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»Pero dejaré que algunos cuantos se salven de mi espada entre las naciones extranjeras donde los he esparcido. Cuando estén entre las naciones a donde los haya enviado, los sobrevivientes pensarán en mí. Se darán cuenta cuánto me partió el corazón que ellos hubieran pensado en seguir sus deseos de prostituirse. Les dará asco esa maldad que practicaron y cómo se contaminaron, ya no tendrán más ganas de seguir haciéndolo. 10 Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando vean que les hablaba en serio».

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