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Jerusalén, en tus murallas he puesto centinelas
que ni de día ni de noche dejan de decir:
«No se queden callados los que invocan al Señor,
no lo dejen descansar
hasta que haya reconstruido a Jerusalén
y haya hecho que todo el mundo la alabe.»

El Señor ha jurado
alzando su poderoso brazo derecho:
«Nunca más permitiré
que tus enemigos se coman tu trigo
ni que los extranjeros se beban el vino
que has hecho con tu trabajo;
sino que ustedes mismos recogerán la cosecha,
se la comerán y me alabarán a mí;
y recogerán las uvas y beberán el vino
en los atrios de mi santo templo.»

10 Salgan, salgan por las puertas,
preparen el camino para mi pueblo.
Construyan con cuidado la calzada
y límpienla de piedras;
levanten la señal para llamar a las naciones.
11 El Señor anuncia esto
hasta el extremo de la tierra:
«Digan a la ciudad de Sión
que ha llegado ya su salvador.
El Señor trae a su pueblo
después de haberlo rescatado.»
12 A los israelitas los llamarán «El pueblo santo»,
«Los libertados por el Señor»,
y a Jerusalén, «La ciudad deseada»,
«La ciudad no abandonada».

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Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario.

10 Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. 11 He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra.(A) 12 Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.

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