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28 Que el Dios te dé mucho rocío del cielo, campos fértiles
    y abundancia de cosechas y vinos.
29 Que pueblos te sirvan,
    y naciones se inclinen ante ti.
Que tú gobiernes sobre tus hermanos,
    y los hijos de tu mamá se arrodillen ante ti.
Que quienes te maldigan, sean malditos,
    y quienes te bendigan, sean benditos».

30 Justo cuando Isaac terminó de bendecir a Jacob y este se había ido, Esaú volvió de su cacería y entró al cuarto.

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