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21 Entonces un ángel poderoso levantó una piedra, que era como una gran piedra de molino, y lanzándola al mar dijo:

«Así serás tú echada abajo,
Babilonia, la gran ciudad,
y nunca más te volverán a ver.
22 Nunca más se oirá en tus calles
música de arpas, flautas y trompetas,
ni habrá en ti trabajadores de ningún oficio,
ni se oirá en ti el ruido de la piedra del molino.
23 Nunca más brillará en ti la luz de una lámpara,
ni se oirá en ti el bullicio de las fiestas de bodas.
Porque tus comerciantes eran los poderosos del mundo
y engañaste a todas las naciones con tus brujerías.»

24 Pues en esa ciudad se ha encontrado la sangre de los profetas y del pueblo santo, y de todos los que han sido asesinados en el mundo.

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21 Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia,(A) la gran ciudad, y nunca más será hallada.(B) 22 Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti;(C) y ningún artífice de oficio alguno se hallará más en ti, ni ruido de molino se oirá más en ti. 23 Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti;(D) porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones. 24 Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.(E)

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