Éxodo 1-2
Reina-Valera 1995
Aflicción de los israelitas en Egipto
1 Éstos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob, cada uno con su familia: 2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3 Isacar, Zabulón, Benjamín, 4 Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5 Todas las personas de la descendencia de Jacob fueron setenta. José ya estaba en Egipto.
6 Murieron José, todos sus hermanos y toda aquella generación. 7 Pero los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, llegaron a ser numerosos y fuertes en extremo, y se llenó de ellos la tierra.
8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José, y dijo a su pueblo: 9 «Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros. 10 Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique y acontezca que, en caso de guerra, él también se una a nuestros enemigos para pelear contra nosotros, y se vaya de esta tierra.»
11 Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos para que los oprimieran con sus cargas. Así edificaron para el faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés. 12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.
13 Los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, 14 y amargaron su vida con dura servidumbre en la fabricación de barro y ladrillo, en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor. 15 También habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra y la otra Fúa, y les dijo:
16 —Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, observad el sexo: si es hijo, matadlo; si es hija, dejadla vivir.
17 Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños. 18 Entonces el rey de Egipto hizo llamar a las parteras, y les dijo:
—¿Por qué habéis hecho esto? ¿Por que habéis preservado la vida a los niños?
19 Las parteras respondieron al faraón:
—Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; son robustas y dan a luz antes que llegue la partera.
20 Dios favoreció a las parteras; el pueblo se multiplicó y se fortaleció mucho. 21 Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.
22 Entonces el faraón dio a todo su pueblo esta orden: «Echad al río a todo hijo que nazca, y preservad la vida a toda hija.»
Nacimiento de Moisés
2 Un hombre de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví, 2 la que concibió y dio a luz un hijo. Al ver que era hermoso, lo tuvo escondido durante tres meses. 3 Pero no pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una canasta, la calafateó con asfalto y brea, colocó en ella al niño y la puso entre los juncos a la orilla del río. 4 Y una hermana suya se puso a lo lejos para ver lo que le acontecería.
5 La hija del faraón descendió a lavarse al río y, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, vio ella la canasta entre los juncos y envió una criada suya para que la tomara. 6 Cuando la abrió, vio al niño, que estaba llorando. Llena de compasión por él, exclamó:
—Éste es un niño de los hebreos.
7 Entonces la hermana del niño dijo a la hija del faraón:
—¿Quieres que te llame a una nodriza de las hebreas para que te críe a este niño?
8 —Ve —respondió la hija del faraón.
La joven fue y llamó a la madre del niño, 9 a la cual dijo la hija del faraón:
—Llévate a este niño y críamelo; yo te lo pagaré.
La mujer tomó al niño y lo crió. 10 Y cuando el niño creció, se lo entregó a la hija del faraón, la cual lo crió como hijo suyo y le puso por nombre Moisés, diciendo: «Porque de las aguas lo saqué.»
Moisés huye de Egipto
11 En aquellos días sucedió que, crecido ya Moisés, salió a visitar a sus hermanos. Los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de sus hermanos hebreos. 12 Entonces miró a todas partes, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente salió, vio a dos hebreos que reñían, y preguntó al que maltrataba al otro:
—¿Por qué golpeas a tu prójimo?
14 Él respondió:
—¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?
Entonces Moisés tuvo miedo, y pensó: «Ciertamente esto ha sido descubierto.»
15 Cuando el faraón oyó acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de la presencia del faraón y habitó en la tierra de Madián. Allí se sentó junto a un pozo.
16 El sacerdote de Madián tenía siete hijas, que fueron a sacar agua para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre. 17 Pero llegaron los pastores y las echaron de allí; entonces Moisés se levantó, las defendió y dio de beber a sus ovejas. 18 Cuando ellas volvieron junto a su padre Reuel, éste les preguntó:
—¿Por qué habéis venido hoy tan pronto?
19 —Un varón egipcio nos libró de manos de los pastores; también nos sacó el agua y dio de beber a las ovejas —respondieron ellas.
20 Preguntó entonces Reuel a sus hijas:
—¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado marchar a ese hombre? Llamadlo para que coma.
21 Moisés aceptó vivir en casa de aquel hombre; y éste dio a su hija Séfora por mujer a Moisés.
22 Ella le dio a luz un hijo, y él le puso por nombre Gersón, pues dijo: «Forastero soy en tierra ajena.»
23 Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto. Los hijos de Israel, que gemían a causa de la servidumbre, clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos desde lo profundo de su servidumbre. 24 Dios oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. 25 Y miró Dios a los hijos de Israel, y conoció su condición.
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