Hechos 5:1-16
Reina-Valera 1995
Ananías y Safira
5 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira, su mujer, vendió una heredad, 2 y sustrajo parte del precio, sabiéndolo también su mujer; luego llevó solo el resto y lo puso a los pies de los apóstoles. 3 Pedro le dijo:
—Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo y sustrajeras del producto de la venta de la heredad? 4 Reteniéndola, ¿no te quedaba a ti?, y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y sobrevino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6 Entonces se levantaron los jóvenes, lo envolvieron, lo sacaron y lo sepultaron.
7 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, sin saber lo que había acontecido. 8 Entonces Pedro le dijo:
—Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad?
Y ella dijo:
—Sí, en tanto.
9 Pedro le dijo:
—¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.
10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; la sacaron y la sepultaron junto a su marido. 11 Y sobrevino gran temor sobre toda la iglesia y sobre todos los que oyeron estas cosas.
Muchas señales y maravillas
12 Por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo. Estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón, 13 y de los demás ninguno se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los alababa grandemente. 14 Los que creían en el Señor aumentaban más, gran número de hombres y de mujeres; 15 tanto que sacaban los enfermos a las calles y los ponían en camas y camillas para que, al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 Aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados de espíritus impuros; y todos eran sanados.
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