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Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea:

—¡Rey, para siempre vive! Cuenta el sueño a tus siervos, y te daremos la interpretación.

Respondió el rey y dijo a los caldeos:

—El asunto lo olvidé; pero si no me decís el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos y vuestras casas serán convertidas en estercoleros. Pero si me decís el sueño y su interpretación, de mí recibiréis dones, favores y gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación.

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