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18 En el lugar de los muertos no se te puede agradecer;
    los muertos no te pueden alabar.
Los que van al sepulcro
    no pueden confiar en tu fidelidad.
19 Son los que están vivos, los que tienen vida,
    quienes pueden darte gracias,
    como yo lo hago hoy.
Los padres enseñan a sus hijos
    acerca de tu fidelidad.
20 El SEÑOR me salva,
    así que todos los días de nuestra vida
tocaremos instrumentos de cuerda
    en el templo del SEÑOR».

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