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Los utensilios de oro y plata del templo de Dios en Jerusalén, que Nabucodonosor trajo a Babilonia, deberán ser devueltos. Cada utensilio se colocará de nuevo en el lugar que le corresponde en el templo».

Darío aprueba la reconstrucción

Entonces el rey Darío les envió esta respuesta a Tatenai, a Setar-boznai y a los demás jefes de la provincia:

«Retírense de Jerusalén y dejen que el gobernador y los jefes de los judíos continúen reconstruyendo el templo de Dios.

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