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Predicción del sitio de Jerusalén

»Tú, hijo de hombre, tómate un adobe, ponlo delante de ti y diseña sobre él la ciudad de Jerusalén. Y pondrás sitio contra ella, construirás contra ella fortaleza, sacarás contra ella baluarte, montarás delante de ella campamento, y contra ella, a su alrededor, colocarás arietes. Toma también una plancha de hierro y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad; afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco y la sitiarás. Es una señal para la casa de Israel.

»Tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel. El número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos. Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días: trescientos noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de Israel. Cumplidos estos, te acostarás por segunda vez, ahora sobre tu lado derecho, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado. Hacia el asedio de Jerusalén dirigirás tu rostro, y con tu brazo descubierto profetizarás contra ella. He puesto sobre ti ataduras, y no podrás darte vuelta de un lado a otro hasta que hayas cumplido los días de tu asedio.

»Toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y avena; ponlos en una vasija y hazte pan de ellos para el número de los días que te acuestes sobre tu lado: trescientos noventa días comerás de él. 10 La comida que comerás será de peso de veinte siclos al día; de tiempo en tiempo la comerás. 11 Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás. 12 Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza. Lo cocerás a vista de ellos en fuego de excremento humano.»

13 Dijo Jehová: «Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones a donde yo los arrojaré.»

14 Yo dije: «¡Ah, Señor, Jehová!, mi alma no es impura, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda.»

15 Y me respondió: «He aquí te permito usar estiércol de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan.» 16 Me dijo luego: «Hijo de hombre, quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; comerán el pan por peso y con angustia, y beberán el agua por medida y con espanto, 17 para que, al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto y se consuman en su maldad.

»Tú, hijo de hombre, tómate un cuchillo agudo, una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma después una balanza de pesar y divide los cabellos. Una tercera parte quemarás en el fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan los días del asedio; tomarás otra tercera parte y la cortarás con espada alrededor de la ciudad, y la otra tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos. Tomarás también de allí unos cuantos y los atarás en la falda de tu manto. Tomarás otra vez de ellos, los echarás en medio del fuego y en el fuego los quemarás; de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel.»

Así ha dicho Jehová, el Señor: «Ésta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras de su alrededor. Pero ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras de su alrededor; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.»

Por tanto, así ha dicho Jehová: «Porque habéis sido más rebeldes que las naciones que están alrededor de vosotros, porque no habéis andado según mis mandamientos ni habéis guardado mis leyes, y ni siquiera habéis andado según las leyes de las naciones que están alrededor de vosotros, Jehová, el Señor, ha dicho: Yo estoy contra ti. Sí, yo, y haré juicios en medio de ti ante los ojos de las naciones. Haré en ti lo que nunca hice ni jamás volveré a hacer, a causa de todas tus abominaciones. 10 Por eso los padres se comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos se comerán a sus padres; haré en ti juicios y esparciré a todos los vientos todo lo que quede de ti. 11 Por tanto, vivo yo, dice Jehová, el Señor, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará ni tendré misericordia. 12 Una tercera parte de ti morirá de peste y será consumida de hambre en medio de ti; una tercera parte caerá a espada alrededor de ti, y otra tercera parte esparciré a todos los vientos; y tras ellos desenvainaré espada.

13 »Se consumará mi furor, saciaré en ellos mi enojo y tomaré satisfacción. Entonces sabrán que yo, Jehová, he hablado en mi celo, cuando consuma en ellos mi enojo. 14 Te convertiré en ruinas y en afrenta entre las naciones que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte. 15 Serás afrenta, escarnio, escarmiento y objeto de espanto para las naciones que están alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios con furor e indignación y con reprensiones llenas de ira. Yo, Jehová, he hablado. 16 Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros y quebrantaré entre vosotros el sustento de pan. 17 Enviaré, pues, sobre vosotros hambre y bestias feroces que te destruyan; peste y sangre pasarán por en medio de ti, y enviaré sobre ti espada. Yo, Jehová, he hablado.»

Profecía contra los montes de Israel

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel y profetiza contra ellos. Dirás: “¡Montes de Israel, oíd palabra de Jehová, el Señor! Así ha dicho Jehová, el Señor, a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: He aquí que yo, yo mismo, haré venir sobre vosotros espada y destruiré vuestros lugares altos. Vuestros altares serán asolados, vuestras imágenes del sol serán quebradas; haré que vuestros muertos caigan delante de vuestros ídolos. Pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y vuestros huesos esparciré alrededor de vuestros altares. Dondequiera que habitéis, serán arruinadas las ciudades y los lugares altos serán asolados, para que queden asolados y desiertos vuestros altares. Vuestros ídolos serán quebrados y aniquilados, vuestras imágenes del sol serán destruidas y vuestras obras serán deshechas. Los muertos caerán en medio de vosotros, y sabréis que yo soy Jehová. Pero dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las tierras. Los que de vosotros escapen, se acordarán de mí entre las naciones en las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ídolos. Se avergonzarán de sí mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones. 10 Y sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que les había de hacer este mal.”»

11 Así ha dicho Jehová, el Señor: «Da palmadas con tus manos y golpea con tu pie, y di: “¡Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de Israel!, porque con espada, con hambre y con peste caerán. 12 El que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado morirá de hambre.” Así consumaré en ellos mi enojo. 13 Sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos, alrededor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos. 14 Extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten dejaré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.»

El fin viene

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Tú, hijo de hombre, anuncia que así ha dicho Jehová, el Señor, a la tierra de Israel:

»“El fin, el fin viene
sobre los cuatro extremos de la tierra.
Ahora será el fin sobre ti,
pues enviaré sobre ti mi furor y te juzgaré según tus caminos,
y pondré sobre ti todas tus abominaciones.
Mi ojo no te perdonará ni tendré misericordia,
antes pondré sobre ti tus caminos y en medio de ti estarán tus abominaciones;
y sabréis que yo soy Jehová.”

»Así ha dicho Jehová, el Señor:

»¡Un mal, he aquí que viene un mal!
¡Viene el fin, el fin viene;
se ha despertado contra ti;
ciertamente que viene!
¡La mañana viene para ti, morador de la tierra;
el tiempo viene, cercano está el día:
día de tumulto y no de alegría sobre los montes!
Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti
y consumaré en ti mi furor;
te juzgaré según tus caminos
y pondré sobre ti tus abominaciones.
Mi ojo no perdonará ni tendré misericordia.
Según tus caminos pondré sobre ti,
y en medio de ti estarán tus abominaciones;
y sabréis que yo, Jehová, soy el que castiga.

10 »¡Ya viene el día,
ciertamente viene!
Ha llegado el momento;
ha florecido la vara,
ha reverdecido la soberbia.
11 La violencia se ha levantado como vara de maldad;
no quedará ninguno de ellos ni de su multitud,
ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente.
12 El tiempo ha venido,
se acercó el día.
¡No se alegre el que compra ni llore el que vende!,
porque la ira está sobre toda la multitud;
13 porque el que vende no volverá a lo vendido, aunque queden vivos;
porque la visión sobre toda la multitud no se revocará,
y a causa de su iniquidad ninguno podrá conservar la vida.

14 »Tocarán trompeta y prepararán todas las cosas;
pero no habrá quien vaya a la batalla,
porque mi ira está sobre toda la multitud.
15 Fuera, la espada; y dentro, la peste y el hambre.
El que esté en el campo morirá a espada,
y al que esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la peste.
16 Los que sobrevivan huirán
y estarán sobre los montes como palomas de los valles,
todos gimiendo, cada uno por su iniquidad.
17 Toda mano se debilitará,
y como el agua se debilitará toda rodilla.
18 Se ceñirán también de ropa áspera
y los cubrirá el terror;
en todo rostro habrá vergüenza
y todas sus cabezas estarán rapadas.
19 Arrojarán su plata a las calles
y su oro será desechado;
ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día del furor de Jehová;
no saciarán su alma ni llenarán sus entrañas,
porque ha sido tropiezo para su maldad.
20 Por cuanto convirtieron la gloria de su ornamento en soberbia
e hicieron con ello las imágenes de sus abominables ídolos,
por eso se lo convertí en algo repugnante.
21 En manos de extraños la entregué para ser saqueada:
será presa de los impíos de la tierra, y la profanarán.
22 Apartaré de ellos mi rostro
y será violado mi lugar secreto,
pues entrarán en él invasores y lo profanarán.

23 »Haz una cadena,
porque el país está lleno de delitos de sangre
y la ciudad está llena de violencia.
24 Traeré, por tanto, a los más perversos de las naciones,
los cuales poseerán las casas de ellos.
Así haré cesar la soberbia de los poderosos,
y sus santuarios serán profanados.
25 ¡La destrucción llega!
Buscarán la paz, pero no habrá paz.
26 Vendrá quebranto sobre quebranto,
y habrá rumor sobre rumor.
Buscarán respuesta del profeta,
mas la Ley se alejará del sacerdote,
y de los ancianos el consejo.
27 El rey se enlutará,
el gobernante se vestirá de tristeza
y las manos del pueblo de la tierra temblarán.
Según su camino haré con ellos,
y con los juicios de ellos los juzgaré.
Y sabrán que yo soy Jehová.»

Visión de las abominaciones en Jerusalén

En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de Jehová, el Señor. Miré, y vi una figura con aspecto de hombre; desde sus caderas para abajo, fuego, y desde sus caderas para arriba parecía resplandor; el aspecto era como de bronce refulgente. Aquella figura extendió la mano y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos. Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.

Me dijo: «Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte.» Alcé mis ojos hacia el norte, y vi al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada. Me dijo entonces: «Hijo de hombre, ¿no ves lo que estos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete, y verás aún mayores abominaciones.»

Me llevó a la entrada del atrio, y miré, y vi un agujero en la pared. Me dijo: «Hijo de hombre, cava ahora en la pared.» Yo cavé en la pared, y he aquí una puerta. Me dijo luego: «Entra, y ve las malvadas abominaciones que estos hacen allí.» 10 Entré, pues, y miré, y vi toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados por toda la pared en derredor. 11 Y delante de ellos había setenta hombres de entre los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán, en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una nube espesa de incienso. 12 Me dijo: «Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: “Jehová no nos ve. Jehová ha abandonado la tierra.”» 13 Me dijo después: «Vuélvete, verás que estos hacen aún mayores abominaciones.»

14 Me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y vi a unas mujeres que estaban allí sentadas llorando a Tamuz. 15 Luego me dijo: «¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete, verás aún mayores abominaciones que éstas.»

16 Me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová, y vi que junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, había unos veinticinco hombres, con sus espaldas vueltas al templo de Jehová y con sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente. 17 Me dijo: «¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa ligera para la casa de Judá cometer las abominaciones que cometen aquí? Después que han llenado de maldad el país, se volvieron a mí para irritarme; y aplican el ramo a sus narices. 18 Pues también yo procederé con furor: mis ojos no mirarán con piedad, no tendré compasión. Gritarán a mis oídos con gran voz, pero no los escucharé.»

Visión de la muerte de los culpables

Entonces clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: «¡Los verdugos de la ciudad han llegado y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir!» Y seis hombres venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano. Al entrar, se detuvieron junto al altar de bronce.

La gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, hacia el umbral de la casa. Y llamó Jehová al hombre vestido de lino que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: «Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.» A los otros dijo, oyéndolo yo: «Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no miren con piedad vuestros ojos, no tengáis compasión. Matad a viejos, a jóvenes y a vírgenes, a niños y a mujeres, hasta que no quede ninguno. Pero a todo aquel sobre el cual esté la señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario.» Comenzaron, pues, desde los hombres ancianos que estaban delante del Templo. Les dijo: «Contaminad la casa, llenad los atrios de muertos y salid.» Y salieron a matar en la ciudad.

Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé diciendo: «¡Ah, Señor Jehová!, ¿destruirás a todo el resto de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?»

Me dijo: «La maldad de la casa de Israel y de Judá es sobremanera grande, pues la tierra está llena de sangre y la ciudad está llena de perversidad; porque han dicho: “Ha abandonado Jehová la tierra, y Jehová no ve.” 10 Así, pues, haré yo: mis ojos no mirarán con piedad, no tendré compasión; haré recaer la conducta de ellos sobre sus propias cabezas.»

11 Y el hombre vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: «He hecho conforme a todo lo que me mandaste.»

La gloria de Dios abandona el Templo

10 Miré, y vi que sobre la bóveda que estaba sobre la cabeza de los querubines había como una piedra de zafiro, que tenía el aspecto de un trono que apareció sobre ellos. Habló al hombre vestido de lino, y le dijo: «Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines y espárcelos sobre la ciudad.» Y entró a vista mía.

Los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este hombre entró; y la nube llenaba el atrio de adentro. Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín hacia el umbral de la puerta; la casa se llenó de la nube y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová. Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios omnipotente cuando habla.

Aconteció, pues, que al mandar al hombre vestido de lino, diciendo: «Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines», él entró y se detuvo entre las ruedas. Un querubín extendió su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió. Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.

Miré, y vi cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de crisólito. 10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma estructura, como si estuviera una en medio de otra. 11 Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en pos de ella iban; no se volvían cuando andaban. 12 Todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas, todo estaba lleno de ojos alrededor de sus cuatro ruedas. 13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: «¡Rueda!» 14 Cada uno tenía cuatro caras: la primera era un rostro de querubín, y la segunda, de hombre; la tercera era una cara de león, y la cuarta una cara de águila.

15 Se elevaron los querubines; éste es el ser viviente que vi en el río Quebar. 16 Cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para elevarse de la tierra, las ruedas tampoco se separaban de ellos. 17 Cuando se detenían ellos, ellas se detenían, y cuando ellos se elevaban, se elevaban con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas.

18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de sobre el umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. 19 Y alzando los querubines sus alas, se elevaron de la tierra ante mis ojos. Cuando ellos salieron, también las ruedas se elevaron al lado de ellos, y se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová; y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos.

20 Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar, y me di cuenta de que eran querubines. 21 Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos humanas debajo de sus alas. 22 La semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.

Reprensión de los príncipes malvados

11 El espíritu me elevó y me llevó a la puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente; y he aquí, a la entrada de la puerta, veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jaazanías hijo de Azur, y a Pelatías hijo de Benaía, jefes del pueblo. Me dijo: «Hijo de hombre, éstos son los hombres que maquinan perversidad y dan en esta ciudad mal consejo. Ellos dicen: “No será tan pronto; edifiquemos casas; ésta será la olla, y nosotros la carne.” Por tanto, profetiza contra ellos, ¡profetiza, hijo de hombre!»

Vino sobre mí el espíritu de Jehová y me dijo: «Di: “Así ha dicho Jehová: Así habéis hablado, casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu yo las he entendido. Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad; habéis llenado de muertos sus calles. Por tanto, así ha dicho Jehová, el Señor: Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne y ella es la olla; pero yo os sacaré a vosotros de en medio de ella. A la espada habéis temido, y la espada traeré sobre vosotros, dice Jehová, el Señor. Os sacaré de en medio de ella, os entregaré en manos de extraños y haré juicios entre vosotros. 10 A espada caeréis; en los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová. 11 La ciudad no os será por olla ni vosotros seréis la carne en medio de ella; en los límites de Israel os juzgaré. 12 Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos ni habéis obedecido mis decretos, sino que habéis hecho según las costumbres de las naciones que os rodean.”»

13 Y aconteció que mientras yo profetizaba, aquel Pelatías hijo de Benaía, murió. Entonces me postré rostro a tierra y clamé a gran voz, y dije: «¡Ah, Señor, Jehová!, ¿destruirás del todo al resto de Israel?»

Promesa de restauración y renovación

14 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 15 «Hijo de hombre, tus hermanos, tus propios hermanos, los hombres de tu parentela y toda la casa de Israel, son aquellos a quienes dijeron los habitantes de Jerusalén: “Alejaos de Jehová; a nosotros es dada la tierra en posesión.” 16 Por tanto, di: “Así ha dicho Jehová, el Señor: Aunque los he arrojado lejos entre las naciones y los he esparcido por las tierras, con todo les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen.” 17 Di, por tanto: “Así ha dicho Jehová, el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos y os daré la tierra de Israel. 18 Volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. 19 Y les daré otro corazón y pondré en ellos un nuevo espíritu; quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne y les daré un corazón de carne, 20 para que anden en mis ordenanzas y guarden mis decretos y los cumplan, y sean mi pueblo y yo sea su Dios. 21 Pero a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová, el Señor.”»

22 Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas iban en pos de ellos y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos. 23 La gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad. 24 Luego me levantó el espíritu y me volvió a llevar en visión del espíritu de Dios a la tierra de los caldeos, a donde estaban los cautivos. Y se fue de mí la visión que había visto. 25 Entonces referí a los cautivos todas las cosas que Jehová me había mostrado.

Salida de Ezequiel en señal de la cautividad

12 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, tú habitas en medio de una casa rebelde. Tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen, porque son una casa rebelde. Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate enseres de marcha, y parte de día a la vista de ellos. Te pasarás de tu lugar a otro lugar a la vista de ellos, por si tal vez atienden, porque son una casa rebelde. Sacarás tus enseres de día a la vista de ellos, como enseres para el destierro; pero tú saldrás por la tarde a la vista de ellos, como quien sale en cautiverio. Ante sus propios ojos te abrirás paso a través de la pared, y saldrás por ella. Ante sus propios ojos los llevarás sobre tus hombros, de noche los sacarás; cubrirás tu rostro y no mirarás el país, porque por señal te he dado a la casa de Israel.»

Yo hice como se me había mandado; saqué mis enseres de día, como enseres para el destierro, y a la tarde me abrí paso a través de la pared con mi propia mano; salí de noche, y los llevé sobre los hombros a la vista de ellos.

Por la mañana vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, aquella casa rebelde, qué haces? 10 Diles: “Así ha dicho Jehová, el Señor: Esta profecía se refiere al gobernante en Jerusalén y a toda la casa de Israel que está en medio de ella.” 11 Diles: “Yo soy vuestra señal. Como yo hice, así se hará con vosotros: partiréis al destierro, en cautividad. 12 Y al gobernante que está en medio de ellos, lo llevarán a cuestas de noche, y saldrán. A través de la pared abrirán un paso para sacarlo por ella, y cubrirá su rostro para no ver con sus ojos el país. 13 Pero yo extenderé mi red sobre él y caerá preso en mi trampa, y lo haré llevar a Babilonia, a la tierra de los caldeos; pero no la verá, y allá morirá. 14 A todos los que estén alrededor de él para ayudarlo, y a todas sus tropas, esparciré a todos los vientos, y desenvainaré la espada en pos de ellos. 15 Y sabrán que yo soy Jehová cuando los disperse entre las naciones y los esparza por la tierra. 16 Haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las naciones adonde lleguen. Y sabrán que yo soy Jehová.”»

17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 18 «Hijo de hombre, come tu pan con temblor y bebe tu agua con estremecimiento y con ansiedad. 19 Di al pueblo de la tierra que así ha dicho Jehová, el Señor, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre la tierra de Israel: “Su pan comerán con temor, y con espanto beberán su agua, porque su tierra será despojada de su plenitud por la maldad de todos los que en ella habitan. 20 Las ciudades habitadas quedarán desiertas y la tierra será asolada. Y sabréis que yo soy Jehová.”»

21 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 22 «Hijo de hombre, ¿qué refrán es éste que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: “Se van prolongando los días y desaparecerá toda visión”? 23 Diles, por tanto: “Así ha dicho Jehová, el Señor: Haré cesar este refrán y no lo repetirán más en Israel.” Diles, pues: “Se han acercado aquellos días y el cumplimiento de toda visión. 24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel. 25 Porque yo, Jehová, hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no se tardará más, sino que en vuestros días, casa rebelde, hablaré palabra y la cumpliré, dice Jehová, el Señor.”»

26 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 27 «Hijo de hombre, ahora los de la casa de Israel dicen: “La visión que éste ve es para dentro de muchos días; para lejanos tiempos profetiza éste.” 28 Diles, por tanto: “Así ha dicho Jehová, el Señor: No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová, el Señor.”»

Condenación de los falsos profetas

13 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: “Oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu y que nada han visto! Como zorras en los desiertos han sido tus profetas, Israel. No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa de Israel para que resista firme en la batalla en el día de Jehová. Han visto vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: ‘Ha dicho Jehová’, pero Jehová no los envió. Con todo, esperan que confirme la palabra de ellos. ¿No habéis visto visión vana y no habéis dicho adivinación mentirosa, puesto que decís: ‘Dijo Jehová’, no habiendo yo hablado?”

»Por tanto, así ha dicho Jehová, el Señor: “Porque habéis hablado vanidad y habéis visto mentira, por eso, yo estoy contra vosotros, dice Jehová, el Señor. Mi mano estará contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en el consejo de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán. Y sabréis que yo soy Jehová, el Señor. 10 Sí, por cuanto han engañado a mi pueblo, diciendo: ‘Paz’, no habiendo paz; y porque cuando uno levantaba una pared, ellos la recubrían con lodo suelto, 11 di a los recubridores que el lodo suelto se caerá: vendrá una lluvia torrencial y yo enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y un viento tempestuoso la romperá. 12 Y he aquí que cuando la pared haya caído, ¿no os preguntarán dónde está la mezcla con que la recubristeis?” 13 Por tanto, así ha dicho Jehová, el Señor: “Haré que la rompa un viento tempestuoso con mi ira, y una lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para destruir. 14 Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con lodo suelto y la echaré a tierra, y será descubierto su cimiento. Caerá y seréis consumidos en medio de ella, y sabréis que yo soy Jehová. 15 Consumaré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con lodo suelto, y os diré que no existe la pared ni los que la recubrieron: 16 los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén y que vieron para ella visión de paz, no habiendo paz, dice Jehová, el Señor.”

17 »Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas. 18 Di: “Así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos y hacen velos mágicos para la cabeza de toda edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo para mantener así vuestra propia vida? 19 ¿Y habéis de profanarme en medio de mi pueblo por unos puñados de cebada y unos pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira?”

20 »Por tanto, así ha dicho Jehová, el Señor: “Yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con las que cazáis las almas al vuelo. Yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que cazáis al vuelo. 21 Romperé asimismo vuestros velos mágicos y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano. Y sabréis que yo soy Jehová. 22 Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío para que no se apartara de su mal camino, infundiéndole ánimo, 23 por eso, no veréis más visión vana ni practicaréis más la adivinación. Yo libraré a mi pueblo de vuestras manos. Y sabréis que yo soy Jehová.”»

Juicio contra los idólatras que consultan al profeta

14 Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel y se sentaron delante de mí. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos? Háblales, por tanto, y diles: “Así ha dicho Jehová, el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que haya puesto sus ídolos en su corazón y que haya establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y que acuda al profeta, yo, Jehová, responderé al que acuda conforme a la multitud de sus ídolos, para tomar a la casa de Israel por el corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos a causa de sus ídolos.”

»Por tanto, di a la casa de Israel: “Así dice Jehová, el Señor: Convertíos, volveos de vuestros ídolos y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones. Porque cualquier hombre de la casa de Israel y de los extranjeros que habitan en Israel, que se haya apartado de andar en pos de mí, y que haya puesto sus ídolos en su corazón y haya establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y que acuda al profeta para preguntarle por mí, yo, Jehová, le responderé por mí mismo; pondré mi rostro contra aquel hombre, lo pondré por señal y por escarmiento, y lo eliminaré de en medio de mi pueblo. Y sabréis que yo soy Jehová. Y cuando el profeta sea engañado y hable alguna palabra, yo, Jehová, engañé a tal profeta. Extenderé mi mano contra él y lo eliminaré de en medio de mi pueblo Israel. 10 Y llevarán ambos el castigo de su maldad: como la maldad del que consulte, así será la maldad del profeta, 11 para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más en todas sus rebeliones; y sea mi pueblo y yo sea su Dios, dice Jehová, el Señor.”»

Justicia del castigo de Jerusalén

12 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 13 «Hijo de hombre, cuando la tierra peque contra mí rebelándose pérfidamente, y extienda yo mi mano sobre ella, le corte el sustento de pan, envíe sobre ella hambre y extermine de ella a hombres y bestias, 14 si estuvieran en medio de ella estos tres hombres: Noé, Daniel y Job, sólo ellos, por su justicia, librarían sus propias vidas, dice Jehová, el Señor. 15 Y si yo hiciera pasar bestias feroces por la tierra y la asolaran, y quedara desolada de modo que nadie pase por allí a causa de las fieras, 16 y si estos tres hombres estuvieran en medio de ella, vivo yo, dice Jehová, el Señor, que ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada. 17 O si yo trajera espada sobre la tierra, y dijera: “¡Espada, pasa por la tierra!”, e hiciera exterminar de ella a hombres y bestias, 18 y si estos tres hombres estuvieran en medio de ella, vivo yo, dice Jehová, el Señor, que no librarían a sus hijos ni a sus hijas. Ellos solos serían librados. 19 O si enviara pestilencia sobre esa tierra y derramara mi ira sobre ella con sangre, para exterminar de ella a hombres y a bestias, 20 y estuvieran en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová, el Señor, que no librarían a hijo ni a hija. Solamente ellos, por su justicia, librarían sus propias vidas.

21 »Por lo cual, así ha dicho Jehová, el Señor: “¡Cuánto más cuando yo envíe contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles: espada, hambre, fieras y peste, para exterminar de ellas a hombres y a bestias! 22 Sin embargo, he aquí quedará en ella un resto, hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, veréis su camino y sus hechos y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella. 23 Ellos os consolarán cuando veáis su conducta y sus hechos, y comprenderéis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice Jehová, el Señor.”»

Jerusalén es como una vid inútil

15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

«Hijo de hombre,
¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera?
¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque?
¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra?
¿Tomarán de ella una estaca para colgar algo en ella?
He aquí, es puesta en el fuego para ser consumida.
Cuando sus dos extremos haya consumido el fuego
y la parte de en medio se haya quemado,
¿servirá para obra alguna?
Si cuando estaba entera no servía para obra alguna,
¿cuánto menos después que el fuego la haya consumido y que haya sido quemada?
¿Servirá más para obra alguna?

»Por tanto, así dice Jehová, el Señor:

»Como a la madera de la vid entre los árboles del bosque,
la cual entregué al fuego para que la consumiera,
así haré a los moradores de Jerusalén.
Pondré mi rostro contra ellos;
aunque del fuego se escaparon, fuego los consumirá.
Y sabréis que yo soy Jehová,
cuando ponga mi rostro contra ellos.
Y convertiré la tierra en desolación,
por cuanto cometieron prevaricación,
dice Jehová, el Señor.»

Infidelidad de Jerusalén

16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus abominaciones, y dile: “Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue un amorreo y tu madre una hetea. Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu cordón umbilical, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte ni frotada con sal, ni fuiste envuelta en pañales. No hubo ojo que se compadeciera de ti para hacerte algo de eso, sintiendo lástima por ti; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.

»”Yo pasé junto a ti y te vi sucia en tus sangres. Y cuando estabas en tus sangres te dije: ‘¡Vive!’ Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ‘¡Vive!’ Te hice crecer como la hierba del campo; creciste, te hiciste grande y llegaste a ser muy hermosa. Tus pechos se habían formado y tu pelo había crecido, ¡pero estabas desnuda por completo!

»”Pasé otra vez junto a ti y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores. Entonces extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez; te hice juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová, el Señor, y fuiste mía. Te lavé con agua, lavé tus sangres de encima de ti y te ungí con aceite. 10 Luego te puse un vestido bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda. 11 Te atavié con adornos, puse brazaletes en tus brazos y un collar en tu cuello. 12 Puse joyas en tu nariz, zarcillos en tus orejas y una hermosa corona en tu cabeza. 13 Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido bordado era de lino fino y seda. Comiste flor de harina de trigo, miel y aceite. Fuiste embellecida en extremo y prosperaste hasta llegar a reinar. 14 Tu fama se difundió entre las naciones a causa de tu belleza, que era perfecta por el esplendor que yo puse sobre ti, dice Jehová, el Señor.

15 »”Pero confiaste en tu belleza, te prostituiste a causa de tu fama y derramaste tu lujuria sobre cuantos pasaban. ¡Suya fuiste! 16 Tomaste de tus vestidos, te hiciste diversos lugares altos y fornicaste sobre ellos. ¡Cosa semejante nunca había sucedido ni volverá a suceder! 17 Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata, que yo te había dado, te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas. 18 Tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste, y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas. 19 Mi pan también, que yo te había dado, la flor de harina, el aceite y la miel, con lo que yo te mantuve, lo pusiste delante de ellas para olor agradable; y fue así, dice Jehová, el Señor. 20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fueran consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones, 21 que degollaste también a mis hijos y los ofreciste a aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía? 22 Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda por completo, cuando estabas envuelta en tu sangre.

23 »”Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti!, dice Jehová, el Señor), 24 te edificaste lugares altos y te hiciste altar en todas las plazas. 25 En cada cabecera de camino edificaste un lugar alto e hiciste abominable tu hermosura: te ofreciste a cuantos pasaban y multiplicaste tus fornicaciones. 26 Fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, robustos de cuerpo; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme. 27 Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano y disminuí tu provisión ordinaria. Te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen y se avergüenzan de tu conducta indecente. 28 Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; fornicaste con ellos y tampoco te saciaste. 29 Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste.

30 »”¡Cuán inconstante es tu corazón, dice Jehová, el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una prostituta desvergonzada, 31 edificando tus lugares altos en cada cabecera de camino y levantando tus altares en todas las plazas! Pero no fuiste semejante a una prostituta en que menospreciaste la paga. 32 Fuiste como la mujer adúltera que en lugar de su marido recibe a extraños. 33 A todas las prostitutas les dan regalos; pero tú diste tus regalos a todos tus amantes. Les diste presentes, para que de todas partes vinieran a ti en tus fornicaciones. 34 Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres: porque ninguno te ha solicitado para fornicar, y tú das la paga, en lugar de recibirla; por eso has sido diferente.

35 »”Por tanto, prostituta, oye palabra de Jehová. 36 Así dice Jehová, el Señor: Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu vergüenza ha sido manifestada a tus amantes y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste, 37 por eso, yo reuniré a todos tus amantes con los cuales tuviste placer, y a todos los que amaste, y también a todos los que aborreciste. Los reuniré alrededor de ti, y delante de ellos descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez. 38 Yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras y de las que derraman sangre, y traeré sobre ti sangre de ira y de celos. 39 Te entregaré en manos de ellos, y ellos destruirán tus lugares altos y derribarán tus altares. Te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas y te dejarán desnuda por completo. 40 Harán subir contra ti una muchedumbre de gente, que te apedreará y te atravesará con sus espadas. 41 Incendiarán tus casas, y harán en ti juicios en presencia de muchas mujeres. Así haré que dejes de ser una prostituta y que ceses de prodigar tus favores. 42 Así saciaré mi ira sobre ti, se apartará de ti mi celo y descansaré para no volver a enojarme. 43 Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud y me provocaste a ira en todo esto, por eso, yo también traeré tu conducta sobre tu propia cabeza, dice Jehová, el Señor; pues ni aun has pensado sobre toda tu lujuria.

44 »”He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice: ‘Cual la madre, tal la hija.’ 45 Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido y a sus hijos; y hermana eres de tus hermanas, que desecharon a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue una hetea y vuestro padre un amorreo. 46 Tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan al norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita al sur de ti. 47 Ni aun anduviste en sus caminos ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco, y muy poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos. 48 Vivo yo, dice Jehová, el Señor, que tu hermana Sodoma y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas. 49 Ésta fue la maldad de Sodoma, tu hermana: soberbia, pan de sobra y abundancia de ocio tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del necesitado. 50 Se llenaron de soberbia e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi, las quité. 51 Sin embargo, Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que hiciste. 52 Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza en los pecados que cometiste, más abominables que los de ellas. ¡Más justas son que tú! Avergüénzate, pues, tú también, y carga con tu ignominia, por cuanto has justificado a tus hermanas.

53 »”Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas, 54 para que cargues con tu ignominia y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas. 55 Tus hermanas: Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado. También tú y tus hijas volveréis a vuestro primer estado. 56 Tu hermana Sodoma no era digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias, 57 antes que tu maldad fuera descubierta. Así también, ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian. 58 Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová.

59 »”Pero aún más ha dicho Jehová, el Señor: Yo no haré contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto. 60 Antes bien, yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto eterno. 61 Te acordarás de tu conducta, y te avergonzarás cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, aunque no por tu pacto, 62 sino por mi pacto que confirmaré contigo. Y sabrás que yo soy Jehová; 63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová, el Señor.”»

Parábola de las águilas y la vid

17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, propón una figura y narra una parábola a la casa de Israel. Dirás: “Así ha dicho Jehová, el Señor:

»”Una gran águila,
de grandes alas y largos miembros,
llena de plumas de diversos colores,
vino al Líbano
y tomó el cogollo de un cedro.
Arrancó el principal de sus renuevos,
lo llevó a tierra de mercaderes
y lo puso en una ciudad de comerciantes.
Tomó también de la simiente de la tierra
y la puso en un campo bueno para sembrar.
La plantó junto a aguas abundantes,
a manera de un sauce.
Brotó, se hizo una vid
de mucho ramaje y poca altura;
sus ramas miraban al águila
y sus raíces estaban debajo de ella.
Así que se convirtió en una vid
que hizo sarmientos y echó mugrones.

»”Había también otra gran águila,
de grandes alas y espeso plumaje.
Y he aquí, la vid llevó hacia ella sus raíces
y extendió hacia ella sus ramas,
para ser regada por ella
por los surcos de su plantío.
En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada,
para que echara ramas y diera fruto,
y para que fuera vid robusta.”

»Diles: “Así ha dicho Jehová, el Señor:

»”¿Será prosperada?
¿No arrancará sus raíces,
destruirá su fruto y se secará?
Todas sus hojas lozanas se secarán;
y eso sin gran poder ni mucha gente
para arrancarla de raíz.
10 He aquí, está plantada:
¿Será prosperada? ¿No se secará del todo
cuando el viento del este la toque?
¡En los mismos surcos de su verdor, se secará!”»

11 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 12 «Di ahora a la casa rebelde: “¿No habéis entendido qué significan estas cosas?” Diles: “He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, tomó a tu rey y a sus jefes y los llevó consigo a Babilonia. 13 Tomó también a uno de la descendencia real, hizo pacto con él y le hizo prestar juramento. Y se llevó consigo a los poderosos de la tierra, 14 para que el reino fuera abatido y no se levantara, a fin de que, guardando el pacto, permaneciera en pie. 15 Pero se rebeló contra él, enviando embajadores a Egipto para que le diera caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El que rompió el pacto, ¿podrá escapar? 16 Vivo yo, dice Jehová, el Señor, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar donde habita el rey que lo hizo reinar, cuyo juramento menospreció y cuyo pacto, hecho con él, rompió. 17 Y ni con gran ejército ni con mucha compañía hará el faraón nada por él en la batalla, cuando se levanten terraplenes y se construyan torres para cortar muchas vidas. 18 Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará. 19 Por tanto, así ha dicho Jehová, el Señor: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció y mi pacto que ha quebrantado, los haré caer sobre su propia cabeza. 20 Extenderé sobre él mi red y quedará preso en mi trampa. Lo haré venir a Babilonia, y allí entraré en juicio con él por su infidelidad que contra mí ha cometido. 21 Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos. Y sabréis que yo, Jehová, he hablado.

22 »”Así ha dicho Jehová, el Señor:

»”Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro
y lo plantaré;
del principal de sus renuevos cortaré un tallo
y lo plantaré sobre un monte muy elevado.
23 En el monte alto de Israel lo plantaré.
Levantará sus ramas, dará fruto
y se hará un cedro magnífico.
Habitarán debajo de él todas las aves de toda especie;
a la sombra de sus ramas habitarán.
24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo, Jehová,
abatí el árbol elevado y levanté el árbol bajo,
hice secar el árbol verde e hice reverdecer el árbol seco.
Yo, Jehová, lo he dicho, y lo haré.”»

El alma que peque, morirá

18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «¿Qué pensáis vosotros, los que en la tierra de Israel usáis este refrán, que dice:

»“Los padres comieron las uvas agrias,
y a los hijos les dio dentera”?

»Vivo yo, dice Jehová, el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías: como el alma del padre, así el alma del hijo es mía. El alma que peque, ésa morirá.

»El hombre que es justo, que actúa conforme al derecho y la justicia; que no come sobre los montes ni alza sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; que no viola a la mujer de su prójimo ni se une a la mujer menstruosa; que no oprime a nadie, sino que al deudor devuelve su prenda; que no comete robo alguno; que da su pan al hambriento y cubre con vestido al desnudo; que no presta con interés o con usura; que retrae su mano de la maldad y practica verdaderamente la justicia entre unos y otros; que camina en mis ordenanzas y guarda mis decretos a fin de actuar rectamente, éste es justo y vivirá, dice Jehová, el Señor.

10 »Pero si engendra un hijo ladrón y sanguinario que hace alguna cosa de éstas, 11 y no hace las otras, sino que come sobre los montes, viola a la mujer de su prójimo, 12 oprime al pobre y necesitado, comete robos y no devuelve la prenda, alza sus ojos hacia los ídolos y comete abominación, 13 presta a interés y con usura, ¿vivirá éste? ¡No vivirá! Todas esas abominaciones cometió y, de cierto, morirá: su sangre caerá sobre él.

14 »Pero si éste engendra un hijo que ve todos los pecados que cometió su padre, pero que, aun viéndolos, no los imita: 15 no come sobre los montes ni alza sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, a la mujer de su prójimo no viola, 16 no oprime a nadie, no retiene la prenda ni comete robos, da de su pan al hambriento y cubre con vestido al desnudo, 17 aparta su mano del pobre y no cobra interés o usura, guarda mis decretos y anda en mis ordenanzas, éste no morirá por la maldad de su padre: de cierto vivirá. 18 Pero su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad.

19 »Y si preguntáis: “¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre?” Pues porque el hijo actuó conforme al derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá. 20 El alma que peque, ésa morirá. El hijo no llevará el pecado del padre ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo recaerá sobre él y la impiedad del impío recaerá sobre él.

El camino de Dios es justo(A)

21 »Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, y guarda todos mis estatutos y actúa conforme al derecho y la justicia, de cierto vivirá: no morirá. 22 Ninguna de las transgresiones que cometió le será recordada; por la justicia que practicó, vivirá. 23 ¿Acaso quiero yo la muerte del impío? dice Jehová, el Señor. ¿No vivirá, si se aparta de sus malos caminos? 24 Pero si el justo se aparta de su justicia, y comete maldad y actúa conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? ¡Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta! Por su infidelidad que cometió, por el pecado que cometió, por ello morirá.

25 »Y si decís: “No es recto el camino del Señor”, oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿No son vuestros caminos los torcidos? 26 Apartándose el justo de su justicia y cometiendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. 27 Pero apartándose el impío de su impiedad que hizo y actuando conforme al derecho y la justicia, hará vivir su alma. 28 Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá: no morirá. 29 Si aún dice la casa de Israel: “No es recto el camino del Señor”; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? ¡Ciertamente, vuestros caminos no son rectos!

30 »Por tanto, casa de Israel, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, dice Jehová, el Señor. Convertíos y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. 31 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? 32 Porque yo no quiero la muerte del que muere, dice Jehová, el Señor. ¡Convertíos, pues, y viviréis!

Lamentación sobre los príncipes de Israel

19 »Levanta tú esta lamentación sobre los príncipes de Israel. Dirás:

»“¡Cómo se echó entre los leones tu madre, la leona!
Entre los leoncillos crió sus cachorros.
Ella hizo subir uno de sus cachorros,
que llegó a ser un leoncillo
y aprendió a arrebatar la presa
y a devorar a seres humanos.
Las naciones oyeron de él;
fue tomado en la trampa de ellas,
y lo llevaron con grillos
a la tierra de Egipto.
Viendo ella que había esperado demasiado tiempo
y que se perdía su esperanza,
tomó otro de sus cachorros
y lo puso por leoncillo.
Y él andaba entre los leones;
se hizo un leoncillo,
aprendió a arrebatar la presa,
devoró seres humanos.
Saqueó fortalezas y asoló ciudades.
La tierra, con cuanto había en ella, quedó desolada
al estruendo de sus rugidos.
Arremetieron contra él las gentes
de las provincias de alrededor;
extendieron sobre él su red
y en el foso fue apresado.
Lo pusieron en una jaula y lo encadenaron:
encadenado lo llevaron al rey de Babilonia.
Lo pusieron en las fortalezas,
para que su voz no se oyera más sobre los montes de Israel.

10 »”Tu madre fue como una vid
plantada en medio de la viña, junto a las aguas,
que da fruto y echa vástagos
a causa de las muchas aguas.
11 Y ella tuvo varas fuertes,
para cetros de reyes;
elevó su estatura por encima del ramaje,
y fue vista por causa de su altura
y por la abundancia de sus sarmientos.
12 Pero fue arrancada con ira,
derribada en tierra.
El viento del este secó su fruto
y sus fuertes ramas fueron quebradas y se secaron
consumidas por el fuego.
13 Ahora está plantada en el desierto,
en tierra de sequedad y de aridez.
14 Y de la vara de sus ramas ha salido fuego
que ha consumido su fruto,
y no ha quedado en ella vara fuerte
para cetro de reyes.”

»Una lamentación es ésta, y de lamentación servirá.»

Modo de proceder de Dios con Israel

20 Aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: “Así ha dicho Jehová, el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová, el Señor.” ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres, y diles: “Así ha dicho Jehová, el Señor: El día que escogí a Israel y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré, diciendo: Yo soy Jehová, vuestro Dios, aquel día que les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, la cual fluye leche y miel y es la más hermosa de todas las tierras, entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová, vuestro Dios.

»”Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos ni dejaron los ídolos de Egipto. Entonces dije que derramaría mi ira sobre ellos, para consumar mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto. Con todo, a causa de mi nombre, para que no se profanara ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, ante cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos de la tierra de Egipto. 10 Los saqué de la tierra de Egipto y los traje al desierto. 11 Les di mis estatutos y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpla, vivirá. 12 Y les di también mis sábados, para que fueran por señal entre yo y ellos, para que supieran que yo soy Jehová que los santifico. 13 Pero se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpla, vivirá; y mis sábados profanaron en gran manera. Dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos. 14 Pero actué a causa de mi nombre, para que no fuera profanado a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.

15 »”También yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, la cual fluye leche y miel y es la más hermosa de todas las tierras; 16 porque desecharon mis decretos, no anduvieron en mis estatutos y profanaron mis sábados, porque tras sus ídolos iba su corazón. 17 Con todo, los miré con piedad: no los maté ni los exterminé en el desierto; 18 antes bien, dije en el desierto a sus hijos: ‘No andéis en los estatutos de vuestros padres ni guardéis sus leyes ni os contaminéis con sus ídolos. 19 Yo soy Jehová, vuestro Dios: andad en mis estatutos, guardad mis preceptos y ponedlos por obra. 20 Santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios.’

21 »”Pero los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpla, vivirá; y profanaron mis sábados. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para consumar mi enojo en ellos en el desierto. 22 Sin embargo, retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no fuera profanado a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado. 23 También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones y que los dispersaría por las tierras, 24 porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos, profanaron mis sábados y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos. 25 Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir. 26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.”

27 »Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles: “Así ha dicho Jehová, el Señor: Aun en esto me afrentaron vuestros padres cuando cometieron infidelidad contra mí. 28 Porque yo los traje a la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había de dársela, y miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso: allí sacrificaron sus víctimas, allí presentaron ofrendas que me irritan, allí pusieron también su incienso agradable y allí derramaron sus libaciones. 29 Yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre ‘Bama’ hasta el día de hoy.”

30 »Di, pues, a la casa de Israel: “Así ha dicho Jehová, el Señor: ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones? 31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy, ¿y habré de responderos yo, casa de Israel? ¡Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé!

32 »”Y no ha de suceder lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: ‘Seamos como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.’

33 »”Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte y brazo extendido, y en el ardor de mi ira, he de reinar sobre vosotros. 34 Os sacaré de entre los pueblos y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y en el ardor de mi ira; 35 os traeré al desierto de los pueblos y allí litigaré con vosotros cara a cara. 36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová, el Señor. 37 Os haré pasar bajo la vara y os haré entrar en los vínculos del pacto; 38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, pero en la tierra de Israel no entrarán. Y sabréis que yo soy Jehová.

39 »”Y a vosotros, casa de Israel, así ha dicho Jehová, el Señor: Ande cada uno de vosotros tras sus ídolos y sírvalos, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.

40 »”Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová, el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas. 41 Como incienso agradable os aceptaré cuando os haya sacado de entre los pueblos y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros ante los ojos de las naciones. 42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres. 43 Allí os acordaréis de vuestros caminos y de todos vuestros hechos con que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis. 44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando, por amor de mi nombre, no haga con vosotros según vuestros malos caminos ni según vuestras perversas obras, casa de Israel, dice Jehová, el Señor.”»

Profecía contra el Neguev

45 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 46 «Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia el sur, derrama tu palabra hacia la parte austral, profetiza contra el bosque del Neguev. 47 Y dirás al bosque del Neguev: “Oye la palabra de Jehová: Así ha dicho Jehová, el Señor: He aquí que yo enciendo en ti un fuego que consumirá en ti todo árbol verde y todo árbol seco. No se apagará la llama del fuego, y serán quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte.” 48 Y verá toda carne que yo, Jehová, lo encendí, y no se apagará.»

49 Y dije: «¡Ah, Señor Jehová! ellos dicen de mí: “¿No profiere éste parábolas?”»

La espada afilada de Jehová

21 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Jerusalén, derrama palabras sobre los santuarios y profetiza contra la tierra de Israel. Dirás a la tierra de Israel: “Así ha dicho Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, y sacaré mi espada de su vaina y cortaré de ti al justo y al impío. Y por cuanto he de cortar de ti al justo y al impío, por eso mi espada saldrá de su vaina contra todo mortal, desde el sur hasta el norte. Y sabrá todo mortal que yo, Jehová, saqué mi espada de su vaina; no la envainaré más.” Y tú, hijo de hombre, gime con quebranto de tus costados y con amargura; gime ante los ojos de ellos. Y cuando te digan: “¿Por qué gimes?”, dirás: “Por una noticia que cuando llegue hará que desfallezca todo corazón, y toda mano se debilitará, se angustiará todo espíritu y como agua se debilitará toda rodilla.” He aquí que viene, y se cumplirá, dice Jehová, el Señor.»

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, profetiza y di: “Así ha dicho Jehová, el Señor:

»”¡La espada, la espada está afilada y bien pulida!
10 Para degollar víctimas está afilada;
pulida está para que relumbre.
¿Habremos de alegrarnos,
cuando al cetro de mi hijo ha despreciado
como a un palo cualquiera?
11 Y la dio a pulir para tenerla a mano;
la espada está afilada, y está pulida
para entregarla en manos del matador.”
12 Clama y lamenta, hijo de hombre,
porque ésta será sobre mi pueblo,
será ella sobre todos los gobernantes de Israel:
caerán ellos a espada juntamente con mi pueblo.
¡Golpéate, pues, el muslo!
13 Porque es una prueba;
pero ¿qué, si la espada desprecia aun al cetro?
Él no será más,

dice Jehová el Señor.

14 »Tú, pues, hijo de hombre, profetiza
y bate una mano contra otra.
Duplíquese y triplíquese el furor
de la espada homicida:
ésta es la espada de la gran matanza,
que los traspasará,
15 para que el corazón desmaye
y los estragos se multipliquen;
en todas las puertas de ellos he puesto espanto de espada.
¡Ah! dispuesta está para que relumbre
y preparada para degollar.
16 ¡Corta a la derecha,
hiere a la izquierda,
adonde quiera que te vuelvas!
17 Y yo también batiré mano contra mano,
y haré reposar mi ira.

»Yo, Jehová, he hablado.»

18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 19 «Tú, hijo de hombre, traza dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia. De una misma tierra salgan ambos, y al comienzo de cada camino pon una señal que indique la ciudad adonde va. 20 El camino señalarás por donde venga la espada a Rabá, de los hijos de Amón, y a Judá, contra Jerusalén, la ciudad fortificada. 21 Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las saetas, consultó a sus ídolos, miró un hígado. 22 La adivinación señaló a su mano derecha, sobre Jerusalén, para dar la orden de ataque, para dar comienzo a la matanza, para levantar la voz en grito de guerra, para poner arietes contra las puertas, para levantar terraplenes y construir torres de sitio. 23 Mas para ellos esto será como adivinación mentirosa, ya que les ha hecho solemnes juramentos; pero él trae a la memoria la maldad de ellos, para apresarlos.

24 »Por tanto, así ha dicho Jehová, el Señor: “Por cuanto habéis hecho recordar vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis sido recordados, seréis entregados en su mano. 25 Respecto a ti, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ya ha llegado, el tiempo de la consumación de la maldad, 26 así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Depón el turbante, quita la corona! ¡Esto no será más así! Sea exaltado lo bajo y humillado lo alto. 27 ¡A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel a quien corresponde el derecho, y yo se lo entregaré!”

Juicio contra los amonitas

28 »Y tú, hijo de hombre, profetiza, y di: “Así ha dicho Jehová, el Señor, acerca de los hijos de Amón y de su oprobio.” Dirás, pues: “¡La espada, la espada está desenvainada para degollar, para consumir está pulida con resplandor! 29 Te profetizan vanidad, te adivinan mentira, para que la emplees sobre los cuellos de los malos sentenciados a muerte, cuyo día vino en el tiempo de la consumación de la maldad. 30 ¿La volveré a su vaina? En el lugar donde te criaste, en la tierra donde has vivido, te juzgaré 31 y derramaré sobre ti mi ira; el fuego de mi enojo haré encender sobre ti y te entregaré en mano de hombres temerarios, artífices de destrucción. 32 Serás pasto del fuego, se empapará la tierra con tu sangre; no habrá más memoria de ti, porque yo, Jehová, he hablado.”»

Los pecados de Jerusalén

22 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Y tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad sanguinaria y le mostrarás todas sus abominaciones? Le dirás, pues: “Así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Ciudad que derrama sangre dentro de sí misma para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse! En tu sangre que derramaste has pecado y te has contaminado con tus ídolos que hiciste; has hecho que tu día se acerque y has llegado al término de tus años; por tanto, te he dado en oprobio a las naciones, en escarnio a todas las tierras. Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre y de gran turbación.

»”He aquí que los gobernantes de Israel, cada uno según su poder, se esfuerzan en derramar sangre. Al padre y a la madre despreciaron en ti; al extranjero trataron con violencia en medio de ti, y en ti despojaron al huérfano y a la viuda. Mis santuarios menospreciaste y mis sábados has profanado. Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; en ti comieron sobre los montes y en medio de ti hicieron perversidades. 10 La desnudez del padre descubrieron en ti, y en ti hicieron violencia a la que estaba impura por su menstruo. 11 Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó pervertidamente a su nuera y cada uno violó en ti a su hermana, la hija de su padre. 12 Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia. ¡Te olvidaste de mí!, dice Jehová, el Señor.

13 »”Y batí mis manos a causa de la avaricia con que actuaste y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti. 14 ¿Estará firme tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo, Jehová, he hablado, y lo haré. 15 Te dispersaré por las naciones, te esparciré por los países y eliminaré de ti tu impureza. 16 Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones. Y sabrás que yo soy Jehová.”»

17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 18 «Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria. Todos ellos son bronce, estaño, hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se han convertido. 19 Por tanto, así ha dicho Jehová, el Señor: “Por cuanto todos vosotros os habéis convertido en escorias, por eso, yo os reuniré en medio de Jerusalén. 20 Como quien junta plata, bronce, hierro, plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira. Os pondré allí y os fundiré. 21 Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos. 22 Como se funde la plata en medio del horno, así, en medio de él, seréis fundidos. Así sabréis que yo, Jehová, habré derramado mi ira sobre vosotros.”»

23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 24 «Hijo de hombre, dile a ella: “Tú no eres tierra limpia ni rociada con lluvia en el día del furor. 25 Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como de león rugiente que arrebata la presa. Devoraron vidas, tomaron haciendas y honra, multiplicaron sus viudas en medio de ella. 26 Sus sacerdotes violaron mi Ley y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio. De mis sábados apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos. 27 Sus jefes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa: derraman sangre para destruir las vidas, para obtener ganancias injustas. 28 Sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizando vanidad y prediciéndoles mentira, diciendo: ‘Así ha dicho Jehová, el Señor’, y Jehová no había hablado. 29 El pueblo de la tierra oprimía y robaba; al afligido y necesitado hacía violencia y al extranjero oprimía contra derecho. 30 Busqué entre ellos un hombre que levantara una muralla y que se pusiera en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyera; pero no lo hallé. 31 Por tanto, derramé sobre ellos mi ira. Con el ardor de mi ira los consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová, el Señor.”»

Las dos hermanas

23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una misma madre, las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, allí fueron acariciados sus pechos virginales. La mayor se llamaba Ahola, y su hermana, Aholiba. Ambas fueron mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron: Samaria, Ahola; y Jerusalén, Aholiba.

»Y Ahola, aun perteneciéndome, cometió fornicación. Se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos suyos, vestidos de púrpura, gobernadores y capitanes, jóvenes codiciables todos ellos, jinetes que iban a caballo. Se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los asirios y con todos aquellos de quienes se enamoró; se contaminó con todos los ídolos de ellos. Y no dejó sus fornicaciones de Egipto, pues muchos se acostaron con ella en su juventud. Ellos acariciaron sus pechos virginales y derramaron sobre ella su lujuria. Por lo cual la entregué en manos de sus amantes, en manos de los hijos de los asirios, de quienes se había enamorado. 10 Ellos descubrieron su desnudez, tomaron a sus hijos y a sus hijas, y a ella la mataron a espada. Y llegó a ser famosa entre las mujeres a causa del escarmiento que hicieron de ella.

11 »Esto lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más que ella: sus fornicaciones fueron peores que las fornicaciones de su hermana. 12 Se enamoró de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores y capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes que iban a caballo, todos ellos jóvenes codiciables. 13 Y vi que se había contaminado, que un mismo camino era el de ambas. 14 Y aumentó sus fornicaciones, pues cuando vio a hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos pintadas de color, 15 ceñidos por la cintura con talabartes y llevando turbantes de colores en la cabeza, todos ellos con apariencia de capitanes, a la manera de los hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento, 16 se enamoró de ellos a primera vista, y les envió mensajeros a la tierra de los caldeos. 17 Así, pues, se unieron a ella los hombres de Babilonia en su lecho de amores, y la contaminaron. Y ella también se contaminó con ellos, pero luego su alma se hastió de ellos. 18 Así hizo evidentes sus fornicaciones y descubrió sus desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de ella, como se había ya hastiado mi alma de su hermana. 19 Incluso multiplicó sus fornicaciones recordando los días de su juventud, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto. 20 Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el ardor carnal de los asnos y cuyo flujo es como el flujo de los caballos. 21 Así recordaste de nuevo la lujuria de tu juventud, cuando los egipcios acariciaron tus pechos, los pechos de tu juventud.

22 »Por tanto, Aholiba, así ha dicho Jehová, el Señor: “He aquí que yo suscitaré contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y los haré venir contra ti de todos lados.