Éxodo 3:7-4:18
Reina-Valera 1995
7 Dijo luego Jehová:
—Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus angustias. 8 Por eso he descendido para librarlos de manos de los egipcios y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. 9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha llegado ante mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel.
11 Entonces Moisés respondió a Dios:
—¿Quién soy yo para que vaya al faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?
12 Dios le respondió:
—Yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
13 Dijo Moisés a Dios:
—Si voy a los hijos de Israel y les digo: “Jehová, el Dios de vuestros padres, me ha enviado a vosotros”, me preguntarán: “¿Cuál es su nombre?” Entonces ¿qué les responderé?
14 Respondió Dios a Moisés:
—“Yo soy el que soy.”
Y añadió:
—Así dirás a los hijos de Israel: “‘Yo soy’ me envió a vosotros.”
15 Además, Dios dijo a Moisés:
—Así dirás a los hijos de Israel: “Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.” Éste es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. 16 Ve, reúne a los ancianos de Israel y diles: “Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: En verdad os he visitado y he visto lo que se os hace en Egipto. 17 Y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.” 18 Ellos oirán tu voz; tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto y le dirás: “Jehová, el Dios de los hebreos, se nos ha manifestado; por tanto, nosotros iremos ahora tres días de camino por el desierto a ofrecer sacrificios a Jehová, nuestro Dios.” 19 Yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por la fuerza. 20 Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todas las maravillas que obraré en el país, y entonces os dejará ir. 21 Yo haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis no vayáis con las manos vacías, 22 sino que cada mujer pedirá a su vecina, y a la que se hospeda en su casa, alhajas de plata, alhajas de oro y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas. Así despojaréis a los egipcios.
4 Entonces Moisés respondió y dijo:
—Ellos no me creerán, ni oirán mi voz, pues dirán: “No se te ha aparecido Jehová.”
2 —¿Qué es eso que tienes en tu mano? —le preguntó Jehová.
—Una vara —le respondió Moisés.
3 —Échala al suelo —le dijo Jehová.
Él la echó al suelo y se convirtió en una culebra; y Moisés huía de ella. 4 Entonces Jehová dijo a Moisés:
—Extiende tu mano y tómala por la cola.
Él extendió su mano y la tomó, y volvió a ser vara en su mano.
5 —Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
6 Le dijo además Jehová:
—Mete ahora tu mano en el seno.
Él metió la mano en su seno y, cuando la sacó, vio que su mano estaba leprosa como la nieve.
7 Le dijo Jehová:
—Vuelve a meter la mano en tu seno.
Él volvió a meter la mano en su seno, y al sacarla de nuevo del seno, vio que estaba como el resto de su carne.
8 —Si acontece que no te creen ni obedecen a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la segunda. 9 Y si aún no creen a estas dos señales, ni oyen tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y las aguas que saques del río se convertirán en sangre sobre la tierra.
10 Entonces dijo Moisés a Jehová:
—¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni desde que tú hablas con tu siervo, porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.
11 Jehová le respondió:
—¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo, Jehová? 12 Ahora, pues, ve, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de hablar.
13 Y él dijo:
—¡Ay, Señor! envía, te ruego, a cualquier otra persona.
14 Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo:
—¿No conozco yo a tu hermano Aarón, el levita, y que él habla bien? Él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón. 15 Tú le hablarás y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer. 16 Él hablará por ti al pueblo; será como tu boca, y tú ocuparás para él el lugar de Dios. 17 Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.
Moisés vuelve a Egipto
18 Así se fue Moisés, regresó junto a su suegro Jetro y le dijo:
—Me iré ahora y volveré a Egipto, a donde están mis hermanos, para ver si aún viven.
—Ve en paz —dijo Jetro a Moisés.
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