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¡La voz de mi amado! He aquí él viene

Saltando sobre los montes,

Brincando sobre los collados.

Mi amado es semejante al corzo,

O al cervatillo.

Helo aquí, está tras nuestra pared,

Mirando por las ventanas,

Atisbando por las celosías.

10 Mi amado habló, y me dijo:

Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

11 Porque he aquí ha pasado el invierno,

Se ha mudado, la lluvia se fue;

12 Se han mostrado las flores en la tierra,

El tiempo de la canción ha venido,

Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.

13 La higuera ha echado sus higos,

Y las vides en cierne dieron olor;

Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

14 Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,

Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;

Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.

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Segundo Canto

La amada

¡La voz de mi amado!
    ¡Mírenlo, aquí viene!,
saltando por las colinas,
    brincando por las montañas.
Mi amado es como un venado;
    se parece a un cervatillo.
¡Mírenlo, de pie tras nuestro muro,
    espiando por las ventanas,
    atisbando por las celosías!
10 Mi amado me habló y me dijo:
    «¡Levántate, amada mía;
    ven conmigo, mujer hermosa!
11 ¡Mira, el invierno se ha ido
    y con él han cesado y se han ido las lluvias!
12 Ya brotan flores en los campos;
    ¡el tiempo de la canción ha llegado!
Ya se escucha por toda nuestra tierra
    el arrullo de las tórtolas.
13 La higuera ofrece sus primeros frutos;
    las viñas florecen y esparcen su fragancia.
¡Levántate, amada mía;
    ven conmigo, mujer hermosa!».

El amado

14 Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas,
    en las hendiduras de las montañas,
muéstrame tu rostro,
    déjame oír tu voz;
pues tu voz es placentera
    y hermoso tu semblante.

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Apenas hube pasado de ellos un poco,

Hallé luego al que ama mi alma;

Lo así, y no lo dejé,

Hasta que lo metí en casa de mi madre,

Y en la cámara de la que me dio a luz.

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No bien los he dejado,
    cuando encuentro al amor de mi vida.
Lo abrazo y, sin soltarlo,
    lo llevo a la casa de mi madre,
    a la alcoba donde ella me concibió.

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