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18 Y es que el reino de la muerte no te exalta, ni te alaba la muerte; tampoco los que bajan al sepulcro esperan tu verdad. 19 Sólo te alaban los que viven, como hoy vivo yo. Esta verdad la enseñarán los padres a sus hijos. 20 ¡El Señor me salvará! ¡Por eso todos los días de nuestra vida elevaremos nuestros cánticos en la casa del Señor!»

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