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21 Esto dice el Señor Dios: Cuando envíe contra Jerusalén mis cuatro azotes funestos: la espada, el hambre, las bestias salvajes y la peste, con ánimo de acabar con personas y animales, 22 quedarán en la ciudad algunos supervivientes que tratarán de poner a salvo a sus hijos e hijas, saliendo al encuentro de ustedes. Entonces ustedes comprobarán su conducta y sus acciones, y así no les sorprenderá la desgracia que he acarreado sobre Jerusalén, todo lo que he hecho en contra de ella. 23 Encontrarán explicación al ver su conducta y sus acciones, y reconocerán que lo que he hecho contra ella no ha carecido de motivos —oráculo del Señor Dios mi Dios—.

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