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Comisión del profeta

Y él me dijo: Hijo de hombre, come lo que tienes delante[a]; come este rollo(A), y ve, habla a la casa de Israel. Abrí, pues, mi boca(B), y me dio a comer el[b] rollo. Entonces me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu estómago y llena tu cuerpo[c](C) de este rollo que te doy. Y lo comí(D), y fue en mi boca dulce como la miel(E).

Me dijo además: Hijo de hombre, ve[d] a la casa de Israel y háblales con mis palabras. Porque no eres enviado a un pueblo(F) de habla incomprensible y lengua difícil[e](G), sino a la casa de Israel; tampoco a pueblos numerosos de habla incomprensible y lengua difícil[f] cuyas palabras no puedes entender. Sino que te he enviado a ellos; ellos te escucharán[g]. Pero la casa de Israel no te querrá escuchar, ya que no quieren escucharme a mí(H). Ciertamente toda la casa de Israel es terca[h] y de duro corazón. He aquí, he hecho tu rostro tan duro como sus rostros, y tu frente tan dura como sus frentes. Como esmeril[i], más duro que el pedernal, he hecho tu frente. No les temas ni te atemorices ante ellos, porque son casa rebelde. 10 Además me dijo: Hijo de hombre, recibe en tu corazón todas mis palabras que yo te hablo(I), y escúchalas atentamente[j]. 11 Y ve[k] a los desterrados, a los hijos de tu pueblo; háblales y diles, escuchen o dejen de escuchar: «Así dice el Señor Dios[l]».

12 Entonces el Espíritu me levantó(J), y oí detrás de mí un gran ruido atronador(K): Bendita sea la gloria del Señor desde su lugar. 13  el ruido de las alas de los seres vivientes que se tocaban una a la otra, y el ruido de las ruedas junto a ellos(L), un gran ruido atronador. 14 Y el Espíritu me levantó y me tomó; yo iba con amargura en la indignación de mi espíritu, y la mano del Señor era fuerte sobre mí(M). 15 Entonces vine a los desterrados de Tel-abib que habitaban junto al río Quebar, y allí donde ellos vivían, estuve sentado siete días(N), atónito, en medio de ellos.

16 (O)Y sucedió que al cabo de los siete días vino a mí la palabra del Señor(P), diciendo: 17 Hijo de hombre, te he puesto por centinela(Q) de la casa de Israel; cuando oigas la palabra de mi boca, adviérteles de mi parte(R). 18 Cuando yo diga al impío: «Ciertamente morirás», si no le adviertes, si no hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, ese impío morirá por su iniquidad, pero yo demandaré su sangre de tu mano(S). 19 Pero si tú has advertido al impío, y este no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, morirá él por su iniquidad, pero tú habrás librado tu vida(T). 20 Y cuando un justo se desvíe de su justicia y cometa iniquidad, yo pondré un obstáculo delante de él, y morirá; porque tú no le advertiste, él morirá por su pecado, y las obras de justicia que había hecho no serán recordadas(U), pero yo demandaré su sangre de tu mano(V). 21 Sin embargo, si tú has advertido al justo para que el justo no peque, y él no peca, ciertamente vivirá porque aceptó la advertencia(W), y tú habrás librado tu vida.

22 Allí vino sobre mí la mano del Señor, y Él me dijo: Levántate y ve a la llanura, y allí te hablaré(X). 23 Entonces me levanté y salí a la llanura; y he aquí, la gloria del Señor estaba parada allí, como la gloria que vi(Y) junto al río Quebar(Z), y caí rostro en tierra. 24 Y el Espíritu entró en mí, me hizo ponerme en pie y habló conmigo(AA), y me dijo: Ve, enciérrate en tu casa. 25 Y tú, hijo de hombre, mira, te echarán[m] cuerdas y con ellas te atarán(AB), para que no salgas en medio de ellos. 26 Y haré que tu lengua se te pegue al paladar y enmudecerás(AC), y no serás para ellos el hombre que reprenda, porque son una casa rebelde. 27 Pero cuando yo te hable, te abriré la boca(AD), y les dirás: «Así dice el Señor Dios[n]». El que oye, que oiga; el que rehúse oír, que rehúse; porque son una casa rebelde(AE).

Símbolos del sitio de Jerusalén

Y tú, hijo de hombre, toma una tableta de barro(AF), ponla delante de ti y graba en ella una ciudad, Jerusalén. Y pon sitio contra ella: edifica un muro de asedio contra ella, echa un terraplén contra ella, pon campamentos delante de ella, y coloca contra ella arietes(AG) alrededor. Entonces toma una sartén de hierro y colócala como un muro de hierro entre ti y la ciudad, dirige tu rostro hacia ella y quedará bajo sitio: tú la sitiarás(AH). Esta es una señal para la casa de Israel(AI).

Y tú acuéstate sobre el lado izquierdo, y pon sobre él la iniquidad de la casa de Israel; por el número de días que estés acostado sobre él, llevarás su iniquidad(AJ). Porque yo te he asignado un número de días igual a los años de su iniquidad, trescientos noventa días; tú cargarás, pues, con la iniquidad(AK) de la casa de Israel. Cuando los hayas cumplido, te acostarás por segunda vez, pero sobre el lado derecho, y llevarás la iniquidad de la casa de Judá; te la he asignado por cuarenta días, un día por cada año(AL). Entonces dirigirás tu rostro y tu brazo desnudo hacia el sitio de Jerusalén, y profetizarás contra ella(AM). He aquí, te ataré con[o] cuerdas para que no puedas volverte de un lado a otro(AN), hasta que hayas cumplido los días de tu sitio.

Y tú toma trigo, cebada(AO), habas, lentejas, millo y centeno; ponlos en una vasija y hazte con ellos pan; conforme al número de días que estés acostado sobre tu lado, trescientos noventa días, lo comerás. 10 El alimento que comas será de veinte siclos[p](AP) de peso por día; lo comerás de tiempo en tiempo. 11 Y beberás el agua por medida: la sexta parte de un hin[q]; la beberás de tiempo en tiempo. 12 Comerás torta de cebada, habiéndola cocido sobre excrementos humanos a la vista de ellos(AQ). 13 Entonces el Señor dijo: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo(AR) entre las naciones donde yo los arrojaré. 14 Y yo dije: ¡Ah, Señor Dios[r](AS)! He aquí, nunca me he contaminado; porque desde mi juventud hasta ahora nunca he comido animal muerto(AT) o despedazado(AU), ni jamás ha entrado en mi boca carne inmunda(AV). 15 Entonces Él me dijo: Mira, te concedo que prepares tu pan sobre estiércol de vaca en lugar de sobre excremento humano. 16 Me dijo además: Hijo de hombre, he aquí, voy a romper la provisión[s] de pan en Jerusalén, y comerán el pan por peso(AW) y con angustia, y beberán el agua por medida y con terror(AX), 17 para que al escasear el pan y el agua, se aterren unos a otros y se consuman en su iniquidad(AY).

La destrucción de Jerusalén predicha

Y tú, hijo de hombre, toma una espada afilada; tómala y hazla pasar sobre tu cabeza y sobre tu barba(AZ) como navaja de barbero. Toma luego una balanza(BA) y divide el pelo cortado[t]. Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la ciudad cuando terminen los días del sitio(BB). Otra tercera parte tomarás y golpearás con la espada alrededor de la ciudad[u]; y la otra tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré la espada detrás de ellos(BC). Toma también de allí unos pocos en número y átalos en la orla de tu manto[v]. Y toma otra vez algunos de ellos, échalos en medio del fuego, y quémalos en el fuego. De ahí saldrá el fuego hacia toda la casa de Israel. Así dice el Señor Dios[w]: «Esta es Jerusalén(BD); yo la coloqué en el centro de las naciones(BE) y de los territorios a su alrededor. Pero ella se ha rebelado contra mis ordenanzas con más impiedad que las naciones, y contra mis estatutos más que los territorios alrededor de ella; porque ellos han desechado mis ordenanzas y no han andado en mis estatutos[x](BF)». Por tanto, así dice el Señor Dios: «Porque vuestra rebelión es mayor que la de las naciones que os rodean, y no habéis andado en mis estatutos ni observado mis ordenanzas(BG), ni tampoco observado las ordenanzas de las naciones que os rodean», por eso, así dice el Señor Dios: «He aquí, yo, yo mismo, estoy contra ti, y yo ejecutaré juicios(BH) en medio de ti a la vista de las naciones(BI). Y yo haré en ti lo que no he hecho y lo que no volveré a hacer jamás a causa de todas tus abominaciones(BJ). 10 Por eso, los padres se comerán a sus hijos(BK) en medio de ti, y los hijos se comerán a sus padres; ejecutaré juicios en ti y esparciré cuantos te queden a todos los vientos(BL). 11 Por tanto, ¡vivo yo! —declara el Señor Dios— que por haber profanado mi santuario con todos tus ídolos detestables y con todas tus abominaciones(BM), yo me retiraré, mi ojo no tendrá piedad, y tampoco perdonaré(BN). 12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia o será consumida por el hambre en medio de ti, otra tercera parte caerá a espada alrededor de ti(BO) y la otra tercera parte esparciré a todos los vientos, y yo desenvainaré la espada tras ellos(BP).

13 »Se desahogará mi ira, saciaré[y] en ellos mi furor y me vengaré[z](BQ); entonces sabrán que yo, el Señor, he hablado en mi celo cuando desahogue mi furor contra ellos(BR). 14 Te haré desolación y oprobio entre las naciones que te rodean, a los ojos de todos los que pasen(BS). 15 Y serás[aa] oprobio, escarnio, advertencia y objeto de horror para las naciones que te rodean, cuando haga juicios contra ti(BT) con ira, furor y terribles reprensiones. Yo, el Señor, he hablado(BU). 16 Cuando envíe contra ellos las saetas mortíferas[ab] del hambre para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces también aumentaré el hambre sobre vosotros y romperé la provisión[ac] de pan. 17 Enviaré también sobre vosotros hambre y fieras, y te dejarán sin hijos(BV); y la plaga y la sangre pasarán por ti(BW), y mandaré sobre ti la espada. Yo, el Señor, he hablado».

Footnotes

  1. Ezequiel 3:1 Lit., lo que hallas
  2. Ezequiel 3:2 Lit., este
  3. Ezequiel 3:3 Lit., tus entrañas
  4. Ezequiel 3:4 Lit., ve, ven
  5. Ezequiel 3:5 Lit., profundidad de labio y pesadez de lengua
  6. Ezequiel 3:6 Lit., de profundidad de labio y pesadez de lengua
  7. Ezequiel 3:6 O, Si te hubiera enviado a ellos, ellos te escucharían
  8. Ezequiel 3:7 Lit., de frente obstinada
  9. Ezequiel 3:9 Lit., corindón
  10. Ezequiel 3:10 Lit., con tus oídos
  11. Ezequiel 3:11 Lit., ve, ven
  12. Ezequiel 3:11 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  13. Ezequiel 3:25 Lit., pondrán sobre ti
  14. Ezequiel 3:27 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  15. Ezequiel 4:8 Lit., pondré sobre ti
  16. Ezequiel 4:10 Un siclo equivale aprox. a 11.4 gramos
  17. Ezequiel 4:11 Un hin equivale aprox. a 3.7 litros
  18. Ezequiel 4:14 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  19. Ezequiel 4:16 Lit., el cayado
  20. Ezequiel 5:1 Lit., y divídelos
  21. Ezequiel 5:2 Lit., ella
  22. Ezequiel 5:3 Lit., en tus bordes
  23. Ezequiel 5:5 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor; y así en el resto del cap.
  24. Ezequiel 5:6 Lit., en ellos, mis estatutos
  25. Ezequiel 5:13 Lit., haré descansar
  26. Ezequiel 5:13 Lit., me consolaré
  27. Ezequiel 5:15 Así en algunas versiones antiguas; en el T.M., será
  28. Ezequiel 5:16 Lit., malignas
  29. Ezequiel 5:16 Lit., el cayado

Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.(A)

Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel. No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón. He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde. 10 Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos. 11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar.

12 Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar. 13 Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo. 14 Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí. 15 Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.

El atalaya de Israel

(Ez. 33.1-9)

16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. 18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. 19 Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. 20 Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. 21 Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.

El profeta mudo

22 Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo. 23 Y me levanté y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. 24 Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y me habló, y me dijo: Entra, y enciérrate dentro de tu casa. 25 Y tú, oh hijo de hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos. 26 Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás a ellos varón que reprende; porque son casa rebelde. 27 Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: El que oye, oiga; y el que no quiera oír, no oiga; porque casa rebelde son.

Predicción del sitio de Jerusalén

Tú, hijo de hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de ti, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalén. Y pondrás contra ella sitio, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y pondrás delante de ella campamento, y colocarás contra ella arietes alrededor. Tómate también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad; afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás. Es señal a la casa de Israel.

Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel. El número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos. Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de Israel. Cumplidos estos, te acostarás sobre tu lado derecho por segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado. Al asedio de Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella. Y he aquí he puesto sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio.

Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él. 10 La comida que comerás será de peso de veinte siclos al día; de tiempo en tiempo la comerás. 11 Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás. 12 Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás a vista de ellos al fuego de excremento humano. 13 Y dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones a donde los arrojaré yo. 14 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! he aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda. 15 Y me respondió: He aquí te permito usar estiércol de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan. 16 Me dijo luego: Hijo de hombre, he aquí quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso y con angustia, y beberán el agua por medida y con espanto, 17 para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se consuman en su maldad.

Y tú, hijo de hombre, tómate un cuchillo agudo, toma una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma después una balanza de pesar y divide los cabellos. Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan los días del asedio; y tomarás una tercera parte y la cortarás con espada alrededor de la ciudad; y una tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos. Tomarás también de allí unos pocos en número, y los atarás en la falda de tu manto. Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y en el fuego los quemarás; de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel.

Así ha dicho Jehová el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella. Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.

Por tanto, así ha dicho Jehová: ¿Por haberos multiplicado más que las naciones que están alrededor de vosotros, no habéis andado en mis mandamientos, ni habéis guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de las naciones que están alrededor de vosotros habéis andado. Así, pues, ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti; sí, yo, y haré juicios en medio de ti ante los ojos de las naciones. Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones. 10 Por eso los padres comerán a los hijos(B) en medio de ti, y los hijos comerán a sus padres; y haré en ti juicios, y esparciré a todos los vientos todo lo que quedare de ti. 11 Por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré yo misericordia. 12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia y será consumida de hambre en medio de ti; y una tercera parte caerá a espada alrededor de ti; y una tercera parte esparciré a todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada.

13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo. 14 Y te convertiré en soledad y en oprobio entre las naciones que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte. 15 Y serás oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las naciones que están alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios con furor e indignación, y en reprensiones de ira. Yo Jehová he hablado. 16 Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el sustento del pan. 17 Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y bestias feroces que te destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por en medio de ti, y enviaré sobre ti espada.(C) Yo Jehová he hablado.

Y me dijo: «Hijo de hombre, cómete este rollo escrito y luego ve a hablarle al pueblo de Israel».

Yo abrí la boca y él me hizo comer el rollo. Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Me lo comí y era tan dulce como la miel.

Otra vez me dijo: «Hijo de hombre, ve al pueblo de Israel y proclámale mis palabras. No te envío a un pueblo de idioma confuso y difícil de entender, sino al pueblo de Israel. No te mando a muchos pueblos de lenguaje complicado y difícil que no puedas comprender, aunque si te hubiera mandado a ellos seguramente te escucharían. Pero el pueblo de Israel no va a escucharte porque no quiere escucharme. Todo el pueblo de Israel es terco y obstinado. No obstante, yo te haré tan terco y obstinado como ellos. ¡Te haré inquebrantable como el diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo ni te asustes, por más que sean un pueblo rebelde».

10 Luego me dijo: «Hijo de hombre, escucha bien todo lo que voy a decirte y atesóralo en tu corazón. 11 Ahora ve adonde están exiliados tus compatriotas. Tal vez te escuchen, tal vez no; pero tú adviérteles: “Así dice el Señor y Dios”».

12 Entonces me levantó el Espíritu[a] y detrás de mí oí decir con el estruendo de un terremoto: «¡Bendita sea la gloria del Señor, donde él habita!». 13 Oí el ruido de las alas de los seres vivientes al rozarse unas con otras y el de las ruedas que estaban junto a ellas; el ruido era estruendoso. 14 El Espíritu me levantó y se apoderó de mí. Y me fui amargado y enardecido en mi espíritu, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza. 15 Así llegué a Tel Aviv, a orillas del río Quebar, adonde estaban los israelitas exiliados y, totalmente abatido, me quedé con ellos durante siete días.

Advertencia a Israel

16 Al cabo de los siete días, la palabra del Señor vino a mí y me dijo: 17 «Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte. 18 Cuando yo diga al malvado: “¡Vas a morir!”, y tú al malvado no le hayas advertido sobre su mala conducta —para que siga viviendo—, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. 19 En cambio, si tú se lo adviertes y él no se arrepiente de su maldad ni de su mala conducta, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás salvado tu vida.

20 »Por otra parte, si una persona justa se desvía de su buena conducta y hace lo malo, y yo la hago tropezar y tú no se lo adviertes, morirá por su pecado. Las cosas justas que hizo no se tomarán en cuenta y yo te haré responsable de su muerte. 21 Pero si tú adviertes al justo para que no peque y en efecto él no peca, él seguirá viviendo porque hizo caso a tu advertencia y tú habrás salvado tu vida».

22 Luego el Señor puso su mano sobre mí y me dijo: «Levántate y dirígete al campo que allí voy a hablarte». 23 Yo me levanté y salí al campo. Allí vi la gloria del Señor, tal como la había visto a orillas del río Quebar, y caí rostro en tierra. 24 Entonces el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie y me dijo: «Ve y enciérrate en tu casa. 25 A ti, hijo de hombre, te atarán con sogas para que no puedas salir ni andar entre el pueblo. 26 Yo haré que se te pegue la lengua al paladar; así te quedarás mudo y no podrás reprenderlos, por más que sean un pueblo rebelde. 27 Pero cuando yo te hable, te soltaré la lengua y les advertirás: “Así dice el Señor y Dios”. El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera, que no oiga, porque son un pueblo rebelde.

Anuncio del sitio a Jerusalén

»Hijo de hombre, toma ahora un ladrillo, ponlo delante de ti y dibuja en él la ciudad de Jerusalén. Acampa a su alrededor y ponle sitio; levanta torres de asalto contra ella y construye una rampa que llegue hasta la ciudad; instala máquinas para derribar sus murallas. Toma una plancha de hierro y colócala como un muro entre la ciudad y tú, y dirige tu rostro contra ella. De esa manera quedará sitiada; tú la sitiarás. Eso servirá de señal a los israelitas.

»Acuéstate sobre tu lado izquierdo y echa sobre ti el pecado de los israelitas. Todo el tiempo que estés acostado sobre ese lado, cargarás con sus culpas. Yo te he puesto un plazo de trescientos noventa días, es decir, un lapso de tiempo equivalente a los años del pecado de Israel.

»Cuando cumplas ese plazo, volverás a acostarte, pero esta vez sobre tu lado derecho. Cuarenta días cargarás con la culpa del pueblo de Judá, o sea, un día por cada año. Luego dirigirás tu rostro al asedio de Jerusalén y con brazo desnudo profetizarás contra ella. Mira, yo te ataré con sogas para que no puedas darte vuelta de un lado a otro, hasta que se cumplan los días del asedio.

»Toma trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y centeno; viértelos en un recipiente y amásalos para hacer pan, pues ese será tu alimento durante los trescientos noventa días que estarás acostado sobre tu lado izquierdo. 10 Cada día comerás, a una hora fija, una ración de veinte siclos.[b] 11 También a una hora fija beberás la sexta parte de un hin[c] de agua. 12 Cocerás ese pan con excremento humano y a la vista de todos lo comerás como si fuera una torta de cebada».

13 Luego el Señor añadió: «De igual manera, los israelitas comerán alimentos impuros en medio de las naciones por donde los voy a dispersar».

14 Entonces exclamé: «¡No, mi Señor y Dios! ¡Yo jamás me he contaminado con nada! Desde mi niñez y hasta el día de hoy, jamás he comido carne de ningún animal que se haya encontrado muerto o que haya sido despedazado por las fieras. ¡Por mi boca no ha entrado ningún tipo de carne impura!».

15 «Está bien —me respondió—, te doy permiso para que hornees tu pan con excremento de vaca en vez de excremento humano».

16 Luego me dijo: «Hijo de hombre, voy a hacer que escasee el alimento en Jerusalén. La gente comerá el pan racionado con angustia; también el agua racionada, la beberán con terror. 17 Escasearán el pan y el agua y, cuando cada uno vea la condición del otro, se horrorizarán y se consumirán a causa de sus pecados.

»Tú, hijo de hombre, toma ahora una espada afilada, y úsala como navaja de afeitar para raparte la cabeza y afeitarte la barba. Toma luego una balanza y divide tu cabello cortado. Cuando se cumplan los días del sitio, quemarás en medio de la ciudad una tercera parte del cabello; otra tercera parte la cortarás con la espada alrededor de la ciudad; la parte restante la esparcirás al viento. Yo, por mi parte, desenvainaré la espada y los perseguiré. Toma algunos de los cabellos y átalos al borde de tu manto. Y de ellos, toma otros pocos y arrójalos en el fuego para que se quemen. Desde allí se extenderá el fuego sobre todo el pueblo de Israel.

»Así dice el Señor y Dios: Esta es la ciudad de Jerusalén. Yo la coloqué en medio de las naciones y de los territorios a su alrededor. Pero ella se rebeló contra mis leyes y estatutos, con una perversidad mayor a la de las naciones y territorios vecinos. En otras palabras, rechazó por completo mis leyes y estatutos.

»Por eso yo, el Señor y Dios, declaro: Ustedes han sido más rebeldes que las naciones a su alrededor. No han seguido mis estatutos ni obedecido mis leyes; ni siquiera se han sujetado a las costumbres de esas naciones.

»Por lo tanto yo, el Señor y Dios, declaro: Estoy contra ti, Jerusalén, y te voy a castigar a la vista de todas las naciones. Por causa de tus prácticas detestables, haré contigo lo que jamás he hecho ni volveré a hacer. 10 Entre ustedes habrá padres que se comerán a sus hijos y también hijos que se comerán a sus padres. Yo los castigaré y a quien sobreviva lo dispersaré por los cuatro vientos.

11 »Por tanto, tan cierto como que yo vivo, declara el Señor y Dios: como ustedes han profanado mi santuario con sus ídolos repugnantes y con prácticas detestables, yo mismo los destruiré sin piedad ni compasión. 12 Una tercera parte de tu pueblo morirá en tus calles por la plaga y por el hambre; otra tercera parte caerá a filo de espada en tus alrededores; a la tercera parte restante la dispersaré por los cuatro vientos. Yo desenvainaré la espada y perseguiré a la gente.

13 »Entonces se apaciguará mi ira, mi enojo contra ellos será saciado y me daré por satisfecho. Y, cuando en mi celo haya desahogado mi enojo contra ellos, sabrán que yo, el Señor, lo he dicho.

14 »Yo te convertiré en un montón de ruinas; te haré objeto de burla de todas las naciones que te rodean. Todos los que pasen junto a ti lo verán. 15 Cuando yo te castigue con indignación, enojo y durísimos reproches, serás objeto de burla y deshonra, y motivo de advertencia y escarmiento para las naciones que te rodean. Yo, el Señor, lo he dicho. 16 Yo te haré blanco del hambre, esa mortífera flecha que todo lo destruye. Dispararé a matar, pues traeré sobre ti hambre y escasez de alimentos. 17 Por si fuera poco, lanzaré contra ti animales salvajes que te dejarán sin hijos. Te verás abrumado por las plagas y por el derramamiento de sangre, pues haré que caigas a filo de espada. Yo, el Señor, lo he dicho».

Footnotes

  1. 3:12 Espíritu o viento; también en v. 24.
  2. 4:10 Es decir, aprox. 230 g.
  3. 4:11 Es decir, aprox. 0.6 l.