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Entonces Dios le dijo en el sueño: «Sí, Yo sé que en la integridad de tu corazón has hecho esto. Y además, Yo te guardé[a] de pecar contra mí, por eso no te dejé que la tocaras(A). Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti(B), y vivirás. Pero si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos».

Abimelec se levantó muy de mañana, llamó a todos sus siervos y relató todas estas cosas a oídos de ellos; y los hombres se atemorizaron en gran manera.

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Footnotes

  1. Génesis 20:6 Lit. detuve.