarán como la lana.
19 ¿Están ustedes dispuestos a obedecer?
    ¡Comerán lo bueno de la tierra!
20 ¿Se niegan y se rebelan?
    ¡Serán devorados por la espada!».
    El Señor mismo lo ha dicho.

21 ¡Cómo se ha prostituido la ciudad fiel!
    Antes estaba llena de justicia.
La rectitud moraba en ella,
    pero ahora solo quedan asesinos.
22 Tu plata se ha convertido en escoria;
    tu buen vino está mezclado con agua.
23 Tus gobernantes son rebeldes,
    cómplices de ladrones;
todos aman el soborno
    y van detrás de las recompensas.
No abogan por el huérfano
    ni se ocupan de la causa de la viuda.

24 Por eso, afirma el Señor,
    el Señor de los Ejércitos, el Poderoso de Israel:
«Me desquitaré de mis adversarios,
    me vengaré de mis enemigos.
25 Volveré mi mano contra ti,
    limpiaré tus escorias con lejía
    y quitaré todas tus impurezas.
26 Restauraré a tus líderes como al principio
    y a tus consejeros como al comienzo.
Entonces serás llamada
    “Ciudad de justicia”,
    “Ciudad fiel”».

27 Con justicia Sión será redimida
    y con rectitud, los que se arrepientan.
28 Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados
    y perecerán los que abandonan al Señor.

29 «Se avergonzarán de las encinas
    que ustedes tanto aman;
los jardines que eligieron
    les serán una afrenta,
30 como una encina con hojas marchitas,
    como un jardín sin agua.
31 El hombre fuerte se convertirá en estopa
    y su trabajo, en chispa;
arderán los dos juntos
    y no habrá quien los apague».

Canciones de alabanza

12 En aquel día tú dirás:

«Señor, yo te alabaré
    porque, aunque estabas enojado conmigo,
tu ira se ha calmado
    y me has dado consuelo.
¡Dios es mi salvación!
    Confiaré en él y no temeré.
El Señor es mi fuerza,
    el Señor es mi canción;
    ¡él es mi salvación!».
Con alegría sacarán ustedes agua
    de las fuentes de la salvación.

En aquel día dirán:

«Alaben al Señor, invoquen su nombre;
    den a conocer entre los pueblos sus obras;
    proclamen la grandeza de su nombre.
Canten salmos al Señor, porque ha hecho maravillas;
    que esto se dé a conocer en toda la tierra.
¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión,
    pues es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!».

Profecía contra Moab(A)

15 Profecía contra Moab:

La ciudad moabita de Ar está arruinada,
    ¡destruida en una noche!
La ciudad moabita de Quir está arruinada,
    ¡destruida en una noche!
Acuden los de Dibón al templo,
    a sus altares paganos para llorar.
    Moab está gimiendo por Nebo y por Medeba.
Rapadas están todas las cabezas
    y afeitadas todas las barbas.
Todos, deshechos en llanto,
    van por las calles, vestidos de luto;
    ¡gimen en los techos y en las plazas!
Hesbón y Elalé claman a gritos,
    hasta Yahaza se escuchan sus clamores.
Por eso gritan los valientes de Moab
    y se quedan sin aliento.

Mi corazón grita por Moab;
    sus fugitivos huyen hasta Zoar,
    hasta Eglat Selisiyá.
Suben llorando por la cuesta de Luhit;
    ante el desastre, gritan desesperados
    por el camino de Joronayin.
Se han secado las aguas de Nimrín;
    se ha marchitado la hierba.
Ya no hay vegetación,
    no ha quedado nada verde.
Por eso se llevaron, más allá del arroyo de los Sauces,
    las muchas riquezas que adquirieron y almacenaron.
Su grito desesperado va recorriendo la frontera de Moab.
    Llega su gemido hasta Eglayin,
    y aun llega hasta Ber Elín.
Llenas están de sangre las aguas de Dimón,
    y aún más plagas añadiré:
enviaré un león contra los moabitas fugitivos
    y contra los que permanezcan en la tierra.

16 Envíen corderos al gobernante del país,
    desde Selá, por el desierto,
    y hasta el monte de la hija de Sión.
Las mujeres de Moab,
    en los cruces del Arnón,
parecen aves que, espantadas,
    huyen de su nido.

«Danos un consejo;
    toma una decisión.
A plena luz del día,
    extiende tu sombra como la noche.
Esconde a los fugitivos;
    no traiciones a los refugiados.
Deja que los fugitivos de Moab
    encuentren en ti un refugio;
    ¡protégelos del destructor!».

Cuando la opresión llegue a su fin
    y la destrucción se acabe,
    el agresor desaparecerá de la tierra.
El trono se fundará en el amor
    y uno de la casa de David
    reinará sobre él con fidelidad:
será un juez celoso del derecho
    y experto en hacer justicia.

Hemos sabido que Moab
    es extremadamente orgulloso;
hemos sabido de su soberbia, de su orgullo y arrogancia,
    de su charlatanería sin sentido.
Por eso gimen los moabitas;
    todos ellos gimen por Moab.
Laméntense, aflíjanse,
    por las tortas de pasas de Quir Jaréset.
Se han marchitado los campos de Hesbón,
    lo mismo que la viña de Sibmá.
Los gobernantes de las naciones
    han pisoteado los viñedos más selectos,
los que llegaban hasta Jazer
    y se extendían hacia el desierto.
Sus retoños se extendían
    y cruzaban el mar.
Por eso lloro, como llora Jazer,
    por la viña de Sibmá.
¡Y a ustedes, ciudades de Hesbón y de Elalé,
    las empapo con mis lágrimas!
Se han acallado los gritos de alegría
    por tu fruto maduro y tus cosechas.
10 Ya no hay en los huertos alegría ni regocijo.
    Nadie canta ni grita en los viñedos,
nadie pisa la uva en los lagares;
    yo puse fin al clamor en la vendimia.
11 Por eso vibran mis entrañas por Moab
    como las cuerdas de un arpa;
    vibra todo mi ser por Quir Jares.
12 Por más que acuda Moab a sus altares paganos
    no logrará sino fatigarse;
cuando vaya a orar a su santuario,
    todo lo que haga será en vano.

13 Esta es la palabra que el Señor pronunció en el pasado contra Moab. 14 Pero ahora el Señor dice: «Dentro de tres años, contados como los cuenta un jornalero, el esplendor de Moab y de toda su inmensa multitud será despreciado, y pocos y débiles serán sus sobrevivientes».

Profecía contra Damasco

17 Profecía contra Damasco:

«¡Miren a Damasco!
    ¡Ya no será una ciudad!
    ¡Será convertida en un montón de escombros!
Abandonadas quedarán las ciudades de Aroer;
    serán pastizales donde los rebaños
    comerán sin que nadie los asuste.
Efraín perderá la ciudad fortificada;
    Damasco se quedará sin realeza.
El remanente de Aram
    será como la gloria de los israelitas»,
    afirma el Señor de los Ejércitos.

«En aquel día se debilitará la gloria de Jacob
    y se consumirá la gordura de su cuerpo.
Será como el segador que recoge la mies
    y cosecha el grano con su brazo;
será como cuando se recoge el grano
    en el valle de Refayin.
Pero quedarán algunas uvas,
    como cuando se golpea el olivo
y dos o tres aceitunas se quedan en las ramas más altas,
    y tal vez cuatro o cinco en todas las ramas del árbol»,
    afirma el Señor, el Dios de Israel.

En aquel día buscará el pueblo a su Hacedor;
    fijará la mirada en el Santo de Israel.
Ya no se fijará en los altares,
    que son obra de sus manos.
Tampoco volverá la mirada a las imágenes de Aserá
    ni a los altares de incienso que sus dedos fabricaron.

En aquel día las ciudades fortificadas, que fueron abandonadas por causa de los israelitas, serán como lugares abandonados que se convierten en bosques y matorrales. Todo será devastado.

10 Porque te olvidaste del Dios de tu salvación;
    no te acordaste de la Roca de tu fortaleza.
Por eso, aunque siembres las plantas más selectas
    y plantes vides importadas;
11 aunque las hagas crecer el día que las plantes
    y las hagas florecer al día siguiente,
en el día del dolor y de la enfermedad incurable
    la cosecha se malogrará.

12 ¡Ay del rugido de muchas naciones!
    ¡Braman como brama el mar!
¡Ay del clamor de los pueblos!
    ¡Su estruendo es como el de aguas caudalosas!
13 Aunque esos pueblos braman como aguas encrespadas;
    huyen lejos cuando él los reprende,
arrastrados por el viento como la paja de los cerros,
    como el polvo con el vendaval.
14 Al atardecer vendrá el terror repentino
    y antes del amanecer dejarán de existir.
Tal es el destino de quienes nos despojan;
    eso les espera a quienes nos saquean.

Profecía contra Etiopía

18 ¡Ay de la tierra de zumbantes langostas[a]
    más allá de los ríos de Cus,
que por las aguas del río Nilo
    envía emisarios en barcas de juncos!

Vayan, veloces mensajeros,
a una nación de gente alta y de piel brillante,
    a un pueblo temido por doquier,
a una nación agresiva y dominante,
    cuya tierra está surcada por ríos.

Cuando sobre las montañas
    se alce la bandera y suene la trompeta,
¡fíjense, habitantes del mundo!
    ¡Escuchen, pobladores de la tierra!
Así me dijo el Señor:
    «Desde mi morada miraré tranquilo,
como los candentes rayos del sol,
    como las nubes de rocío en el calor de la vendimia».
Porque antes de la vendimia,
    cuando la flor se cae y madura la uva,
se podarán los retoños
    y se arrancarán de raíz las ramas.
Todos ellos quedarán abandonados
    a las aves de rapiña
    y a los animales salvajes;
durante el verano
    serán el alimento de las aves de rapiña;
durante el invierno,
    de todos los animales salvajes.

En aquel tiempo

ese pueblo de alta estatura y de piel brillante,
    ese pueblo temido por doquier,
esa nación agresiva y dominante,
    cuya tierra está surcada por ríos,
    llevará ofrendas al Señor de los Ejércitos.

Se las llevará al monte Sión, al lugar donde habita el nombre del Señor de los Ejércitos.

Profecía contra Egipto

19 Profecía contra Egipto:

¡Miren al Señor!
    Llega a Egipto montado sobre una nube veloz.
Los ídolos de Egipto tiemblan en su presencia;
    el corazón de los egipcios desfallece en su interior.

«Incitaré a egipcio contra egipcio;
    luchará hermano contra hermano,
    amigo contra amigo,
    ciudad contra ciudad,
    reino contra reino.
Los egipcios quedarán desanimados
    y consultarán a los ídolos,
a los espíritus de los muertos,
    a las médiums y a los espiritistas,
    ¡pero yo frustraré sus planes!
Entregaré a los egipcios
    en manos de un amo cruel;
un rey de mano dura los gobernará»,
    afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos.

Se agotarán las aguas del Nilo;
    árido y reseco quedará el lecho del río.
Apestarán los canales
    y bajará el nivel de los arroyos de Egipto hasta dejarlos completamente secos.
    ¡Las cañas y los juncos quedarán marchitos!
A orillas del Nilo,
    en la desembocadura del río,
    la vegetación perderá su verdor.
Todos los sembrados junto al Nilo
    quedarán asolados, dejarán de existir.
Gemirán y se lamentarán todos los pescadores,
    los que lanzan anzuelos en el Nilo;
    desfallecerán los que echan redes en el agua.
Quedarán frustrados los que trabajan el hilo de lino peinado;
    perderán la esperanza los tejedores de lino fino.
10 Quedarán desalentados los fabricantes de telas;
    todos los asalariados se llenarán de angustia.

11 Los oficiales de Zoán no son más que unos necios;
    los consejeros más sabios dan a Faraón consejos insensatos.
¿Cómo se les ocurre decirle:
    «Yo soy uno de los sabios,
    discípulo de los antiguos reyes»?

12 ¿Dónde quedaron tus sabios?
    Que te muestren y te hagan saber
lo que el Señor de los Ejércitos
    ha planeado contra Egipto.
13 Los oficiales de Zoán se han vuelto necios;
    los líderes de Menfis se dejaron engañar.
Las piedras angulares de sus pueblos
    han hecho que Egipto pierda el rumbo.
14 El Señor ha infundido en ellos
    un espíritu de desconcierto.
En todo lo que hace Egipto le han hecho perder el rumbo.
    Como un borracho en su vómito, Egipto se tambalea.
15 Nada puede hacerse por Egipto,
    sea cabeza o cola, palmera o junco.

16 En aquel día los egipcios se volverán cobardes. Se estremecerán de terror ante la mano amenazante que el Señor de los Ejércitos agita contra ellos. 17 La tierra de Judá será un espanto para los egipcios. Por causa de lo que el Señor de los Ejércitos está planeando contra ellos, la sola mención de Judá llenará de espanto a los que oigan este nombre.

18 En aquel día habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán el idioma de Canaán y que jurarán lealtad al Señor de los Ejércitos. Una de ellas se llamará Ciudad del Sol.[b]

19 En aquel día habrá un altar para el Señor en el corazón mismo de Egipto y en su frontera un monumento al Señor. 20 Esto servirá en Egipto de señal y testimonio del Señor de los Ejércitos. Cuando ellos clamen al Señor por causa de sus opresores, él les enviará un salvador y defensor que los librará. 21 De modo que el Señor se dará a conocer a los egipcios y en aquel día ellos reconocerán al Señor: lo servirán con sacrificios y ofrendas de grano. Harán promesas al Señor y se las cumplirán. 22 El Señor herirá a los egipcios con una plaga y, aun hiriéndolos, los sanará. Ellos se volverán al Señor, y él responderá a sus ruegos y los sanará.

23 En aquel día habrá un camino desde Egipto hasta Asiria. Los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria, y unos y otros adorarán juntos. 24 En aquel día Israel será, junto con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra. 25 El Señor de los Ejércitos los bendecirá, diciendo: «Bendito sea Egipto, mi pueblo, y Asiria, obra de mis manos, e Israel, mi heredad».

Profecía contra Egipto y Cus

20 El año en que un alto oficial enviado por Sargón, rey de Asiria, fue a Asdod, atacó esa ciudad y la conquistó. En aquel tiempo el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amoz. Le dijo: «Anda, quítate la ropa de luto y las sandalias». Así lo hizo Isaías; anduvo desnudo y descalzo.

Entonces el Señor dijo: «Así como durante tres años mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo, como señal y presagio contra Egipto y Cus; así también, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos a los egipcios y a los desterrados de Cus, los llevará desnudos de la cintura hacia abajo, tanto a jóvenes como a viejos para vergüenza de Egipto. Y los que confían en Cus y se enorgullecen de Egipto quedarán desanimados y avergonzados. En aquel día los habitantes de esta costa dirán: “Fíjense, ahí tienen a los que eran nuestra esperanza, ¡aquellos a quienes acudíamos en busca de ayuda, para que nos libraran del rey de Asiria! Y ahora, ¿cómo podremos escapar?”».

Profecía contra Babilonia

21 Profecía contra el desierto junto al mar:[c]

Como torbellinos que pasan por el Néguev,
    se acercan invasores
    de una temible tierra del desierto.

Una visión terrible me ha sido revelada:
    el traidor traiciona, el destructor destruye.
¡Al ataque, Elam! ¡Al asedio, Media!
    Pondré fin a todo su gemido.

Por eso mi cuerpo se estremece de angustia,
    sufro de agudos dolores, como los de una parturienta;
lo que oigo, me aturde;
    lo que veo, me desconcierta.
Se estremece mi corazón,
    me hace temblar el terror;
el crepúsculo tan anhelado
    se me ha vuelto un espanto.

¡Ellos tienden las mesas,
    extienden los tapices,
    y comen y beben!
¡Oficiales, pónganse de pie!
    ¡Levántense y brillen los escudos!

Porque así me ha dicho el Señor:

«Ve y pon un centinela,
    que informe de todo lo que vea.
Cuando vea carros de combate
    tirados por parejas de caballos,
o gente montada en asnos
    o en camellos,
que preste atención,
    mucha atención».

Y el centinela[d] gritó:

«¡Día tras día, Señor,
    estoy de pie en la torre;
cada noche permanezco
    en mi puesto de guardia!
¡Ahí viene un hombre
    en un carro de combate tirado por un par de caballos!
Y este es su mensaje:
    “¡Ha caído, ha caído Babilonia!
¡Todas las imágenes de sus dioses
    han rodado por el suelo!”».

10 Pueblo mío, trillado y aventado como el trigo,
    yo te he anunciado lo que he oído
de parte del Señor de los Ejércitos,
    del Dios de Israel.

Profecía contra Edom

11 Profecía contra Dumá:[e]

Alguien me grita desde Seír:
    «Centinela, ¿cuánto queda de la noche?
    Centinela, ¿cuánto falta para que amanezca?».
12 El centinela responde:
    «Ya viene la mañana, pero también la noche.
Si quieren preguntar, pregunten;
    si quieren volver, vuelvan».

Profecía contra Arabia

13 Profecía contra Arabia:

Caravanas de Dedán,
    acampadas en los bosques de Arabia:
14 salgan al encuentro del sediento
    y ofrézcanle agua.
Habitantes de la tierra de Temá,
    ofrezcan alimento a los fugitivos,
15 porque huyen de la espada,
    de la espada desenvainada,
del arco tenso
    y del fragor de la batalla.

16 Porque así me dijo el Señor: «Dentro de un año, contado como lo cuenta un jornalero, toda la magnificencia de Cedar llegará a su fin. 17 Pocos serán los arqueros, los guerreros de Cedar, que sobrevivan». Lo ha dicho el Señor, el Dios de Israel.

Profecía contra Jerusalén

22 Profecía contra el valle de la visión:

¿Qué te pasa ahora,
    que has subido a las azoteas,
ciudad llena de disturbios,
    de tumultos y parrandas?
Tus muertos no cayeron a filo de espada
    ni murieron en batalla.
Todos tus jefes huyeron juntos,
    pero fueron capturados sin haber disparado una flecha.
Todos tus líderes fueron capturados
    mientras trataban de huir lejos.
Por eso dije: «Aparten su mirada de mí;
    voy a llorar amargamente.
No insistan en consolarme:
    ¡mi pueblo ha sido destruido!».

El Señor, el Señor de los Ejércitos,
    ha decretado un día de pánico,
un día de humillación y desconcierto
    en el valle de la visión,
un día para derribar muros
    y para levantar gritos de socorro a la montaña.
Montado en sus carros de combate y en caballos,
    Elam toma la aljaba;
    Quir saca el escudo a relucir.
Llenos de carros de combate están tus valles preferidos;
    apostados a la puerta están los jinetes.

¡Judá se ha quedado sin defensa!
    Aquel día ustedes se fijaron
    en el arsenal del Palacio del Bosque.
Vieron que en la Ciudad de David
    había muchas brechas;
en el estanque inferior
    guardaron agua.
10 Contaron las casas de Jerusalén
    y derribaron algunas para reforzar el muro.
11 Entre los dos muros construyeron un depósito
    para las aguas del estanque antiguo
pero no se fijaron en quien lo hizo
    ni consideraron al que hace tiempo lo planeó.

12 En aquel día el Señor,
    el Señor de los Ejércitos,
los llamó a llorar y a lamentarse,
    a raparse la cabeza y a usar ropa de luto.
13 ¡Pero miren, hay gozo y alegría!
    ¡Se sacrifican vacas, se matan ovejas,
    se come carne y se bebe vino!
«¡Comamos y bebamos,
    que mañana moriremos!».

14 El Señor de los Ejércitos me reveló al oído: «No se te perdonará este pecado hasta el día de tu muerte. Lo digo yo, el Señor, el Señor de los Ejércitos».

15 Así dice el Señor, el Señor de los Ejércitos:

«Ve a encontrarte con Sebna,
    el mayordomo, que está a cargo del palacio y dile:
16 ¿Qué haces aquí?
    ¿Quién te dio permiso para cavarte aquí un sepulcro?
¿Por qué tallas en lo alto tu lugar de reposo
    y lo esculpes en la roca?

17 »Mira, hombre poderoso, el Señor está a punto de agarrarte
    y arrojarte con violencia.
18 Te hará rodar como pelota
    y te lanzará a una tierra inmensa.
Allí morirás; allí quedarán
    tus gloriosos carros de combate.
    ¡Serás la vergüenza de la casa de tu señor!
19 Te destituiré de tu cargo
    y serás expulsado de tu puesto.

20 »En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquín, hijo de Jilquías. 21 Le pondré tu túnica, le colocaré tu faja y le daré tu autoridad. Será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la tribu de Judá. 22 Sobre sus hombros pondré la llave de la casa de David; lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo. 23 Como a una estaca, lo clavaré en un lugar firme y será como un trono de honor para la descendencia de su padre. 24 De él dependerá toda la gloria de su familia: sus descendientes, sus vástagos y toda la vajilla pequeña, desde los cántaros hasta las tazas.

25 »En aquel día —afirma el Señor de los Ejércitos—, cederá la estaca clavada en el lugar firme; será arrancada de raíz y se vendrá abajo con la carga que colgaba de ella». El Señor mismo lo ha dicho.

Profecía contra Tiro

23 Profecía contra Tiro:

¡Giman, barcos de Tarsis!,
    porque fueron destruidas su casa y su puerto.
Desde la tierra de Chipre
    les ha llegado la noticia.

¡Callen, habitantes de la costa,
    comerciantes de Sidón,
    ciudad que han enriquecido los marinos!
Sobre las grandes aguas
    llegó el grano de Sijor;
Tiro se volvió el centro comercial de las naciones;
    la cosecha del Nilo le aportaba ganancias.

Avergüénzate, Sidón, fortaleza del mar,
    porque el mar ha dicho:
«No he estado con dolores de parto ni he dado a luz;
    no he criado hijos ni educado hijas».
Cuando la noticia llegue a Egipto,
    lo que se diga de Tiro los angustiará.

Pasen a Tarsis;
    giman, habitantes de la costa.
¿Es esta su ciudad alegre,
    la ciudad tan antigua,
cuyos pies la han llevado
    a establecerse en tierras lejanas?
¿Quién planeó esto contra Tiro,
    la ciudad que confiere coronas,
cuyos comerciantes son príncipes,
    y sus negociantes reconocidos en la tierra?
Lo planeó el Señor de los Ejércitos
    para abatir la altivez de toda gloria
    y humillar a toda la gente importante de la tierra.

10 Hija de Tarsis,
    cultiva[f] tu tierra como en el Nilo,
    porque tu puerto ya no existe.
11 El Señor ha extendido su mano sobre el mar
    y ha puesto a temblar a los reinos;
ha ordenado destruir las fortalezas de Canaán.
12 Él dijo:
    «¡Virgen oprimida, hija de Sidón:
    no volverás a alegrarte!

»Levántate y cruza hasta Chipre;
    ¡ni siquiera allí encontrarás descanso!».
13 ¡Mira la tierra de los babilonios![g]
    ¡Ese pueblo ya no existe!
Asiria la ha convertido
    en refugio de las fieras del desierto;
levantaron torres de asedio,
    demolieron sus fortalezas
    y las convirtieron en ruinas.

14 ¡Giman, barcos de Tarsis,
    porque destruida está su fortaleza!

15 En aquel tiempo Tiro será olvidada durante setenta años, que es lo que vive un rey. Pero al cabo de esos setenta años sucederá a Tiro lo que dice la canción de la prostituta:

16 «Tú, prostituta olvidada,
    toma un arpa y recorre la ciudad;
toca lo mejor que puedas y canta muchas canciones,
    para que te recuerden».

17 Al cabo de setenta años, el Señor se ocupará de Tiro, la cual volverá a venderse y prostituirse con todos los reinos de la tierra. 18 Pero sus ingresos y ganancias se consagrarán al Señor; no serán almacenados ni atesorados. Sus ganancias serán para los que habitan en presencia del Señor, para que se alimenten en abundancia y se vistan con ropas finas.

Juicio universal

24 Miren, el Señor arrasa la tierra
    y la devasta,
trastorna su faz
    y dispersa a sus habitantes.
Lo mismo pasará
    al pueblo y al sacerdote,
    al esclavo y al amo,
    a la esclava y a la señora,
    al comprador y al vendedor,
    al prestatario y al prestamista,
    al acreedor y al deudor.
La tierra será totalmente arrasada,
    saqueada por completo,
porque el Señor lo ha dicho.

La tierra languidece y se marchita;
    el mundo se marchita y desfallece;
    desfallecen los notables de la tierra.
La tierra yace profanada,
    pisoteada por sus habitantes,
porque han desobedecido las leyes,
    han violado los estatutos,
    han quebrantado el pacto eterno.
Por eso una maldición consume a la tierra
    y los culpables son sus habitantes.
Por eso el fuego los consume,
    y solo quedan unos cuantos.
Languidece el vino nuevo, desfallece la vid;
    gimen todos los corazones alegres.
Cesó el ritmo de los panderos,
    se aplacó el bullicio de los que se divierten,
    se apagó el júbilo del arpa.
Ya no beben vino mientras cantan;
    a los borrachos la cerveza les sabe amarga.
10 La ciudad del caos yace devastada;
    cerrado está el acceso a toda casa.
11 Clamor hay en las calles porque falta el vino;
    toda alegría se ha extinguido;
    el júbilo ha sido desterrado.
12 La ciudad está en ruinas;
    su puerta está hecha pedazos.
13 Así sucederá en medio de la tierra
    y entre las naciones,
como cuando a golpes se cosechan aceitunas,
    como cuando se recoge lo que sobra después de la vendimia.

14 El remanente eleva su voz y grita de alegría;
    desde el occidente aclama la majestad del Señor.
15 Por eso, glorifiquen al Señor en el oriente;
    el nombre del Señor, Dios de Israel,
    en las costas del mar.
16 Desde los confines de la tierra oímos cantar:
    «¡Gloria al justo!».

Pero yo digo: «¡Ay de mí!
    ¡Qué dolor me consume!».
Los traidores traicionan,
    los traidores maquinan traiciones.
17 ¡Terror, fosa y trampa
    están contra ti, habitante de la tierra!
18 Quien huya del grito de terror
    caerá en la fosa,
y quien suba del fondo de la fosa
    caerá en la trampa.

Abiertas están las compuertas de lo alto
    y tiemblan los cimientos de la tierra.
19 La tierra se quiebra, se desintegra;
    la tierra se agrieta, se resquebraja;
    la tierra tiembla y retiembla.
20 La tierra se tambalea como un borracho,
    se sacude como una choza.
Tanto pesa sobre ella su rebelión
    que caerá para no volver a levantarse.

21 En aquel día el Señor castigará
    a los ejércitos celestiales en el cielo
    y a los reyes terrenales en la tierra.
22 Serán amontonados en un pozo,
    como prisioneros entre rejas
    y, después de muchos días, se les castigará.
23 La luna se sonrojará
    y el sol se avergonzará,
porque sobre el monte Sión, sobre Jerusalén,
    reinará el Señor de los Ejércitos,
    glorioso entre sus jefes.

Footnotes

  1. 18:1 langostas. Lit. alas.
  2. 19:18 del Sol (mss. hebreos, Qumrán y Vulgata); de la destrucción (TM).
  3. 21:1 el desierto junto al mar. Probable referencia al golfo Pérsico o a la llanura al sur de Babilonia.
  4. 21:8 el centinela (Qumrán y Siríaca); un león (TM).
  5. 21:11 En hebreo, Dumá significa silencio o quietud; juego de palabras con Edom.
  6. 23:10 cultiva (Qumrán y LXX); atraviesa (TM).
  7. 23:13 Lit. caldeos.

Angustia y auxilio

33 ¡Ay de ti, destructor, que no has sido destruido!
    ¡Ay de ti, traidor, que no has sido traicionado!
Cuando dejes de destruir,
    te destruirán;
cuando dejes de traicionar,
    te traicionarán.

Señor, ¡ten compasión de nosotros;
    pues en ti esperamos!
Sé nuestra fortaleza[a] cada mañana,
    nuestra salvación en tiempo de angustia.
Al estruendo de tu voz, huyen los pueblos;
    cuando te levantas, se dispersan las naciones.
Su botín se recoge como si fuera devorado por orugas;
    sobre él se lanza el enemigo como una bandada de langostas.

Exaltado es el Señor porque mora en las alturas,
    y llena a Sión de justicia y rectitud.
Él será la seguridad de tus tiempos,
    te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento;
    el temor del Señor será tu tesoro.

¡Miren cómo gritan sus valientes en las calles!
    ¡Amargamente lloran los mensajeros de paz!
Los caminos están desolados,
    nadie transita por los senderos.
El convenio se ha quebrantado,
    se desprecia a los testigos,[b]
    ¡a nadie se respeta!
La tierra está de luto y languidece;
    el Líbano se avergüenza y se marchita;
Sarón es como un desierto;
    Basán y el Carmelo pierden su follaje.

10 «Ahora me levantaré», dice el Señor.
    «Ahora seré exaltado,
    ahora seré ensalzado.
11 Ustedes conciben cizaña
    y dan a luz paja;
    ¡pero mi soplo será un fuego que los consumirá!
12 Los pueblos serán calcinados,
    como espinos cortados arderán en el fuego».

13 Ustedes que están lejos, oigan lo que he hecho;
    y ustedes que están cerca, reconozcan mi poder.
14 Los pecadores están aterrados en Sión;
    el temblor atrapa a los impíos:
«¿Quién de nosotros puede habitar en el fuego consumidor?
    ¿Quién de nosotros puede habitar en la hoguera eterna?».
15 Solo el que camina con justicia
    y habla con rectitud,
el que rechaza la ganancia de la extorsión
    y se sacude las manos para no aceptar soborno,
el que no presta oído a las conjuras de asesinato
    y cierra los ojos para no contemplar el mal.
16 Ese morará en las alturas;
    tendrá como refugio una fortaleza de rocas,
se le proveerá de pan
    y no le faltará el agua.

17 Tus ojos verán al rey en su esplendor
    y contemplarán una tierra que se extiende hasta muy lejos.
18 Dentro de ti meditarás acerca del terror y dirás:
    «¿Dónde está el que lleva la cuenta?
¿Dónde el recaudador de impuestos?
    ¿Dónde el que lleva el registro de las torres?».
19 No verás más a ese pueblo insolente,
    a ese pueblo de idioma confuso,
    de lengua extraña e incomprensible.

20 Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas;
    tus ojos verán a Jerusalén,
    morada apacible, campamento bien plantado;
sus estacas jamás se arrancarán
    ni se romperá ninguna de sus sogas.
21 Allí el Señor nos mostrará su poder.
    Será como un lugar de anchos ríos y canales.
Ningún barco de remos surcará sus aguas
    ni barcos poderosos navegarán por ellas.
22 Porque el Señor es nuestro juez;
    el Señor es nuestro legislador;
el Señor es nuestro rey:
    ¡Él nos salvará!

23 Tus cuerdas se han aflojado:
    No sostienen el mástil con firmeza
    ni se despliegan las velas.
Abundante botín habrá de repartirse
    y aun los cojos se dedicarán al saqueo.
24 Ningún habitante dirá: «Estoy enfermo»;
    y se perdonará la iniquidad del pueblo que allí habita.

Juicio contra las naciones

34 Naciones, ¡acérquense a escuchar!
    Pueblos, ¡presten atención!
¡Que lo oiga la tierra y todo lo que hay en ella;
    el mundo y todo lo que él produce!
El Señor está enojado con todas las naciones,
    airado con todos sus ejércitos.
Él los ha destruido por completo,
    los ha entregado a la matanza.
Serán arrojados sus muertos,
    hedor despedirán sus cadáveres,
    su sangre corre por las montañas.
Se desintegrará todo el ejército del cielo
    y se enrollará el cielo como un pergamino.
Todo su ejército perderá su esplendor,
    como lo pierde la hoja marchita de la vid
    o los higos secos de la higuera.

Mi espada se ha embriagado en el cielo;
    miren cómo desciende en juicio sobre Edom,
    pueblo que he condenado a la destrucción total.
La espada del Señor está bañada en sangre,
    en la sangre de corderos y machos cabríos;
cubierta está de grasa,
    de la grasa de los riñones de carneros.
Porque el Señor celebra un sacrificio en Bosra
    y una gran matanza en tierra de Edom.
Y con ellos caerán los toros salvajes,
    los terneros y los novillos.
Su tierra quedará empapada en sangre
    y su polvo se llenará de grasa.

Porque el Señor celebra un día de venganza,
    un año de retribución para defender la causa de Sión.
Los arroyos de Edom se volverán ríos de brea,
    su polvo se convertirá en azufre
    y en ardiente brea se volverá su tierra.
10 Ni de día ni de noche se extinguirá
    y su humo subirá por siempre.
Quedará desolada por todas las generaciones;
    nunca más transitará nadie por ella.
11 Se adueñarán de ella el búho del desierto y la lechuza;
    anidarán allí la lechuza y el cuervo.
Dios extenderá sobre Edom
    el cordel del caos
    y la plomada de la destrucción.
12 Sus nobles no tendrán allí
    nada que pueda llamarse reino;
    todos sus príncipes desaparecerán.
13 Los espinos invadirán sus palacios;
    las ortigas y las zarzas, sus fortalezas.
Se volverá guarida de chacales
    y nido de avestruces.
14 Las fieras del desierto se juntarán con las hienas
    y las cabras monteses se llamarán unas a otras;
allí también reposarán las aves nocturnas
    y encontrarán un lugar de descanso.
15 Allí el búho anidará y pondrá sus huevos;
    bajo sus alas incubará y cuidará a sus crías.
También allí se reunirán los halcones,
    cada cual con su pareja.

16 Consulten el libro del Señor y lean:

Ninguno de estos animales faltará;
    cada cual tendrá su pareja.
El Señor mismo ha dado la orden
    y su Espíritu los ha de reunir.
17 Él les ha asignado sus lugares;
    su mano les señaló su territorio.
Ellos los poseerán para siempre
    y morarán allí por todas las generaciones.

La alegría de los redimidos

35 Se alegrarán el desierto y el sequedal;
    se regocijará la estepa
    y florecerá como la rosa.
Florecerá y se regocijará:
    ¡gritará de alegría!
Se le dará la gloria del Líbano
    y el esplendor del Carmelo y de Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor,
    la majestad de nuestro Dios.

Fortalezcan las manos débiles,
    afirmen las rodillas temblorosas;
digan a los de corazón temeroso:
    «Sean fuertes, no tengan miedo.
Su Dios vendrá,
    vendrá con venganza;
con retribución divina
    vendrá a salvarlos».

Se abrirán entonces los ojos de los ciegos
    y se destaparán los oídos de los sordos;
saltará el cojo como un ciervo,
    y gritará de alegría la lengua del mudo.
Porque brotarán aguas en el desierto
    y torrentes en el sequedal.
La arena ardiente se convertirá en estanque,
    la tierra sedienta en manantiales burbujeantes.
Las guaridas donde se tendían los chacales
    serán morada de juncos y papiros.

Habrá allí una calzada
    que será llamada Camino de Santidad.
No viajarán por ella los impuros
    ni transitarán por ella los necios;
    será solo para los que siguen en ese camino.
No habrá allí ningún león,
    ni bestia feroz que por él pase;
    ¡allí no se les encontrará!
¡Por allí pasarán solamente los redimidos!
10     Volverán los rescatados del Señor
y entrarán en Sión con cantos de júbilo;
    su corona será el gozo eterno.
Se llenarán de regocijo y alegría,
    y se apartarán de ellos el dolor y los quejidos.

Footnotes

  1. 33:2 nuestra fortaleza (Siríaca, Targum y Vulgata); la fortaleza de ellos (TM).
  2. 33:8 los testigos (Qumrán); las ciudades (TM).

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