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Invasión de Senaquerib

36 (A)Y aconteció que en el año catorce del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. Y el rey de Asiria envió desde Laquis a Jerusalén, al Rabsaces[a] con un gran[b] ejército, contra el rey Ezequías. Y se colocó junto al acueducto del estanque superior que está en la calzada del campo del Batanero[c](B). Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías(C), mayordomo de[d] la casa real, el escriba Sebna(D) y el cronista Joa, hijo de Asaf, salieron a él.

Y el Rabsaces les dijo: Decid ahora a Ezequías: «Así dice el gran rey, el rey de Asiria: “¿Qué confianza es esta que tú tienes[e]? Yo digo[f]: ‘Tu consejo y poderío para la guerra solo son palabras vacías[g]’. Ahora pues, ¿en quién confías que te has rebelado contra mí(E)? He aquí, tú confías en el báculo de esta caña quebrada, es decir, en Egipto, en el cual, si un hombre se apoya, penetrará en su mano[h] y la traspasará. Así es Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él(F). Pero si me decís: ‘Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios’, ¿no es Él aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado(G) y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ‘Adoraréis delante de este altar’? Ahora pues, te ruego que llegues a un acuerdo[i] con mi señor el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si por tu parte puedes poner jinetes sobre ellos. ¿Cómo, pues, puedes rechazar a[j] un oficial[k] de los menores de los siervos de mi señor, y confiar[l] en Egipto para tener carros y hombres de a caballo(H)? 10 ¿He subido ahora sin el consentimiento del Señor contra esta tierra para destruirla? El Señor me dijo(I): ‘Sube contra esta tierra y destrúyela’”».

11 Entonces Eliaquim, Sebna y Joa dijeron al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo(J) porque nosotros lo entendemos[m], y no nos hables en la lengua de Judá[n](K) a oídos del pueblo que está sobre la muralla. 12 Pero el Rabsaces dijo: ¿Acaso me ha enviado mi señor para hablar estas palabras solo a tu señor y a ti, y no a los hombres que están sentados en la muralla, condenados a comer sus propios excrementos y a beber su propia orina con vosotros?

13 El Rabsaces se puso en pie, gritó a gran voz en la lengua de Judá(L), y dijo: Escuchad las palabras del gran rey, el rey de Asiria. 14 Así dice el rey: «Que no os engañe(M) Ezequías, porque él no os podrá librar; 15 ni que Ezequías os haga confiar en el Señor, diciendo: “Ciertamente el Señor nos librará, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria(N)”. 16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: “Haced la paz conmigo[o] y salid a mí, y coma cada uno de su vid y cada uno de su higuera(O), y beba cada cual de las aguas de su cisterna(P), 17 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra de grano y de mosto, tierra de pan y de viñas”. 18 Cuidado, no sea que Ezequías os engañe, diciendo: “El Señor nos librará(Q)”. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria? 19 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad(R)? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim(S)? ¿Cuándo han librado ellos a Samaria(T) de mi mano? 20 ¿Quiénes de entre todos los dioses de estas tierras han librado su tierra de mi mano(U), para que el Señor(V) libre a Jerusalén de mi mano?».

21 Pero ellos se quedaron callados y no le respondieron palabra alguna(W); porque el rey había dado un mandato, diciendo: No le respondáis. 22 Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías(X), mayordomo de la casa real, el escriba Sebna(Y) y el cronista Joa, hijo de Asaf, fueron a Ezequías con sus vestidos rasgados, y le relataron las palabras del Rabsaces.

Ezequías y el profeta Isaías

37 (Z)Y sucedió que cuando oyó esto el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, se cubrió de cilicio y entró en la casa del Señor. Envió entonces a Eliaquim(AA), mayordomo de la casa real, con el escriba Sebna(AB) y los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías, hijo de Amoz(AC). Y ellos le dijeron: Así dice Ezequías: «Este día es día de angustia(AD), de reprensión y de desprecio, pues hijos están para nacer[p], pero no hay fuerzas para dar a luz(AE). Tal vez el Señor tu Dios oirá las palabras del Rabsaces, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para injuriar al Dios vivo(AF), y lo reprenderá por las palabras que el Señor tu Dios ha oído. Eleva, pues, una oración por el remanente que aún queda(AG)». Cuando llegaron los siervos del rey Ezequías ante Isaías, este[q] les dijo: Así diréis a vuestro señor: «Así dice el Señor: “No temas por las palabras que has oído(AH), con las que los siervos del rey de Asiria me han blasfemado. He aquí, pondré en él un espíritu, oirá(AI) un rumor y se volverá a su tierra; y en su tierra lo haré caer a espada(AJ)”».

Entonces el Rabsaces volvió y halló al rey de Asiria peleando contra Libna(AK), pues había oído que el rey había partido de Laquis(AL). Y les oyó[r](AM) decir acerca de Tirhaca, rey de Etiopía[s](AN): Ha salido a pelear contra ti. Y cuando lo oyó, envió mensajeros a Ezequías, diciendo: 10 Así diréis a Ezequías, rey de Judá[t]: «No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: “Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria(AO)”. 11 He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todas las naciones[u], destruyéndolas por completo(AP), ¿y serás tú librado? 12 ¿Acaso los libraron los dioses de las naciones que mis padres destruyeron, es decir, Gozán(AQ), Harán(AR), Resef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?».

14 Entonces Ezequías tomó la carta[v] de mano de los mensajeros y la leyó, y subió a la casa del Señor y[w] la extendió delante del Señor. 15 Y Ezequías oró al Señor, diciendo: 16 Oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que estás[x] sobre los querubines(AS), solo tú eres Dios(AT) de todos los reinos de la tierra(AU). Tú hiciste los cielos y la tierra(AV). 17 Inclina, oh Señor, tu oído y escucha; abre, oh Señor, tus ojos y mira(AW); escucha todas las palabras que Senaquerib ha enviado para injuriar al Dios vivo(AX). 18 En verdad, oh Señor, los reyes de Asiria han asolado todas las naciones[y] y sus tierras(AY), 19 y han echado sus dioses al fuego, porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre(AZ), de madera y piedra; por eso los han destruido(BA). 20 Y ahora, Señor, Dios nuestro, líbranos de su mano(BB) para que todos los reinos de la tierra sepan que solo tú, oh Señor, eres Dios[z](BC). 21 Entonces Isaías, hijo de Amoz(BD), envió a decir a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de Israel: «Por cuanto me has rogado acerca de Senaquerib, rey de Asiria, 22 esta es la palabra que el Señor ha hablado contra él:

“Te ha despreciado y se ha burlado de ti
la virgen hija de Sión(BE);
ha movido la cabeza(BF) a tus espaldas
la hija de Jerusalén.
23 ¿A quién has injuriado y blasfemado(BG)?
¿Y contra quién has alzado la voz
y levantado con altivez[aa] tus ojos(BH)?
¡Contra el Santo de Israel(BI)!
24 Por mano de tus siervos has injuriado al Señor,
y has dicho: ‘Con mis numerosos carros
yo subí a las cumbres de los montes,
a las partes más remotas del Líbano,
y corté[ab] sus altos cedros y sus mejores cipreses(BJ);
iré a su más alta[ac] cima, a su más frondoso bosque(BK).
25 -’Yo cavé pozos y bebí aguas,
y sequé con la planta de mis pies
todos los ríos de Egipto[ad](BL)’.
26 ¿No has oído(BM)?
Hace mucho tiempo que lo hice,
desde la antigüedad lo había planeado(BN).
Ahora he hecho que suceda,
para que conviertas las ciudades fortificadas
en montones de ruinas(BO).
27 Sus habitantes, faltos de fuerzas[ae],
fueron desalentados y humillados;
vinieron a ser como la vegetación del campo
y como la hierba verde(BP),
como la hierba en los techos que se quema[af]
antes de que haya crecido(BQ).
28 Pero conozco tu sentarte,
tu salir y tu entrar,
y tu furor contra mí(BR).
29 A causa de tu furor contra mí,
y porque tu arrogancia[ag](BS) ha subido hasta mis oídos,
pondré, pues, mi garfio(BT) en tu nariz
y mi freno(BU) en tu boca[ah],
y te haré volver por el camino por donde viniste(BV).

30 ”Esto te será por señal: Este año comeréis[ai] lo que crezca espontáneamente; el segundo año lo que nazca de por sí(BW), y en el tercer año sembrad, segad, plantad viñas y comed su fruto. 31 Y el remanente(BX) de la casa de Judá que se salve(BY), echará de nuevo raíces por debajo y dará fruto por arriba(BZ). 32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente(CA), y del monte Sión sobrevivientes[aj]. El celo(CB) del Señor de los ejércitos(CC) hará esto”». 33 Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: «El no entrará en esta ciudad ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo ni levantará terraplén contra ella(CD). 34 Por el camino que vino, por él se volverá(CE), y no entrará en esta ciudad» —declara el Señor. 35 «Porque defenderé esta ciudad(CF) para salvarla por amor a mí mismo(CG) y por amor a mi siervo David(CH)».

Muerte de Senaquerib

36 Y salió el ángel del Señor e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; cuando los demás se levantaron por la mañana, he aquí, todos eran cadáveres(CI). 37 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó a su tierra, y habitó en Nínive(CJ). 38 Y sucedió que mientras él adoraba en la casa de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezaer lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat(CK). Y su hijo Esar-hadón(CL) reinó en su lugar.

Enfermedad y curación de Ezequías

38 (CM)En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte(CN). Y vino a él el profeta Isaías, hijo de Amoz(CO), y le dijo: Así dice el Señor: «Pon tu casa en orden, porque morirás(CP) y no vivirás». Entonces Ezequías volvió su rostro hacia la pared y oró al Señor, y dijo: Te ruego, oh Señor, que te acuerdes(CQ) ahora de cómo yo he andado delante de ti en verdad(CR) y con corazón íntegro(CS), y he hecho lo bueno ante tus ojos(CT). Y Ezequías lloró amargamente[ak](CU). Entonces la palabra del Señor vino a Isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías: «Así dice el Señor, Dios de tu padre David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí, añadiré quince años(CV) a tus días. Y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano[al] del rey de Asiria, y defenderé esta ciudad(CW)”». Esta será para ti la señal(CX) del Señor, de que el Señor hará lo que ha dicho: He aquí, haré que la sombra en las gradas, que ha descendido con el sol en las gradas de Acaz, vuelva atrás diez grados[am](CY). Y la sombra del sol retrocedió diez grados[an] en las gradas por las que había descendido(CZ).

Escritura de Ezequías, rey de Judá, cuando enfermó y sanó[ao] de su enfermedad.

10 Yo dije: A la mitad de mis días(DA)
he de entrar por las puertas del Seol[ap](DB);
se me priva del resto de mis años(DC).
11 Dije: No veré al Señor,
al Señor en la tierra de los vivientes(DD);
no veré más hombre alguno entre los habitantes del mundo.
12 Como tienda de pastor, mi morada es arrancada y alejada de mí(DE);
como tejedor(DF) enrollé mi vida(DG).
Del telar, Él me cortó(DH);
del día a la noche acabas conmigo(DI).
13 Sosegué mi alma hasta la mañana.
Como león(DJ), Él rompe todos mis huesos(DK);
del día a la noche, acabas conmigo(DL).
14 Como golondrina, como grulla(DM), así me quejo[aq],
gimo como una paloma(DN);
mis ojos miran ansiosamente a las alturas(DO).
Oh Señor, estoy oprimido, sé tú mi ayudador(DP).

15 ¿Qué diré?
Pues[ar] Él me ha hablado y Él mismo lo ha hecho(DQ).
Andaré errante(DR) todos mis años a causa de la amargura de mi alma(DS).
16 Oh Señor, por estas cosas[as] viven los hombres(DT),
y en todas ellas está la vida de mi espíritu.
Restabléceme la salud(DU) y haz[at] que viva(DV).
17 He aquí, por mi bienestar tuve gran amargura;
eres tú quien ha guardado[au] mi alma del abismo de la nada[av](DW),
porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados(DX).
18 Pues el Seol no te expresa gratitud,
ni la muerte te alaba.
Los que descienden a la fosa no pueden esperar tu fidelidad[aw](DY).
19 El que vive, el que vive es el que te da gracias, como yo lo hago hoy(DZ).
El padre cuenta a sus hijos tu fidelidad[ax](EA).
20 El Señor me salvará;
y tocaremos mis canciones en instrumentos de cuerda(EB)
todos los días de nuestra vida(EC) en la casa del Señor(ED).

21 E Isaías había dicho: Que tomen una masa de higos y la pongan en la llaga[ay] para que se recupere(EE). 22 Entonces Ezequías había dicho: ¿Cuál será la señal de que subiré a la casa del Señor(EF)?

Predicción de la cautividad

39 (EG)En aquel tiempo Merodac-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia(EH), envió cartas y un regalo a Ezequías porque oyó que había estado enfermo y se había recuperado. Se alegró por ello[az] Ezequías y les mostró la casa de su tesoro: la plata y el oro, las especias y el aceite precioso, todo su arsenal y todo lo que se hallaba en sus tesoros. No hubo nada en su casa ni en todo su dominio que Ezequías no les mostrara(EI). Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo(EJ): ¿Qué han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: Han venido a mí de un país lejano(EK), de Babilonia. Y él dijo: ¿Qué han visto en tu casa? Y Ezequías respondió: Han visto todo lo que hay en mi casa; no hay nada entre mis tesoros que yo no les haya mostrado. Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye la palabra del Señor(EL) de los ejércitos: «He aquí, vienen días cuando todo lo que hay en tu casa y todo lo que tus padres han atesorado hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia; nada quedará(EM)» —dice el Señor. «Y algunos de tus hijos que saldrán de ti, los que engendrarás, serán llevados(EN) y serán oficiales[ba] en el palacio del rey de Babilonia(EO)». Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra del Señor que has hablado es buena. Pues pensaba[bb]: Porque habrá paz y seguridad[bc] en mis días(EP).

Footnotes

  1. Isaías 36:2 I.e., copero mayor
  2. Isaías 36:2 Lit., pesado
  3. Isaías 36:2 O, Lavandero
  4. Isaías 36:3 O, que estaba sobre
  5. Isaías 36:4 Lit., en que confías
  6. Isaías 36:5 Los M.M.M., otros mss. y 2 Rey. 18:20 dicen: Tú dices
  7. Isaías 36:5 Lit., palabra de los labios
  8. Isaías 36:6 Lit., palma
  9. Isaías 36:8 Lit., intercambies promesas
  10. Isaías 36:9 Lit., volver el rostro de
  11. Isaías 36:9 O, gobernador
  12. Isaías 36:9 Lit., confiar para ti mismo
  13. Isaías 36:11 Lit., oímos
  14. Isaías 36:11 Lit., judío; i.e., hebreo; y así en el vers. 13
  15. Isaías 36:16 Lit., Haced conmigo una bendición
  16. Isaías 37:3 Lit., saliendo de la matriz
  17. Isaías 37:6 Lit., Isaías
  18. Isaías 37:9 Lit., oyendo
  19. Isaías 37:9 Heb., Cush
  20. Isaías 37:10 Lit., Judá, diciendo
  21. Isaías 37:11 Lit., tierras
  22. Isaías 37:14 Lit., las cartas
  23. Isaías 37:14 Lit., y Ezequías
  24. Isaías 37:16 Lit., estás sentado
  25. Isaías 37:18 Lit., tierras
  26. Isaías 37:20 Así en los M.M.M. y en 2 Rey. 19:19; el T.M. no incluye, Dios
  27. Isaías 37:23 Lit., en alto
  28. Isaías 37:24 Así en la versión gr. (sept.); en el T.M., cortaré
  29. Isaías 37:24 Lit., lejana
  30. Isaías 37:25 O, del lugar sitiado
  31. Isaías 37:27 Lit., de manos débiles
  32. Isaías 37:27 Así en los M.M.M. y en 2 Rey. 19:26; en el T.M., y como campo arado
  33. Isaías 37:29 Lit., complacencia
  34. Isaías 37:29 Lit., tus labios
  35. Isaías 37:30 Lit., comiendo
  36. Isaías 37:32 Lit., los que escapan
  37. Isaías 38:3 Lit., gran llanto
  38. Isaías 38:6 Lit., palma
  39. Isaías 38:8 O, gradas
  40. Isaías 38:8 O, gradas
  41. Isaías 38:9 Lit., vivió después
  42. Isaías 38:10 I.e., región de los muertos
  43. Isaías 38:14 Lit., así chirrío
  44. Isaías 38:15 El Targum y los M.M.M. dicen: ¿Y hablaré porque
  45. Isaías 38:16 Lit., por ellos
  46. Isaías 38:16 Lit., Y me restablecerás y harás
  47. Isaías 38:17 Así en algunas versiones antiguas; en heb., amado
  48. Isaías 38:17 O, destrucción
  49. Isaías 38:18 O, verdad
  50. Isaías 38:19 O, verdad
  51. Isaías 38:21 O, el tumor ulcerado
  52. Isaías 39:2 Lit., por ellos
  53. Isaías 39:7 O, eunucos
  54. Isaías 39:8 Lit., dijo
  55. Isaías 39:8 O, verdad

La invasión de Senaquerib

(2 R. 18.13-37; 2 Cr. 32.1-19)

36 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas? Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí? He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían. Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis? Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos. ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo? 10 ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.

11 Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro. 12 Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con vosotros?

13 Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria. 14 El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar. 15 Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria. 16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, 17 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas. 18 Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria? 19 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano? 20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?

21 Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis. 22 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.

Judá es librado de Senaquerib

(2 R. 19.1-37; 2 Cr. 32.20-23)

37 Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová. Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz. Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.

Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías. Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada.

Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis. Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo: 10 Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. 11 He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú? 12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar? 13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?

14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová. 15 Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo: 16 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines,(A) solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. 17 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. 18 Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas, 19 y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron. 20 Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que solo tú eres Jehová.

21 Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria, 22 estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.

23 ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel. 24 Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos. 25 Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.

26 ¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros. 27 Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.

28 He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí. 29 Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.

30 Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto. 31 Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba. 32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

33 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. 34 Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. 35 Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.

36 Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. 37 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive. 38 Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.

Enfermedad de Ezequías

(2 R. 20.1-11; 2 Cr. 32.24-26)

38 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.

Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho: He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.

Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad: 10 Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años. 11 Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo. 12 Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche. 13 Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás.

14 Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme. 15 ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma.

16 Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva. 17 He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. 18 Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. 19 El que vive, el que vive, este te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos. 20 Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.

21 Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará. 22 Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?

Ezequías recibe a los enviados de Babilonia

(2 R. 20.12-19; 2 Cr. 32.27-31)

39 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido. Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase. Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.

Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.(B) Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.