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Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Josué, hijo de Josadac, reanudaron en Jerusalén la construcción del Templo de Dios. Los acompañaban y ayudaban los profetas de Dios.

En ese tiempo vinieron Tatnay, gobernador del otro lado del Éufrates, y Setar-Boznay junto con sus colegas y preguntaron:

— ¿Quién les ha dado autorización para reedificar este Templo y levantar las murallas?

Inquirieron además:

— ¿Cómo se llaman los individuos que construyen este edificio?

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