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Miré hacia otro lado, y esto fue lo que vi en este mundo: hay mucha gente maltratada, y quienes la maltratan son los que tienen el poder. La gente llora, pero nadie la consuela. Entonces dije: «¡Qué felices son los que han muerto, y que lástima dan los que aún viven!» Aunque, en realidad, son más felices los que no han nacido, pues todavía no han visto la maldad que hay en este mundo.

También vi que todos trabajan y buscan progresar sólo para tener más que los otros. Pero tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento. Es verdad que, «el tonto no quiere trabajar y por eso acaba muriéndose de hambre»; pero «más vale una hora de descanso que dos horas de trabajo», pues el mucho trabajo no sirve de nada.

La unión hace la fuerza

Miré hacia otro lado, y vi que en esta vida hay algo más que no tiene sentido. Me refiero al hombre solitario, que no tiene hijos ni hermanos: todo el tiempo se lo pasa trabajando, y nunca está satisfecho; siempre quiere tener más. Ese hombre jamás se pone a pensar si vale la pena tanto trabajar y nunca gozar de la vida. ¡No tiene sentido esforzarse tanto!

La verdad, «más valen dos que uno», porque sacan más provecho de lo que hacen. 10 Además, si uno de ellos se tropieza, el otro puede levantarlo. Pero ¡pobre del que cae y no tiene quien lo ayude a levantarse! 11 Y también, si dos se acuestan juntos, entran en calor; pero uno solo se muere de frío. 12 Una sola persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas.

Juventud y sabiduría

13 Si tengo que elegir, prefiero al joven pobre pero sabio, que al rey viejo pero tonto que no deja que nadie lo aconseje. 14-16 Porque ese rey viejo muere y viene otro más joven, y aunque el nuevo rey haya nacido en la pobreza, o haya estado en la cárcel, la gente lo apoya al principio. Sin embargo, con el tiempo habrá muchos que tampoco estarán contentos con él. Y esto no tiene sentido; ¡es como querer atrapar el viento!

Cumple lo que prometes

Si vas al templo, ten cuidado con lo que haces y presta atención a lo que allí se enseña. Es mejor obedecer a Dios que ofenderlo presentando ofrendas sin pensar en lo que se hace. Ante Dios, piensa bien lo que vas a decir, pues Dios es más poderoso que tú. Recuerda que «el que mucho se preocupa tiene muchas pesadillas», y que «el que mucho habla dice muchas tonterías».

Si le haces una promesa a Dios, no te tardes en cumplirla, porque a Dios no le gusta la gente tonta que no cumple. Recuerda que «vale más no prometer, que prometer y no cumplir».

No cometas el error de hablar sin pensar. Tampoco te disculpes luego con el sacerdote, y digas que lo hiciste sin querer. No hay necesidad de que Dios se enoje contigo y destruya lo que tanto trabajo te ha costado, ¡y todo por hablar sin pensar! Éste es un mundo de sueños y palabras y cosas sin sentido, pero tú debes mostrar respeto por Dios.

De nada sirven las riquezas

Que no te extrañe ver países donde a los pobres se les maltrata y no se les hace justicia. Esto sucede cuando a un funcionario importante lo protege otro más importante, y cuando otros aún más importantes protegen a estos dos. Sin embargo, te dirán: «Esto lo hacemos por el bien del país. Nosotros los gobernantes estamos para servir a los campesinos».

10 Hay gente que dice que el dinero no es importante, pero cuando ya lo tiene, todavía quiere más. Eso tampoco tiene sentido, 11 porque quien se llena de dinero también se llena de gente que quiere gastarlo. Lo único que sacan los ricos es el gusto de ver tanto dinero, 12 porque de tanto tener hasta el sueño se les quita. En cambio, la gente que trabaja puede comer mucho o comer poco, pero siempre duerme tranquila.

13 En esta vida he visto que guardar mucho dinero no es nada bueno, pues acaba por perjudicar a quien lo tiene. 14 Además, todo ese dinero puede perderse en un mal negocio; así, quien antes fue rico luego no tiene nada que dejarle a sus hijos; 15 al fin de cuentas, acaba por irse de este mundo tan desnudo como cuando nació, ¡y sin llevarse nada de lo que tanto trabajo le costó ganar! 16 A mí me parece terrible que al morir nos vayamos tan desnudos como vinimos. ¿De qué nos sirve entonces tanto trabajar, 17 y pasarnos la vida tristes, molestos, enfermos y enojados?

18 Desde mi punto de vista, es muy poco lo que vivimos. Así que comamos y bebamos, y disfrutemos de lo que tanto trabajo nos ha costado ganar, pues así Dios lo ha querido. 19 Si él nos da mucho, también nos permite disfrutar de lo que nos da; disfrutemos entonces de lo que tanto trabajo nos ha costado, porque es un regalo de Dios. 20 Ya que Dios nos hace estar felices, dejemos de preocuparnos tanto por la vida.

La vida no tiene sentido

En esta vida he visto un mal que a todos nos afecta: a veces Dios nos da mucho dinero y honores, y cumple todos nuestros deseos, pero al fin de cuentas son otros los que acaban disfrutando de todo eso. ¡A mí me parece algo terrible y sin sentido! Podemos vivir cien años, y llegar a tener cien hijos, pero si no disfrutamos de las cosas buenas de la vida, ni tampoco nos entierran como se debe, yo digo que un niño que nace muerto ha tenido mejor suerte que nosotros. 4-5 Porque ese niño nunca llegó a ver la luz ni supo nada; tampoco nadie supo nada de él, ni siquiera su nombre; sin embargo, tuvo más tranquilidad que quien pudiera vivir dos mil años y no disfrutar de la vida. Pero al fin de cuentas, ¡todos terminaremos en el mismo lugar!

Todo el tiempo trabajamos para calmar el hambre, pero nuestro estómago nunca queda satisfecho. Al fin de cuentas, el sabio no es mejor que el tonto. Lo que el pobre necesita es superar sus problemas. Por eso, «vale más pájaro en mano que cien volando». Aunque tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento. 10 Nosotros existimos porque Dios quiso que existiéramos, y hasta nos puso el nombre que tenemos; pero no podemos luchar contra él, porque es más fuerte que nosotros.

11 Pero nada ganamos con hablar. Mientras más hablamos, más tonterías decimos. 12 En realidad, no sabemos qué es lo mejor para nosotros. No tiene ningún sentido vivir tan poco tiempo y desaparecer como las sombras. Además, nadie puede decirnos qué pasará en este mundo después de nuestra muerte.

Nueva escala de valores

Más vale ser respetado
que andar bien perfumado.

Más vale el día en que morimos
que el día en que nacemos.

Más vale ir a un entierro
que a una fiesta,
pues nos hace bien recordar
que algún día moriremos.

Más vale llorar que reír;
el llanto nos hace madurar.

En un funeral
los sabios saben cómo portarse,
pero los tontos
sólo se ríen y hacen chistes.

Más vale una reprensión de sabios
que una alabanza de tontos.

Qué hueca es la risa del tonto,
pronto se apaga,
como la paja en el fuego.

El sabio actúa como un tonto
cuando abusa de su poder
y acepta dinero
a cambio de favores.

Más vale un buen final
que un buen principio.
El que tiene paciencia
llega a la meta;
el orgulloso habla mucho,
pero no logra nada.

Si ya enojarse es malo,
guardar rencor es peor.

10 Hay quienes se quejan de que «todo tiempo pasado fue mejor». Pero esas quejas no demuestran mucha sabiduría.

11 En esta vida ser sabio es bueno, pero ser sabio y rico es mejor. 12 La sabiduría protege, y el dinero también, pero la sabiduría nos permite llegar a viejos.

13 Fíjate en lo que Dios ha hecho, y verás que nadie puede enderezar lo que él ha torcido. 14 Por eso, cuando vengan los buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando lleguen los tiempos malos ponte a pensar que todo viene de Dios, y que nunca sabemos lo que nos espera.

15 En esta vida sin sentido que me ha tocado vivir, he visto lo siguiente: hay gente buena, que por su bondad acaba en la ruina, y hay gente malvada, que a pesar de su maldad vive muchos años. 16 Yo creo que no hay que exagerar. ¡Ni tan bueno ni tan sabio que acabes en la ruina! 17 ¡Ni tan malo ni tan tonto que mueras antes de tiempo! 18 No te vayas a los extremos. Respeta a Dios y todo te saldrá bien.

19 Una ciudad está mejor protegida con la sabiduría de un hombre sabio que con la fuerza de diez gobernantes. 20 Sin embargo, no hay en este mundo nadie tan bueno que siempre haga el bien y nunca peque.

21 No hagas caso de los chismes, y así no sabrás cuando tu empleado hable mal de ti; 22 aunque tú bien sabes que muchas veces también has hablado mal de otros.

El por qué de las cosas

23 Como yo quería ser sabio, traté de entender todo esto haciendo uso de mi inteligencia, pero era más de lo que yo podía entender. 24 Todo lo que existe es muy difícil de comprender, y entenderlo está fuera de mi alcance. En realidad, no hay nadie que pueda entenderlo.

25 Entonces decidí investigar todo lo que pudiera acerca de la sabiduría y llegar a una conclusión. Así pude darme cuenta de que ser malo es una tontería, y que ser tonto es una locura. 26 También pude darme cuenta de que una mala mujer causa más amargura que la muerte; cuando te abraza, lo que realmente quiere es atraparte. Si tú obedeces a Dios, te librarás de ella; pero si no lo obedeces, caerás en sus redes.

27 Después de estudiar con cuidado todas las cosas, yo, el Predicador, he llegado a esta conclusión: 28 ¡todavía no he encontrado lo que busco! He encontrado un hombre bueno entre mil, pero no he encontrado una sola mujer buena. 29 Lo que sí he llegado a entender es que Dios nos hizo perfectos, pero nosotros lo enredamos todo.