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Felipe(A), descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo[a]. Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales[b] que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, estos salían de ellos(B) gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados(C). Y había gran regocijo(D) en aquella ciudad.

Simón el mago

Hacía tiempo que cierto hombre llamado Simón, estaba ejerciendo la magia(E) en la ciudad y asombrando a la gente de Samaria, pretendiendo ser un gran personaje(F); 10 y todos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención, y decían: «Este es el que se llama el Gran Poder de Dios(G)».

11 Le prestaban atención porque por mucho tiempo los había asombrado con sus artes mágicas(H). 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba las buenas nuevas[c] del reino de Dios(I) y el nombre de Cristo Jesús, se bautizaban(J), tanto hombres como mujeres. 13 Y aun Simón mismo creyó; y después de bautizarse, continuó con Felipe, y estaba atónito al ver las señales(K) y los grandes milagros(L) que se hacían.

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Footnotes

  1. Hechos 8:5 I.e. el Mesías.
  2. Hechos 8:6 O los milagros.
  3. Hechos 8:12 O el evangelio.