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Dicen: “¿Por qué ayunamos y no hiciste caso,
humillamos nuestras almas y no te diste por entendido?”
He aquí que en el día de vuestro ayuno
buscáis vuestro propio interés y oprimís a todos vuestros trabajadores.
He aquí que para contiendas y debates ayunáis,
y para herir con el puño inicuamente;
no ayunéis como lo hacéis hoy,
para que vuestra voz sea oída en lo alto.
¿Es éste el ayuno que yo escogí:
que de día aflija el hombre su alma,
que incline su cabeza como un junco
y haga cama de telas ásperas y de ceniza?
¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová?

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