11 Ahora bien, es evidente que por la Ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe».[a] 12 La Ley no se basa en la fe; por el contrario, «quien practique estas cosas vivirá por ellas».[b] 13 Cristo nos rescató de la maldición de la Ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero».[c] 14 Así sucedió para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.

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