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Confianza en Dios

33 Isaías anunció:

«¡Qué mal te va a ir, Asiria!
¡Tú eres el destructor de mi pueblo!
Cuando acabes de destruirlo,
también tú serás destruido;
cuando acabes de traicionarlo,
también tú serás traicionado».

Isaías continuó diciendo:

«Sálvanos, Dios nuestro;
¡ten compasión de nosotros!
Danos fuerzas cada mañana;
¡ayúdanos en momentos difíciles!

»Los pueblos huyen
al oír tus amenazas;
las naciones se dispersan
cuando muestras tu poder.
Los enemigos de esos pueblos
parecen saltamontes
que se lanzan sobre ellos
y les quitan sus riquezas.

»Dios nuestro,
tú eres el Dios soberano
que vive en el cielo.
Has hecho que en Jerusalén
haya honestidad y justicia;
nos haces vivir seguros;
tu sabiduría y tus conocimientos
nos han dado la salvación;
¡el obedecerte es nuestro tesoro!

Dios ayuda en el sufrimiento

»Nuestros valientes
gritan por las calles;
nuestros mensajeros de paz
lloran amargamente.
Los caminos están desiertos,
nadie transita por ellos;
se han roto los pactos,
se rechaza a los testigos,
y no hay respeto por nadie.
Todos en el país están tristes;
los bosques del Líbano
se han secado
y han perdido su color.
Todo el valle de Sarón
ha quedado hecho un desierto;
la región de Basán
y el monte Carmelo
han perdido su verdor».

10 Dios dice:

«Ahora mismo voy a actuar
y demostraré mi poder.
11 Todos los planes de Asiria
son pura paja y basura;
pero mi soplo es un fuego
que los quemará por completo.
12 Sus ejércitos arderán
como espinas en el fuego,
y quedarán reducidos a cenizas.
13 Ustedes, los que están lejos,
miren lo que hice;
y ustedes, los que están cerca,
reconozcan mi poder.

14 »En Jerusalén
los pecadores tiemblan,
los malvados se llenan de miedo
y gritan:
“No podremos sobrevivir
al fuego destructor de Dios;
¡ese fuego no se apaga
y no quedaremos con vida!”»

¿Quién se salvará en el juicio de Dios?

15-16 Isaías dijo:

«Sólo vivirá segura
la gente que es honesta
y siempre dice la verdad,
la que no se enriquece
a costa de los demás,
la que no acepta regalos
a cambio de hacer favores,
la que no se presta
a cometer un crimen,
¡la que ni siquiera se fija
en la maldad que otros cometen!
Esa gente tendrá como refugio
una fortaleza hecha de rocas;
siempre tendrá pan,
y jamás le faltará agua».

La gloria futura de Jerusalén

17 Isaías les dijo a los israelitas:

«Ustedes verán a un rey
en todo su esplendor;
verán un país tan grande
que parecerá no tener fronteras.
18 Y cuando se pongan a pensar
en el miedo que sentían, dirán:

“¿Y dónde han quedado
los que nos cobraban los impuestos?
¿Dónde están los contadores
que nos cobraban tanto dinero?”

19 »Ya no volverán a ver
a ese pueblo tan violento,
que hablaba un idioma
tan difícil y enredado
que nadie podía entender.
20 Fíjense en mi templo
y en la ciudad de Jerusalén:
¡allí celebraremos nuestras fiestas!
Será un lugar tan seguro
como una carpa bien plantada,
con estacas bien clavadas
y cuerdas que no se rompen.
21 ¡Allí Dios mostrará su poder!

»Jerusalén tendrá ríos muy anchos,
pero los barcos enemigos
no podrán pasar por allí.
22 Dios es nuestro juez
y nuestro rey.
¡Nuestro Dios nos salvará!

23 »Las naves de Asiria
tienen flojas las cuerdas,
su mástil tambalea
y no sostiene su bandera.
Sus enemigos, y hasta los cojos,
les quitan todas sus riquezas.
24 Pero Dios perdonará los pecados
de los habitantes de Jerusalén.
Ninguno de ellos volverá a decir:
“Siento que me muero”».

Jehová traerá salvación

33 ¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti.

Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación. Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al levantarte tú. Sus despojos serán recogidos como cuando recogen orugas; correrán sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas. Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia. Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro.

He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente. Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada a los hombres. Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.

10 Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido. 11 Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá. 12 Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego. 13 Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder. 14 Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? 15 El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; 16 este habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.

17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos. 18 Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba?, ¿qué del pesador del tributo?, ¿qué del que pone en lista las casas más insignes? 19 No verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas. 20 Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. 21 Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave. 22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. 23 Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín. 24 No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad.

Angustia y auxilio

33 ¡Ay de ti, destructor, que no has sido destruido!
    ¡Ay de ti, traidor, que no has sido traicionado!
Cuando dejes de destruir,
    te destruirán;
cuando dejes de traicionar,
    te traicionarán.

Señor, ¡ten compasión de nosotros;
    pues en ti esperamos!
Sé nuestra fortaleza[a] cada mañana,
    nuestra salvación en tiempo de angustia.
Al estruendo de tu voz, huyen los pueblos;
    cuando te levantas, se dispersan las naciones.
Su botín se recoge como si fuera devorado por orugas;
    sobre él se lanza el enemigo como una bandada de langostas.

Exaltado es el Señor porque mora en las alturas,
    y llena a Sión de justicia y rectitud.
Él será la seguridad de tus tiempos,
    te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento;
    el temor del Señor será tu tesoro.

¡Miren cómo gritan sus valientes en las calles!
    ¡Amargamente lloran los mensajeros de paz!
Los caminos están desolados,
    nadie transita por los senderos.
El convenio se ha quebrantado,
    se desprecia a los testigos,[b]
    ¡a nadie se respeta!
La tierra está de luto y languidece;
    el Líbano se avergüenza y se marchita;
Sarón es como un desierto;
    Basán y el Carmelo pierden su follaje.

10 «Ahora me levantaré», dice el Señor.
    «Ahora seré exaltado,
    ahora seré ensalzado.
11 Ustedes conciben cizaña
    y dan a luz paja;
    ¡pero mi soplo será un fuego que los consumirá!
12 Los pueblos serán calcinados,
    como espinos cortados arderán en el fuego».

13 Ustedes que están lejos, oigan lo que he hecho;
    y ustedes que están cerca, reconozcan mi poder.
14 Los pecadores están aterrados en Sión;
    el temblor atrapa a los impíos:
«¿Quién de nosotros puede habitar en el fuego consumidor?
    ¿Quién de nosotros puede habitar en la hoguera eterna?».
15 Solo el que camina con justicia
    y habla con rectitud,
el que rechaza la ganancia de la extorsión
    y se sacude las manos para no aceptar soborno,
el que no presta oído a las conjuras de asesinato
    y cierra los ojos para no contemplar el mal.
16 Ese morará en las alturas;
    tendrá como refugio una fortaleza de rocas,
se le proveerá de pan
    y no le faltará el agua.

17 Tus ojos verán al rey en su esplendor
    y contemplarán una tierra que se extiende hasta muy lejos.
18 Dentro de ti meditarás acerca del terror y dirás:
    «¿Dónde está el que lleva la cuenta?
¿Dónde el recaudador de impuestos?
    ¿Dónde el que lleva el registro de las torres?».
19 No verás más a ese pueblo insolente,
    a ese pueblo de idioma confuso,
    de lengua extraña e incomprensible.

20 Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas;
    tus ojos verán a Jerusalén,
    morada apacible, campamento bien plantado;
sus estacas jamás se arrancarán
    ni se romperá ninguna de sus sogas.
21 Allí el Señor nos mostrará su poder.
    Será como un lugar de anchos ríos y canales.
Ningún barco de remos surcará sus aguas
    ni barcos poderosos navegarán por ellas.
22 Porque el Señor es nuestro juez;
    el Señor es nuestro legislador;
el Señor es nuestro rey:
    ¡Él nos salvará!

23 Tus cuerdas se han aflojado:
    No sostienen el mástil con firmeza
    ni se despliegan las velas.
Abundante botín habrá de repartirse
    y aun los cojos se dedicarán al saqueo.
24 Ningún habitante dirá: «Estoy enfermo»;
    y se perdonará la iniquidad del pueblo que allí habita.

Footnotes

  1. 33:2 nuestra fortaleza (Siríaca, Targum y Vulgata); la fortaleza de ellos (TM).
  2. 33:8 los testigos (Qumrán); las ciudades (TM).