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A los cuales, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoles por cuarenta días, y hablándo les del reino de Dios.

Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalem, sino que esperasen la promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí.

Porque Juan á la verdad bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de estos.

Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo?

Y les dijo: No toca á vosotros saber los tiempos ó las sazones que el Padre puso en su sola potestad;

Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos en Jerusalem, en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra.

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