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64 (63.19b) Ojalá rasgaras el cielo y bajaras
haciendo temblar con tu presencia las montañas,
(1) como cuando el fuego quema las zarzas
o hace hervir el agua.
Entonces tus enemigos conocerían tu nombre
y las naciones temblarían ante ti.
(2) Cuando hiciste cosas terribles que no esperábamos,
cuando bajaste, las montañas temblaron ante ti.
(3) Jamás se ha escuchado ni se ha visto
que haya otro dios fuera de ti
que haga tales cosas
en favor de los que en él confían.
(4) Tú aceptas a quien hace el bien con alegría
y se acuerda de hacer lo que tú quieres.

Tú estás enojado porque hemos pecado;
desde hace mucho te hemos ofendido.
(5) Todos nosotros somos como un hombre impuro;
todas nuestras buenas obras son como un trapo sucio;
todos hemos caído como hojas marchitas,
y nuestros crímenes nos arrastran como el viento.
(6) No hay nadie que te invoque
ni se esfuerce por apoyarse en ti;
por eso te ocultaste de nosotros
y nos has abandonado por causa de nuestra maldad.

(7) Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero;
¡todos fuimos hechos por ti mismo!
(8) Señor, no te enojes demasiado
ni te acuerdes siempre de nuestros crímenes.
¡Mira que somos tu pueblo!
10 (9) Tus santas ciudades están convertidas en desierto,
Jerusalén está en ruinas, destruida.
11 (10) Nuestro santuario glorioso,
donde nuestros padres te alababan,
quedó destruido por el fuego.
¡Todo lo que más queríamos está en ruinas!
12 (11) Y ante todo esto, Señor, ¿no vas a hacer nada?
¿Te vas a quedar callado
y vas a humillarnos hasta el extremo?

Acusación contra los rebeldes

65 El Señor dice:
«Los que no me habían pedido nada
fueron los que acudieron a mí;
los que no me habían buscado
fueron los que me encontraron.
A un pueblo que no me había invocado
fue al que le dije: “Aquí estoy.”
Todo el día extendí mis manos
para atraer a un pueblo rebelde
que iba por caminos perversos
siguiendo sus propios caprichos;
un pueblo que en mi propia cara
me ofendía continuamente;
que ofrecía sacrificios a los dioses en los jardines
y quemaba incienso en altares de ladrillo;
que se sentaba entre los sepulcros
y pasaba las noches en sitios escondidos;
que comía carne de cerdo
y llenaba sus ollas de caldos impuros.
Dicen: “Quédate ahí, no me toques;
soy demasiado sagrado para que me toques.”
Esa gente es como fuego que arde todo el día;
me molestan como el humo en las narices.
Pero todo esto está escrito delante de mí,
y no voy a quedarme cruzado de brazos;
voy a darles su merecido,
tanto por los crímenes de ellos
como por los de sus padres.
Ellos quemaban incienso sobre los montes
y me ofendían en las colinas.
Haré primero la cuenta
y les daré su merecido.»
El Señor lo ha dicho.

El Señor promete sus bendiciones

El Señor dice:
«Cuando las uvas tienen mucho jugo
la gente no las echa a perder,
porque pueden sacar mucho vino.
Así haré yo también por amor a mis siervos:
no destruiré a toda la nación.
Haré que Jacob tenga descendientes
y que haya gente en Judá que viva en mis montañas.
Mis elegidos poseerán la tierra,
mis servidores vivirán allí.
10 El valle de Sarón se llenará de rebaños
y en el valle de Acor pastará el ganado
que tendrá el pueblo que me busca.
11 Pero a ustedes que se apartan del Señor
y se olvidan de mi monte santo,
que ofrecen comida y vino
a Gad y Mení, dioses de la fortuna,
12 mala fortuna les espera:
los haré morir a filo de espada.
Porque yo los llamé y ustedes no respondieron;
les hablé y no me escucharon;
hicieron lo que yo no apruebo,
escogieron lo que a mí me disgusta.»

13 Por eso, el Señor dice:
«Mis servidores tendrán de comer,
pero ustedes sufrirán hambre;
ellos tendrán de beber,
pero ustedes sufrirán sed;
ellos se alegrarán,
pero ustedes quedarán en ridículo;
14 ellos cantarán de alegría
por el gozo de su corazón,
pero ustedes gritarán y llorarán
por la tristeza y la aflicción.
15 Mis elegidos usarán el nombre de ustedes
para maldecir y desear la muerte a otros,
pero a mis siervos les cambiaré de nombre.
16 Cualquiera que en el país pida una bendición,
la pedirá al Dios fiel;
y cualquiera que en el país haga un juramento,
jurará por el Dios fiel.
Las aflicciones anteriores han quedado olvidadas,
han desaparecido de mi vista.

17 »Miren, yo voy a crear
un cielo nuevo y una tierra nueva.
Lo pasado quedará olvidado,
nadie se volverá a acordar de ello.
18 Llénense de gozo y alegría para siempre
por lo que voy a crear,
porque voy a crear una Jerusalén feliz
y un pueblo contento que viva en ella.
19 Yo mismo me alegraré por Jerusalén
y sentiré gozo por mi pueblo.
En ella no se volverá a oír llanto
ni gritos de angustia.
20 Allí no habrá niños que mueran a los pocos días,
ni ancianos que no completen su vida.
Morir a los cien años será morir joven,
y no llegar a los cien años será una maldición.
21 La gente construirá casas y vivirá en ellas,
sembrará viñedos y comerá sus uvas.
22 No sucederá que uno construya y otro viva allí,
o que uno siembre y otro se aproveche.
Mi pueblo tendrá una vida larga, como la de un árbol;
mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos.
23 No trabajarán en vano
ni tendrán hijos que mueran antes de tiempo,
porque ellos son descendientes
de los que el Señor ha bendecido,
y lo mismo serán sus descendientes.
24 Antes que ellos me llamen,
yo les responderé;
antes que terminen de hablar,
yo los escucharé.
25 El lobo y el cordero comerán juntos,
el león comerá pasto, como el buey,
y la serpiente se alimentará de tierra.
En todo mi monte santo
no habrá quien haga ningún daño.»
El Señor lo ha dicho.

Contra el culto falso

66 El Señor dice:
«El cielo es mi trono
y la tierra es el estrado de mis pies.
¿Dónde podrán construirme una casa?
¿Dónde podrán hacerme un lugar de descanso?
¡Yo mismo hice todas estas cosas,
y así empezaron a existir!
Yo, el Señor, lo afirmo.

»El hombre en quien yo me fijo
es el pobre y afligido
que respeta mi palabra.
Pero hay quienes sacrifican un toro,
y también matan a un hombre;
degüellan una oveja, y también desnucan un perro;
ofrecen cereales, y también la sangre de un cerdo;
queman incienso, y también adoran a un ídolo.
A los que escogieron esos ritos detestables,
les encanta hacer todo esto.
Yo también escogeré el sufrimiento para ellos,
y les traeré lo que ellos tanto temen.
Porque llamé y nadie me respondió,
hablé y nadie me escuchó;
hicieron lo que yo no apruebo,
escogieron lo que a mí me disgusta.»

Juicio y liberación

Escuchen la palabra del Señor,
ustedes que respetan su palabra:
«Algunos compatriotas de ustedes, que los odian,
que los persiguen porque invocan mi nombre, dicen:
“Que el Señor muestre su gloria;
queremos verlos alegres.”
Pero ellos quedarán en ridículo.
Ese estruendo que viene de la ciudad,
ese ruido que viene del templo,
es el ruido que hace el Señor
al dar su merecido a sus enemigos.

»Sión dio a luz en un momento,
antes de sentir los dolores del parto.
¿Quién ha oído decir algo parecido?
¿Quién ha visto algo semejante?
¿Nace una nación en un solo día?
¿Nace un pueblo en un momento?
Pero cuando Sión comenzó a sentir los dolores,
en seguida dio a luz a sus hijos.
¿Cómo iba yo a impedir el nacimiento,
si yo soy quien hace dar a luz?»
El Señor tu Dios lo ha dicho.

10 «Alégrense con Jerusalén,
llénense de gozo con ella todos los que la aman;
únanse a su alegría
todos los que han llorado por ella;
11 y ella, como una madre,
los alimentará de sus consuelos
hasta que queden satisfechos.
12 Porque yo, el Señor, digo:
Yo haré que la paz venga sobre ella
como un río,
y las riquezas de las naciones
como un torrente desbordado.
Ella los alimentará a ustedes,
los llevará en sus brazos
y los acariciará sobre sus rodillas.
13 Como una madre consuela a su hijo,
así los consolaré yo a ustedes,
y encontrarán el consuelo en Jerusalén.»

14 Cuando ustedes vean esto, su corazón se alegrará;
su cuerpo se renovará como la hierba.
El Señor dará a conocer su poder entre sus siervos,
y su ira entre sus enemigos.
15 Porque el Señor llega en medio de fuego,
sus carros parecen un torbellino;
va a descargar el ardor de su ira
y las llamas ardientes de su castigo.
16 Sí, el Señor va a hacer el juicio con fuego,
va a juzgar a todo el mundo con su espada
y hará morir a muchos.

17-18 El Señor afirma:
«Los que se consagran y purifican
para el culto pagano en los jardines
siguiendo a uno que va en medio,
los que comen carne de cerdo, de rata
o de otros animales impuros,
serán exterminados de una sola vez,
porque yo conozco sus acciones y sus pensamientos.

»Entonces vendré yo mismo
a reunir a todos los pueblos y naciones,
y vendrán y verán mi gloria.
19 Yo les daré una señal:
dejaré que escapen algunos
y los enviaré a las naciones:
a Tarsis, a Libia,
a Lidia, país donde saben manejar el arco,
a Tubal, a Grecia
y a los lejanos países del mar,
que nunca han oído hablar de mí
ni han visto mi gloria;
ellos anunciarán mi gloria entre las naciones.
20 Harán venir de todas las naciones
a todos los compatriotas de ustedes,
a caballo, en carros, en literas,
en mulas y en camellos.
Serán una ofrenda para mí
en Jerusalén, mi monte santo,
como las ofrendas que traen los israelitas
en vasos limpios a mi templo.
Yo, el Señor, lo he dicho.

21 »A algunos de ellos los elegiré
para que sean sacerdotes y levitas.
Yo, el Señor, lo he dicho.»

22 También afirma el Señor:
«Así como el nuevo cielo y la nueva tierra
que yo voy a crear
durarán para siempre,
así también durarán tus descendientes y tu nombre.
23 Y cada mes, en el día de la luna nueva,
y cada semana, en el sábado,
todos los hombres vendrán a postrarse delante de mí.
Yo, el Señor, lo he dicho.

24 »Vendrán y verán los cadáveres de los hombres
que se rebelaron contra mí.
Los gusanos que se los comen no morirán,
y el fuego que los devora no se apagará.
¡Serán algo repugnante para toda la humanidad!»

64 ¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.(A) Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. 10 Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad. 11 La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. 12 ¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?

Castigo de los rebeldes

65 Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban.(B) Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde,(C) el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos; pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos; que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; estos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día. He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno.

Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí. 10 Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor(D) para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó. 11 Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; 12 yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.

13 Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; 14 he aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis. 15 Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a sus siervos llamará por otro nombre. 16 El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.

Cielos nuevos y tierra nueva

17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra;(E) y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. 18 Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. 19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.(F) 20 No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. 21 Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23 No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. 24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25 El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.(G)

Los juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion

66 Jehová dijo así: El cielo es mi trono,(H) y la tierra estrado de mis pies;(I) ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?(J) Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada.

Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos.

Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos.

Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo.(K) ¿Quién oyó cosa semejante?, ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios.

10 Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; 11 para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria.

12 Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. 13 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. 14 Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos. 15 Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. 16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados.

17 Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.

18 Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 19 Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. 20 Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová. 21 Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová.

22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra(L) que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 23 Y de mes en mes, y de día de reposo[a] en día de reposo,[b] vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.

24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará,(M) y serán abominables a todo hombre.

Notas al pie

  1. Isaías 66:23 Aquí equivale a sábado.
  2. Isaías 66:23 Aquí equivale a sábado.

64 ¡Oh, si rasgaras los cielos y descendieras!
    ¡Las montañas temblarían ante ti,
como cuando el fuego enciende la leña
    y hace que hierva el agua!
Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos,
    y ante ti temblarían las naciones.
Hiciste maravillas asombrosas cuando descendiste;
    ante tu presencia temblaron las montañas.
Fuera de ti, desde tiempos antiguos
    nadie ha escuchado ni percibido,
ni ojo alguno ha visto,
    a un Dios que como tú actúe en favor de quienes en él esperan.
Sales al encuentro de los que, alegres,
    practican la justicia y recuerdan tus caminos.
Pero te enojas si persistimos
    en desviarnos de ellos.[a]
    ¿Cómo podremos ser salvos?
Todos somos como gente impura;
    todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia.
Todos nos marchitamos como hojas;
    nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.
Nadie invoca tu nombre
    ni se esfuerza por aferrarse a ti.
Pues nos has dado la espalda
    y nos has entregado[b] en poder de nuestras iniquidades.

A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre;
    nosotros somos el barro y tú el alfarero.
    Todos somos obra de tu mano.
No te enojes demasiado, Señor;
    no te acuerdes siempre de nuestras iniquidades.
¡Considera, por favor,
    que todos somos tu pueblo!
10 Tus ciudades santas han quedado devastadas
    y hasta Sión se ha vuelto un desierto;
    Jerusalén ha quedado en ruinas.
11 Nuestro santo y glorioso Templo, donde te alababan nuestros antepasados,
    ha sido devorado por el fuego.
    Ha quedado en ruinas todo lo que más queríamos.
12 Ante todo esto, Señor, ¿no vas a hacer nada?
    ¿Vas a guardar silencio y afligirnos sin medida?

Juicio y salvación

65 «Me di a conocer a los que no preguntaban por mí;
    dejé que me hallaran los que no me buscaban.
A una nación que no invocaba mi nombre,
    dije: “¡Aquí estoy, aquí estoy!”.
Todo el día extendí mis manos
    hacia un pueblo rebelde,
que va por mal camino,
    siguiendo sus propios pensamientos.
Es un pueblo que en mi propia cara
    constantemente me provoca;
que ofrece sacrificios en los jardines
    y quema incienso sobre ladrillos;
que se sienta entre los sepulcros
    y pasa la noche en vigilias secretas;
que come carne de cerdo,
    y en sus ollas cocina caldo impuro;
que dice: “¡Manténganse alejados!
¡No se me acerquen!
    ¡Soy demasiado sagrado para ustedes!”.
Todo esto me fastidia como humo en la nariz;
    ¡es un fuego que arde todo el día!

»Ante mí ha quedado escrito;
    no guardaré silencio.
Les daré su merecido;
    lo sufrirán en carne propia,
tanto por las iniquidades de ustedes
    como por las de sus antepasados»,
    dice el Señor.
«Por cuanto ellos quemaron incienso en las montañas
    y me desafiaron en las colinas,
les haré sufrir en carne propia
    las consecuencias de sus acciones pasadas».

Así dice el Señor:

«Cuando alguien encuentra un buen racimo de uvas,
    dice: “No lo dañen,
    porque en él hay bendición”.
Del mismo modo actuaré yo por amor a mis siervos:
    No los destruiré a todos.
De Jacob sacaré descendientes,
    y de Judá, a los que poseerán mis montañas.
Las heredarán mis elegidos
    y allí morarán mis siervos.
10 Para mi pueblo que me busca,
    Sarón será corral de ovejas;
    el valle de Acor, corral de vacas.

11 »Pero a ustedes que abandonan al Señor
    y se olvidan de mi monte santo,
que para el dios de la fortuna preparan una mesa
    y para el dios del destino sirven vino mezclado,
12 los destinaré a la espada;
    todos ustedes se inclinarán para el degüello.
Porque llamé y no me respondieron,
    hablé y no me escucharon.
Más bien, hicieron lo malo ante mis ojos
    y optaron por lo que no me agrada».

13 Por eso, así dice el Señor y Dios:

«Mis siervos comerán,
    pero ustedes pasarán hambre;
mis siervos beberán,
    pero ustedes sufrirán de sed;
mis siervos se alegrarán,
    pero ustedes serán avergonzados.
14 Mis siervos cantarán
    con alegría de corazón,
pero ustedes clamarán
    con corazón angustiado;
    gemirán con espíritu quebrantado.
15 Mis escogidos heredarán el nombre de ustedes
    como una maldición.
El Señor y Dios les dará muerte,
    pero a sus siervos dará un nombre diferente.
16 Cualquiera que en el país invoque una bendición,
    lo hará por el Dios de la verdad;
y cualquiera que jure en esta tierra,
    lo hará por el Dios de la verdad.
Las angustias del pasado quedarán en el olvido,
    ocultas ante mis ojos.

Un cielo nuevo y una tierra nueva

17 »Presten atención, que estoy por crear
    un cielo nuevo y una tierra nueva.
No volverán a mencionarse las cosas pasadas
    ni se traerán a la memoria.
18 Alégrense más bien y regocíjense por siempre,
    por lo que estoy a punto de crear:
Estoy por crear una Jerusalén feliz,
    un pueblo lleno de alegría.
19 Me regocijaré por Jerusalén
    y me alegraré en mi pueblo;
no volverán a oírse en ella
    voces de llanto ni gritos de clamor.

20 »Nunca más habrá en ella
    niños que vivan pocos días
    ni ancianos que no completen sus años.
El que muera a los cien años
    será considerado joven;
pero el que no llegue[c] a esa edad
    será considerado maldito.
21 Construirán casas y las habitarán;
    plantarán viñas y comerán de su fruto.
22 Ya no construirán casas para que otros las habiten
    ni plantarán viñas para que otros coman.
Porque los días de mi pueblo
    serán como los de un árbol;
mis escogidos disfrutarán
    de las obras de sus manos.
23 No trabajarán en vano
    ni tendrán hijos para la desgracia;
tanto ellos como su descendencia
    serán simiente bendecida del Señor.
24 Antes que me llamen, yo les responderé;
    todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado.
25 El lobo y el cordero pacerán juntos;
    el león comerá paja como el buey
    y la serpiente se alimentará de polvo.
En todo mi monte santo
    no habrá quien haga daño ni destruya»,
    dice el Señor.

Juicio y esperanza

66 Así dice el Señor:

«El cielo es mi trono,
    y la tierra, el estrado de mis pies.
¿Qué casa me pueden construir?
    ¿Dónde estará el lugar de mi reposo?
Fue mi mano la que hizo todas estas cosas;
    fue así como llegaron a existir»,
    afirma el Señor.

«Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu,
    a los que tiemblan ante mi palabra.
Pero los que sacrifican toros
    son como los que matan hombres;
los que ofrecen corderos
    son como los que desnucan perros;
los que presentan ofrendas de grano
    son como los que ofrecen sangre de cerdo
y los que queman ofrendas de incienso
    son como los que adoran ídolos.
Ellos han escogido sus propios caminos,
    y se deleitan en sus abominaciones.
Pues yo también escogeré aflicciones para ellos
    y enviaré sobre ellos lo que tanto temen.
Porque nadie respondió cuando llamé;
    cuando hablé, nadie escuchó.
Más bien, hicieron lo que me ofende
    y optaron por lo que no me agrada».

Escuchen la palabra del Señor,
    ustedes que tiemblan ante su palabra:
«Así dicen sus hermanos que los odian
    y los excluyen por causa de mi nombre:
“¡Que el Señor sea glorificado,
    para que veamos la alegría de ustedes!”.
    Pero ellos serán los avergonzados.
Una voz resuena desde la ciudad,
    una voz surge del Templo:
Es la voz del Señor
    que da a sus enemigos su merecido.

»Antes de estar con dolores de parto,
    Jerusalén tuvo un hijo;
antes que le llegaran los dolores,
    dio a luz un varón.
¿Quién ha oído cosa semejante?
    ¿Quién ha visto jamás cosa igual?
¿Puede una nación nacer en un solo día?
    ¿Se da a luz un pueblo en un momento?
Sin embargo, Sión dio a luz sus hijos
    cuando apenas comenzaban sus dolores.
¿Podría yo abrir la matriz
    y no provocar el parto?»,
    dice el Señor.
«¿O cerraría yo el seno materno,
    siendo que yo hago dar a luz?»,
    dice tu Dios.
10 «Mas alégrense con Jerusalén y regocíjense por ella,
    todos los que la aman;
salten con ella de alegría
    todos los que por ella se conduelen.
11 Porque ustedes serán amamantados y saciados,
    y hallarán consuelo en su seno;
beberán hasta saciarse
    y se deleitarán en sus henchidos pechos».

12 Porque así dice el Señor:

«Hacia ella extenderé la paz como un torrente,
    y la riqueza de las naciones como río desbordado.
Ustedes serán amamantados, llevados en sus brazos,
    mecidos en sus rodillas.
13 Como madre que consuela a su hijo,
    así yo los consolaré a ustedes;
    en Jerusalén serán consolados».

14 Cuando ustedes vean esto, se regocijará su corazón,
    y su cuerpo florecerá como la hierba.
El Señor dará a conocer su poder entre sus siervos
    y su furor entre sus enemigos.
15 ¡Ya viene el Señor con fuego!
    ¡Sus carros de combate son como un torbellino!
Descargará su enojo con furor,
    y su reprensión con llamas de fuego.
16 Con fuego y con espada
    juzgará el Señor a todo mortal.
    ¡Muchos morirán a manos del Señor!

17 «Juntos perecerán los que se consagran y se purifican para entrar en los jardines, siguiendo a uno que va al frente,[d] y los que comen carne de cerdo, ratas y otras cosas abominables», afirma el Señor.

18 «Yo, por causa de sus acciones y sus pensamientos, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria.

19 »Les daré una señal y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Pul, Lud (famosa por sus arqueros), Tubal y Grecia, también a las costas lejanas que no han oído hablar de mi fama ni han visto mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria entre las naciones. 20 Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los traerán a mi monte santo en Jerusalén, como una ofrenda al Señor; los traerán en caballos, en carros de combate y en literas, y en mulas y camellos», dice el Señor. «Los traerán como traen los israelitas, en recipientes limpios, sus ofrendas de grano al Templo del Señor. 21 Y de ellos escogeré también a algunos, para que sean sacerdotes y levitas», dice el Señor.

22 «Porque, así como perdurarán en mi presencia el cielo nuevo y la tierra nueva que yo haré, así también perdurarán el nombre y los descendientes de ustedes», afirma el Señor. 23 «Sucederá que, de una luna nueva a otra y de un sábado a otro, toda la humanidad vendrá a postrarse ante mí», dice el Señor. 24 «Entonces saldrán y contemplarán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí. Porque no morirá el gusano que los devora ni su fuego se apagará. ¡Repulsivos serán a toda la humanidad!».

Notas al pie

  1. 64:5 te enojas … de ellos. Frase de difícil traducción.
  2. 64:7 entregado (LXX, Targum y Siríaca); derretido (TM).
  3. 65:20 el que no llegue. Alt. el pecador que llegue.
  4. 66:17 al frente. Lit. en medio.

64 1-2 El pueblo de Israel continuó su oración:

«¡Dios nuestro,
cómo quisiéramos
que abrieras el cielo y bajaras,
haciendo temblar las montañas
con tu presencia!
Así tus enemigos te reconocerían
como el único Dios.

»¡Cómo quisiéramos
que bajaras como el fuego
que hace hervir el agua
y quema la paja!
Así las naciones temblarían ante ti.

»Tus terribles hechos
nos dejaron sorprendidos;
por eso hasta las montañas
temblaron ante ti.

»Jamás se ha escuchado
ni se ha visto que otro dios
haya hecho grandes milagros
a favor de los que en él confían.
A ti te agradan
los que hacen el bien con alegría
y se acuerdan de obedecerte.

»Tú estás enojado
porque desde hace tiempo
hemos pecado y te hemos ofendido.
Aun nuestras mejores obras
son como un trapo sucio;
hemos caído como hojas secas,
y nuestros pecados
nos arrastran como el viento.
No hay nadie que te adore
ni haga nada para apoyarse en ti.
Somos unos malvados;
por eso te has escondido
y nos has abandonado.

»Dios, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro
y tú eres el alfarero:
¡tú eres nuestro creador!

»Dios, no te enojes demasiado
ni te acuerdes todo el tiempo
de nuestros pecados:
¡mira que somos tu pueblo!
10 Las ciudades de tu pueblo elegido
son ahora un desierto;
Jerusalén está en ruinas,
completamente destruida.

11 »Nuestro grandioso santuario,
donde nuestros padres te alababan,
ha sido destruido por el fuego.
¡Todo lo que tanto queríamos
ha quedado en ruinas!

12 »Y ahora, Dios nuestro,
no te quedes sin hacer nada;
no te quedes callado
ni nos humilles más».

Dios condena la idolatría

65 Dios dijo:

«Yo he salido al encuentro
de gente que no me buscaba;
a un pueblo que no me había llamado,
yo le dije: “Aquí estoy”.
Siempre he estado dispuesto
a recibir a ese pueblo rebelde,
que va por malos caminos
y sigue sus propios caprichos.
Ese pueblo siempre me ofende:
ofrece sacrificios a los ídolos
y quema incienso sobre unos ladrillos.

»Este pueblo se sienta en los sepulcros
y pasa la noche en las cuevas
para rendirles culto a sus muertos;
hasta come carne de cerdo
y llena sus ollas con el caldo
que ha ofrecido a los ídolos.

»Este pueblo anda diciendo:

“No se metan con nosotros;
somos un pueblo elegido por Dios”.

»Pero son un pueblo tan molesto
como el humo en las narices,
como un fuego que arde todo el día.
Por eso llevo la cuenta
de todo lo que hace,
y no me quedaré callado,
sino que le daré su merecido.

»Castigaré a este pueblo
por todos los crímenes que ha cometido.
Me ofendió grandemente
al quemar incienso a los ídolos
sobre los montes y las colinas.
Por eso, ajustaremos cuentas,
y le daré su merecido.
Les juro que así será».

Dios da a cada uno su merecido

Dios también dijo:

«Cuando las uvas están jugosas,
la gente no las desecha,
porque puede sacar mucho vino.
Por eso yo,
por amor a mis servidores,
no destruiré a toda la nación.
Haré que Israel y Judá
tengan muchos descendientes,
y que habiten esta tierra
llena de colinas y montañas.
Mis elegidos poseerán la tierra,
mis servidores habitarán allí.
10 En la llanura de Sarón
habrá muchas ovejas,
y en el valle de Acor
pastará el ganado
que tendrá mi pueblo fiel.

11 »Pero a ustedes,
que se apartan de mí,
que se olvidan de mi templo,
y ofrecen comida y vino
a los dioses de la buena fortuna
y del destino,
12 no les espera nada bueno.
Porque yo los llamé
y ustedes no me respondieron,
les hablé y no me obedecieron;
hicieron lo que no me gusta,
y eligieron lo que no me agrada».

13 Dios también dijo:

«Mis fieles seguidores tendrán comida,
pero ustedes,
los que se apartan de mí,
sentirán hambre;
mis seguidores tendrán agua,
pero ustedes tendrán sed.

»Mis seguidores se alegrarán,
pero ustedes quedarán avergonzados.
14 Ellos cantarán con el corazón alegre,
mientras que ustedes gritarán y llorarán
con el corazón hecho pedazos.

15 »A mis seguidores les daré
un nombre hermoso;
en cambio, el nombre de ustedes
se usará para maldecir a otros.

16 »Yo soy un Dios fiel,
y prometo que mis fieles seguidores
dejarán de sufrir.
Todo el que pida
una bendición en el país,
la pedirá en mi nombre,
porque yo cumplo lo que prometo;
y todo el que haga un juramento
jurará en mi nombre,
porque yo cumplo mis juramentos».

El cielo nuevo y la tierra nueva

17-18 Dios dijo:

«Llénense de alegría,
porque voy a crear algo nuevo.
Voy a crear un cielo nuevo
y una tierra nueva.
Todo lo del pasado será olvidado,
y nadie lo recordará más.

»Voy a crear una nueva Jerusalén;
será una ciudad feliz
y en ella vivirá un pueblo alegre.
19 Yo mismo me alegraré con Jerusalén
y haré fiesta con mi pueblo.
En Jerusalén no habrá más llanto
ni se oirán gritos de angustia.

20 »No habrá niños
que mueran al nacer,
ni ancianos que mueran
antes de tiempo.
Morir a los cien años
será morir joven;
no llegar a esa edad
será una maldición.

21-22 »Mi pueblo construirá casas,
y vivirá en ellas;
sembrará viñedos y campos de trigo,
y comerá pan y beberá vino.
Mi pueblo tendrá una larga vida,
y podrá disfrutar del trabajo de sus manos.

23 »Mi pueblo no trabajará en vano,
ni sus hijos morirán antes de tiempo.
Porque yo los bendeciré
a ellos, a sus hijos y a sus nietos.
24 Antes de que me llamen,
yo les responderé;
antes de que terminen de hablar,
ya los habré escuchado.

25 »El lobo y el cordero comerán juntos,
el león comerá pasto como el buey,
y la serpiente sólo comerá tierra.
No habrá en toda Jerusalén
nadie que haga daño a los demás.
Les juro que así será».

Dios es el creador

66 Dios dijo:

«El cielo es mi trono;
sobre la tierra apoyo mis pies.
Nadie puede hacerme una casa
donde pueda descansar.
Yo hice todo lo que existe,
y todo me pertenece».

El culto que desagrada a Dios

Dios continuó diciendo:

«Yo miro con bondad
a los pobres y afligidos
que respetan mi palabra.
Pero hay gente que me adora
ofreciendo un toro en sacrificio,
y después sale y mata a una persona.

»Hay gente que me sacrifica una oveja
y ofrece a los ídolos un perro.
Hay gente que me presenta
ofrendas de cereales
y luego me ofende
ofreciendo a los ídolos sangre de cerdos.
Hay gente que me honra con incienso
y luego bendice a un ídolo.

»Esa gente hace lo que quiere,
porque así lo ha decidido;
pero también yo decidiré
con qué desgracias castigarlos.

»Llamé, y nadie me respondió;
hablé, y nadie me obedeció;
hicieron lo que no me gusta
y eligieron lo que no me agrada».

La nueva Jerusalén

Isaías dijo:

«Ustedes que adoran a Dios,
escuchen su mensaje:

“Algunos de sus compatriotas,
que les tienen mucho odio
porque me adoran,
dicen burlonamente:
‘Que Dios muestre su poder,
a ver si se ponen contentos’.
¡Pero esos que los odian
serán avergonzados!

”Una voz resuena en la ciudad,
una voz se oye desde el templo:
es mi voz,
que reprende a sus enemigos.

”Jerusalén ha dado a luz
antes de sentir dolores de parto.
¿Quién ha oído algo parecido?
¿Quién ha visto algo semejante?
Una nación no nace en un solo día.
Un pueblo no surge de repente.
En cambio la ciudad de Jerusalén,
sí nació en un día.
Yo no iba a impedirlo,
porque soy el Dios de la vida.
Les juro que así es”».

La felicidad de Israel

10 Dios dijo:

«Ustedes, los que aman a Jerusalén,
y han llorado con ella,
alégrense ahora y únanse a su alegría.

11 »Así Jerusalén, como una madre,
les dará un alimento delicioso,
y los dejará satisfechos.
12 Yo soy el único Dios;
yo haré que la paz
y las riquezas de las naciones
lleguen hasta Jerusalén
como un río desbordado.

»Jerusalén los llevará en sus brazos,
los alimentará y les mostrará su cariño.

13 »Yo, por mi parte,
los consolaré a ustedes,
como una madre consuela a su hijo.
Así ustedes recibirán consuelo
en la ciudad de Jerusalén».

14 Isaías dijo:

«Cuando vean todo esto,
el corazón se les llenará de alegría
y tendrán nuevas fuerzas.
Porque Dios mostrará
su poder entre sus seguidores
y su enojo entre sus enemigos.
15 Dios llegará en medio del fuego;
sus carros son como un torbellino.
Dios descargará su enojo;
su castigo será como fuego ardiente.
16 Dios juzgará al mundo entero
con el fuego y con la espada,
y serán muchos los muertos».

17-19 Dios dijo:

«Hay gente que entra en los jardines,
y allí adora a los ídolos.
Otros comen carne de cerdo, de ratas
y de otros animales impuros.
Pero yo sé bien
lo que esa gente hace y piensa;
por eso, de un solo golpe,
los castigaré.

»Yo mismo vendré,
y les daré una señal
a los que aún queden vivos.
Los enviaré a los pueblos y naciones
para que hablen de mi poder.
Los enviaré a Tarsis,
a Libia y a Lidia,
a Tubal y a Grecia,
y a los más lejanos países del mar.

20 »Ellos harán venir de las naciones
a todos los sobrevivientes de mi pueblo.
A unos los traerán a caballo,
a otros en carruajes,
a lomo de mulas o en camellos.
Serán una ofrenda especial para mí.
Los traerán hasta Jerusalén
como los israelitas
traen sus ofrendas a mi templo.
Les juro que así será».

21 Dios siguió diciendo:

«A algunos de ellos los elegiré
para que sean sacerdotes
y ayudantes en el templo.

22 »La descendencia y el nombre de ustedes
permanecerán para siempre,
así como permanecerán
el cielo nuevo y la tierra nueva
que yo voy a crear.

23-24 »El primer día de cada mes,
y el día sábado, de cada semana,
todos vendrán a adorarme.

»Cuando mi pueblo salga,
verá en el suelo los cadáveres
de los que se rebelaron contra mí.
Allí los gusanos nunca mueren,
y el fuego nunca se apaga.

»¡El mundo entero lo verá
y se llenará de espanto!
Les juro que así será».

64 [a]¡Oh, si rasgaras los cielos y descendieras(A),
si los montes se estremecieran ante tu presencia(B)
[b](como el fuego enciende el matorral, como el fuego hace hervir el agua),
para dar a conocer tu nombre a tus adversarios,
para que ante tu presencia tiemblen las naciones(C)!
Cuando hiciste cosas terribles que no esperábamos(D),
y descendiste, los montes se estremecieron ante tu presencia.
Desde la antigüedad no habían escuchado ni dado oídos(E),
ni el ojo había visto a un Dios fuera de ti
que obrara a favor del que esperaba en Él(F).
Sales al encuentro del que se regocija(G) y practica la justicia(H),
de los que se acuerdan de ti en tus caminos(I).
He aquí, te enojaste porque pecamos(J);
continuamos en los pecados[c] por mucho tiempo,
¿y seremos salvos?
Todos nosotros somos como el inmundo(K),
y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas(L);
todos nos marchitamos como una hoja(M),
y nuestras iniquidades(N), como el viento, nos arrastran.
Y no hay quien invoque tu nombre(O),
quien se despierte para asirse de ti;
porque has escondido tu rostro de nosotros(P)
y nos has entregado al[d] poder de nuestras iniquidades.

Mas ahora, oh Señor, tú eres nuestro Padre(Q),
nosotros el barro, y tú nuestro alfarero(R);
obra de tus manos(S) somos todos nosotros.
No te enojes en exceso(T), oh Señor,
ni para siempre te acuerdes de la iniquidad(U);
he aquí, mira, te rogamos, todos nosotros somos tu pueblo(V).
10 Tus ciudades santas(W) se han vuelto un desierto;
Sión se ha convertido en un desierto,
Jerusalén en una desolación(X).
11 Nuestra casa santa y hermosa(Y)
donde te alababan nuestros padres,
ha sido quemada por el fuego
y todas nuestras cosas preciosas se han convertido en ruinas(Z).
12 ¿Te contendrás ante estas cosas, oh Señor?
¿Guardarás silencio y nos afligirás sin medida(AA)?

Castigo de los rebeldes

65 Me dejé buscar por los que no preguntaban por mí;
me dejé hallar por los que no me buscaban(AB).
Dije: «Heme aquí, heme aquí»,
a una nación que no invocaba mi nombre(AC).
Extendí mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde(AD),
que anda por el camino que no es bueno, en pos de sus pensamientos(AE);
un pueblo que de continuo me provoca en mi propio rostro(AF),
sacrificando en huertos(AG) y quemando incienso sobre ladrillos(AH);
que se sientan entre sepulcros y pasan la noche en lugares secretos;
que comen carne de cerdo(AI),
y en sus ollas hay caldo de carnes inmundas;
que dicen: «Quédate donde estás, no te acerques a mí(AJ),
porque soy más santo que tú».
Estos son humo en mi nariz,
fuego que arde todo el día.
He aquí, escrito está delante de mí:
no guardaré silencio(AK), sino que les daré su pago(AL),
y les recompensaré en su seno,
por vuestras iniquidades y por las iniquidades de vuestros padres(AM) juntamente —dice el Señor.
Porque quemaron incienso en los montes(AN),
y en las colinas me injuriaron(AO);
por tanto mediré en su seno su obra pasada(AP).

Así dice el Señor:
Como cuando se encuentra mosto en el racimo
y alguien dice: «No lo destruyas,
porque en él hay bendición»,
así haré yo por mis siervos
para no destruirlos a todos[e](AQ).
Sacaré de Jacob descendencia[f](AR)
y de Judá heredero de mis montes;
mis escogidos la heredarán(AS),
y mis siervos morarán allí(AT).
10 Sarón(AU) será pastizal para ovejas,
y el valle de Acor(AV) para lugar de descanso de vacas,
para mi pueblo que me busca(AW).
11 Pero vosotros que abandonáis al Señor(AX),
que olvidáis mi santo monte(AY),
que ponéis mesa para la Fortuna[g],
y que preparáis[h] vino mezclado para el Destino[i],
12 yo os destinaré a la espada(AZ),
y todos vosotros os encorvaréis para la matanza(BA).
Porque llamé, mas no respondisteis,
hablé, mas no oísteis(BB);
hicisteis lo malo ante mis ojos
y escogisteis aquello que no me complacía.

13 Por tanto, así dice el Señor Dios[j]:
He aquí, mis siervos comerán(BC), mas vosotros tendréis hambre(BD);
he aquí, mis siervos beberán, mas vosotros tendréis sed(BE);
he aquí, mis siervos se alegrarán(BF), mas vosotros seréis avergonzados(BG);
14 he aquí, mis siervos darán gritos de júbilo con corazón alegre(BH),
mas vosotros clamaréis con corazón triste[k],
y con espíritu quebrantado gemiréis(BI).
15 Y dejaréis vuestro nombre como maldición a mis escogidos(BJ);
el Señor Dios[l] te matará,
pero mis siervos serán llamados[m] por otro nombre(BK).
16 Porque el que es bendecido[n] en la tierra,
será bendecido[o] por el Dios de la verdad(BL);
y el que jura en la tierra,
jurará(BM) por el Dios de la verdad;
porque han sido olvidadas las angustias primeras,
y porque están ocultas a mis ojos.

17 Pues he aquí, yo creo cielos nuevos y una tierra nueva(BN),
y no serán recordadas las cosas primeras ni vendrán a la memoria[p](BO).
18 Pero gozaos y regocijaos para siempre en lo que yo voy a crear;
porque he aquí, voy a crear a Jerusalén para regocijo,
y a su pueblo para júbilo(BP).
19 Me regocijaré por Jerusalén y me gozaré por mi pueblo(BQ);
no se oirá más en ella
voz de lloro ni voz de clamor(BR).
20 No habrá más allí niño que viva pocos días,
ni anciano que no complete sus días(BS);
porque el joven morirá a los cien años,
y el que no alcance[q] los cien años
será considerado maldito(BT).
21 Construirán casas y las habitarán(BU),
plantarán también viñas y comerán su fruto(BV).
22 No edificarán para que otro habite,
ni plantarán para que otro coma(BW);
porque como los días de un árbol, así serán los días de mi pueblo(BX),
y mis escogidos disfrutarán de[r] la obra de sus manos.
23 No trabajarán en vano(BY),
ni darán a luz para desgracia[s],
porque son la simiente de los benditos del Señor,
ellos, y sus vástagos con ellos(BZ).

24 Y sucederá que antes que ellos clamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo habré oído(CA). 25 El lobo y el cordero pacerán juntos(CB), y el león, como el buey, comerá paja(CC), y para la serpiente el polvo será su alimento(CD). No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte(CE) —dice el Señor.

Futuro glorioso de Sión

66 Así dice el Señor:
El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies(CF).
¿Dónde, pues, está la casa que podríais edificarme?
¿Dónde está el lugar de mi reposo(CG)?
Todo esto lo hizo mi mano(CH),
y así todas estas cosas llegaron a ser —declara el Señor.
Pero a este miraré:
al que es humilde y contrito de espíritu(CI), y que tiembla ante mi palabra(CJ).

El que mata un buey es como el que mata a un hombre,
el que sacrifica un cordero como el que desnuca un perro,
el que presenta ofrenda de cereal como el que ofrece sangre de cerdo(CK),
el que quema[t] incienso como el que bendice a un ídolo(CL).
Como ellos han escogido sus propios caminos(CM),
y su alma se deleita en sus abominaciones(CN),
también yo escogeré sus castigos[u](CO),
y traeré sobre ellos lo que temen(CP).
Porque llamé, mas nadie respondió,
hablé, mas no escucharon(CQ);
sino que hicieron lo malo ante mis ojos,
y escogieron aquello que no me complacía(CR).
Oíd la palabra del Señor, vosotros que tembláis ante su palabra(CS):
Vuestros hermanos que os aborrecen, que os excluyen por causa de mi nombre(CT),
han dicho: «Sea el Señor glorificado, para que veamos vuestra alegría(CU)».
Pero ellos serán avergonzados(CV).
Voz de estruendo viene de la ciudad, una voz sale del templo:
la voz del Señor que da el pago[v] a sus enemigos(CW).

Antes que estuviera de parto, ella dio a luz(CX);
antes que le vinieran los dolores, dio a luz un niño(CY).
¿Quién ha oído cosa semejante? ¿Quién ha visto tales cosas(CZ)?
¿Es dado a luz un país en un solo día?
¿Nace una nación toda de una vez?
Pues Sión apenas estuvo de parto, dio a luz a sus hijos.
Yo que hago que se abra la matriz, ¿no haré nacer(DA)? —dice el Señor.
Yo que hago nacer, ¿cerraré la matriz? —dice tu Dios.
10 Alegraos con Jerusalén y regocijaos(DB) por ella, todos los que la amáis(DC);
rebosad de júbilo con ella(DD), todos los que por ella hacéis duelo,
11 para que maméis y os saciéis del pecho de sus consolaciones,
para que chupéis y os deleitéis de su seno abundante[w](DE).
12 Porque así dice el Señor: He aquí, yo extiendo hacia ella paz como un río(DF),
y la gloria de las naciones como torrente desbordado(DG);
y mamaréis, seréis llevados sobre la cadera[x] y acariciados sobre las rodillas(DH).
13 Como uno a quien consuela su madre, así os consolaré yo;
en Jerusalén seréis consolados(DI).
14 Cuando lo veáis(DJ), se llenará de gozo vuestro corazón(DK),
y vuestros huesos florecerán como hierba tierna(DL);
la mano del Señor se dará a conocer a sus siervos,
y su indignación a sus enemigos(DM).
15 Porque he aquí, el Señor vendrá en fuego
y sus carros como torbellino(DN),
para descargar con furor su ira
y su reprensión con llamas de fuego(DO).
16 Porque el Señor juzgará con fuego(DP)
y con su espada a toda carne(DQ),
y serán muchos los muertos del Señor.
17 Los que se santifican y se purifican para ir a los huertos(DR),
tras uno que está en el centro,
que comen carne de cerdo, cosas detestables y ratones(DS),
a una perecerán(DT) —declara el Señor.

18 Mas yo conozco[y] sus obras y sus pensamientos(DU). Llegará el tiempo de juntar a todas las naciones y lenguas, y vendrán y verán mi gloria(DV). 19 Y pondré señal entre ellos y enviaré a sus sobrevivientes a las naciones(DW): a Tarsis(DX), a Fut[z], a Lud(DY), a Mesec, a Ros[aa], a Tubal y a Javán[ab](DZ), a las costas remotas(EA) que no han oído de mi fama ni han visto mi gloria. Y ellos anunciarán mi gloria entre las naciones(EB). 20 Entonces traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones como ofrenda al Señor, en caballos, en carros, en literas(EC), en mulos y en camellos, a mi santo monte, Jerusalén(ED) —dice el Señor— tal como los hijos de Israel traen su ofrenda de grano en vasijas limpias a la casa del Señor(EE). 21 Y también tomaré algunos de ellos para sacerdotes(EF) y para levitas —dice el Señor.

22 Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva(EG)
que yo hago permanecerán delante de mí —declara el Señor—,
así permanecerá vuestra descendencia[ac](EH) y vuestro nombre(EI).
23 Y sucederá que de luna nueva en luna nueva
y de día de reposo en día de reposo(EJ),
todo mortal[ad] vendrá a postrarse delante de mí —dice el Señor(EK).
24 Y cuando salgan, verán
los cadáveres de los hombres(EL)
que se rebelaron[ae] contra mí(EM);
porque su gusano no morirá(EN),
ni su fuego se apagará(EO),
y serán el horror[af] de toda la humanidad[ag](EP).

Notas al pie

  1. Isaías 64:1 En el texto heb., cap. 63:19
  2. Isaías 64:2 En el texto heb., cap. 64:1
  3. Isaías 64:5 Lit., en ellos
  4. Isaías 64:7 Así en la versión gr. (sept.); en el T.M., derretido en el
  5. Isaías 65:8 Lit., la totalidad
  6. Isaías 65:9 Lit., simiente
  7. Isaías 65:11 Heb., Gad
  8. Isaías 65:11 Lit., llenáis
  9. Isaías 65:11 Heb., Mení
  10. Isaías 65:13 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  11. Isaías 65:14 Lit., con dolor de corazón
  12. Isaías 65:15 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  13. Isaías 65:15 Así en la versión gr. (sept.); en heb., El llamará a sus siervos
  14. Isaías 65:16 O, se bendice
  15. Isaías 65:16 O, se bendecirá
  16. Isaías 65:17 Lit., al corazón
  17. Isaías 65:20 Lit., el que yerra el blanco de
  18. Isaías 65:22 Lit., consumirán
  19. Isaías 65:23 Lit., terror súbito
  20. Isaías 66:3 Lit., ofrece memorial de
  21. Isaías 66:4 Lit., maltratos
  22. Isaías 66:6 Lit., la recompensa
  23. Isaías 66:11 O, del seno de su gloria
  24. Isaías 66:12 Lit., al costado
  25. Isaías 66:18 Así en algunos mss. de la versión gr. (sept.); el texto heb. omite: conozco
  26. Isaías 66:19 En heb., Pul
  27. Isaías 66:19 Así en algunos mss. de la versión gr. (sept.); en heb., a Lud, a los que disparan el arco
  28. Isaías 66:19 I.e., Grecia
  29. Isaías 66:22 Lit., simiente
  30. Isaías 66:23 Lit., toda carne
  31. Isaías 66:24 O, transgredieron
  32. Isaías 66:24 O, el desprecio
  33. Isaías 66:24 Lit., carne