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Recompensa de los que guardan el pacto de Dios

56 Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo[a] para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.

Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo,[b] y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo[c] para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.(A) Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.

Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. 10 Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. 11 Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. 12 Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente.

Condenación de la idolatría de Israel

57 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria. ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas? Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificio. Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que la veías. Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol. 10 En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.

11 ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? 12 Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.

13 Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte. 14 Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. 15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 16 Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. 17 Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. 18 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; 19 produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano,(B) dijo Jehová; y lo sanaré. 20 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. 21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.(C)

El verdadero ayuno

58 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?

¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.

Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; 10 y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. 11 Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. 12 Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.

La observancia del día de reposo

13 Si retrajeres del día de reposo[d] tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, 14 entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.

Confesión del pecado de Israel

59 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad. Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras. Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos. Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. No conocieron camino de paz,(D) ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.

Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. 10 Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos. 11 Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros. 12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: 13 el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira. 14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 15 Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. 16 Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.(E) 17 Pues de justicia se vistió como de una coraza,(F) con yelmo de salvación en su cabeza;(G) tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, 18 como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa. 19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. 20 Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob,(H) dice Jehová.

21 Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.

La futura gloria de Sion

60 Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.

Alza tus ojos alrededor y mira, todos estos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti. Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová. Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.

¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas? Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.

10 Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. 11 Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones,(I) y conducidos a ti sus reyes. 12 Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será asolado. 13 La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies. 14 Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían,(J) y te llamarán Ciudad de Jehová, Sion del Santo de Israel.

15 En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie pasaba por ti, haré que seas una gloria eterna, el gozo de todos los siglos. 16 Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

17 En vez de bronce traeré oro, y por hierro plata, y por madera bronce, y en lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus opresores. 18 Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.

19 El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.(K) 20 No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados. 21 Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme. 22 El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.

Buenas nuevas de salvación para Sion

61 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos,(L) a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová,(M) y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;(N) a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.

Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo.

Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová.

10 En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.(O) 11 Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.

62 Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá,[e] y tu tierra, Beula;[f] porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.

Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario.

10 Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. 11 He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra.(P) 12 Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.

El día de la venganza de Jehová

63 ¿Quién es este que viene de Edom,(Q) de Bosra, con vestidos rojos? ¿Este hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar,(R) y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.(S) Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira.(T) Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.

Bondad de Jehová hacia Israel

De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades. Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad.

10 Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos. 11 Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño?, ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu, 12 el que los guio por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos,(U) haciéndose así nombre perpetuo, 13 el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran? 14 El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.

Plegaria pidiendo misericordia y ayuda

15 Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado? 16 Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre. 17 ¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad. 18 Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario. 19 Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre.

64 ¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.(V) Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. 10 Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad. 11 La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. 12 ¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?

Castigo de los rebeldes

65 Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban.(W) Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde,(X) el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos; pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos; que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; estos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día. He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno.

Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí. 10 Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor(Y) para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó. 11 Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; 12 yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.

13 Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; 14 he aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis. 15 Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a sus siervos llamará por otro nombre. 16 El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.

Cielos nuevos y tierra nueva

17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra;(Z) y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. 18 Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. 19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.(AA) 20 No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. 21 Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23 No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. 24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25 El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.(AB)

Los juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion

66 Jehová dijo así: El cielo es mi trono,(AC) y la tierra estrado de mis pies;(AD) ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?(AE) Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada.

Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos.

Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos.

Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo.(AF) ¿Quién oyó cosa semejante?, ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios.

10 Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; 11 para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria.

12 Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. 13 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. 14 Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos. 15 Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. 16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados.

17 Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.

18 Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 19 Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. 20 Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová. 21 Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová.

22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra(AG) que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 23 Y de mes en mes, y de día de reposo[g] en día de reposo,[h] vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.

24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará,(AH) y serán abominables a todo hombre.

Footnotes

  1. Isaías 56:2 Aquí equivale a sábado.
  2. Isaías 56:4 Aquí equivale a sábado.
  3. Isaías 56:6 Aquí equivale a sábado.
  4. Isaías 58:13 Aquí equivale a sábado.
  5. Isaías 62:4 Esto es, Mi deleite está en ella.
  6. Isaías 62:4 Esto es, Desposada.
  7. Isaías 66:23 Aquí equivale a sábado.
  8. Isaías 66:23 Aquí equivale a sábado.

Salvación para los demás

56 Así dice el Señor:

«Observen el derecho
    y practiquen la justicia,
porque mi salvación está por llegar;
    mi justicia va a manifestarse.
Dichoso el que así actúa
    y se mantiene firme en sus convicciones
el que observa el sábado sin profanarlo
    y se cuida de hacer lo malo».

El extranjero que por su propia voluntad se ha unido al Señor no debe decir:
    «El Señor me excluirá de su pueblo».
Tampoco debe decir el eunuco:
    «No soy más que un árbol seco».

Porque así dice el Señor:

«A los eunucos que observen mis sábados,
    que elijan lo que me agrada
    y sean fieles a mi pacto,
les concederé ver grabado su nombre
    dentro de mi Templo y de mis murallas;
    ¡eso les será mejor que tener hijos e hijas!
También les daré un nombre eterno
    que jamás será borrado.
Y a los extranjeros que se han unido al Señor
    para servirlo,
para amar el nombre del Señor
    y adorarlo,
a todos los que observan el sábado sin profanarlo
    y se mantienen firmes en mi pacto,
los llevaré a mi monte santo;
    los llenaré de alegría en mi casa de oración.
Aceptaré los holocaustos y sacrificios
    que ofrezcan sobre mi altar,
porque mi casa será llamada
    casa de oración para todos los pueblos».
Así dice el Señor y Dios,
    el que reúne a los desterrados de Israel:
«Reuniré a mi pueblo con otros pueblos,
    además de los que ya he reunido».

La acusación de Dios contra los malvados

Animales del campo y fieras del bosque,
    ¡vengan todos y devoren!
10 Ciegos están todos los guardianes de Israel;
    ninguno de ellos sabe nada.
Todos ellos son perros mudos,
    que no pueden ladrar.
Se acuestan y desvarían;
    les encanta dormitar.
11 Son perros de voraz apetito;
    nunca parecen saciarse.
Son pastores sin discernimiento;
    cada uno anda por su propio camino.
    Todos, sin excepción,
    procuran su propia ganancia.
12 «¡Vengan, busquemos vino
    y emborrachémonos con cerveza!
    —gritan a una voz—.
¡Y mañana haremos lo mismo que hoy,
    pero mucho mejor!».

57 El justo perece
    y a nadie le importa;
mueren los siervos fieles
    y nadie comprende
que el justo perece
    para ser librado del mal.
Los que van por el camino recto mueren en paz;
    hallan reposo en su lecho de muerte.

«Ustedes, hijos de hechicera,
    descendientes de adúltero con prostituta,
    ¡acérquense!
¿De quién quieren burlarse?
    ¿A quién hacen muecas despectivas
    y le sacan la lengua?
¿Acaso no son ustedes una camada de rebeldes
    y una descendencia de mentirosos?
Entre los robles y debajo de todo árbol frondoso,
    dan rienda suelta a su lujuria;
junto a los arroyos y en las grietas de las rocas,
    sacrifican a niños pequeños.
Las piedras lisas de los arroyos serán tu herencia;
    sí, ellas serán tu destino.
Ante ellas has derramado ofrendas líquidas
    y has presentado ofrendas de grano.
    Ante estas cosas, ¿me quedaré callado?
Sobre un monte alto y encumbrado pusiste tu lecho
    y hasta allí subiste para ofrecer sacrificios.
Detrás de tu puerta y de sus postes
    has puesto tus símbolos paganos.
Te alejaste de mí, te desnudaste,
    subiste al lecho que habías preparado;
entraste en arreglos con la gente con quienes deseabas acostarte
    y contemplaste su desnudez.
Acudiste a Moloc y le llevaste aceite de oliva,
    y multiplicaste tus perfumes.
Enviaste muy lejos a tus embajadores;
    ¡hasta los dominios de la muerte[a] los hiciste bajar!
10 De tanto andar te cansaste,
    pero no dijiste: “Hasta aquí llego”.
Lograste renovar tus fuerzas;
    por eso no desmayaste.

11 »¿Quién te asustó, quién te metió miedo,
    que me has engañado?
No te acordaste de mí
    ni me tomaste en cuenta.
¿Será que no me temes
    porque guardé silencio tanto tiempo?
12 Yo denunciaré tu justicia y tus obras,
    y de nada te servirán.
13 Cuando grites pidiendo ayuda,
    ¡que te salve tu colección de ídolos!
A todos ellos se los llevará el viento;
    con un simple soplo desaparecerán.
Pero el que se refugia en mí
    recibirá la tierra por herencia
    y tomará posesión de mi monte santo».

Consuelo para los contritos

14 Y se dirá:

«¡Construyan, construyan, preparen el camino!
    ¡Quiten los obstáculos del camino de mi pueblo!».
15 Porque lo dice el Alto y Excelso,
    el que vive para siempre, cuyo nombre es Santo:
«Yo habito en un lugar santo y sublime,
    pero también con el contrito y humilde de espíritu,
para reanimar el espíritu de los humildes
    y alentar el corazón de los quebrantados.
16 Mi litigio no será eterno
    ni estaré siempre enojado,
porque ante mí desfallecerían
    todos los seres vivientes que he creado.
17 Por causa de la perversa codicia de mi pueblo,
    me he enojado y lo he castigado;
    le he dado la espalda,
    pero él prefirió seguir sus obstinados caminos.
18 He visto sus caminos, pero lo sanaré;
    lo guiaré y lo colmaré de consuelo.
Y a los que lloran por él
19     les haré proclamar esta alabanza:
¡Paz a los que están lejos
    y paz a los que están cerca!
Yo los sanaré», dice el Señor,
20 «pero los malvados son como el mar agitado,
    que no puede calmarse,
    cuyas olas arrojan fango y lodo.
21 No hay paz para los malvados», dice mi Dios.

El verdadero ayuno

58 «¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas!
    Alza tu voz como trompeta.
Denúnciale a mi pueblo sus rebeldías;
    sus pecados, a los descendientes de Jacob.
Porque día tras día me buscan
    y desean conocer mis caminos,
como si fueran una nación que practicara la justicia,
    como si no hubieran abandonado mis mandamientos.
Me piden decisiones justas,
    desean acercarse a mí
y hasta me reclaman:
    “¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta?
    ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?”.

»Pero el día en que ustedes ayunan,
    hacen lo que desean y explotan a sus obreros.
Ustedes solo ayunan para pelear, reñir,
    y darse puñetazos a mansalva.
Si quieren que el cielo atienda sus ruegos,
    ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen!
¿Acaso el ayuno que he escogido
    es solo un día para que el hombre se mortifique?
¿Y solo para que incline la cabeza como un junco,
    se ponga ropa de luto y se cubra de ceniza?
¿A eso llaman ustedes día de ayuno
    y el día aceptable al Señor?

»El ayuno que he escogido,
¿no es más bien romper las cadenas de injusticia
    y desatar las correas del yugo,
poner en libertad a los oprimidos
    y romper toda atadura?
¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento
    y dar refugio a los pobres sin techo,
vestir al desnudo
    y no dar la espalda a los tuyos?
Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora,
    y al instante llegará tu sanidad;
tu justicia te abrirá el camino,
    y la gloria del Señor te seguirá.
Llamarás y el Señor responderá;
    pedirás ayuda y él dirá: “¡Aquí estoy!”.

»Si desechas el yugo de opresión,
    el dedo acusador y la lengua maliciosa,
10 si te dedicas a ayudar a los hambrientos
    y a saciar la necesidad del desvalido,
entonces brillará tu luz en las tinieblas
    y como el mediodía será tu noche.
11 El Señor te guiará siempre;
    te saciará en tierras resecas
    y fortalecerá tus huesos.
Serás como jardín bien regado,
    como manantial cuyas aguas no se agotan.
12 Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas
    y levantará los cimientos de antaño;
serás llamado “reparador de muros derruidos”,
    “restaurador de calles transitables”.

13 »Si dejas de profanar el sábado
    y no haces lo que deseas en mi día santo;
si llamas al sábado “delicia”
    y al día santo del Señor, “honorable”;
si te abstienes de profanarlo
    y lo honras no haciendo negocios
    ni profiriendo palabras inútiles,
14 entonces hallarás tu gozo en el Señor;
    sobre las cumbres de la tierra te haré cabalgar
    y haré que te deleites en la herencia de tu padre Jacob».
El Señor mismo lo ha dicho.

Pecado, confesión y redención

59 La mano del Señor no es corta para salvar
    ni es sordo su oído para oír.
Son las iniquidades de ustedes
    las que los separan de su Dios.
Son estos pecados los que lo llevan
    a ocultar su rostro para no escuchar.
Ustedes tienen las manos manchadas de sangre
    y los dedos manchados de iniquidad.
Sus labios dicen mentiras;
    su lengua murmura maldades.
Nadie clama por la justicia;
    nadie va a juicio con integridad.
Se confía en argumentos sin sentido y se mienten unos a otros.
    Conciben malicia y dan a luz perversidad.
Incuban huevos de víboras
    y tejen telarañas.
El que coma de estos huevos morirá;
    si uno de ellos se rompe, saldrá una culebra.
Sus tejidos no sirven para vestido;
    no podrán cubrirse con lo que fabrican.
Sus obras son obras de iniquidad
    y sus manos generan violencia.
Sus pies corren hacia el mal;
    se apresuran a derramar sangre inocente.
Sus pensamientos son perversos;
    dejan ruina y destrucción en sus caminos.
No conocen la senda de la paz;
    no hay justicia alguna en su camino.
Abren senderos tortuosos
    y el que anda por ellos no conoce la paz.

Por eso el derecho está lejos de nosotros,
    y la justicia queda fuera de nuestro alcance.
Esperábamos luz, pero todo es tinieblas;
    claridad, pero andamos en densa oscuridad.
10 Vamos palpando la pared como los ciegos,
    andamos a tientas como los que no tienen ojos.
En pleno mediodía tropezamos como si fuera de noche;
    andamos entre los fuertes como si estuviéramos muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos,
    gemimos como palomas.
Esperábamos la justicia y no llegó;
    la liberación sigue lejos de nosotros.

12 Tú sabes que son muchas nuestras rebeliones;
    nuestros pecados nos acusan.
Nuestras rebeliones no nos dejan;
    conocemos nuestras iniquidades.
13 Hemos sido rebeldes; hemos negado al Señor.
    Le hemos vuelto la espalda a nuestro Dios.
Fomentamos la opresión y la traición;
    proferimos las mentiras concebidas en nuestro corazón.
14 Así se vuelve la espalda al derecho
    y se mantiene alejada la justicia;
a la verdad se le hace tropezar en la plaza
    y no damos lugar a la honradez.
15 No se ve la verdad por ninguna parte;
    al que se aparta del mal lo despojan de todo.

El Señor lo ha visto y le ha disgustado
    ver que no hay justicia alguna.
16 Lo ha visto y le ha asombrado
    ver que no hay nadie que intervenga.
Por eso su propio brazo vendrá a salvarlos;
    su propia justicia lo sostendrá.
17 Se puso la justicia como coraza
    y se cubrió la cabeza con el casco de la salvación;
se vistió con ropas de venganza
    y se envolvió en el manto de sus celos.
18 Les pagará según sus obras;
    a las costas lejanas les dará su merecido:
furor para sus adversarios
    y retribución para sus enemigos.
19 Desde el occidente temerán al nombre del Señor,
    y desde el oriente respetarán su gloria.
Porque vendrá como un torrente caudaloso,
    impulsado por el soplo del Señor.

20 «El Redentor vendrá a Sión;
    ¡vendrá a todos los de Jacob que se arrepientan de su rebeldía!»,
    afirma el Señor.

21 «En cuanto a mí —dice el Señor—, este es mi pacto con ellos: Mi Espíritu que está sobre ti y mis palabras que he puesto en tus labios, no se apartarán más de ti, ni de tus hijos ni de sus descendientes, desde ahora y para siempre», dice el Señor.

La gloria de Sión

60 «¡Levántate y resplandece que tu luz ha llegado!
    ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!
Mira, las tinieblas cubren la tierra
    y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos.
Pero la aurora del Señor brillará sobre ti;
    ¡sobre ti se manifestará su gloria!
Las naciones serán guiadas por tu luz,
    y los reyes, por tu amanecer esplendoroso.

»Alza los ojos, mira a tu alrededor:
    todos se reúnen y acuden a ti.
Tus hijos llegan desde lejos;
    a tus hijas las traen en brazos.
Verás esto y te pondrás radiante de alegría;
    vibrará tu corazón y se henchirá de gozo;
porque te traerán los tesoros del mar,
    y te llegarán las riquezas de las naciones.
Te llenarás con caravanas de camellos,
    con dromedarios de Madián y de Efá.
Vendrán todos los de Sabá,
    cargando oro e incienso
    y proclamando las alabanzas del Señor.
En ti se reunirán todos los rebaños de Cedar,
    te servirán los carneros de Nebayot;
subirán como ofrendas agradables sobre mi altar,
    y yo embelleceré mi Templo glorioso.

»¿Quiénes son los que pasan como nubes
    y como palomas rumbo a su palomar?
En mí esperarán las costas lejanas,
    a la cabeza vendrán los barcos de Tarsis
trayendo de lejos a tus hijos
    y, con ellos, su plata y su oro,
para la honra del Señor tu Dios,
    el Santo de Israel,
    porque él te ha llenado de gloria.

10 »Los extranjeros reconstruirán tus muros,
    y sus reyes te servirán.
Aunque en mi furor te castigué,
    por mi bondad tendré compasión de ti.
11 Tus puertas estarán siempre abiertas;
    ni de día ni de noche se cerrarán.
Te traerán las riquezas de las naciones;
    ante ti desfilarán sus reyes.
12 La nación o el reino que no te sirva perecerá;
    quedarán arruinados por completo.

13 »Te llegará la gloria del Líbano,
    con los cipreses, junto a los pinos y los abetos,
para embellecer el lugar de mi santuario.
    Glorificaré el lugar donde reposan mis pies.
14 Ante ti vendrán a inclinarse los hijos de tus opresores;
    todos los que te desprecian se postrarán a tus pies,
y te llamarán “Ciudad del Señor”,
    “Sión del Santo de Israel”.

15 »Aunque fuiste abandonada y aborrecida,
    y nadie transitaba por tus calles,
haré de ti el orgullo eterno
    y la alegría de todas las generaciones.
16 Te alimentarás con la leche de las naciones,
    con la riqueza de los reyes serás amamantada.
Sabrás entonces que yo, el Señor, soy tu Salvador;
    que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor.
17 En vez de bronce te traeré oro;
    en lugar de hierro, plata.
En vez de madera te traeré bronce,
    y en lugar de piedras, hierro.
Haré que la paz te gobierne
    y que la justicia te rija.
18 Ya no se sabrá de violencia en tu tierra
    ni de ruina y destrucción en tus fronteras,
sino que llamarás a tus muros “Salvación”,
    y a tus puertas, “Alabanza”.
19 Ya no será el sol tu luz durante el día
    ni con su resplandor te alumbrará la luna,
porque el Señor será tu luz eterna;
    tu Dios será tu gloria.
20 Tu sol no volverá a ponerse
    ni menguará tu luna;
será el Señor tu luz eterna
    y llegarán a su fin tus días de duelo.
21 Entonces todo tu pueblo será justo
    y poseerá la tierra para siempre.
Serán el renuevo plantado por mí mismo,
    la obra maestra que me glorificará.
22 El más débil se multiplicará por miles,
    y el menor llegará a ser una nación poderosa.
Yo soy el Señor;
    cuando llegue el momento, actuaré sin demora».

El año del favor del Señor

61 El Espíritu del Señor y Dios está sobre mí,
    por cuanto me ha ungido
    para anunciar buenas noticias a los pobres.
Me ha enviado a sanar los corazones heridos,
    a proclamar libertad a los cautivos
    y la liberación de los prisioneros,
a pregonar el año del favor del Señor
    y el día de la venganza de nuestro Dios,
a consolar a todos los que están de duelo
    y a confortar a los dolientes de Sión.
Me ha enviado a darles una corona
    en vez de cenizas,
aceite de alegría
    en vez de luto,
traje de alabanza
    en vez de espíritu de desaliento.
Serán llamados robles de justicia,
    plantío del Señor,
    para mostrar su gloria.

Reconstruirán las ruinas antiguas
    y restaurarán los escombros de antaño;
repararán las ciudades en ruinas
    y los escombros de muchas generaciones.
Gente extraña pastoreará los rebaños de ustedes,
    sus campos y viñedos serán labrados por un pueblo extranjero.
Pero a ustedes los llamarán «sacerdotes del Señor»;
    les dirán «ministros de nuestro Dios».
Se alimentarán de las riquezas de las naciones,
    y se jactarán de los tesoros de ellas.

En vez de su vergüenza,
    mi pueblo recibirá doble porción;
en vez de deshonra,
    se regocijará en su herencia;
y así en su tierra recibirá doble herencia
    y su alegría será eterna.

«Yo, el Señor, amo la justicia,
    pero odio el robo y la iniquidad.
En mi fidelidad los recompensaré
    y haré con ellos un pacto eterno.
Sus descendientes serán conocidos entre las naciones,
    y sus vástagos, entre los pueblos.
Quienes los vean reconocerán
    que ellos son descendencia bendecida del Señor».

10 Me deleito mucho en el Señor;
    me regocijo en mi Dios.
Porque él me vistió con ropas de salvación
    y me cubrió con el manto de la justicia.
Soy semejante a un novio que luce su diadema
    o una novia adornada con sus joyas.
11 Porque, así como la tierra hace que broten los retoños
    y el huerto hace que germinen las semillas,
así el Señor y Dios hará que broten
    la justicia y la alabanza ante todas las naciones.

El nuevo nombre de Sión

62 Por amor a Sión no guardaré silencio,
    por amor a Jerusalén no desmayaré,
hasta que su justicia resplandezca como la aurora
    y como antorcha encendida su salvación.
Las naciones verán tu justicia
    y todos los reyes, tu gloria;
recibirás un nombre nuevo,
    que el Señor mismo te dará.
Serás en la mano del Señor como una corona esplendorosa,
    como una diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»
    ni a tu tierra la llamarán «Devastada»;
sino que serás llamada «Mi deleite»,[b]
    tu tierra se llamará «Mi esposa»;[c]
porque el Señor se deleitará en ti
    y tu tierra tendrá esposo.
Como un joven que se casa con una joven,
    así el que te edifica se casará contigo;
como un novio que se regocija por su novia,
    así tu Dios se regocijará por ti.

Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas
    que nunca callarán ni de día ni de noche.
Ustedes, los que invocan al Señor,
    no se den descanso;
ni tampoco lo dejen descansar, hasta que establezca a Jerusalén
    y la convierta en la alabanza de la tierra.

Por su mano derecha, por su brazo poderoso,
    ha jurado el Señor:
«Nunca más daré a tus enemigos
    tu grano como alimento,
ni se beberá gente extranjera
    el vino nuevo por el que trabajaste.
Alabando al Señor comerán el grano
    quienes lo hayan cosechado;
en los atrios de mi santuario beberán el vino
    quienes hayan trabajado en la vendimia».

10 ¡Pasen, pasen por las puertas!
    ¡Preparen el camino para el pueblo!
¡Construyan, construyan la carretera!
    ¡Quítenle todas las piedras!
    ¡Desplieguen sobre los pueblos la bandera!

11 He aquí lo que el Señor ha proclamado
    hasta los confines de la tierra:
«Digan a la hija de Sión:
    “¡Ahí viene tu Salvador!
Trae su premio consigo;
    su recompensa lo acompaña”».
12 Serán llamados «Pueblo santo»,
    «Redimidos del Señor»;
y tú serás llamada «Ciudad anhelada»,
    «Ciudad no abandonada».

El día de la venganza y la redención de Dios

63 ¿Quién es este que viene de Edom,
    desde Bosra, con ropas teñidas de rojo?
¿Quién es este de espléndido ropaje,
    que avanza[d] con fuerza arrolladora?

«Soy yo, el que habla con justicia,
    el que tiene poder para salvar».

¿Por qué están rojos tus vestidos,
    como los del que pisa las uvas en el lagar?

«He pisado el lagar yo solo;
    ninguno de los pueblos estuvo conmigo.
Los he pisoteado en mi enojo;
    los he aplastado en mi ira.
Su sangre salpicó mis vestidos,
    y me manché toda la ropa.
¡Ya tengo planeado el día de la venganza!
    ¡El año de mi redención ha llegado!
Miré, pero no hubo quien me ayudara,
    me asombró que nadie me diera apoyo.
Mi propio brazo me dio la victoria;
    mi propia ira me sostuvo.
En mi enojo pisoteé a los pueblos
    y los embriagué con la copa de mi ira;
    hice correr su sangre sobre la tierra».

Alabanza y oración

Recordaré las misericordias del Señor,
    y sus hechos dignos de alabanza,
por todo lo que hizo por nosotros,
    por su compasión y gran amor.
¡Sí, por la multitud de cosas buenas
    que ha hecho por los descendientes de Israel!
Declaró: «Verdaderamente son mi pueblo,
    hijos que no me engañarán».
    Así se convirtió en el Salvador de ellos.
Si ellos se angustiaban, él también se angustiaba;
    el ángel de su presencia los salvó.[e]
En su amor y misericordia los rescató;
    los levantó y los llevó
    en los tiempos de antaño.
10 Pero ellos se rebelaron
    y afligieron a su Santo Espíritu.
Por eso se convirtió en su enemigo
    y luchó él mismo contra ellos.

11 Su pueblo recordó los tiempos pasados,
    los tiempos de Moisés:
¿Dónde está el que los hizo subir del mar,
    con el pastor de su rebaño?
¿Dónde está el que puso
    su santo Espíritu entre ellos,
12 el que hizo que su glorioso brazo
    marchara a la derecha de Moisés,
el que separó las aguas a su paso,
    para ganarse renombre eterno?
13 ¿Dónde está el que los guio a través del mar profundo,[f]
como a caballo en el desierto,
    sin que ellos tropezaran?
14 El Espíritu del Señor les dio descanso,
    como a ganado que pasta en la llanura.
Fue así como guiaste a tu pueblo,
    para hacerte un nombre glorioso.

15 Mira bien desde el cielo;
    observa desde tu morada santa y gloriosa.
¿Dónde están tu celo y tu poder?
    ¡Se nos niega tu abundante compasión y ternura!
16 Pero tú eres nuestro Padre,
    aunque Abraham no nos conozca
    ni nos reconozca Israel;
tú, Señor, eres nuestro Padre;
    ¡tu nombre ha sido siempre «nuestro Redentor»!
17 ¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos
    y endureces nuestro corazón para que no te temamos?
Vuelve por amor a tus siervos,
    por las tribus que son tu herencia.
18 Tu pueblo poseyó por un tiempo tu santuario,
    pero ahora lo han pisoteado nuestros enemigos.
19 Estamos como si nunca nos hubieras gobernado,
    como si nunca hubiéramos llevado tu nombre.

64 ¡Oh, si rasgaras los cielos y descendieras!
    ¡Las montañas temblarían ante ti,
como cuando el fuego enciende la leña
    y hace que hierva el agua!
Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos,
    y ante ti temblarían las naciones.
Hiciste maravillas asombrosas cuando descendiste;
    ante tu presencia temblaron las montañas.
Fuera de ti, desde tiempos antiguos
    nadie ha escuchado ni percibido,
ni ojo alguno ha visto,
    a un Dios que como tú actúe en favor de quienes en él esperan.
Sales al encuentro de los que, alegres,
    practican la justicia y recuerdan tus caminos.
Pero te enojas si persistimos
    en desviarnos de ellos.[g]
    ¿Cómo podremos ser salvos?
Todos somos como gente impura;
    todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia.
Todos nos marchitamos como hojas;
    nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.
Nadie invoca tu nombre
    ni se esfuerza por aferrarse a ti.
Pues nos has dado la espalda
    y nos has entregado[h] en poder de nuestras iniquidades.

A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre;
    nosotros somos el barro y tú el alfarero.
    Todos somos obra de tu mano.
No te enojes demasiado, Señor;
    no te acuerdes siempre de nuestras iniquidades.
¡Considera, por favor,
    que todos somos tu pueblo!
10 Tus ciudades santas han quedado devastadas
    y hasta Sión se ha vuelto un desierto;
    Jerusalén ha quedado en ruinas.
11 Nuestro santo y glorioso Templo, donde te alababan nuestros antepasados,
    ha sido devorado por el fuego.
    Ha quedado en ruinas todo lo que más queríamos.
12 Ante todo esto, Señor, ¿no vas a hacer nada?
    ¿Vas a guardar silencio y afligirnos sin medida?

Juicio y salvación

65 «Me di a conocer a los que no preguntaban por mí;
    dejé que me hallaran los que no me buscaban.
A una nación que no invocaba mi nombre,
    dije: “¡Aquí estoy, aquí estoy!”.
Todo el día extendí mis manos
    hacia un pueblo rebelde,
que va por mal camino,
    siguiendo sus propios pensamientos.
Es un pueblo que en mi propia cara
    constantemente me provoca;
que ofrece sacrificios en los jardines
    y quema incienso sobre ladrillos;
que se sienta entre los sepulcros
    y pasa la noche en vigilias secretas;
que come carne de cerdo,
    y en sus ollas cocina caldo impuro;
que dice: “¡Manténganse alejados!
¡No se me acerquen!
    ¡Soy demasiado sagrado para ustedes!”.
Todo esto me fastidia como humo en la nariz;
    ¡es un fuego que arde todo el día!

»Ante mí ha quedado escrito;
    no guardaré silencio.
Les daré su merecido;
    lo sufrirán en carne propia,
tanto por las iniquidades de ustedes
    como por las de sus antepasados»,
    dice el Señor.
«Por cuanto ellos quemaron incienso en las montañas
    y me desafiaron en las colinas,
les haré sufrir en carne propia
    las consecuencias de sus acciones pasadas».

Así dice el Señor:

«Cuando alguien encuentra un buen racimo de uvas,
    dice: “No lo dañen,
    porque en él hay bendición”.
Del mismo modo actuaré yo por amor a mis siervos:
    No los destruiré a todos.
De Jacob sacaré descendientes,
    y de Judá, a los que poseerán mis montañas.
Las heredarán mis elegidos
    y allí morarán mis siervos.
10 Para mi pueblo que me busca,
    Sarón será corral de ovejas;
    el valle de Acor, corral de vacas.

11 »Pero a ustedes que abandonan al Señor
    y se olvidan de mi monte santo,
que para el dios de la fortuna preparan una mesa
    y para el dios del destino sirven vino mezclado,
12 los destinaré a la espada;
    todos ustedes se inclinarán para el degüello.
Porque llamé y no me respondieron,
    hablé y no me escucharon.
Más bien, hicieron lo malo ante mis ojos
    y optaron por lo que no me agrada».

13 Por eso, así dice el Señor y Dios:

«Mis siervos comerán,
    pero ustedes pasarán hambre;
mis siervos beberán,
    pero ustedes sufrirán de sed;
mis siervos se alegrarán,
    pero ustedes serán avergonzados.
14 Mis siervos cantarán
    con alegría de corazón,
pero ustedes clamarán
    con corazón angustiado;
    gemirán con espíritu quebrantado.
15 Mis escogidos heredarán el nombre de ustedes
    como una maldición.
El Señor y Dios les dará muerte,
    pero a sus siervos dará un nombre diferente.
16 Cualquiera que en el país invoque una bendición,
    lo hará por el Dios de la verdad;
y cualquiera que jure en esta tierra,
    lo hará por el Dios de la verdad.
Las angustias del pasado quedarán en el olvido,
    ocultas ante mis ojos.

Un cielo nuevo y una tierra nueva

17 »Presten atención, que estoy por crear
    un cielo nuevo y una tierra nueva.
No volverán a mencionarse las cosas pasadas
    ni se traerán a la memoria.
18 Alégrense más bien y regocíjense por siempre,
    por lo que estoy a punto de crear:
Estoy por crear una Jerusalén feliz,
    un pueblo lleno de alegría.
19 Me regocijaré por Jerusalén
    y me alegraré en mi pueblo;
no volverán a oírse en ella
    voces de llanto ni gritos de clamor.

20 »Nunca más habrá en ella
    niños que vivan pocos días
    ni ancianos que no completen sus años.
El que muera a los cien años
    será considerado joven;
pero el que no llegue[i] a esa edad
    será considerado maldito.
21 Construirán casas y las habitarán;
    plantarán viñas y comerán de su fruto.
22 Ya no construirán casas para que otros las habiten
    ni plantarán viñas para que otros coman.
Porque los días de mi pueblo
    serán como los de un árbol;
mis escogidos disfrutarán
    de las obras de sus manos.
23 No trabajarán en vano
    ni tendrán hijos para la desgracia;
tanto ellos como su descendencia
    serán simiente bendecida del Señor.
24 Antes que me llamen, yo les responderé;
    todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado.
25 El lobo y el cordero pacerán juntos;
    el león comerá paja como el buey
    y la serpiente se alimentará de polvo.
En todo mi monte santo
    no habrá quien haga daño ni destruya»,
    dice el Señor.

Juicio y esperanza

66 Así dice el Señor:

«El cielo es mi trono,
    y la tierra, el estrado de mis pies.
¿Qué casa me pueden construir?
    ¿Dónde estará el lugar de mi reposo?
Fue mi mano la que hizo todas estas cosas;
    fue así como llegaron a existir»,
    afirma el Señor.

«Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu,
    a los que tiemblan ante mi palabra.
Pero los que sacrifican toros
    son como los que matan hombres;
los que ofrecen corderos
    son como los que desnucan perros;
los que presentan ofrendas de grano
    son como los que ofrecen sangre de cerdo
y los que queman ofrendas de incienso
    son como los que adoran ídolos.
Ellos han escogido sus propios caminos,
    y se deleitan en sus abominaciones.
Pues yo también escogeré aflicciones para ellos
    y enviaré sobre ellos lo que tanto temen.
Porque nadie respondió cuando llamé;
    cuando hablé, nadie escuchó.
Más bien, hicieron lo que me ofende
    y optaron por lo que no me agrada».

Escuchen la palabra del Señor,
    ustedes que tiemblan ante su palabra:
«Así dicen sus hermanos que los odian
    y los excluyen por causa de mi nombre:
“¡Que el Señor sea glorificado,
    para que veamos la alegría de ustedes!”.
    Pero ellos serán los avergonzados.
Una voz resuena desde la ciudad,
    una voz surge del Templo:
Es la voz del Señor
    que da a sus enemigos su merecido.

»Antes de estar con dolores de parto,
    Jerusalén tuvo un hijo;
antes que le llegaran los dolores,
    dio a luz un varón.
¿Quién ha oído cosa semejante?
    ¿Quién ha visto jamás cosa igual?
¿Puede una nación nacer en un solo día?
    ¿Se da a luz un pueblo en un momento?
Sin embargo, Sión dio a luz sus hijos
    cuando apenas comenzaban sus dolores.
¿Podría yo abrir la matriz
    y no provocar el parto?»,
    dice el Señor.
«¿O cerraría yo el seno materno,
    siendo que yo hago dar a luz?»,
    dice tu Dios.
10 «Mas alégrense con Jerusalén y regocíjense por ella,
    todos los que la aman;
salten con ella de alegría
    todos los que por ella se conduelen.
11 Porque ustedes serán amamantados y saciados,
    y hallarán consuelo en su seno;
beberán hasta saciarse
    y se deleitarán en sus henchidos pechos».

12 Porque así dice el Señor:

«Hacia ella extenderé la paz como un torrente,
    y la riqueza de las naciones como río desbordado.
Ustedes serán amamantados, llevados en sus brazos,
    mecidos en sus rodillas.
13 Como madre que consuela a su hijo,
    así yo los consolaré a ustedes;
    en Jerusalén serán consolados».

14 Cuando ustedes vean esto, se regocijará su corazón,
    y su cuerpo florecerá como la hierba.
El Señor dará a conocer su poder entre sus siervos
    y su furor entre sus enemigos.
15 ¡Ya viene el Señor con fuego!
    ¡Sus carros de combate son como un torbellino!
Descargará su enojo con furor,
    y su reprensión con llamas de fuego.
16 Con fuego y con espada
    juzgará el Señor a todo mortal.
    ¡Muchos morirán a manos del Señor!

17 «Juntos perecerán los que se consagran y se purifican para entrar en los jardines, siguiendo a uno que va al frente,[j] y los que comen carne de cerdo, ratas y otras cosas abominables», afirma el Señor.

18 «Yo, por causa de sus acciones y sus pensamientos, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria.

19 »Les daré una señal y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Pul, Lud (famosa por sus arqueros), Tubal y Grecia, también a las costas lejanas que no han oído hablar de mi fama ni han visto mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria entre las naciones. 20 Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los traerán a mi monte santo en Jerusalén, como una ofrenda al Señor; los traerán en caballos, en carros de combate y en literas, y en mulas y camellos», dice el Señor. «Los traerán como traen los israelitas, en recipientes limpios, sus ofrendas de grano al Templo del Señor. 21 Y de ellos escogeré también a algunos, para que sean sacerdotes y levitas», dice el Señor.

22 «Porque, así como perdurarán en mi presencia el cielo nuevo y la tierra nueva que yo haré, así también perdurarán el nombre y los descendientes de ustedes», afirma el Señor. 23 «Sucederá que, de una luna nueva a otra y de un sábado a otro, toda la humanidad vendrá a postrarse ante mí», dice el Señor. 24 «Entonces saldrán y contemplarán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí. Porque no morirá el gusano que los devora ni su fuego se apagará. ¡Repulsivos serán a toda la humanidad!».

Footnotes

  1. 57:9 los dominios de la muerte. Lit. el Seol.
  2. 62:4 Lit. Hefzibá, que significa mi deleite es en ella.
  3. 62:4 Lit. Beulá, que significa casada.
  4. 63:1 avanza (Vulgata); se inclina (TM y Qumrán).
  5. 63:9 el ángel … salvó. Frases de difícil traducción.
  6. 63:13 mar profundo. Lit. abismos.
  7. 64:5 te enojas … de ellos. Frase de difícil traducción.
  8. 64:7 entregado (LXX, Targum y Siríaca); derretido (TM).
  9. 65:20 el que no llegue. Alt. el pecador que llegue.
  10. 66:17 al frente. Lit. en medio.

Recompensa de la fidelidad a la alianza

56 El Señor dice:
«Practiquen la justicia,
hagan lo que es recto,
porque pronto voy a llevar a cabo la liberación;
voy a mostrar mi poder salvador.
Dichoso el hombre que sigue estos mandatos
y los cumple con fidelidad,
que respeta el sábado y no lo profana,
que tiene buen cuidado de no hacer nada malo.»

Si un extranjero se entrega al Señor,
no debe decir:
«El Señor me tendrá separado de su pueblo.»
Ni tampoco el eunuco debe decir:
«Yo soy un árbol seco.»
Porque el Señor dice:
«Si los eunucos respetan mis sábados,
y si cumplen mi voluntad
y se mantienen firmes en mi alianza,
yo les daré algo mejor que hijos e hijas;
les concederé que su nombre quede grabado para siempre
en mi templo, dentro de mis muros;
les daré un nombre eterno,
que nunca será borrado.
Y a los extranjeros que se entreguen a mí,
para servirme y amarme,
para ser mis siervos,
si respetan el sábado y no lo profanan
y se mantienen firmes en mi alianza,
yo los traeré a mi monte sagrado
y los haré felices en mi casa de oración.
Yo aceptaré en mi altar sus holocaustos y sacrificios,
porque mi casa será declarada
casa de oración para todos los pueblos.
Yo haré que vuelvan y se reúnan
los que aún están en el destierro.»
Esto lo afirma el Señor,
que hace que vuelvan a reunirse
los israelitas que estaban dispersos.

Reproches a los malos jefes

Vengan, fieras salvajes;
vengan, animales del bosque,
a devorar el rebaño;
10 porque los guardianes de mi pueblo están ciegos,
no se dan cuenta de nada.
Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar;
se pasan la vida echados y soñando;
les encanta dormir.
11 Son perros hambrientos que nunca se llenan,
son pastores que no entienden nada;
cada uno sigue su propio camino,
sólo busca sus propios intereses.
12 Dicen: «Vamos a buscar vino y bebidas fuertes
para emborracharnos.
Y hagamos mañana lo mismo que hoy,
o mucho más aún.»

57 Los hombres honrados mueren
y nadie se preocupa;
los hombres buenos desaparecen,
y nadie entiende
que al morir se ven libres de los males
y entran en la paz.
Habían seguido un camino recto
y ahora descansan en sus tumbas.

Contra los cultos idolátricos

Acérquense ustedes, hijos de hechicera,
nacidos de un adúltero y una prostituta:
¿De quién se burlan ustedes?
¿A quién le hacen gestos de desprecio?
¿A quién le enseñan la lengua?
Ustedes son hijos de pecado, gente mentirosa;
debajo de los robles y de todo árbol frondoso
se entregan a actos inmorales,
y sacrifican niños junto a los arroyos,
en las grietas de las rocas.

«Israel,
tú prefieres dar culto a las piedras lisas del arroyo,
pues allí tienes un lugar destinado para ti.
A ellas les has derramado ofrendas de vino,
les has ofrecido cereales.
¿Y después de todo esto voy a sentirme contento?
En un monte alto y empinado pusiste tu cama,
y allá también has subido a ofrecer sacrificios.
Detrás de la puerta de tu casa
pusiste tus ídolos obscenos.
Te olvidaste de mí, te desnudaste
y te acostaste en tu ancha cama;
hiciste tratos con los hombres
con quienes querías acostarte,
y mirabas al ídolo.

»Corriste hacia el dios Mélec llevando aceite
y gran cantidad de perfumes;
enviaste mensajeros hasta muy lejos,
los hiciste bajar hasta el reino de la muerte.
10 Te cansaste de tantos viajes,
pero no reconociste que todo era inútil.
Tenías a la mano el sustento,
y por eso no te cansabas.

11 »¿Quiénes son esos dioses que tú temías y honrabas,
para que me fueras infiel
y me olvidaras por completo?
Cuando tú no me honrabas,
yo callaba y disimulaba.
12 Pero voy a denunciar tu conducta,
que tú crees tan perfecta.
13 Cuando grites pidiendo auxilio,
tus ídolos no te ayudarán ni te librarán.
A todos ellos se los llevará el viento;
un soplo los hará desaparecer.
En cambio, el que confía en mí
habitará en el país
y vivirá en mi monte santo.»

Castigo y curación de Israel

14 Entonces se oirá decir:
«Preparen un camino bien llano,
quiten los obstáculos para que pase mi pueblo.»
15 Porque el Altísimo,
el que vive para siempre
y cuyo nombre es santo, dice:
«Yo vivo en un lugar alto y sagrado,
pero también estoy con el humilde y afligido,
y le doy ánimo y aliento.
16 No estaré siempre acusando a mi pueblo,
ni estaré enojado todo el tiempo;
pues haría que los hombres que he creado
perdieran el ánimo ante mí.
17 A causa del pecado de Israel
estuve enojado un tiempo,
y lo castigué y me aparté de él;
pero él se rebeló y se dejó llevar de sus caprichos.
18 He visto su conducta,
pero lo sanaré y le daré descanso
y tranquilidad completa.
Yo consolaré a los tristes,
19 y diré a todos:
“¡Paz a los que están lejos,
y paz a los que están cerca!
¡Yo sanaré a mi pueblo!”
20 Pero los malos son como un mar agitado,
que no puede calmarse
y que arroja entre sus olas lodo y suciedad.
21 Para los malos no hay bienestar.»
Dios lo ha dicho.

El verdadero ayuno

58 El Señor me dijo:
«Grita fuertemente, sin miedo,
alza la voz como una trompeta;
reprende a mi pueblo por sus culpas,
al pueblo de Jacob por sus pecados.
Diariamente me buscan
y están felices de conocer mis caminos,
como si fueran un pueblo que hace el bien
y que no descuida mis leyes;
me piden leyes justas
y se muestran felices de acercarse a mí,
y, sin embargo, dicen:
“¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve?
¿Para qué sacrificarnos, si él no se da cuenta?”
El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios
y a explotar a sus trabajadores;
el día de ayuno lo pasan en disputas y peleas
y dando golpes criminales con los puños.
Un día de ayuno así, no puede lograr
que yo escuche sus oraciones.
¿Creen que el ayuno que me agrada
consiste en afligirse,
en agachar la cabeza como un junco
y en acostarse con ásperas ropas sobre la ceniza?
¿Eso es lo que ustedes llaman “ayuno”,
y “día agradable al Señor”?
Pues no lo es.
El ayuno que a mí me agrada consiste en esto:
en que rompas las cadenas de la injusticia
y desates los nudos que aprietan el yugo;
en que dejes libres a los oprimidos
y acabes, en fin, con toda tiranía;
en que compartas tu pan con el hambriento
y recibas en tu casa al pobre sin techo;
en que vistas al que no tiene ropa
y no dejes de socorrer a tus semejantes.
Entonces brillará tu luz como el amanecer
y tus heridas sanarán muy pronto.
Tu rectitud irá delante de ti
y mi gloria te seguirá.
Entonces, si me llamas, yo te responderé;
si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: “Aquí estoy.”
Si haces desaparecer toda opresión,
si no insultas a otros
ni les levantas calumnias,
10 si te das a ti mismo en servicio del hambriento,
si ayudas al afligido en su necesidad,
tu luz brillará en la oscuridad,
tus sombras se convertirán en luz de mediodía.
11 Yo te guiaré continuamente,
te daré comida abundante en el desierto,
daré fuerza a tu cuerpo
y serás como un jardín bien regado,
como un manantial al que no le falta el agua.
12 Tu pueblo reconstruirá las viejas ruinas
y afianzará los cimientos puestos hace siglos.
Llamarán a tu pueblo:
“reparador de muros caídos”,
“reconstructor de casa en ruinas”.

Sobre el sábado

13 «Respeta el sábado;
no te dediques a tus negocios en mi día santo.
Considera este día como día de alegría,
como día santo del Señor y digno de honor;
hónralo no dedicándote a tus asuntos,
ni buscando tus intereses y haciendo negocios.
14 Si haces esto, encontrarás tu alegría en mí,
y yo te llevaré en triunfo sobre las alturas del país
y te haré gozar de la herencia de tu padre Jacob.»
El Señor mismo lo ha dicho.

Culpa y castigo de Israel

59 El poder del Señor no ha disminuido
como para no poder salvar,
ni él se ha vuelto tan sordo
como para no poder oír.
Pero las maldades cometidas por ustedes
han levantado una barrera entre ustedes y Dios;
sus pecados han hecho que él se cubra la cara
y que no los quiera oír.
Ustedes tienen las manos manchadas de sangre
y los dedos manchados de crímenes;
sus labios dicen mentiras,
su lengua emite maldad.
Nadie hace denuncias justas,
ni va a juicio con honradez.
Confían más bien en la mentira
y en palabras falsas;
están preñados de maldad
y dan a luz el crimen.
Incuban huevos de víbora
y tejen telarañas;
el que come esos huevos, se muere,
y si uno los aplasta, salen serpientes venenosas.
Con esas telarañas no se hacen vestidos;
nadie puede vestirse con lo que ellos tejen.
Sus acciones son todas criminales:
sus manos trabajan para hacer violencia,
sus pies les sirven para correr al mal,
para darse prisa a derramar sangre inocente.
Sus pensamientos se dirigen al crimen,
y a su paso sólo dejan destrucción y ruina.
No conocen el camino de la paz,
no hay rectitud en sus acciones.
Los caminos que siguen son torcidos;
los que andan por ellos no encuentran la paz.

Por eso la salvación se ha alejado de nosotros
y la liberación no se nos acerca;
esperábamos la luz, y no hay más que oscuridad;
esperábamos la claridad, y andamos en tinieblas.
10 Andamos a tientas, como ciegos junto a una pared,
como si no tuviéramos ojos;
en pleno mediodía tropezamos como si fuera de noche;
teniendo salud, estamos como muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos,
gemimos como palomas;
esperamos la salvación, pero no llega;
esperamos la liberación, pero está lejos.
12 Nosotros te hemos ofendido mucho,
y nuestros propios pecados nos acusan;
tenemos presentes nuestras culpas
y conocemos nuestras maldades.
13 Hemos sido rebeldes e infieles al Señor,
no quisimos seguir a nuestro Dios,
hemos hablado de violencia y de traición,
hemos hecho planes para engañar a los demás.
14 La justicia ha sido despreciada,
la rectitud se mantiene a distancia,
la sinceridad tropieza en la plaza pública
y la honradez no puede presentarse.
15 La sinceridad ha desaparecido,
y al que se aparta del mal le roban lo que tiene.

El Señor se ha disgustado
al ver que no hay justicia.

16 El Señor quedó asombrado
al ver que nadie ponía remedio a esto;
entonces actuó con su propio poder,
y él mismo obtuvo la victoria.
17 Se cubrió de triunfo como con una coraza,
se puso la salvación como un casco en la cabeza,
se vistió de venganza como con una túnica
y se envolvió de ira como con un manto.
18 El Señor dará a cada cual su merecido;
castigará a sus enemigos.
A quienes lo odian, les dará lo que se merecen;
aun a los que viven en los países del mar.
19 Todo el mundo, desde oriente hasta occidente,
respetará al Señor, al ver su majestad,
porque él vendrá como un río crecido
movido por un viento poderoso.
20 Vendrá como redentor de Sión
y de todos los descendientes de Jacob
que se arrepientan de sus culpas.
El Señor lo afirma.

21 El Señor dice:
«Yo hago una alianza con ustedes y les prometo
que mi poder y las enseñanzas que les he dado
no se apartarán jamás de ustedes
ni de sus descendientes
por toda la eternidad.»

La gloria de la nueva Jerusalén

60 Levántate, Jerusalén, envuelta en resplandor,
porque ha llegado tu luz
y la gloria del Señor brilla sobre ti.
La oscuridad cubre la tierra,
la noche envuelve a las naciones,
pero el Señor brillará sobre ti
y sobre ti aparecerá su gloria.
Las naciones vendrán hacia tu luz,
los reyes vendrán hacia el resplandor de tu amanecer.
Levanta los ojos, y mira a tu alrededor:
todos se reúnen y vienen hacia ti.
Tus hijos vendrán desde lejos;
tus hijas serán traídas en brazos.
Tú, al verlos, estarás radiante de alegría,
tu corazón se llenará de gozo;
te traerán los tesoros de los países del mar,
te entregarán las riquezas de las naciones.
Te verás cubierta de caravanas de camellos
que vienen de Madián y de Efá;
vendrán todos los de Sabá,
cargados de oro y de incienso,
y proclamarán las acciones gloriosas del Señor.
Todos los rebaños de Quedar serán para ti;
los carneros de Nebaiot estarán a tu servicio,
para que los ofrezcas al Señor en su altar
como ofrendas agradables,
y él hará aún más bello su hermoso templo.

¿Quiénes son esos que vuelan como nubes,
que van como palomas a sus palomares?
Son barcos que vienen juntos,
con las naves de Tarsis a la cabeza,
trayendo de lejos a tus hijos,
con su oro y su plata,
en honor de tu Señor, el Dios Santo de Israel,
quien te hizo gloriosa.
10 Gente extranjera reconstruirá tus murallas,
y sus reyes te servirán;
pues aunque en su ira el Señor te castigó,
ahora en su bondad te ha tenido compasión.
11 Tus puertas estarán siempre abiertas;
no se cerrarán de día ni de noche,
para que puedan traerte las riquezas de las naciones
y entren los reyes con su comitiva.
12 El país que no te sirva, perecerá;
naciones enteras serán destruidas.

13 El Señor dice a Jerusalén:
«Las riquezas del Líbano vendrán a ti:
pinos, abetos y cipreses,
para embellecer mi templo,
para dar gloria al lugar donde pongo mis pies.
14 Los hijos de los que te oprimieron
vendrán a humillarse delante de ti,
y todos los que te despreciaban
se arrodillarán a tus pies
y te llamarán “Ciudad del Señor”,
“Sión del Dios Santo de Israel”.
15 Ya no estarás abandonada,
odiada y sola,
sino que yo te haré gloriosa eternamente,
motivo de alegría para siempre.
16 Las naciones te darán sus mejores alimentos
y los reyes te traerán sus riquezas;
y reconocerás que yo, el Señor, soy tu salvador,
que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu redentor.

17 »En vez de bronce te daré oro,
en vez de hierro, plata,
en vez de madera, bronce,
y en vez de piedras, hierro.
Haré que la paz te gobierne
y que la rectitud te dirija.
18 En tu tierra no se volverá a oír
el ruido de la violencia,
ni volverá a haber destrucción y ruina en tu territorio,
sino que llamarás a tus murallas “Salvación”
y a tus puertas “Alabanza”.

19 »Ya no necesitarás que el sol te alumbre de día,
ni que la luna te alumbre de noche,
porque yo, el Señor, seré tu luz eterna;
yo, tu Dios, seré tu esplendor.
20 Tu sol no se ocultará jamás
ni tu luna perderá su luz,
porque yo, el Señor, seré tu luz eterna;
tus días de luto se acabarán.

21 »Todos los de tu pueblo serán gente honrada,
serán dueños de su país por siempre,
retoños de una planta que yo mismo he plantado,
obra que he hecho con mis manos
para mostrar mi gloria.
22 Este puñado tan pequeño se multiplicará por mil;
este pequeño número será una gran nación.
Yo soy el Señor,
yo haré que se realice pronto,
a su debido tiempo.»

Anuncio de salvación a Israel

61 El espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha consagrado;
me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres,
a aliviar a los afligidos,
a anunciar libertad a los presos,
libertad a los que están en la cárcel;
a anunciar el año favorable del Señor,
el día en que nuestro Dios
nos vengará de nuestros enemigos.
Me ha enviado a consolar a todos los tristes,
a dar a los afligidos de Sión
una corona en vez de ceniza,
perfume de alegría en vez de llanto,
cantos de alabanza en vez de desesperación.
Los llamarán «robles victoriosos»,
plantados por el Señor para mostrar su gloria.

Se reconstruirán las viejas ruinas,
se levantarán los edificios destruidos hace mucho,
y se repararán las ciudades en ruinas.
Los extranjeros se pondrán a cuidar
los rebaños, los campos y los viñedos de ustedes.
Y a ustedes los llamarán sacerdotes del Señor,
siervos de nuestro Dios.
Disfrutarán de la riqueza de otras naciones
y se adornarán con el esplendor de ellas.
Y como mi pueblo ha tenido que sufrir
doble porción de deshonra e insultos,
por eso recibirá en su país
doble porción de riquezas
y gozará de eterna alegría.

Porque el Señor ama la justicia,
y odia el robo y el crimen.
Él les dará fielmente su recompensa
y hará con ellos una alianza eterna.
Sus descendientes serán famosos entre las naciones;
todos los que los vean reconocerán
que son un pueblo que el Señor ha bendecido.

10 ¡Cómo me alegro en el Señor!
Me lleno de gozo en mi Dios,
porque me ha brindado su salvación,
¡me ha cubierto de victoria!
Soy como un novio que se pone su corona
o una novia que se adorna con sus joyas.
11 Porque así como nacen las plantas de la tierra
y brotan los retoños en un jardín,
así hará el Señor que brote su victoria
y que todas las naciones entonen cantos de alabanza.

62 Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado;
por amor a ti, Jerusalén, no descansaré
hasta que tu victoria brille como el amanecer
y tu salvación como una antorcha encendida.
Las naciones verán tu salvación,
todos los reyes verán tu gloria.
Entonces tendrás un nombre nuevo
que el Señor mismo te dará.
Tú serás una hermosa corona real
en la mano del Señor tu Dios.
No volverán a llamarte «Abandonada»,
ni a tu tierra le dirán «Destruida»,
sino que tu nombre será «Mi predilecta»,
y el de tu tierra, «Esposa mía».
Porque tú eres la predilecta del Señor,
y él será como un esposo para tu tierra.
Porque así como un joven se casa con su novia,
así Dios te tomará por esposa,
te reconstruirá y será feliz contigo,
como es feliz el marido con su esposa.
Jerusalén, en tus murallas he puesto centinelas
que ni de día ni de noche dejan de decir:
«No se queden callados los que invocan al Señor,
no lo dejen descansar
hasta que haya reconstruido a Jerusalén
y haya hecho que todo el mundo la alabe.»

El Señor ha jurado
alzando su poderoso brazo derecho:
«Nunca más permitiré
que tus enemigos se coman tu trigo
ni que los extranjeros se beban el vino
que has hecho con tu trabajo;
sino que ustedes mismos recogerán la cosecha,
se la comerán y me alabarán a mí;
y recogerán las uvas y beberán el vino
en los atrios de mi santo templo.»

10 Salgan, salgan por las puertas,
preparen el camino para mi pueblo.
Construyan con cuidado la calzada
y límpienla de piedras;
levanten la señal para llamar a las naciones.
11 El Señor anuncia esto
hasta el extremo de la tierra:
«Digan a la ciudad de Sión
que ha llegado ya su salvador.
El Señor trae a su pueblo
después de haberlo rescatado.»
12 A los israelitas los llamarán «El pueblo santo»,
«Los libertados por el Señor»,
y a Jerusalén, «La ciudad deseada»,
«La ciudad no abandonada».

Dios castiga a sus enemigos

63 —¿Quién es ése que viene de Bosrá, capital de Edom,
con su ropa teñida de rojo,
que viene vestido espléndidamente
y camina con fuerza terrible?

—Soy yo, que anuncio la victoria
y soy poderoso para salvar.

—¿Y por qué tienes rojo el vestido,
como si hubieras pisado uvas con los pies?

—Sí, estuve pisando las uvas yo solo,
nadie me ayudó;
lleno de ira pisoteé a mis enemigos,
los aplasté con furor,
y su sangre me salpicó los vestidos
y me manchó toda la ropa.
Yo decidí que un día tendría que hacer justicia;
había llegado el tiempo de libertar a mi pueblo.
Miré, y no había quien me ayudara;
quedé admirado de que nadie me apoyara.
Mi brazo me dio la victoria
y mi ira me sostuvo.
Lleno de ira aplasté a las naciones,
las destruí con furor
e hice correr su sangre por el suelo.

Bondad de Dios para Israel

Yo quiero hablar del amor del Señor,
cantar sus alabanzas
por todo lo que él ha hecho por nosotros,
por su inmensa bondad con la familia de Israel,
por lo que ha hecho en su bondad
y en su gran amor.
Él dijo: «Ellos son mi pueblo,
hijos que no habrán de traicionarme.»
Y él los salvó
de todas sus aflicciones.
No fue un enviado suyo quien los salvó;
fue el Señor en persona.
Él los libertó por su amor y su misericordia,
los levantó, los tomó en brazos.
Así lo ha hecho siempre.
10 Pero ellos se rebelaron contra el Señor
y ofendieron su santidad;
por eso se volvió
enemigo de ellos
y les hizo la guerra.
11 Ellos se acordaron de los tiempos antiguos,
de Moisés que libertó a su pueblo,
y se preguntaban:
«¿Dónde está Dios, que salvó del Nilo
a Moisés, pastor de su rebaño?
¿Dónde está el que puso en Moisés su santo espíritu,
12 el que hizo que su glorioso poder
acompañara a Moisés,
el que dividió el mar delante de su pueblo
para alcanzar fama eterna,
13 el que los hizo pasar por el fondo del mar sin resbalar,
como caballos por el desierto,
14 como ganado que baja a la llanura?»
El espíritu del Señor los guiaba.
Así condujo a su pueblo
y alcanzó fama y gloria.

Oración a Dios para implorar su ayuda

15 Mira, Señor, desde el cielo,
desde el lugar santo y glorioso en que vives.
¿Dónde están tu ardiente amor y tu fuerza?
¿Dónde están tus sentimientos?
¿Se agotó tu misericordia con nosotros?
16 ¡Tú eres nuestro padre!
Aunque Abraham no nos reconozca,
ni Israel se acuerde de nosotros,
tú, Señor, eres nuestro padre;
desde siempre eres nuestro redentor.
17 ¿Por qué, Señor, haces que nos desviemos de tus caminos,
y endureces nuestros corazones para que no te respetemos?
Cambia ya, por amor a tus siervos
y a las tribus que te pertenecen.
18 ¡Qué poco tiempo tu pueblo santo fue dueño del país!
Nuestros enemigos han pisoteado tu templo.
19 Estamos como si tú nunca nos hubieras gobernado,
como si nunca hubiéramos llevado tu nombre.

64 (63.19b) Ojalá rasgaras el cielo y bajaras
haciendo temblar con tu presencia las montañas,
(1) como cuando el fuego quema las zarzas
o hace hervir el agua.
Entonces tus enemigos conocerían tu nombre
y las naciones temblarían ante ti.
(2) Cuando hiciste cosas terribles que no esperábamos,
cuando bajaste, las montañas temblaron ante ti.
(3) Jamás se ha escuchado ni se ha visto
que haya otro dios fuera de ti
que haga tales cosas
en favor de los que en él confían.
(4) Tú aceptas a quien hace el bien con alegría
y se acuerda de hacer lo que tú quieres.

Tú estás enojado porque hemos pecado;
desde hace mucho te hemos ofendido.
(5) Todos nosotros somos como un hombre impuro;
todas nuestras buenas obras son como un trapo sucio;
todos hemos caído como hojas marchitas,
y nuestros crímenes nos arrastran como el viento.
(6) No hay nadie que te invoque
ni se esfuerce por apoyarse en ti;
por eso te ocultaste de nosotros
y nos has abandonado por causa de nuestra maldad.

(7) Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero;
¡todos fuimos hechos por ti mismo!
(8) Señor, no te enojes demasiado
ni te acuerdes siempre de nuestros crímenes.
¡Mira que somos tu pueblo!
10 (9) Tus santas ciudades están convertidas en desierto,
Jerusalén está en ruinas, destruida.
11 (10) Nuestro santuario glorioso,
donde nuestros padres te alababan,
quedó destruido por el fuego.
¡Todo lo que más queríamos está en ruinas!
12 (11) Y ante todo esto, Señor, ¿no vas a hacer nada?
¿Te vas a quedar callado
y vas a humillarnos hasta el extremo?

Acusación contra los rebeldes

65 El Señor dice:
«Los que no me habían pedido nada
fueron los que acudieron a mí;
los que no me habían buscado
fueron los que me encontraron.
A un pueblo que no me había invocado
fue al que le dije: “Aquí estoy.”
Todo el día extendí mis manos
para atraer a un pueblo rebelde
que iba por caminos perversos
siguiendo sus propios caprichos;
un pueblo que en mi propia cara
me ofendía continuamente;
que ofrecía sacrificios a los dioses en los jardines
y quemaba incienso en altares de ladrillo;
que se sentaba entre los sepulcros
y pasaba las noches en sitios escondidos;
que comía carne de cerdo
y llenaba sus ollas de caldos impuros.
Dicen: “Quédate ahí, no me toques;
soy demasiado sagrado para que me toques.”
Esa gente es como fuego que arde todo el día;
me molestan como el humo en las narices.
Pero todo esto está escrito delante de mí,
y no voy a quedarme cruzado de brazos;
voy a darles su merecido,
tanto por los crímenes de ellos
como por los de sus padres.
Ellos quemaban incienso sobre los montes
y me ofendían en las colinas.
Haré primero la cuenta
y les daré su merecido.»
El Señor lo ha dicho.

El Señor promete sus bendiciones

El Señor dice:
«Cuando las uvas tienen mucho jugo
la gente no las echa a perder,
porque pueden sacar mucho vino.
Así haré yo también por amor a mis siervos:
no destruiré a toda la nación.
Haré que Jacob tenga descendientes
y que haya gente en Judá que viva en mis montañas.
Mis elegidos poseerán la tierra,
mis servidores vivirán allí.
10 El valle de Sarón se llenará de rebaños
y en el valle de Acor pastará el ganado
que tendrá el pueblo que me busca.
11 Pero a ustedes que se apartan del Señor
y se olvidan de mi monte santo,
que ofrecen comida y vino
a Gad y Mení, dioses de la fortuna,
12 mala fortuna les espera:
los haré morir a filo de espada.
Porque yo los llamé y ustedes no respondieron;
les hablé y no me escucharon;
hicieron lo que yo no apruebo,
escogieron lo que a mí me disgusta.»

13 Por eso, el Señor dice:
«Mis servidores tendrán de comer,
pero ustedes sufrirán hambre;
ellos tendrán de beber,
pero ustedes sufrirán sed;
ellos se alegrarán,
pero ustedes quedarán en ridículo;
14 ellos cantarán de alegría
por el gozo de su corazón,
pero ustedes gritarán y llorarán
por la tristeza y la aflicción.
15 Mis elegidos usarán el nombre de ustedes
para maldecir y desear la muerte a otros,
pero a mis siervos les cambiaré de nombre.
16 Cualquiera que en el país pida una bendición,
la pedirá al Dios fiel;
y cualquiera que en el país haga un juramento,
jurará por el Dios fiel.
Las aflicciones anteriores han quedado olvidadas,
han desaparecido de mi vista.

17 »Miren, yo voy a crear
un cielo nuevo y una tierra nueva.
Lo pasado quedará olvidado,
nadie se volverá a acordar de ello.
18 Llénense de gozo y alegría para siempre
por lo que voy a crear,
porque voy a crear una Jerusalén feliz
y un pueblo contento que viva en ella.
19 Yo mismo me alegraré por Jerusalén
y sentiré gozo por mi pueblo.
En ella no se volverá a oír llanto
ni gritos de angustia.
20 Allí no habrá niños que mueran a los pocos días,
ni ancianos que no completen su vida.
Morir a los cien años será morir joven,
y no llegar a los cien años será una maldición.
21 La gente construirá casas y vivirá en ellas,
sembrará viñedos y comerá sus uvas.
22 No sucederá que uno construya y otro viva allí,
o que uno siembre y otro se aproveche.
Mi pueblo tendrá una vida larga, como la de un árbol;
mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos.
23 No trabajarán en vano
ni tendrán hijos que mueran antes de tiempo,
porque ellos son descendientes
de los que el Señor ha bendecido,
y lo mismo serán sus descendientes.
24 Antes que ellos me llamen,
yo les responderé;
antes que terminen de hablar,
yo los escucharé.
25 El lobo y el cordero comerán juntos,
el león comerá pasto, como el buey,
y la serpiente se alimentará de tierra.
En todo mi monte santo
no habrá quien haga ningún daño.»
El Señor lo ha dicho.

Contra el culto falso

66 El Señor dice:
«El cielo es mi trono
y la tierra es el estrado de mis pies.
¿Dónde podrán construirme una casa?
¿Dónde podrán hacerme un lugar de descanso?
¡Yo mismo hice todas estas cosas,
y así empezaron a existir!
Yo, el Señor, lo afirmo.

»El hombre en quien yo me fijo
es el pobre y afligido
que respeta mi palabra.
Pero hay quienes sacrifican un toro,
y también matan a un hombre;
degüellan una oveja, y también desnucan un perro;
ofrecen cereales, y también la sangre de un cerdo;
queman incienso, y también adoran a un ídolo.
A los que escogieron esos ritos detestables,
les encanta hacer todo esto.
Yo también escogeré el sufrimiento para ellos,
y les traeré lo que ellos tanto temen.
Porque llamé y nadie me respondió,
hablé y nadie me escuchó;
hicieron lo que yo no apruebo,
escogieron lo que a mí me disgusta.»

Juicio y liberación

Escuchen la palabra del Señor,
ustedes que respetan su palabra:
«Algunos compatriotas de ustedes, que los odian,
que los persiguen porque invocan mi nombre, dicen:
“Que el Señor muestre su gloria;
queremos verlos alegres.”
Pero ellos quedarán en ridículo.
Ese estruendo que viene de la ciudad,
ese ruido que viene del templo,
es el ruido que hace el Señor
al dar su merecido a sus enemigos.

»Sión dio a luz en un momento,
antes de sentir los dolores del parto.
¿Quién ha oído decir algo parecido?
¿Quién ha visto algo semejante?
¿Nace una nación en un solo día?
¿Nace un pueblo en un momento?
Pero cuando Sión comenzó a sentir los dolores,
en seguida dio a luz a sus hijos.
¿Cómo iba yo a impedir el nacimiento,
si yo soy quien hace dar a luz?»
El Señor tu Dios lo ha dicho.

10 «Alégrense con Jerusalén,
llénense de gozo con ella todos los que la aman;
únanse a su alegría
todos los que han llorado por ella;
11 y ella, como una madre,
los alimentará de sus consuelos
hasta que queden satisfechos.
12 Porque yo, el Señor, digo:
Yo haré que la paz venga sobre ella
como un río,
y las riquezas de las naciones
como un torrente desbordado.
Ella los alimentará a ustedes,
los llevará en sus brazos
y los acariciará sobre sus rodillas.
13 Como una madre consuela a su hijo,
así los consolaré yo a ustedes,
y encontrarán el consuelo en Jerusalén.»

14 Cuando ustedes vean esto, su corazón se alegrará;
su cuerpo se renovará como la hierba.
El Señor dará a conocer su poder entre sus siervos,
y su ira entre sus enemigos.
15 Porque el Señor llega en medio de fuego,
sus carros parecen un torbellino;
va a descargar el ardor de su ira
y las llamas ardientes de su castigo.
16 Sí, el Señor va a hacer el juicio con fuego,
va a juzgar a todo el mundo con su espada
y hará morir a muchos.

17-18 El Señor afirma:
«Los que se consagran y purifican
para el culto pagano en los jardines
siguiendo a uno que va en medio,
los que comen carne de cerdo, de rata
o de otros animales impuros,
serán exterminados de una sola vez,
porque yo conozco sus acciones y sus pensamientos.

»Entonces vendré yo mismo
a reunir a todos los pueblos y naciones,
y vendrán y verán mi gloria.
19 Yo les daré una señal:
dejaré que escapen algunos
y los enviaré a las naciones:
a Tarsis, a Libia,
a Lidia, país donde saben manejar el arco,
a Tubal, a Grecia
y a los lejanos países del mar,
que nunca han oído hablar de mí
ni han visto mi gloria;
ellos anunciarán mi gloria entre las naciones.
20 Harán venir de todas las naciones
a todos los compatriotas de ustedes,
a caballo, en carros, en literas,
en mulas y en camellos.
Serán una ofrenda para mí
en Jerusalén, mi monte santo,
como las ofrendas que traen los israelitas
en vasos limpios a mi templo.
Yo, el Señor, lo he dicho.

21 »A algunos de ellos los elegiré
para que sean sacerdotes y levitas.
Yo, el Señor, lo he dicho.»

22 También afirma el Señor:
«Así como el nuevo cielo y la nueva tierra
que yo voy a crear
durarán para siempre,
así también durarán tus descendientes y tu nombre.
23 Y cada mes, en el día de la luna nueva,
y cada semana, en el sábado,
todos los hombres vendrán a postrarse delante de mí.
Yo, el Señor, lo he dicho.

24 »Vendrán y verán los cadáveres de los hombres
que se rebelaron contra mí.
Los gusanos que se los comen no morirán,
y el fuego que los devora no se apagará.
¡Serán algo repugnante para toda la humanidad!»