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Los querubines estaban de pie a la derecha del templo(A) cuando el hombre entró, y la nube llenaba el atrio interior. Entonces la gloria del Señor subió del querubín hacia el umbral del templo(B), y el templo se llenó de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria del Señor(C). El ruido de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz del Dios Todopoderoso[a] cuando habla(D).

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Footnotes

  1. Ezequiel 10:5 Heb. El Shaddai.