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Por eso los ojos del Señor omnipotente
    están sobre este reino pecaminoso.
Borraré de la faz de la tierra a los descendientes de Jacob,
    aunque no del todo
            —afirma el Señor—.
Daré la orden de zarandear al pueblo de Israel
    entre todas las naciones,
como se zarandea la arena en una criba,
    sin que caiga a tierra ni una sola piedra.
10 Morirán a filo de espada
    todos los pecadores de mi pueblo,
todos los que dicen:
    “No nos alcanzará la calamidad;
    ¡jamás se nos acercará!”

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